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En las últimas semanas, el gobierno de Donald Trump ha enviado a cientos de migrantes de Asia, Medio Oriente y Europa del Este a países que no tienen ningún vínculo con ellos: Panamá y Costa Rica. Estados Unidos está usando a Centroamérica como “puente” para deportar a migrantes que, por distintas razones, no pueden volver a sus países de origen. Esta semana hablamos con Annie Correal, reportera del New York Times, que nos cuenta lo que se sabe de estas deportaciones y las condiciones en las que mantienen a estas personas, y cuáles son los efectos de esta política de Trump. Después, la abogada Marcela Martino, directora del programa para Centroamérica y México del Centro por la Justicia y el Derecho Internacional, nos explica las consecuencias legales y humanas de lo que están haciendo Panamá y Costa Rica, que mantienen a los migrantes en una especie de limbo.
Créditos:
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Producción
Silvia Viñas, Mariana Zúñiga -
Edición
Silvia Viñas, Eliezer Budasoff -
Verificación de datos
Desirée Yépez -
Producción en redes sociales
Samantha Proaño, Natalia Ramírez, Juan David Naranjo, Daniela Cruzat -
Diseño de sonido y mezcla
Andrés Azpiri -
Música
Elías González y Andrés Azpiri -
Tema musical
Pauchi Sasaki -
Fotografía
Getty Images / Arnulfo Franco
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Transcripción:
Annie Correal: A mediados de febrero nos llegó un tip por una fuente llegamos a saber que se iba el primer vuelo, y ese vuelo era distinto a los demás, a los otros vuelos de deportaciones, porque se trataba de gente de todo el mundo.
Silvia: Ella es Annie Correal, reportera en el New York Times.
Eliezer: En este vuelo al que se refiere Annie venían personas de Asia, Medio Oriente y Europa del Este. Pero no era solo uno. Annie y sus colegas confirmaron que eran tres. Y eran vuelos militares.
Annie: O sea, eran aviones grandes de la Fuerza Aérea Estadounidense, parte de un nuevo programa del ejército estadounidense que está asistiendo al gobierno de Trump en responder al problema de migración ilegal en la frontera entre Estados Unidos y México.
Estos aviones son grandes. No son como aviones normales en que viajan pasajeros. Lo que llegamos a saber es que mucha gente ni siquiera sabía a dónde se iba. No les habían dicho si se iban a otra parte de Estados Unidos o si se iban a otro país. Entonces, en algún momento nos contó uno de los migrantes que alguien a bordo, alguien de la Fuerza Aérea, dijo: mira, ustedes se van a Panamá.
Silvia: Bienvenidos a El hilo, un podcast de Radio Ambulante Studios. Soy Silvia Viñas.
Eliezer: Y yo soy Eliezer Budasoff.
Panamá es el primer país latinoamericano que recibe a migrantes que, por diferentes razones, no pueden volver a su país después de ser deportados por Estados Unidos. Pero no es el único.
Silvia: Hoy, cómo las políticas del gobierno de Trump están invirtiendo el flujo migratorio y usan a Centroamérica como un “puente”, una especie de limbo para migrantes que no tienen adónde regresar.
Es 28 de febrero de 2025.
Eliezer: Annie, ustedes publicaron un reportaje sobre un grupo que terminó encerrado en un hotel en Panamá. Cuéntanos primero un poquito cómo es este hotel donde están ubicados, digamos.
Annie: Eliezer, según lo que nos han dicho, el mismo gobierno panameño no tuvo mucho tiempo para planear, para preparar, para tener todo listo para recibir a estos vuelos. Entonces lo que pasó es que en vez de llevarlos directamente a un campamento en el Darién, en el este de Panamá, cerca de Colombia, se los llevaron todos a un hotel en Panamá, en la ciudad de Panamá. Un hotel grande, bonito y por casualidad, un hotel que es todo de vidrio. ¿Y por qué lo menciono? Porque con los días se nos hizo al equipo mucho más fácil ver y comunicar con la gente en el hotel, porque se podían acercar a las ventanas, podíamos ver todo.
