Miguel Uribe
Colombia
Violencia política
Precampaña Colombia
Elecciones Colombia 2026
Gustavo Petro
Renata Segura
International Crisis Group
La campaña para las elecciones presidenciales en Colombia en 2026 apenas está en su fase inicial, pero ya quedó marcada por la violencia. En junio, en un par de semanas, el país vivió el intento de homicidio contra el precandidato presidencial Miguel Uribe, múltiples ataques con coches bomba en varios puntos del país y el asesinato de un concejal. Estas noticias reviven temores del pasado en una sociedad que estuvo atravesada por la violencia política en los años 80 y los 90. Esta semana hablamos con Renata Segura, directora para América Latina y el Caribe del International Crisis Group, para entender cómo se ha transformado la violencia en Colombia en las últimas décadas, de qué manera puede afectar el proceso electoral y qué patrones comparte con la evolución del crimen organizado en distintos lugares de América Latina.
Créditos:
-
Producción
Mariana Zuñiga -
Edición
Eliezer Budasoff, Silvia Viñas -
Verificación de datos
Bruno Scelza -
Producción en redes sociales
Samantha Proaño, Melisa Rabanales, Diego Corzo -
Diseño de sonido y mezcla
Elías González -
Música
Elías González, Remi Lozano -
Tema musical
Pauchi Sasaki -
Fotografía
Getty Images / Luis Acosta
Etiquetas:
Transcripciones:
Transcripción:
Silvia Viñas: Colombia vive un tenso panorama político en medio de la precampaña presidencial para las elecciones de mayo de 2026.
Eliezer Budasoff: En apenas un par de semanas hubo varios incidentes. Primero, el atentado contra un precandidato presidencial.
Audio de archivo, presentador: El senador y precandidato presidencial Miguel Uribe lucha en estos momentos por su vida tras recibir varios disparos durante un acto de campaña en Bogotá.
Audio de archivo, presentador: Lo que dijo la Fiscalía es que se trata de un atentado político.
Silvia: Miguel Uribe, senador y precandidato por el partido de derecha Centro Democrático, recibió tres disparos. Dos en la cabeza y uno en la pierna izquierda. Le disparó un menor de edad, un chico de 14 años. Y aunque ya hay cuatro detenidos, aún no se sabe quién ordenó el atentado. La Fiscalía señaló a un grupo de criminales a sueldo y ofreció una recompensa por información sobre el paradero de su líder, mientras investiga si la segunda Marquetalia, una de las disidencias de las FARC, podría estar involucrada. Después de varias operaciones, el estado de salud de Uribe sigue grave.
Eliezer: Tres días después de este atentado, hubo una serie de ataques en varios puntos del país.
Audio de archivo, presentador: En Colombia, al menos seis personas murieron en múltiples ataques con disparos, coches bomba y drones guerrilleros en distintas partes del suroeste del país.
Eliezer: Y el 16 de junio pasó esto en un pueblo de Antioquia:
Audio de archivo, presentadora: Asesinaron a tiros a un concejal de San Andrés de Cuerquia en Colombia. La policía detuvo ya a una persona por este caso.
Silvia: Esta violencia y el intento de asesinato contra Uribe revive miedos del pasado. Colombia tiene una larga historia de violencia política. En los años ochenta y noventa hubo miles de atentados contra jueces, políticos, líderes sociales y ambientalistas, abogados y periodistas. Entre 1987 y 1995, o sea en menos de 10 años, cinco aspirantes a presidente fueron asesinados. Ahora, el atentado contra Uribe desata una pregunta: ¿Colombia está volviendo a esta época de violencia política, o es que en realidad nunca se fue?
Eliezer: El incremento de este tipo de violencia parece ser una tendencia regional. En los últimos dos años hemos visto atentados similares en varios países de América Latina.
Audio de archivo, presentadora: El candidato presidencial de Ecuador, Fernando Villavicencio, fue asesinado mientras realizaba un acto de campaña en un céntrico sector en la capital del país.
Audio de archivo, presentador: Este proceso electoral mexicano manchado de sangre. Hay más de 30 candidatos a elección popular que fueron asesinados.
Silvia: Y cómo el crimen organizado intenta influir en los procesos electorales.
Audio de archivo, periodista: El financiamiento del crimen organizado en las campañas electorales fue motivo de debate entre legisladores.
Audio de archivo, analista: La figura de los estados criminales, de los narcoestados, hemos visto que se ha trasladado a Venezuela.
Audio de archivo, analista: El caso del presidente de Haití que, después de su asesinato, prácticamente se desmadró todo el régimen institucional en Haití.
Eliezer: Bienvenidos a El hilo, un podcast de Radio Ambulante Studios. Soy Eliezer Budasoff.
Silvia: Y yo soy Silvia Viñas.
Eliezer: Hoy: cómo se ha transformado la violencia política en Colombia, y qué tiene en común con la evolución del crimen organizado en otros puntos de América Latina.
Es 27 de junio de 2025.
