Desde mascarillas de tela caseras hasta protectores faciales fabricados con impresoras 3D y respiradores mecánicos de bajo costo, todos los días surgen ideas nuevas para producir dispositivos que ayuden a combatir la pandemia del coronavirus. En el episodio de hoy revisamos algunas de esas iniciativas en la región y cómo pueden ser útiles —o no— en estos tiempos de escasez de insumos médicos.
Desde mascarillas de tela caseras hasta protectores faciales fabricados con impresoras 3D y respiradores mecánicos de bajo costo, todos los días surgen ideas nuevas para producir dispositivos que ayuden a combatir la pandemia del coronavirus. En el episodio de hoy revisamos algunas de esas iniciativas en la región y cómo pueden ser útiles —o no— en estos tiempos de escasez de insumos médicos.
Créditos:
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Producción
David Trujillo, Álvaro Céspedes -
Reportería
David Trujillo, Mariana Zúñiga -
Edición
Daniel Alarcón, Eliezer Budasoff, Silvia Viñas, Andrea López-Cruzado -
Verificación de datos
Andrea López-Cruzado -
Diseño de sonido
Elías González -
Fotografía
Andrea Hernández Briceño
Etiquetas:
Transcripciones:
Transcripción:
Eliezer Budasoff: Bienvenidos a El hilo, un podcast de Radio Ambulante Estudios. Soy Eliezer Budasoff.
Silvia Viñas: Y yo soy Silvia Viñas.
Con la pandemia de COVID-19, por primera vez en muchos años, casi todos los países del mundo están enfocados en resolver los mismos retos: aplanar la curva de contagio, mantener la cuarentena sin afectar mucho la economía, hacer más y más pruebas…
Eliezer: Pero sin duda uno de los retos más evidentes de los sistemas de salud, sobre todo los de Latinoamérica, es la escasez de insumos médicos…
Audio de archivo, noticiero: Funcionarios expertos en salud aseguraron que no hay suficientes equipos médicos como batas, máscaras y guantes para enfrentar la crisis médica.
Audio de archivo, noticiero: El personal médico está denunciando y está haciendo pública su preocupación porque dicen que no cuentan ni con la infraestructura, ni con los insumos.
Silvia: Se ha reportado escasez de camas, alcohol, respiradores, mascarillas o tapabocas… Pero al mismo tiempo han empezado a aparecer diferentes iniciativas para suplir esa necesidad de insumos. Algunas son de empresas o de organizaciones, otras son de personas que quieren ayudar en la crisis.
Audio de archivo, noticiero: En esta mesa deberían estar tapizando un sofá, en su lugar están cosiendo mascarillas. “No, no lo habíamos hecho, nos hemos tenido que reinventar, adaptarnos y lo que haga falta.”
Audio de archivo, noticiero: Ex guerrilleros de Las Farc que están en proceso de reincorporación a la vida civil confeccionan mascarillas para donar a poblaciones rurales del centro de Colombia.
Silvia: Incluso hay quienes están haciendo insumos con impresoras 3D…
Audio de archivo, noticiero: Son varios jóvenes, te diría casi 100 que trabajan interconectados en distintos rincones de nuestro país…
Audio de archivo, noticiero: Cientos de expertos insuflando aire a un proyecto pionero: la creación de respiradores artificiales mediante impresión 3D.
Eliezer: Y sí, son buenas noticias optimistas en medio de esta crisis.
Silvia: Pero a veces queda la sensación de que son solo eso: noticias, anuncios… nada muy concreto en realidad. De hecho, nos preguntamos si estos dispositivos funcionan, si son seguros, si realmente pueden ayudar a combatir la pandemia.
Eliezer: Hoy, algunas de estas iniciativas y cómo pueden ser útiles —o no— en tiempos de escasez.
Es viernes, 17 de abril de 2020.
Mariana Zúñiga: El viernes, 13 de marzo estaba reportando para otra historia, y estaba cerca de un colegio, y yo veía cómo al lado de ese colegio había padres como buscando desesperadamente a sus hijos y yo no entendía qué era ese caos.