Eliezer: A gente viendo televisión… a niños. Y a través del vidrio, estas personas podían hacer señas y comunicarse con los colegas de Annie que estaban afuera.
Silvia: Como les contábamos, estas personas son de Asia, Europa del Este y Medio Oriente… El gobierno panameño confirmó que eran de países como China, India, Irán… Habían cruzado la frontera de México con Estados Unidos para pedir asilo.
Annie: Quiero subrayar que hay un grupo especial dentro de estas personas: hay muchas familias, hay familias con niños. ¿Y por qué es importante mencionar a las familias? Porque en Estados Unidos las autoridades no pueden detener a niños migrantes en un centro de detención por más de 20 días. Los tienen que soltar. Entonces, lo que estamos viendo es que parece que el gobierno estadounidense, en vez de tener que soltar a estas familias que están buscando asilo, las están deportando para evitar el obstáculo de la ley.
Eliezer: O sea, para no tener que soltarlos dentro de Estados Unidos.
Annie: Sí, así es. O sea, Eliezer, si te acuerdas, bajo el primer término del presidente Trump ocurrieron las separaciones de familias. Fue como una de las políticas más fuertes y como más controversiales de esa administración. Lo que hizo Trump en ese momento fue separar a los niños migrantes para detener a los papás, porque bajo la ley no podía detener a los niños. Y por eso separaron a las familias. Bueno, eso resultó en un caos, en una crisis política tan grande que lo que vemos ahora es que el gobierno de Trump parece que ha aprendido mucho y ahora está evitando esas situaciones y pidiendo a los gobiernos centroamericanos, latinoamericanos, que les ayuden a lidiar con este problema. Para el gobierno de Trump, las familias migrantes son un problema.
Eliezer: Ustedes entrevistaron a varias personas que están dentro de este hotel. Queríamos saber qué les contaron, qué es lo que se sabe sobre por qué estaban tratando de migrar a Estados Unidos, de dónde son y qué peligros enfrentan si vuelven a sus países.
Annie: Pues mira, esto es importante. Las fotos, las entrevistas, lo que vimos del hotel en Panamá, sí demuestra que la gente está muy desesperada. Son personas que huyeron. Dicen que huyeron de sus países como China, como Irán porque corrían mucho peligro. Corrían el riesgo de que los mataran por ser cristianos, por ejemplo. Entonces la gente sí estaba muy desesperada.
Eliezer: ¿Saben cómo son las condiciones dentro del hotel?
Annie: El gobierno panameño, dice que ha cumplido, con todos los derechos humanos. Este hotel es un hotel muy bueno. O sea, no sé si sea de cuatro o cinco estrellas, pero es entre los mejores hoteles de la ciudad de Panamá. Esto no es un lugar que no tenga agua o que no tenga lo necesario para una familia. Entonces el mismo hotel, las condiciones eran buenas, pero la gente también estaba encerrada. O sea, había guardias en la puerta. Muchos no tenían su celular. Entonces no sabían cómo comunicarse. Estaban en, algunos sí tenían sus teléfonos, entonces se los prestaban a los otros para llamar a la hermana, a la familia, decir, “mira, estoy bien, estoy en Panamá”, pero esta gente no tenía cómo comunicarse, no podía salir. Y dicen que no podían hablar con abogados. Sin embargo, sabemos que algunos sí pudieron hablar con abogados. Y también nos han dicho las autoridades que la ONU sí estaba dentro de ese hotel.
Silvia: Según el gobierno panameño, dos organizaciones de Naciones Unidas estaban trabajando con los migrantes para ayudarlos a regresar a sus países, si era seguro.
Eliezer: ¿Y qué se sabe, Annie, sobre cómo terminaron ahí?
Annie: Mira, lo que sabemos es que el gobierno estadounidense hizo un pedido especial: “Por favor, reciban ustedes a estos vuelos, se va a encargar la ONU, se van a encargar, eh, agencias de las Naciones Unidas, nosotros lo vamos a pagar, solo necesitamos que ustedes funcionen como un punto de tránsito”. Lo que los mismos gobiernos lo han llamado un puente para que esta gente pueda ser deportada, no de Estados Unidos a sus países, sino Estados Unidos, Panamá, su país nativo.