Eliezer: Renata, el atentado reciente contra el precandidato presidencial, Miguel Uribe, ha llevado a muchos colombianos a preguntarse si volvieron al pasado, ¿no? Pero antes de pedirte que respondas esa pregunta, nos gustaría entender ¿cómo era ese pasado del que hablan los colombianos?
Renata: Sí, mira, yo creo que el atentado contra Uribe devolvió a la gente de cierta edad como yo a finales de los ochentas, comienzos de los noventas, cuando vimos en cuestión de unos pocos años el asesinato de cinco candidatos presidenciales.
Silvia: Ella es Renata Segura, directora para América Latina y el Caribe del International Crisis Group, una organización que se especializa en la prevención de conflictos. Renata se refiere a los asesinatos que mencionábamos al comienzo de este episodio, entre 1987 y 1995. Tres, en un lapso de ocho meses. Uno de los más conocidos es Luis Carlos Galán, él denunció la infiltración del narcotráfico en la política colombiana y se convirtió en el principal rival de Pablo Escobar.
Renata: Al final de los 80 y los 90, vimos dos cosas pasar simultáneamente. Por una parte, había una campaña muy fuerte por parte de los cárteles del narcotráfico, particularmente de Medellín, liderado en ese momento por Pablo Escobar, pero también por Cali, de usar la violencia como una estrategia para prevenir que se fueran extraditados a Estados Unidos, que era uno de sus mayores miedos.
Eliezer: A mediados de los 80, narcotraficantes mataron al ministro de Justicia. El gobierno de Colombia lanzó una guerra contra ellos y amenazaba con extraditarlos a Estados Unidos, algo que, obviamente, no les convenía. Preferían pagar la pena en Colombia, donde podían sobornar a las autoridades carcelarias y seguir manejando sus negocios desde prisión.
Silvia: Renata dice que también usaban la violencia para mandar un mensaje fuerte al Estado sobre su poder.
Renata: Y la necesidad de que el Estado dejara de pelear con ellos de manera violenta. Tratar de negociar. La segunda parte de esa historia es que en esa época hubo un intento de ciertos grupos de izquierda que habían estado en la lucha armada, o sea, guerrilleros que se habían desmovilizado, para tratar de incorporarse a la contienda democrática a través de elecciones.
Eliezer: Crearon varios partidos políticos para participar en las elecciones, como la Unión Patriótica, que se formó a mediados de los 80, luego de uno de los intentos de negociar la paz entre el gobierno y las FARC. Pero la Unión Patriótica fue perseguida y eliminada sistemáticamente. Se estima que en 10 años, miles de militantes y dirigentes fueron asesinados por paramilitares, agentes estatales y narcotraficantes.
Renata: Y ahí lo que vimos era claramente un esfuerzo por parte de la derecha colombiana de no permitir a esos grupos de izquierda entrar al mundo político de manera más legítima. Entonces hubo como una conjunción de esas dos cosas, que llevó a una violencia muy, muy fuerte en ese momento.
Silvia: Así sonaban las noticias de la época:
Audio de archivo, noticiero: Empiezo por contarles que hoy el ejército prosiguió la persecución a los guerrilleros del grupo Democracia.
Audio de archivo, noticiero: Más de 900 colombianos que se encuentran secuestrados, entre ellos los siete periodistas desde hace más de mes y medio.
Audio archivo, noticiero: Hasta ahora el número de muertos es de 14, entre ellos 3 niños. La onda explosiva afectó un amplio sector del centro de Bogotá.
Silvia: Este fue uno de los momentos más críticos de la historia reciente del país. Cientos de personas fueron asesinadas. De hecho, la mamá de Miguel Uribe, la periodista Diana Turbay, fue secuestrada por colaboradores de Pablo Escobar y asesinada durante un intento fallido para rescatarla.
Eliezer: ¿Cómo es que Colombia consiguió, si es que en realidad lo hizo, pero cómo logró superar esa violencia o al menos reducirla?
Renata: Es interesante porque lo que se hizo en Colombia con el cartel de Medellín en particular fue atacar a sus jefes, ¿no es cierto? El asesinato de Pablo Escobar tuvo un impacto significativo. Esa estrategia tiene como cosas buenas y cosas malas. En el caso en particular del cartel de Cali y de Medellín, donde se apresaron o se mataron a sus principales cabecillas, sí hubo una reducción en la violencia inmediata, pero lo que vimos fue una fragmentación de los grupos criminales, de esos grupos narcotraficantes. Y Pablo Escobar en particular, y otros líderes narcos de esa época, tenían como ambiciones políticas.
Eliezer: Pablo Escobar estuvo en el Congreso a principios de los 80 como suplente de un legislador. Y, en general, hizo muchos esfuerzos por conseguir seguidores.
Silvia: Pero después de un tiempo dejaron atrás la idea de llegar al poder nacional.