Silvia: Ella es Mariana Zúñiga.
Mariana: Yo soy periodista independiente y vivo en Caracas, Venezuela.
Silvia: Ese día del que habla Mariana, el 13 de marzo, se confirmaron los dos primeros casos de COVID-19 en Venezuela. En ese momento, el gobierno de Nicolás Maduro pidió a las personas mayores de 65 años no salir de sus casas y prohibió las clases en las escuelas.
Y ese mismo día habló por televisión, y por un momento, se puso un tapabocas azul.
Nicolás Maduro: Aquí está. Bueno, este es un tapabocas de esos que uno compra por la calle, sencillo. Tapabocas, tapabocas…
Mariana: Pidió que fuese obligatorio el uso de tapabocas en el metro y en el, en el sistema de transporte de la ciudad.
Nicolás Maduro: La orden para todos en los próximos días y semanas. Más vale prevenir que lamentar. Se los pido a todos, se los pido a todos.
Silvia: Han pasado más de 100 días desde que el gobierno chino anunció que había detectado una “neumonía de causa desconocida” –lo que ahora conocemos como el nuevo coronavirus–, y todavía hoy se está investigando sobre el virus. Aún faltan datos, faltan análisis, faltan estudios, pero quizás una de las discusiones más complejas es si todas las personas deben o no usar tapabocas en público.
En un principio, la OMS dijo que los tapabocas solo debían ser usados por las personas contagiadas o quienes cuidaban de ellas. Pero aunque todavía no está muy claro si sirven para evitar que el virus entre al cuerpo, hay estudios que indican que los tapabocas sí previenen que los contagiados asintomáticos lo esparzan. En otras palabras, no se usarían para evitar contagiarse, sino para evitar contagiar a otras personas.
Cuando Maduro tomó la decisión en Venezuela, el uso obligatorio de tapabocas en público no era algo que se veía en todo el mundo.
Silvia: ¿Sabes por qué tomó esa decisión?
Mariana: Bueno, la verdad es que yo creo que tiene un poco que ver con los aliados que tiene Maduro hoy en día en el mundo, y uno de sus aliados principales es China, y nosotros sí vemos que, que los chinos hicieron uso del tapabocas todo el tiempo.
Silvia: No solo ellos. En varios países asiáticos ya se usaban tapabocas en público desde que aparecieron brotes de enfermedades a principios de los 2000, y los han estado usando en esta pandemia. A comienzos de abril, los CDC, Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, recomendaron el uso de mascarillas, y cada vez más países están adoptando la medida.
Y, bueno, desde el momento en que el gobierno venezolano tomó la decisión…
Mariana: Poco a poco tú ves como, como el uso de tapabocas se hizo obligatorio no solo en el sistema de transporte, sino para entrar en los supermercados es obligatorio y alguna gente hasta te pide que uses guantes. Para andar en la calle, si andas sin el tapabocas la policía te para y te dice por favor, ciudadano, póngaselo. A mí me ha pasado, me ha pasado de salir a sacar el perro y se me olvidó ponérmelo y me dicen que qué hago sin el tapabocas. E incluso he escuchado en otros lugares de Venezuela de una amenaza de multa si no, si no lo llevas puesto.
Silvia: ¿Pero qué tan fácil es encontrar un tapabocas, o sea, cuánto cuesta por ejemplo?
Mariana: Bueno, un tapabocas puede costar entre 60 mil y 90 mil bolívares.
Silvia: Es decir, al cambio del día serían entre 60 y 90 centavos de dólar. Pero en Venezuela el salario mínimo es de unos 250 mil bolívares mensuales, que son unos 2 dólares y medio, y eso significa que para muchas personas en el país es difícil incluir los tapabocas en sus compras, porque además los que se suelen vender son desechables.
Y claro, el otro tema es el de la escasez.
En ese mismo mensaje Maduro reconoció que el número de tapabocas que se podrían distribuir a nivel nacional era insuficiente. Por eso recomendó fabricarlos en casa.
Nicolás Maduro: Cada quien, el movimiento popular, las organizaciones de base, los colectivos, los consejos comunales con creatividad, las familias, deben fabricar sus tapabocas. Sobre eso hay videos corriendo en las redes.