Silvia: Este acuerdo no fue solo con Panamá. Después de la pausa hablamos con Annie sobre Costa Rica, y por qué estos países decidieron “ayudar” a Estados Unidos a deportar a migrantes de otras partes del mundo. Ya volvemos.
Eliezer: Estamos de vuelta en El hilo. El jueves 20 de febrero llegó a Costa Rica un vuelo con 135 migrantes asiáticos, y del este de Europa, deportados por Estados Unidos.
Annie: Casi la mitad eran niños, 65 personas en el vuelo eran niños, algunos eran bebés. Entonces este vuelo sí era, más que todo eran familias, de China, Azerbaiyán, Armenia. Había gente de todas partes, esto era un vuelo muy diverso. Ellos llegaron en un avión no militar. O sea, un avión comercial común y corriente.
Cuando llegó el vuelo a Costa Rica, llegó la Defensoría de los habitantes. Es como la Defensoría pública. Llegaron personas para entrevistar a los migrantes para ver si estaban bien, en qué condición llegaron, y salieron con un reporte y el reporte también decía que esta gente no sabía a dónde habían llegado, que les habían quitado los documentos, que estaban ansiosos porque sus familiares no sabían dónde estaban.
Silvia: El reporte de la Defensoría dice que los niños tenían hambre y sueño… Las autoridades llevaron a estas personas del avión directo a unos buses.
Annie: Y salieron de la capital directamente a un albergue grandísimo que se conoce como el Catem, que queda en el sur de Costa Rica. Otro lugar que se creó para lidiar con todos los migrantes que venían del sur, que venían del Darién, de Panamá, que venían hacia el norte en camino a Estados Unidos. Ahora está más o menos vacío. Entonces se llevaron a estas 135 personas al Catem para albergarlos hasta que puedan definir qué les va a pasar a estas personas.
Silvia: Costa Rica puso algunas condiciones, como que no pueden quedarse más de 30 días. Es una manera de asegurarle a los costarricenses que estas personas no representan una nueva oleada de migrantes.
Annie: Porque uno tiene que pensar que el gobierno de Costa Rica, por ejemplo, tiene también que manejar al gobierno de Trump por un lado, pero también tienen que tener un mensaje y hablarles al público en sus propios países sobre lo que están haciendo.
Eliezer: ¿Qué argumentos han dado Panamá y Costa Rica para aceptar a estas personas? Es decir, ¿por qué lo hacen?
Annie: Lo que han dicho los políticos en Costa Rica y en Panamá, a veces lo han dicho como muy claramente, muy francamente, “estamos haciéndole un favor al gobierno de Trump, porque si no nos friegan con aranceles”. Y cuando uso esa palabra es porque esa fue la palabra que usó el mismo presidente de Costa Rica. Dijo:
Audio de archivo, Rodrigo Chaves, presidente de Costa Rica: Estamos ayudándole al hermano económicamente poderoso del norte, a quien si nos pone un impuesto aquí en zona franca nos friegan. No creo que lo vayan a hacer.
Annie: Estamos haciéndoles este favor y esperamos que el amor se pague con amor.
Audio de archivo, Rodrigo Chaves, presidente de Costa Rica: Y además amor con amor se paga. Entonces 200 vienen, los tratamos bien y se van.
Silvia: En el caso de Panamá, es inevitable pensar que estos acuerdos para recibir migrantes tienen que ver con el canal… Sabemos que Trump está muy interesado… que ha hablado sobre la presencia de China en el canal y está presionando para que haya cambios pronto.
Annie: Pero lo que me dijeron a mí oficiales en Panamá es que estas son conversaciones separadas, que lo del canal sí existe, pero es muy, es separado de el tema de migración y lo que me dijo este oficial, el vicecanciller de Panamá, es que ellos son socios, ellos están comprometidos, ellos quieren lo mismo que Trump cuando se trata de migración, porque Panamá tuvo cientos de miles de personas cruzando el Darién y entrando a Panamá. Eso ya ha bajado casi a cero. Y eso refleja la política de Trump Entonces las autoridades dicen, “mira, a nosotros no nos han amenazado. Esto no es chantaje, no dicen, no nos han dicho ustedes aceptan estos vuelos o les quitamos el canal. No, nosotros estamos comprometidos con controlar la migración y estos vuelos son parte de eso”. Forman parte de un acuerdo que firmaron el año pasado bajo el gobierno de Biden. Y ese acuerdo se trataba de controlar la migración en Panamá.