Renata: Hubo un entendimiento por parte de los narcos en Colombia de que esa clase de figuración política no es buena estratégicamente porque llama atención. Las fuerzas públicas los empiezan a buscar más. Entonces, hubo también como una especie de decisión por parte de los grupos de narcotráfico de irse un poquito más como underground, de no estar en la luz pública y de cambiar el tipo de violencia que hacen. Porque es importante decir que la violencia en Colombia del narcotráfico nunca se ha terminado, pero se ha modificado.
Silvia: Los diferentes procesos de paz que Colombia ha tenido con los grupos guerrilleros también redujeron significativamente la violencia. Especialmente el acuerdo con el M-19 en 1990, que fue uno de los más exitosos, y los diálogos de paz con las FARC que terminaron con la firma del acuerdo en 2016.
Eliezer: Estábamos hablando recién un poco más de los 80 y los 90. Tú decías que en realidad, claro, ha habido violencia política en Colombia desde antes, ¿no? Y me gustaría volver a esta pregunta con la que arrancamos. ¿Tú crees que se ha vuelto a una violencia política similar a esa, o qué es lo que ha cambiado?
Renata: Pues mira, obviamente es difícil tener una respuesta a eso sin saber quién mandó matar a Uribe, y es posible que no sepamos. En Colombia la impunidad es muy alta y muchos de estos magnicidios duramos décadas antes de saber, ¿cierto? Es muy entendible que gente piense: Dios mío, volvimos otra vez a eso, por la manera tan brutal que fue ese atentado en medio de la campaña, así de cerca. Claramente indica que la campaña tenía que estar infiltrada, o si no lo estaban siguiendo muy de cerca, porque esa fue una parada improvisada. Entonces, hay muchos síntomas muy preocupantes de que es eso. Pero también es importante que todos respiremos profundo y veamos que no estamos en 1990.
Por una parte, los niveles de violencia en general en Colombia no son los mismos de esa época. Los niveles de asesinatos son mucho más bajos, secuestros son mucho más bajos. Los niveles de combate con los grupos armados son mucho más bajos. Entonces, digamos, no estamos allí.
Silvia: Por ejemplo, en 2024 Colombia registró la tasa de asesinatos más baja de los últimos cuatro años: casi 26 por cada 100.000 habitantes. En 1990 esa tasa era de 70 por cada 100.000.
Eliezer: Aunque la violencia se redujo, como decía antes Renata, la violencia política, como la de los 80 y los 90, realmente nunca se fue. O sea: nunca paró, solo se transformó. Los grupos criminales ya no parecen interesados en buscar el poder nacional: su disputa actual es a nivel regional.
Silvia: Por eso, la mayoría de los ataques a líderes políticos y sociales pasan lejos de Bogotá. En 2023 las elecciones regionales fueron las más violentas en los últimos años. Y este año, ya han asesinado a más de 30 líderes políticos. La mayoría de zonas rurales.
Eliezer: El último asesinato fue la semana pasada. El que mencionamos al comienzo. En un pueblo de Antioquia, una región en el noroeste de Colombia, un menor de edad, como en el caso de Uribe, mató a un concejal.
Renata: Mira, en parte la razón de ese cambio de lo nacional a lo local es quién está ejerciendo la violencia y por qué la están ejerciendo, ¿no es cierto? Entonces, lo que hemos visto nosotros desde el 2016, cuando se firma el acuerdo de paz con las FARC, ha sido una campaña por parte de otros grupos armados y grupos criminales por llenar esos espacios territoriales. Y la verdad es que aunque hay ciertos grupos que obviamente todavía tienen una ideología de revolución, el ELN, etc., la verdad es que lo que se busca es un control territorial para tener acceso a las economías ilícitas.
Y también control sobre las comunidades, porque los grupos criminales han entendido que tener control sobre la gente es lo que les da poder también a ellos de manera local, muy fuerte. Y por eso es que la violencia está en las regiones, la mayoría.
Eliezer: Tú me decías recién que, claro, no se sabe en realidad quién es el autor intelectual del atentado contra Uribe y se han lanzado muchas hipótesis al aire. La mayoría de ellas apuntan como culpable a grupos criminales vinculados al narcotráfico. Pero si estos grupos actúan desde hace un tiempo y principalmente solo en las regiones, ¿qué buscarían al pasar a un escenario nacional?
Renata: Mira, pues una de las cosas que siempre ha existido en Colombia y que no podemos, digamos, eliminar como una opción, y hay que decir que estamos especulando porque obviamente no tenemos información concreta sobre esto, es que ciertos grupos criminales han trabajado muy cercanamente de la mano de intereses políticos, locales, regionales, nacionales. Entonces, existe una fuerte posibilidad, como se dio durante la época de los paramilitares, en los que los grupos criminales sencillamente están trabajando en mancuerna con los grupos políticos a los que les puede interesar, por alguna razón, eliminar a Uribe de la contienda electoral. Esa es una opción.