Silvia: Han aparecido tutoriales de todo tipo, seguro los han visto ya: tapabocas con papel de cocina.
Audio de archivo, video de YouTube: Hola a todos y bienvenidos a Cocina con Carmen. Hoy vamos a ver cómo se hacen unas mascarillas caseras utilizando un rollo de cocina.
Silvia: Con retazos de tela…
Audio de archivo, video de YouTube: El día de hoy nos vamos a poner manos a la obra para crear nuestros propios tapabocas de tela reutilizables.
Nicolás Maduro: A través de pañuelos, de distintas modalidades porque efectivamente, no en Venezuela, en el mundo entero ante una crisis como esta la gente sale y los tapabocas desaparecen del mercado.
Silvia: Pero eso tampoco garantiza que la gente haga sus tapabocas: no todos tienen acceso a Internet para ver los tutoriales, tampoco tienen los materiales necesarios, o sencillamente no logran hacer tapabocas que realmente les cubran la boca y la nariz.
El acceso a tapabocas es un problema que ni el mercado ni los gobiernos han podido resolver.
Silvia: ¿Han aparecido iniciativas ciudadanas allí para tratar de suplir esta necesidad de tapabocas?
Mariana: Sí, varias. De hecho, nosotros conversamos con dos chicos que lo están haciendo en un, en su taller que solía ser un taller de moda, pero en este momento se están dedicando a hacer tapabocas.
Stalina Svieykowsky Moreira: Mi nombre es Stalina Svieykowsky Moreira, tengo 39 años de edad y me dedico a todo lo que tenga que ver con el área textil.
Nelson: Mi nombre es Nelson Jiménez, tengo 44 años de edad y también estoy en el mundo de la confección.
Mariana: Stalina y Nelson viven afuera de la ciudad de Caracas, digamos así como los suburbios. Se llama Stalinowskym Fashion Art y tiene unos 20 años más o menos el taller. Y, bueno, ellos hacían de todo: disfraces para niños, uniformes para trabajadores, uniformes escolares… realmente cualquier petición que, que les hicieran.
Silvia: ¿Y por qué decidieron empezar a hacer tapabocas?
Mariana: Bueno, ellos dijeron que empezaron a darse cuenta de la gravedad del asunto cuando empezaron a ver que el coronavirus llegaba a Europa y los estragos que estaba causando allá.
Nelson: Por intuición, a través de las noticias nos dimos cuenta que en aquellos países a los que llegó el Covid 19 empezaron a carecer de estos insumos. Una vez que empezó a llegar acá en el continente tomamos la idea de fabricar estos tapabocas.
Stalina: Entonces decidimos trasladar el taller abajo de mi casa y empezamos con la producción de los tapabocas, y empezamos con regalar a amigos.
Silvia: El material que usan es tela POP, que es la misma con la que se hacen algunas batas, gorros y otros accesorios médicos. O sea, son tapabocas desechables, como la mayoría de insumos médicos. Y es justamente eso lo que garantiza que la gente no se infecte accidentalmente al quitárselos y ponérselos varias veces.
Stalina: Simplificamos el modelo del tapabocas, que sea una manera que se podían hacer más fácil y más rápido, porque había una tienda que nos pedían de repente hoy cien, mañana doscientos, o sea, fue una semana que nos empezaron a pedir.
Silvia: Y ese nuevo diseño…
Nelson: Es un cuadrado de 17 y medio por 17 y medio, se dobla por la mitad, se le hace un corte en la parte superior.
Mariana: O sea, ¿algo así como un origami?
Stalina y Nelson: ¡Exactamente!
Nelson: Y luego le ponemos las ligas. Es algo…, es algo así.
Silvia: Al día pueden hacer unos 200 tapabocas. Desde que empezaron, calculan que han hecho unos 2,000, y con lo que tienen podrían hacer unos 2,000 más. Es que, claro, también hay escasez de materiales.