Eliezer: Los gobiernos de ambos países han enfatizado que estos vuelos traen a muy pocas personas, especialmente comparado con los números de migrantes que recibían antes…
Annie: En Panamá y en Costa Rica le están quitando peso, le están quitando gravedad, están diciendo, “mira, esto no es gran cosa, no se preocupen, esto va a desaparecer”. Entonces solo el futuro nos dirá si eso es cierto o no. Si esto son tres, cuatro vuelos o que… o si vienen más, y cómo va a afectar y transformar la vida para la misma gente que está viviendo en Costa Rica y en Panamá.
Silvia: Vamos a hacer otra pausa, y luego hablamos con una abogada sobre qué tan legal es lo que Costa Rica y Panamá están haciendo con estos migrantes.
Ya volvemos.
Silvia: Estamos de vuelta en El hilo.
Eliezer: ¿Qué implica que Panamá y Costa Rica hayan aceptado recibir a estos deportados? ¿Y si lo que están haciendo es legal?
Marcela: Bueno, primero lo que están haciendo ha sido, digamos, con una celeridad y bastante poca transparencia.
Silvia: Ella es Marcela Martino, directora del programa para Centroamérica y México del CEJIL, el Centro por la Justicia y el Derecho Internacional. Esta es una organización que defiende los derechos humanos y ofrece asesoría jurídica en la región.
Marcela: Si vemos las imágenes y lo que se ha podido observar en ambos países, las personas están detenidas. Según el derecho internacional, una persona que no tenga libertad de movimiento, que se le prohíba salir de donde está y que esté en resguardo, está en detención, ¿no? No tienen libre movilidad, entonces eso ya de por sí es muy grave, porque según el derecho internacional, la detención en casos migratorios debe ser absolutamente excepcional.
Eliezer: Y Marcela dice que, al participar en estas deportaciones, tanto Panamá como Costa Rica estarían violando varios tratados que los dos países han firmado. Como la Convención Americana sobre Derechos Humanos, la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados y la Convención sobre los derechos del Niño.
Silvia: Como nos contaba Annie, en el grupo que llegó a Costa Rica, por ejemplo, casi la mitad son menores.
Marcela: Y estamos viendo que están detenidos además junto con adultos, que es otra violación a las normas del derecho internacional, porque les coloca en una enorme vulnerabilidad y una posibilidad altísima de que sus derechos sean violentados.
Silvia: Muchas de las personas que llegaron a Panamá y Costa Rica vienen de países en guerra, con conflictos armados, o con gobiernos autoritarios que violan los derechos humanos. Para algunas, volver a sus países de origen es imposible. Al regresar podrían ser encarceladas o torturadas. Por eso, muchas de ellas necesitan protección internacional.
Marcela: Ninguna persona puede ser devuelta a su país, o a un lugar donde su vida, su integridad o su seguridad corran riesgo. Este es un principio nuclear que es inderogable. O sea, en ninguna situación se puede exceptuar a este principio de no devolución. Y en este caso todo parecería indicar que van a haber casos donde esto no sea así. A menos de que estos Estados garanticen a través de su institucionalidad el derecho a pedir y recibir asilo, a pedir protección internacional de manera individualizada, se estaría violentando gravemente el derecho internacional y estos Estados serían internacionalmente responsables.
Eliezer: Panamá ha dicho varias veces que su rol es ser un intermediario, o país puente. Por el momento, no tienen planes de ser un destino final para estas personas. Sí mencionaron que los migrantes pueden pedir asilo, pero esto es algo que el gobierno no ofreció directamente.