La otra opción, que el presidente Petro ha puesto en la mesa, y que no es totalmente improbable tampoco, es que haya gente a la que le interese que el gobierno de Gustavo Petro, que es el primer gobierno de izquierda en décadas en Colombia, termine en caos, porque eso podría alterar significativamente quién sea electo en las próximas elecciones y cómo la izquierda, digamos, el espacio político de la izquierda en Colombia. Entonces, lamentablemente, la violencia en Colombia ha sido una estrategia política de muchas, muchas décadas, y en este momento hay muchos intereses a los, como dicen en Colombia, a la gente le gusta pescar en río revuelto. Hay mucha gente que podría salir beneficiada de que estos últimos dos años o año y medio del gobierno de Petro sea realmente caótico.
Silvia: Después de la pausa, cómo el miedo al regreso de la violencia política podría afectar la campaña para las elecciones del año que viene.
Eliezer: Ya volvemos.
Silvia: Estamos de vuelta en El hilo. Renata dice que, por ahora, el atentado contra Miguel Uribe ha tenido un impacto limitado en la precampaña para las elecciones que, recordemos, son en mayo de 2026.
Renata: Digamos de manera un poco triste, ha generado un poquito más de polarización, en vez de unir al país.
Audio de archivo, marcha para la paz.
Eliezer: El 15 de junio hubo una marcha por la paz en más de 20 ciudades del país. La organizaron congresistas y precandidatos presidenciales de diferentes partidos políticos.
Renata: Pero esa marcha fue vista por sectores de la izquierda como un esfuerzo de la derecha de manipular un poco el evento contra Uribe para tratar de polarizar aún más en contra del presidente. Mucha gente que participó en la marcha obviamente estaba diciendo todo lo contrario. Lo que necesitamos es salir y manifestarnos en contra de los violentos.
Audio de archivo, señora en marcha por la paz: Por nuestra juventud porque no queremos una Colombia como la vivimos nosotros.
Audio de archivo, señora en marcha por la paz: No queremos odio, queremos todos vivir en paz.
Renata: Dejar claro que los colombianos no estamos de acuerdo con que haya un regreso a la violencia electoral que hemos visto en el pasado, pero no vimos una unidad nacional como hemos visto en otros países. Digamos en Ecuador, cuando hubo el atentado contra Villavicencio, todos los sectores políticos salieron inmediatamente y se manifestaron en contra de la violencia. Por ahora lo que estamos viendo es una profundización más del tono bastante hostil que ha habido en la campaña en estos pocos meses y que seguramente va a ser el tono que va a seguir habiendo hasta las elecciones.
Silvia: El atentado a Miguel Uribe pasó en un momento tenso y de mucha confrontación entre Petro y la oposición, que ha cuestionado la salud mental del presidente y lo ha acusado de tener problemas de drogas. Días antes del ataque a Uribe, lo llamaron autoritario por intentar lanzar una Consulta Popular por decreto para poder pasar su reforma laboral. Petro se había referido a los que se oponen a sus reformas como “HP esclavistas”.
Audio de archivo, Gustavo Petro: Es porque es un HP esclavista. No he dicho ninguna grosería, ojo. HP. Honorable parlamentario, periodista o político, pero es honorable persona esclavista…
Eliezer: La seguridad se ha vuelto un tema principal en esta campaña, comenzando por la protección de los precandidatos a presidente. Después del ataque, algunos cancelaron sus actividades. Dicen que están esperando mejores garantías de seguridad para continuar con la precampaña. Pero Renata cree que garantizar una campaña electoral con cero riesgos es algo imposible en Colombia, aunque hay cosas que se pueden hacer.
Silvia: Lo primero sería poner el ojo en la Unidad Nacional de Protección, la UNP, una institución del gobierno encargada de brindar seguridad a personas que están en riesgo, como futuros candidatos a presidente.
Renata: Porque lo que hemos visto en Colombia es que muchos de los asesinatos que hubo en esa época, en el 90, fueron hechos por guardaespaldas de los candidatos. Estaban a cargo de la protección de Uribe en conjunto con la Policía Nacional. Y va a ser muy importante certificar que toda la gente que está en la Unidad Nacional de Protección es 100% confiable, no sean comprados por fuerzas oscuras y que a través de la UNP se llegara a ver un problema de este tipo otra vez.
Eliezer: Para Renata también es indispensable que los servicios de inteligencia estén al día y al tanto de todo lo que pasa en el país. Algo que podría fallar si Colombia pierde la certificación de Estados Unidos en su lucha contra las drogas. Esto es un proceso en el que el gobierno de Estados Unidos evalúa si un país está cooperando con erradicar cultivos y combatir al narcotráfico. Y perder la certificación puede tener varias consecuencias.
Renata: Porque mucha de la cooperación que hay entre Estados Unidos y Colombia en términos militares es alrededor de inteligencia, y la ayuda, la cooperación de Estados Unidos fortalece los servicios de inteligencia en Colombia. Entonces, si Trump decide descertificar a Colombia, eso podría tener un impacto directo en la manera como funciona la inteligencia en el país. Y eso podría dejar vulnerabilidades donde se pueda repetir un evento de este tipo.