Mariana: Ellos dicen que sobre todo de ligas para, para aguantar el tapabocas. Dicen que cuando se les acaben no van a poder conseguir más porque, bueno, las fábricas han cerrado, todo el mundo está cumpliendo la cuarentena. Pero que cuando eso pase ellos, nada, verán cómo se adaptan, cómo crean un nuevo modelo.
Silvia: Porque la demanda no va a bajar y estos tapabocas, como dijimos antes, no son reutilizables. Con respecto al precio, Stalina y Nelson venden cada tapabocas a la mitad de lo que suelen encontrarse en el mercado. Los distribuyen a conocidos que se los encargan, o a tiendas y farmacias cercanas.
También han hecho dos donaciones a hospitales, uno en Caracas y otro fuera de la capital.
Nelson: Ojalá tuviésemos la oportunidad y el músculo y la fuerza de poder donar un millón de tapabocas. De verdad que, que sería para mí…
Stalina: Ojalá tuviéramos suficiente material para ayudar prácticamente a todo el país, a los que más necesitan: a los que son hospitales, a los que son niños, personas ancianas que de repente están en la calle y no los tienen.
Silvia: Es que, claro, Venezuela ha estado en crisis desde hace años, y Stalina y Nelson conocen bien las carencias en el sistema de salud de su país…
Mariana: Nelson, que estuvo hospitalizado grave en noviembre del año pasado, vio con sus propios ojos la escasez que existe de ciertos materiales médicos en el país.
Nelson: Estuve hospitalizado alrededor de 15 días, por una dificultad respiratoria, y te tiembla el pulso, te tiembla la sangre cuando tú ves la realidad y todo lo que hace falta en un hospital acá en nuestro país. El agua, no había agua en el hospital. Habían moscas, habían ratas. Parece mentira pero es así tal cual. Sí, había ya también escasez de tapabocas, de insumos, de medicamentos, de alimentos. Prácticamente el sistema sanitario es inexistente.
Mariana: El sistema de salud venezolano tiene muchísimo tiempo en crisis. Por ejemplo, en Venezuela solo hay 84 respiradores, 70% de los hospitales reportan una intermitencia en el agua, quiere decir que solo una o dos veces por semana tienen agua, 63% de ellos reportan fallas en la electricidad. Es un sistema herido.
Silvia: Y a eso hay que sumarle una escasez incluso de personal médico.
Mariana: Para mí Venezuela es como ese paciente de alto riesgo. Es un paciente con diabetes, hipertensión, es un adulto mayor. Entonces obviamente cuando se conoce el primer caso en Venezuela sabes que es algo crítico y te asustas porque dices ok, este paciente ya tiene mucho tiempo mal, tiene mucho tiempo sufriendo, esto podría ser la estocada final.
Silvia: La incertidumbre es tal vez el sentimiento más generalizado en el mundo en este momento. Pero quizás en Venezuela ese sentimiento es aún más fuerte. A pesar de la fragilidad del sistema sanitario venezolano, hasta ahora las cifras oficiales de muertes e infectados por COVID-19 son muy bajas comparadas al resto de la región. Si bien no hay reportes de hospitales colapsados por el nuevo coronavirus, hay que tener en cuenta que la información en Venezuela es muy hermética y es difícil saber con certeza la magnitud real de la crisis.
Silvia: ¿Y qué planes tienen Stalina y Nelson con su taller?
Mariana: Claramente cuando la pandemia termine esperan volver a su producción normal, pero aseguran que el tapabocas es algo que, que llegó para quedarse por un buen tiempo. Yo supongo que, que quizás porque las regulaciones lo harán así, porque o porque cambiaremos culturalmente, quizás cambiaremos y la gente no se arriesgará a salir sin él. No sé, amanecerá y verá.
Silvia: Bueno, Mariana, muchas gracias por tu tiempo.
Mariana: Gracias, Silvia, ha sido un placer.
Silvia: Mariana Zúñiga es periodista independiente y vive en Caracas, Venezuela.
El gobierno venezolano aún no ha apoyado explícitamente iniciativas como la de Stalina y Nelson, y la autoridades sanitarias tampoco han dicho nada sobre su comercialización.