Silvia: En el caso de Costa Rica pasa algo parecido. El gobierno espera repatriar a los migrantes a más tardar en un mes. Pero, el presidente, Rodrigo Chaves, admitió que, en algunos casos, podría tomar más tiempo. Las autoridades dijeron que algunas personas podrán solicitar asilo y quedarse en el país.
Eliezer: Pero Marcela dice que hay que tener en cuenta un detalle que hace todo más complicado:
Marcela: Estos países ya tienen sistemas de asilo rebasados, que no han dado abasto para las personas que venían en los flujos, digamos, sur norte o que ahora están regresando en flujos norte sur a partir de estas políticas represivas. En el caso de Costa Rica, después del estallido social en Nicaragua en el 2018, la cantidad de personas que han ingresado a pedir protección internacional han sido decenas de cientos y hay personas años esperando el reconocimiento de personas refugiadas. Entonces, digamos, se suman estas personas a un contexto ya de desprotección de una institucionalidad que no ha sido efectiva en dar respuesta.
Eliezer: Tú me estabas diciendo recién: No se pueden mover, no hay garantías de que les estén solicitando asilo. Entonces ¿tienen algún estatus legal en este momento?
Marcela: En el caso costarricense, es esta denominación, de autorización excepcional.
Silvia: También les dieron el permiso de permanencia transitoria. Esto quiere decir que no necesitaron visa para entrar a Costa Rica, pero mientras estén en el país, tienen prohibido trabajar.
Eliezer: Pero Marcela dice que este permiso surgió de manera improvisada y que es una figura un poco confusa.
Marcela: Hay personas que y que se les puede dar incluso documentos, porque hay muchas de estas personas que vienen sin documentos.
Eliezer: En el caso de Panamá no les han ofrecido ningún estatus legal a quienes todavía no acceden a abandonar el país. El ministro de Seguridad panameño, Frank Ábrego, dijo en una entrevista que estas personas llegaban al país “bajo el estatus de deportado”.
Marcela: Lo cierto es que desgraciadamente a través del lenguaje se tratan de esconder cosas, ¿no? Entonces, se habla de asistencia humanitaria, de atención temporal, de albergues. Estas personas bajo el derecho internacional están detenidas, están privadas de su libertad por razones migratorias, en violación a los estándares internacionales y a los compromisos de esos Estados. Lo peor es que no hay certidumbre alguna de por cuánto tiempo lo van a estar.
Eliezer: Finalmente, quería saber, qué piensas de cuánto influye en realidad esta estigmatización, esta narrativa, de que son, de que hay una invasión, de que son delincuentes. Cuánto influye eso en que en realidad sea tan fácil en este momento, no solo para Estados Unidos, sino también para los países de nuestra región, tratarlos así, ¿no? O sea, porque al final es como generar una especie de insensibilidad, digamos, a algo que en otras condiciones o en otras circunstancias sería escandaloso, ¿no?
Marcela: Así es. Creo que, lamentablemente, las peores, los peores pasajes de la historia de la humanidad están precedidos por una deshumanización de los otros. Al hacerlos otros, es posible entonces en esa otredad negarles los derechos más fácilmente en las narrativas públicas y no solo hacerlos otros, sino hacerlos otros que amenazan mi vida porque son delincuentes, porque vienen a quitarme el trabajo, porque son una carga para la seguridad social, lo cual todo, además, en la mayoría de los países ha sido probado una y otra vez que eso no es cierto. Ha sido probado el enorme aporte en las culturas que implica la migración. Pero esas narrativas permiten efectivamente justificar en la opinión pública acciones que si estuviéramos pensando que es otra persona en igualdad de dignidad, nunca aceptaríamos. Y creo que ese es el gran reto y creo que todas necesitamos entender además que estas personas, aún con las necesidades de protección, son personas resilientes que están buscando una mejor vida, que tienen una enorme capacidad de aporte para nuestras sociedades y que además estos enormes violencias y daños que les estamos haciendo no solo les afectan a ellos, sino que nos afectan en nuestra humanidad común.
Silvia: Después de la pausa, Annie Correal nos cuenta qué ha pasado con los migrantes encerrados en el hotel en Panamá.
Ya volvemos.