Eliezer: ¿Crees que el atentado a Miguel Uribe puede tener algún impacto sobre la democracia colombiana y por qué?
Renata: Sí, o sea, yo creo que sí. Es muy factible que tenga un impacto grande. Mira, lo que nosotros vimos después de la serie de atentados en los ochentas y los noventas, fue una movilización a favor de la democracia. Y el asesinato de Galán y el asesinato de los otros candidatos políticos movió a los estudiantes a las calles, movió a los medios de comunicación a presionar por un cambio institucional que respondiera a las razones por las cuales la gente veía que esa violencia etaba ocurriendo, que era un espacio político muy cerrado, que no permitía nuevas voces que entraran en la competencia electoral. Y ahí salió la Asamblea Constituyente y una Constitución que, aunque ha sido transformada, es esencialmente vista como un avance democrático gigante en Colombia.
Hoy en día la situación está un poco diferente. Y lo que hemos visto en América Latina es un retroceso en la apreciación de la democracia y un fortalecimiento de apoyo a las políticas de mano dura. Y ese es un riesgo grande que Colombia está viendo. O sea, no es un riesgo nuevo, obviamente. Álvaro Uribe, Duque, etcétera, pusieron eso en la mesa como una opción. No es que necesariamente una política de seguridad más fuerte tenga que ser antidemocrática. Obviamente eso no es irremediablemente así, pero en muchos casos sí se da así porque se prioriza la seguridad por encima de otros valores democráticos. Y estamos viendo en general, esto es en Colombia, pero creo que hay una infección a nivel global, en la que hay una cierta decepción con lo que la democracia le da a la gente y hay una preferencia por acciones que sean más efectivas. Incluso a sabiendas de que se debilita la democracia, entonces creo que Colombia sí está en ese riesgo.
Silvia: Hacemos la última pausa, y a la vuelta hablamos con Renata sobre cómo se ha transformado la violencia política en otros países de América Latina y qué pueden hacer los gobiernos para tratar de frenarla.
Eliezer: Ya volvemos.
Silvia: Estamos de vuelta en El hilo.
Eliezer: Estabas hablando recién de América Latina y nos gustaría un poco hablar sobre la situación regional, ¿no? En 2024 hubo elecciones en varios países de América Latina y durante las campañas pudimos ver cómo el crimen organizado amenazó o asesinó a candidatos, ¿no? Lo vimos en México.
Audio de archivo, periodista: En este período electoral fueron asesinados 40 candidatos, precandidatos y aspirantes.
Eliezer: Que año a año, o en cada elección, digamos, siempre tiene un elevado índice de violencia política. También en Ecuador.
Audio de archivo, periodista: El camino a las urnas está minado de situaciones violentas.
Audio de archivo, periodista: Se han registrado al menos doce ataques a candidatos o a personas cercanas a estos.
Audio de archivo, periodista: Fue asesinado Fernando Villavicencio, quien fuera candidato a la presidencia de Ecuador al final de un meeting en Quito.
Eliezer: ¿Cómo se comparan estos ataques con el atentado contra Uribe? ¿Qué tipo de atentados son más frecuentes y por qué?
Renata: Sí, pues mira, obviamente la explicación de cada atentado en América Latina es un poco contextual a lo que está pasando en cada país, pero yo creo que hay dos cosas que podemos decir. Lo que pasó en el atentado contra Fernando Villavicencio en Ecuador es claramente más al estilo de lo que ha habido en Colombia en el pasado, ¿no es cierto? Fue un atentado en el que claramente él estaba siendo víctima porque había estado involucrado en hacer denuncias en contra de la corrupción del Estado y la penetración de los intereses de grupos de crimen organizado dentro de instituciones del gobierno.
Silvia: Durante la campaña, un grupo criminal que se llama Los Choneros lo amenazó de muerte porque los mencionó en sus discursos. Este es un video de Villavicencio días antes de que lo asesinaran.
Audio de archivo, Fernando Villavicencio: Dijeron que me van a quebrar. Aquí estoy, aquí está Don Villa. Que vengan los capos del narco. Vengan.
Eliezer: Pero no fue este grupo quien lo mandó a matar. Detrás del asesinato de Villavicencio están Los Lobos, otra organización criminal que tiene vínculos con la política en Ecuador. Según la fiscalía, la orden para asesinarlo vino directamente de una cárcel donde opera la sede de este grupo. Los siete sicarios detenidos por matar a Villavicencio fueron luego asesinados, seis de ellos en una cárcel de Guayaquil y el último en una prisión en Quito.
Renata: Entonces, claramente hay una operación compleja y en la que se está haciendo todos los esfuerzos posibles para que haya impunidad y no se sepa quién es la persona que ordenó este asesinato, lo cual indica que hay un interés político detrás de él.
Silvia: Desde 2023, más de 30 políticos han sido asesinados en Ecuador y la última campaña electoral estuvo marcada por amenazas, secuestros y ataques del crimen organizado.