Ya volvemos.
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Daniel Alarcón: Hola, soy Daniel Alarcón, director editorial de El hilo. Tengo otro trabajo también, como productor ejecutivo de un podcast en español que les puede gustar. Se llama Radio Ambulante.
En Radio Ambulante no cubrimos las noticias como El Hilo: sino que cada semana, publicamos historias en audio que retratan la diversidad y riqueza de América Latina y Estados Unidos. Hay de todo: episodios de familia, de fútbol, de amor, de política y mucho más… Son historias que te enganchan y te ayudan a conectarte con nuestra región.
Búscalo en las aplicaciones para podcasts o en radioambulante.org. Te va a gustar.
Laura Rojas Aponte: Ahora, si eres estudiante de español, o conoces a alguien que lo esté aprendiendo, queremos recomendarte Lupa. Lupa es una aplicación que usa las historias de Radio Ambulante para aprender el español real, el que se escucha en las calles de Latinoamérica.
La app cuenta con herramientas tecnológicas que ofrecen justo la ayuda necesaria para comprender los episodios y pasar de un nivel intermedio a un nivel casi nativo.
Visita lupa.app para probar la aplicación gratis y conocer más información. Lupa.app.
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Eliezer: Estamos de vuelta en El Hilo, soy Eliezer Budasoff.
En la primera parte, Silvia habló con Mariana Zúñiga sobre un proyecto ciudadano en Venezuela que trata de ayudar a suplir la escasez de insumos médicos.
Pero además de confeccionar tapabocas de tela, hemos visto que en casi todo el mundo han aparecido iniciativas para producir dispositivos más complejos.
Hay de todo: desde tapabocas con filtros intercambiables en Bolivia…
Audio de archivo, noticiero: Estamos proponiendo una alternativa para que las personas puedan adquirir estos barbijos reutilizables y los filtros son intercambiables, ¿no?
Eliezer: Piezas para respiradores mecánicos en Chile…
Audio de archivo, noticiero: Estos expertos en manufactura avanzada de Leitat están diseñando las piezas y partes precisas para fabricar sus propios ventiladores automáticos de bajo costo.
Eliezer: Hasta una app desarrollada por el gobierno de México para ayudar en el diagnóstico…
Audio de archivo, noticiero: Hay una opción de autodiagnóstico, que es la primera que aparece. Solicita tus datos personales, incluyendo nombre, edad y sexo, incluso el no binario.
David Trujillo: Sí, son muchas noticias y muchos como posts en redes sociales que dan la sensación de que se está haciendo todo lo posible por luchar contra la pandemia, ¿no?
Eliezer: Él es David Trujillo…
David: Soy productor de Radio Ambulante, vivo en Bogotá, y eso, soy periodista.
Eliezer: David estuvo investigando sobre las iniciativas que han aparecido: a veces son hechas por organizaciones académicas o por empresas privadas, pero también pueden ser de personas voluntarias que quieren aportar a la lucha contra el virus. La formación profesional de estas personas varía.
David: En general algunas son hechas por personas formadas como en, en estas disciplinas como ingeniería biomédica o informática biomédica o médicos o biólogos. Pero hay otras personas que no tienen esa formación como tan académica, sino que tienen toda la intención de poner al servicio de la gente sus conocimientos y sus equipos y sus materiales.
Eliezer: Y eso tiene que ver con un movimiento llamado biohacking o Do it yourself biology, que consiste en idear y desarrollar modificaciones biológicas a través de la tecnología. Esto va a sonar raro, pero algunos biohackers modifican sus propios cuerpos para extender sus capacidades, como ponerse, por ejemplo, chips debajo de su piel para indicar los niveles de azúcar en la sangre. Cosas de ese tipo. De todos modos, lo importante para este episodio es que otros se dedican a plantear soluciones a problemas locales o globales. La idea finalmente es sacar la biotecnología de los laboratorios, de los espacios académicos, y hacerla desde la propia casa.
Pierre Padilla-Huamantinco: Mi nombre es Pierre Padilla-Huamantinco. Soy de Perú. Yo actualmente soy docente e investigador del Departamento de Ingeniería de la Universidad Peruana Cayetano Heredia.