Silvia: Estamos de vuelta en El hilo. En los vuelos que llegaron a Panamá había unas 300 personas. Más de la mitad decidió firmar un acuerdo de deportación voluntaria, subirse a otro avión y regresar a su país. Es el caso de migrantes de la India y Georgia, por ejemplo. Pero unos 100 decidieron no firmar. A ellos, las autoridades panameñas los llevaron a un campamento.
Annie: El campamento se llama San Vicente y eso es cerca del Darién. Era para gente que había entrado de Colombia a Panamá por el Darién. Ahora ese mismo campamento lo están usando para estas personas que no están dispuestas a salir de Panamá a sus países. Y entonces muchas de las personas con quienes hablamos en el hotel ahora no están en el hotel, sino que están en San Vicente.
Silvia: Al cierre de este episodio, el jueves 27 de febrero, quedaban 83 migrantes en el hotel.
Eliezer: ¿Han podido hablar con algunos de los que trasladaron al campamento del Darién?
Annie: Sí, hemos podido seguir hablando con algunos porque hicimos un… Tenemos un contacto con Artemis, es de Irán. Y ella se convirtió a la religión cristiana. Y por eso huyó de su país. Ella y varias otras personas hicieron un video.
Audio de archivo, Artemis pidiendo ayuda.
Annie: Lo colocaron en las redes sociales mientras que estaban en el hotel y de ahí pudimos hacer el contacto con Artemis y con este grupo de gente de Irán. Creo que lo más difícil para las personas que están en San Vicente es la incertidumbre, es no saber cuánto tiempo van a estar ahí y qué va a pasar con ellos después, porque ellos no quieren volver a Irán. Entonces ahora es cuestión de dónde van a terminar, dónde les van a dar asilo. Entonces, creo que eso es lo que se escucha de una persona a otra. Es como, es esa pregunta como que “¿yo dónde voy a terminar?”. Porque ahora están como pasando de un gobierno a otro y es posible que, que de Estados Unidos a Panamá pasen a ser como, no sé como decirlo, pero propiedad de otro gobierno.
Eliezer: Hasta el momento, el número de migrantes de otros países que han sido deportados a Centroamérica sigue siendo pequeño. Y todavía no está claro si aumentará. Ahora, ¿tienes alguna idea, o por lo menos es algo que se maneja en las conversaciones con los funcionarios de Panamá y de Costa Rica, qué pasaría si los números aumentan? ¿O sea, crees que los países centroamericanos podrían lidiar con un mayor flujo de personas?
Annie: Nadie me ha dicho que esto va a seguir o que van a aumentar o que están construyendo nuevos albergues. Nada, nada. No. Eso si está pasando, no lo sabemos. Pero lo que sí sé o lo que me han dicho los expertos, los expertos en Latinoamérica en migración, es que uno tiene que pensar cuál es el motivo del gobierno estadounidense. O sea, ¿qué están pensando ellos? Porque esto tampoco es fácil, pues llegar a un acuerdo con cada país, definir cuántas personas y todo lo demás. Entonces, ¿para qué lo están haciendo? Y eso creo que es lo más importante, porque uno tiene que decir bueno, ¿qué puede lograr el gobierno de Trump con estos vuelos? Puede vaciar a los centros de detención en la frontera. O sea, puede crear espacio. Se puede deshacer de personas que son difíciles de deportar. Gente de Afganistán, de Irán, con quienes el gobierno estadounidense no tiene relaciones diplomáticas.
Silvia: Y también se puede deshacer de familias… que son más difíciles de manejar. Recordemos lo que nos explicó Annie al comienzo: en Estados Unidos, las autoridades no pueden tener a niños migrantes en un centro de detención por más de 20 días.
Annie: Entonces, al mandar a estas personas a Centroamérica se pueden deshacer de un problema antes de que los demanden, antes de que haya una respuesta del público gringo diciendo no pueden hacer esto, no pueden detener a las familias o separar a las familias. Las están exportando para que se vuelvan el problema de otro país.