Renata: En México, obviamente hay un poco de esa misma lógica, pero lo que vemos en México es un poco lo mismo que estábamos hablando en Colombia, que es un gran esfuerzo por parte de los grupos organizados de tener control territorial. Y en México, durante décadas, ya ha habido una estrategia muy, muy planeada por parte de los grupos de control territorial, de tener a los oficiales locales, a los alcaldes, a los jefes de policía, etcétera, en el bolsillo del grupo que controla ese territorio, y es claramente para ellos beneficioso en términos de acceso a recursos, de impunidad.
Un colega mío que trabaja en México, me acuerdo, estuvo una vez con un grupo criminal y el grupo criminal le dijo: “Mira, mañana vamos a ir a atacar a este otro grupo acá cerca, pero vamos primero a conversar con la policía para contarles, para que no vengan. Así que cuando nosotros hagamos el ataque, ellos ya sepan que somos nosotros y la policía se queda lejos”. Esto pasa a través de México todo el tiempo. Es esa lógica de plata o plomo. Es: o ustedes están de parte del grupo que está tratando de controlar esta zona o sencillamente son enemigos y tienen que ser eliminados.
Eliezer: ¿Tú crees que la raíz o la causa más general o más común, digamos, de la violencia política contemporánea en nuestra región tiene que ver en general con este control territorial?
Renata: Sí, sin duda. Pero mira, Eliezer, yo creo que nosotros en general en América Latina estamos un poquito viéndonos en la necesidad de repensar cómo nosotros entendemos qué es violencia política.
Silvia: Para Renata, la idea de que la violencia política solo busca controlar al gobierno central ya no refleja las dinámicas de nuestra región. Porque los grupos criminales en América Latina funcionan, en muchos casos, como autoridad. Es decir, de alguna manera ya tienen poder político.
Renata: Si tú tienes un grupo que tiene control territorial, provee servicios como justicia, pavimenta las calles, le paga al profesor en la escuela, es el que organiza el bazar, es el que decide quién puede vivir allí y quién no, es el que impone sanciones sociales, es al que la persona va y dice: “Hola, mi vecino se me robó la gallina”, es el que viene. Eso de alguna manera es político. O sea, ellos tienen un carácter político no porque van a hacer la revolución como nos la imaginábamos en los ochentas o en los setentas, es porque tienen una capacidad. Entonces, yo siento que si no es la misma violencia política que habíamos visto antes, pero no es una violencia que no tenga connotaciones políticas.
Eliezer: Estos grupos funcionan de dos formas. Por un lado, reprimen y por el otro tratan de comprar la fidelidad o la aceptación de la población. A esto se le conoce como gobernanza criminal. Es como un mini-estado paralelo manejado por el crimen, muchas veces con el consentimiento del gobierno. Esto suele pasar en lugares donde el Estado real es débil o está ausente.
Silvia: En América Latina, Haití es el caso más conocido de gobernanza criminal. Las pandillas controlan buena parte del territorio nacional. Cobran impuestos, aplican sus propias leyes y, en general, deciden quién vive y quién muere.
Renata: Es un caso donde nosotros hemos estado hablando mucho con las pandillas, los líderes de las pandillas, y ellos nos dicen: “Mire cómo funciona. Nosotros éramos gente pobre que vivíamos en un barrio destruido. Los políticos vinieron, nos dieron las armas, nos dijeron ustedes funcionan como nosotros queremos. Los movilizamos para que nos hagan la tarea sucia y después, cuando subimos al poder, los acusamos a ustedes como la fuente de todo mal”. Y las pandillas dicen: “O sea, nosotros somos el ejército que los políticos crearon. Y ahora súbitamente no podemos decir que somos políticos, aunque estamos íntimamente conectados con la política”. Los colombianos en particular están muy, muy aferrados a la división entre criminalidad y política, pero yo creo que es más y más difícil, digamos, hacer esa separación conceptual.
Eliezer: Esto también lo vemos en Venezuela, donde la línea entre el Estado y la criminalidad se desdibujó completamente. En las últimas dos décadas surgieron grupos armados que colaboran con el gobierno. Quizá el más importante sea el Ejército de Liberación Nacional (ELN), que de a poco se convirtió en una guerrilla binacional. Comenzaron en Colombia y ahora operan también en Venezuela.
Silvia: En muchas zonas del país, el régimen de Nicolás Maduro trabaja mano a mano con el ELN. Las autoridades co-gobiernan con ellos, y los usan para controlar a la población, ya sea ofreciendo favores y servicios, o mediante la fuerza y el miedo.
Renata: Hemos hablado con personas de las fuerzas de seguridad en Venezuela que nos han dicho que, en ciertos casos, ellos apelan al ELN cuando tienen necesidad de una fuerza de seguridad, más que a las fuerzas bolivarianas mismas. Maduro tiene, y no sin razón, una alta preocupación de que Estados Unidos trate de invadir Venezuela a través de Colombia. Y ellos piensan que el ELN es una parte estratégica de su defensa a una invasión norteamericana que venga a través de la frontera colombiana.