David: Yo hablé con Pierre justamente para entender un poco mejor todo esto que estaba pasando de estas nuevas iniciativas. Es ingeniero electrónico y tiene una especialización en informática biomédica. Él creó una iniciativa desde 2016 que se llama Biomakers Lab.
Pierre: Biomakers Lab es básicamente una iniciativa sin fines de lucro que lo que busca es justamente promover el uso del conocimiento de la biología, la biología sintética, la biotecnología.
David: Y además para conectar a esos biomakers del continente o a sus biohackers del continente. Y por eso él tiene como tan claro el tema de la biotecnología en el continente, sabe de los proyectos que se realizan, conoce estas iniciativas que están apareciendo, entonces pues fue la persona como indicada para que me aclarara un poco este tema. O poco no, bastante.
Eliezer: Pierre ha concentrado gran parte de su trabajo e investigación en el tema de las enfermedades infecciosas. Por eso, desde principios de este año, empezó a estudiar la información que había sobre lo que estaba pasando en China con el nuevo coronavirus. Y sí, se preocupó por la velocidad con la que crecían los contagios.
David: Pero lo que más le llamó la atención de todo era cuando leyó un artículo en un medio chino en el que un médico decía que estaba adaptando algunos dispositivos que tienen otras funciones.
Pierre: Como un ventilador más un purificador de aire que normalmente se utiliza en los autos allá en China para poder así atender a los pacientes, ¿no? Al menos mi percepción fue, OK, si alguien está desarrollando y modificando este tipo de elementos para poder protegerse en un país que básicamente tiene la capacidad de fabricar estos diferentes equipos o dispositivos, que esté ocurriendo esto es porque es algo que ni ellos mismos pueden controlar.
Eliezer: Luego, el virus llegó a Europa y ahí la crisis en los sistemas de salud se hizo más evidente por la falta de insumos médicos, de dispositivos para tratar a los pacientes más graves. Y así como Pierre, hubo otros biohackers en Latinoamérica que empezaron a preocuparse por lo mismo y a lanzar sus proyectos de dispositivos para ayudar a combatir la pandemia.
Eliezer: O sea, queda claro que estas iniciativas tienen… como muy buenas intenciones, ¿no? ¿Pero no podrían tener problemas?
David: Pierre me explicó, por ejemplo, que uno de los problemas más importantes es que estas personas no tienen acceso a bases de datos, o a información científica, o a estudios, o a incluso planes de acción de las autoridades que les puedan indicar cuáles son los verdaderos requerimientos de los hospitales o de los usuarios, ¿no?, de la gente infectada o incluso sana.
Eliezer: Y otro obstáculo importante en la carrera por encontrar soluciones a la crisis tiene que ver con el desconocimiento que hay sobre lineamientos y estándares que si no se siguen de forma adecuada…
Pierre: Lo que va a suceder es que vamos a tener un gasto de un esfuerzo que finalmente no va a llegar a ningún lado. Y esto quiere decir que finalmente muchas de estas iniciativas no necesariamente van a terminar de ayudar a la población que se espera.
Eliezer: O ni siquiera van a ver la luz, porque primero es necesario que las autoridades relacionadas con este tema certifiquen los estándares, y a partir de eso pueden autorizar la reproducción y comercialización de los dispositivos. De hecho, en la mayoría de los casos, las noticias y publicaciones en redes sociales suelen ser prototipos que aún no han sido probados en seres vivos, ni se ha validado su bioseguridad. Y eso es peligroso, porque sin esos controles puede generarse una falsa sensación de protección o hasta poner en riesgo la salud de la gente.
Hay que tener en cuenta que el proceso entre plantear la idea del dispositivo, certificar su calidad y comercializarlo es lento. En este proceso influyen factores como la manufactura, los presupuestos, los ensayos…
Pierre: Entonces en realidad los dispositivos médicos en general estamos hablando que toman años hasta que salgan en el mercado.
Eliezer: ¿Pero y en esta situación se puede encontrar alguna solución a ese problema de tiempo?