Pero también les sirve porque pueden mandar un mensaje: que no van a tolerar a personas cruzando la frontera y ese mensaje creo que es sumamente importante para este gobierno. O sea, ellos quieren la foto, ellos quieren las noticias que están llegando de Costa Rica y de Panamá, de que hay deportados, que son familias porque es parte de la política que lleva tiempos, que fue parte de la campaña de Trump, que no importa si son familias, no importan si quieren pedir el asilo, este no es el lugar para ustedes y si entran, esto les puede pasar. Pueden terminar encerrados en un hotel o en un campamento muy lejos de la frontera con Estados Unidos.
Eliezer: Annie, finalmente, nos gustaría tener tu perspectiva como reportera que ha cubierto migración durante muchos años. Las deportaciones de Estados Unidos no son nuevas, ¿no? Pero nunca hemos visto casos como estos de países de nuestra región que aceptan a personas de Irán, de Afganistán, de China. Y queríamos preguntarte ¿qué significa para tu trabajo este cambio en el flujo migratorio con las nuevas políticas de deportación de Trump? ¿Hay algo a lo que ahora le estés prestando atención que antes no? ¿O sea, hay alguna nueva situación para ti como reportera?
Annie: Pues creo que el tema que todos estamos ahora estamos como cambiando el chip, estamos mirando algo que hace poco hubiera sido como imposible de creer, que estamos viendo de varias formas, que la migración se ha revertido que la gente que quería llegar a Estados Unidos, que tenía esa ilusión, ya se está devolviendo de una forma u otra. O sea, algunos sí, los están montando en un avión y se los están llevando, eh, al país que los acepte. Pero otros están, se están devolviendo a pie.
Silvia: Annie ha escuchado de personas que le están pidiendo a México que los regresen en avión a Venezuela, porque no quieren hacer de nuevo todo el recorrido por Centroamérica y pasar otra vez por el Darién. Gente que estaba tratando de llegar a Centroamérica por Panamá y deciden regresar a Colombia, en lanchas…
Eliezer: El 21 de febrero, una lancha con migrantes que salió desde Panamá e intentaba llegar a Colombia naufragó cerca de un archipiélago panameño. Veinte personas fueron rescatadas y una niña venezolana de 8 años murió en el accidente.
Annie: Claro, no va a ser como de las mismas dimensiones que antes, pero sí estamos viendo el fenómeno de la migración revertida. Entonces, lo que más me interesa a mí es esta idea del migrante permanente, que ya no es el cuento de que uno se va de su país, empaca maleta, se despide y va a otro país en que puede ganar mejor, sostener a la familia. Ahora es voy a ir a donde me acepten.
Gente que lleva ya 6, 7, 8 años trasteando de un país a otro, según las políticas y según las oportunidades. Hay niños que han vivido todas sus vidas en la carretera, en la carretera, en lugares en que se quedan uno o dos meses y se van a otro lugar. Creo que eso es como una nueva, una nueva categoría de migrante, de persona. Y creo que todos tenemos que pensar cómo cubrimos eso. ¿Cómo es distinto eso a lo que cubríamos antes?
Eliezer: Annie, muchísimas gracias.
Annie: Eliezer, muchas gracias.
Silvia: Este episodio fue producido por Mariana Zúñiga y por mí. Lo editamos Eliezer y yo. Desirée Yépez hizo la verificación de datos. El diseño de sonido es de Andrés Azpiri, con música de Elías González y Andrés.
El resto del equipo de El hilo incluye a Daniela Cruzat, Nausícaa Palomeque, Bruno Scelza, Samantha Proaño, Paola Alean, Camilo Jiménez Santofimio, Juan David Naranjo Navarro, Elsa Liliana Ulloa, y Natalia Ramírez. Daniel Alarcón es nuestro director editorial. Carolina Guerrero es la CEO de Radio Ambulante Studios. Nuestro tema musical lo compuso Pauchi Sasaki.
El hilo es un podcast de Radio Ambulante Studios. Si valoras el periodismo independiente y riguroso, te pedimos que te unas a nuestras membresías. América Latina es una región compleja y nuestro periodismo necesita de oyentes como tú. Visita elhilo.audio/donar y ayúdanos con una donación.
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