Eliezer: Renata también nos dio el ejemplo de Perú, donde los mineros ilegales tienen representación en distintos partidos políticos, tanto a nivel local como a nivel nacional.
Renata: La cuestión de minería ilegal es altamente cómplice con las fuerzas políticas. Y es algo similar: un gran esfuerzo por parte de grupos criminales de tener un control sobre la zona del Amazonas, donde hay minas de oro, y con complicidades con personas específicas dentro del gobierno, o las Fuerzas Armadas, y las tensiones que se generan en la zona.
Silvia: En Perú, la influencia de estos grupos ha ido creciendo y es notoria para la gente. Según una encuesta reciente, 70% de los peruanos creen que la minería ilegal financiará las campañas para las elecciones del próximo año.
Renata: Y esto, mira, lo estamos viendo en todas las regiones donde hay criminalidad. América Latina es el lugar más violento del mundo. La criminalidad ha subido en la gran mayoría de los países, no en todos, pero en muchos. Y lo que hemos visto de manera preocupante es una expansión de la violencia en países que previamente eran pacíficos, ¿no es cierto? Entonces, digamos, Ecuador, Costa Rica, por ejemplo. Entonces, lo que ocurre en general, y esto no es nada nuevo, si tú oprimes el crimen en un lado, sencillamente el crimen se mueve para el otro lado y van a lugares donde no hay una institucionalidad que está preparada para enfrentar este tipo de ataques, ataques que, como te digo, vienen de manera violenta, pero también a través de corrupción, etcétera, y tratan de controlar sociedades que no están tan bien acostumbradas a este tipo. Entonces hay muy poca resiliencia a ese tipo de violencia.
Eliezer: Y Renata, por último, entendemos que es un problema complejísimo con raíces y traumas históricos, en un momento en que las instituciones de muchos de nuestros países se tambalean, ¿no? Pero si existiese la voluntad o las condiciones para empezar a desenrollar el nudo de la violencia política, ¿por dónde crees que habría que empezar? ¿Cuáles serían los problemas más urgentes que habría que atender para pensar en soluciones a futuro?
Renata: Obviamente no hay, no hay una solución mágica a esta respuesta. No una píldora. Hay una estrategia que ha sido utilizada con cierto éxito en algunas ciudades, que es lo que se llama disuasión focalizada. Y la disuasión focalizada lo que hace es que tú miras y dices: bueno, tengo todos estos grupos criminales funcionando en México, en Bogotá. Yo me voy a enfocar en los más violentos. ¿Cuáles son los grupos criminales que están alterando más la vida de la gente de manera violenta? Y me voy a ir en contra de ellos. Claro, esto de alguna manera quiere decir le estás dando un poquito de impunidad a los menos violentos, no estás solucionando el tema de criminalidad, pero sí estás mandando un mensaje muy grande.
Silvia: Este es el modelo que usó Claudia Sheinbaum para bajar la criminalidad en Ciudad de México cuando fue la alcaldesa de la capital. Ahora que es presidenta, está intentando usarlo a nivel nacional.
Renata: Ha funcionado en Río, en Colombia algunas policías lo están usando, pero en Estados Unidos sobre todo ha sido muy, muy clave para bajar la criminalidad en ciertos lugares. El segundo tema, que es obviamente indispensable, es el tema de impunidad. O sea, mientras la gente sepa que puede matar y no pasa nada, pues va a seguir matando. Es lamentable que esto viene en un momento en el que Estados Unidos ha quitado casi toda su ayuda para fortalecimiento institucional en la región, porque es una apuesta a largo plazo. Pero es una apuesta que, si tú la paras en la mitad, el daño que hace dejar ese fortalecimiento institucional es clave.
Y la última cosa, tengo que decir esto como Crisis Group: hay que poner la negociación en la mesa. Muchos de estos problemas no van a ser resueltos a punta de bala, ni porque tuviéramos las estrategias de seguridad más impresionantes y los cuerpos policiales y militares más capaces. Los Estados en América Latina, es muy improbable que puedan llegar a solucionar el problema de seguridad 100% a punta de una estrategia pura de fuerza. Entonces, entendiendo las implicaciones que trae negociar con grupos criminales, que los fortaleces, los legítimas, o sea, vienen con complicaciones, es una estrategia que ha dado resultados en muchos casos. Ha habido muchos procesos de diálogo con grupos criminales que yo creo que hace que nosotros tengamos que dejar un poquito el pánico moral de hablar con criminales, si lo que viene es una reducción a la violencia y realmente darle a la gente en la región un espacio para poder respirar y para poder hacer lo que necesita hacer, que es tratar de recomponer sus vidas después de esta crisis económica tan grande que tenemos en la región.
Eliezer: Renata Segura, muchas gracias.
Renata: Gracias por tenerme.