David: Ese es el reto en general con esta pandemia. Tal vez la solución más factible a esa aceleración de los procesos es que haya una colaboración entre entidades del gobierno, entre organizaciones civiles, entre académicos o incluso entre empresas privadas para poder agilizar la ejecución de esos dispositivos. Obviamente sin descuidar la rigurosidad con que se deben revisar estos dispositivos.
Eliezer: Pero además, se necesita que alguien lidere y coordine este proceso de colaboración. En principio, ese papel recae en los gobiernos y las diferentes instituciones de salud.
David: Y otra cosa importante es compartir la información, que esa información sea de libre acceso para que otros países puedan aprender de experiencias que han hecho otros y así no empezar desde cero.
El caso de Costa Rica es muy interesante porque por un lado le pidió expresamente a la OMS que liberara o que le diera acceso a la propiedad intelectual, todos los recursos que ayuden a combatir el COVID-19, desde medicinas hasta respiradores. Pero además creó una plataforma que se llama Colab.CR.
Luis Adrián Salazar Solís: Hemos lanzado la plataforma ColabCR. Actualmente ya tenemos incorporado ahí más de 140 empresas nacionales, internacionales, además de eso investigadores privados, academia y sector público.
David: Que justamente hace lo que propone Pierre y es poner en comunicación a la sociedad civil, a la academia, a los hospitales, a las empresas para que puedan proponer nuevas iniciativas y agilizarlas y que estos proyectos sean mucho más rápidos.
Eliezer: Entonces hablamos con él.
Cristhian Núñez: Mi nombre es Cristhian Núñez. Yo soy asesor sénior de innovación para Cooperservidores en Costa Rica.
Eliezer: Cooperservidores es un grupo financiero en Costa Rica y entre sus empresas está Nova Hub, que es donde trabaja Cristhian. Esta empresa se dedica a la innovación, pero además pone esa tecnología al servicio de las comunidades.
Nova Hub ha trabajado con una fundación, también de Costa Rica, para hacer prótesis de extremidades. Cuando empezó la pandemia y con ella la crisis en insumos médicos que ya hemos mencionado…
Cristhian: Decidimos iniciar con unos equipos de protección, puntualmente protectores faciales para personal médico y sanitario de nuestras instituciones públicas.
Eliezer: Son unas caretas transparentes reutilizables que cubren toda la cara porque el virus puede entrar por los ojos, la nariz o la boca.
Cristhian: Y parte importante es que se produce con tecnología de impresión 3D y corte láser, y ambas tecnologías, por dicha, las tenemos en el laboratorio de fabricación digital del centro de innovación.
Eliezer: Se basaron en un modelo que fue liberado por una empresa de impresoras 3D, y que ya había sido avalado por las autoridades de República Checa y replicado en otros países.
Los protectores faciales de Nova Hub pasaron y fueron aprobados por Colab, la plataforma colaborativa que diseñó el gobierno de Costa Rica. La idea es que cualquier centro de investigación, empresa o universidad que tenga los recursos para hacerlo, los puedan donar.
Cristhian: Y actualmente, a nivel nacional, se contabilizan de que se han donado más de 500 unidades, que se han distribuido en diferentes centros de atención médica. Y propiamente desde el Nova Hub tenemos un compromiso con dos hospitales, que nos hicieron la solicitud de donación, de donarles 300 unidades de protectores faciales para sus médicos y personal sanitario.
Eliezer: Pero no son las únicas iniciativas que han pasado por el mismo proceso de Colab.
Cristhian: Dos universidades desarrollaron un prototipo de respirador el cual ya fue avalado. Entonces ya a partir de esta semana ellos van a publicar las piezas que se pueden producir en 3D o en corte láser para poder apoyar a la producción que van hacer estas universidades para los hospitales nacionales.
Eliezer: Además de eso, Nova Hub está desarrollando prototipos de otro dispositivo: un protector de acrílico que se pone sobre la cabeza de los pacientes cuando van a ser anestesiados para intubarlos. La idea es que si la persona estornuda o tose, los fluidos no salpiquen en la cara de los médicos durante el procedimiento.
Ya han hecho tres prototipos de estas cajas, conocidas como aerosol boxes, y el último va a ser propuesto en Colab. Cuando reciban aprobación, podrán distribuirlas.
Cristhian: Ahorita tenemos un compromiso de fabricar 20 unidades también para distribuir entre estos hospitales, y prevenir el contagio dentro del personal médico que son, pues, los soldados. A pesar de que en Costa Rica no tenemos ejército, pero es lo que decimos: son los soldados que están ahorita luchando y llevando el frente de batalla.
Eliezer: Afortunadamente, el caso de Costa Rica no es el único ejemplo que demuestra que se está intentado luchar contra el tiempo y acelerar esos procesos que en principio son tan largos y tan burocráticos.
David: Por ejemplo, la FDA, que es la entidad que regula la comercialización de estos dispositivos en Estados Unidos, ha liberado procedimientos para adaptar máquinas que funcionan para otra cosa pero que pueden ser modificadas y adaptadas como respiradores.
Eliezer: Como las máquinas que se usan para poner anestesia con gas, o los equipos que ayudan a personas con problemas respiratorios al dormir, por ejemplo. Y como estos dispositivos ya están certificados y cumplen con los estándares de bioseguridad, se pueden usar sin mayores riesgos, aunque, claro, bajo la supervisión de un especialista.
Entonces, la inquietud que queda es si finalmente cualquier persona que tenga buenas intenciones y una impresora 3D puede ponerse a hacer dispositivos médicos.
David: En principio no. Pierre recomienda que lo primero es buscar modelos, o planos, o diseños que hayan sido liberados que sean serios, que ya hayan cumplido con ciertos avales.
Eliezer: Como el modelo de caretas que se está replicando en Costa Rica.
David: Luego, Pierre recomienda que se revise si hay acceso a los materiales, si se puede hacer el dispositivo con las especificaciones exactas que propone el modelo. Y por último, dice que está bien revisar si se requieren procesos de desinfección o esterilización, y que si uno los puede hacer.
Pierre: En lo personal, yo recomendaría de que si uno quiere poder fabricar y poder distribuir, que trate de contactar a la universidad más cercana o la escuela de medicina más cercana, a la escuela de biología más cercana, porque la academia, al menos mi percepción, es que nosotros estamos completamente abiertos a colaborar.
David: Y lo que se espera finalmente, Eliezer, es que todos estos esfuerzos tan diversos pues no ayuden en la próxima pandemia, sino que puedan ayudar en esta.
Eliezer: David, muchas gracias por conversar con nosotros.
David: A ti, Eliezer, muchas gracias.
Eliezer: David Trujillo es productor de Radio Ambulante. Vive en Bogotá.
En varios países del continente siguen apareciendo iniciativas, y cada vez tienen más apoyo de los gobiernos y de la población en general. Una de las más avanzadas está en Medellín, Colombia, donde universidades, médicos, empresas privadas, un centro de innovación y la alcaldía se han aliado para desarrollar tres prototipos de respiradores artificiales mucho más baratos que los que existen en el mercado. Ahora su uso en humanos tendrá que ser aprobado por la agencia que regula dispositivos médicos en Colombia. Se espera que una vez aprobados puedan empezar a producirlos masivamente.
Silvia: Este episodio fue producido por David Trujillo.
En El hilo somos Daniel Alarcón, Álvaro Céspedes, Andrea López Cruzado, Elías González, Laura Rojas Aponte, Jorge Caraballo, Miranda Mazariegos y Carolina Guerrero. Nuestro tema musical lo compuso Pauchi Sasaki.
Gracias al equipo de Radio Ambulante por todo su apoyo y colaboración para sacar adelante este podcast.
El hilo es una producción de Radio Ambulante Estudios. Agradecemos de manera muy especial a los oyentes que nos han apoyado con sus contribuciones en nuestro programa de membresías. Sin ustedes, esto no sería posible..
Yo soy Silvia Viñas.
Eliezer: Y yo soy Eliezer Budasoff. Gracias por escuchar.