Mariana: Este episodio fue producido por mí, Mariana Zúñiga. Lo editaron Silvia y Eliezer. Bruno Scelza hizo la verificación de datos. El diseño de sonido es de Elías González, con música suya y de Remy Lozano.
El resto del equipo de El hilo incluye a Daniela Cruzat, Samantha Suazo, Samantha Proaño, Melisa Rabanales, Diego Corzo, Natalia Ramírez, Paola Alean, Camilo Jiménez Santofimio y Elsa Liliana Ulloa. Daniel Alarcón es nuestro director editorial. Carolina Guerrero es la CEO de Radio Ambulante Studios. Nuestro tema musical lo compuso Pauchi Sasaki.
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Gracias por escuchar.
Transcript:
Silvia Viñas: Colombia is facing a tense political climate amid the presidential pre-campaign for the May 2026 elections.
Eliezer Budasoff: In just a couple of weeks, several incidents occurred. First, the attack against a presidential pre-candidate.
Archive audio, host: Senator and presidential pre-candidate Miguel Uribe is currently fighting for his life after being shot several times during a campaign event in Bogotá.
Archive audio, host: According to the Attorney General’s Office, it was a political attack.
Silvia: Miguel Uribe, senator and presidential pre-candidate for the right-wing party Centro Democrático, was shot three times, twice in the head and once in the left leg. The shooter was a minor, a 14-year-old boy. And although four people have already been arrested, it’s still unclear who ordered the attack. The Attorney General’s Office pointed to a group of hired criminals and offered a reward for information on the whereabouts of their leader, while investigating whether the Segunda Marquetalia, a dissident faction of the FARC, may be involved. After several surgeries, Uribe’s condition remains critical.
Eliezer: Three days after this attack, there were a series of assaults across various parts of the country.
Archive audio, host: In Colombia, at least six people were killed in multiple attacks involving gunfire, car bombs, and guerrilla drones in different parts of the country’s southwest.
Eliezer: And on June 16, this happened in a town in Antioquia:
Archive audio, host: A councilman from San Andrés de Cuerquia in Colombia was shot and killed. Police have already arrested one person in connection with the case.
Silvia: This violence, and the attempted assassination of Uribe, revives fears from the past. Colombia has a long history of political violence. In the 1980s and 1990s, there were thousands of attacks on judges, politicians, social and environmental leaders, lawyers, and journalists. Between 1987 and 1995, that is, in less than 10 years, five presidential candidates were assassinated. Now, the attack on Uribe raises a question, Is Colombia returning to an era of political violence, or did it never really leave?
Eliezer: The rise in this kind of violence seems to be a regional trend. In the past two years, we’ve seen similar attacks in several Latin American countries.
Archive audio, host: Ecuador’s presidential candidate Fernando Villavicencio was assassinated during a campaign event in a central part of the capital city.
Archive audio, host: This Mexican electoral process is stained by blood. Over 30 candidates for public office have been killed.
Silvia: And how organized crime is trying to influence electoral processes.
Archive audio, journalist: The financing of electoral campaigns by organized crime was a point of debate among lawmakers.
Archive audio, analyst: The concept of criminal states, narco-states, we’ve seen it extend to Venezuela.
Archive audio, analyst: The case of the president of Haiti, whose assassination practically dismantled the entire institutional regime in the country.
Eliezer: Welcome to El hilo, a podcast from Radio Ambulante Studios. I’m Eliezer Budasoff.
Silvia: And I’m Silvia Viñas.
Eliezer: Today, how political violence has evolved in Colombia, and what it shares with the growth of organized crime in other parts of Latin America.
It’s June 27, 2025.
Eliezer: Renata, the recent attack on presidential pre-candidate Miguel Uribe has led many Colombians to wonder whether the country has returned to the past, right? But before asking you to answer that, we’d like to understand, what was that past that Colombians are referring to?
Renata: Yes, look, I think the attack on Uribe brought people of a certain age, like me, back to the late 80s and early 90s, when we witnessed, in the span of just a few years, the assassination of five presidential candidates.
Silvia: That’s Renata Segura, director for Latin America and the Caribbean at the International Crisis Group, an organization specialized in conflict prevention. Renata is referring to the assassinations we mentioned at the start of this episode, between 1987 and 1995. Three of them occurred within an eight-month span. One of the most well-known cases is that of Luis Carlos Galán. He denounced the infiltration of drug trafficking in Colombian politics and became Pablo Escobar’s main rival.
Renata: At the end of the 80s and during the 90s, we saw two things happening simultaneously. On one hand, there was a major campaign by drug cartels, particularly from Medellín, led at the time by Pablo Escobar, but also from Cali, using violence as a strategy to avoid extradition to the United States, which was one of their greatest fears.
Eliezer: In the mid-80s, drug traffickers killed the Minister of Justice. The Colombian government launched a war against them and threatened to extradite them to the U.S., something that, of course, didn’t suit them. They preferred to serve time in Colombia, where they could bribe prison officials and continue running their businesses from behind bars.
Silvia: Renata says they also used violence to send a strong message to the state about their power.
Renata: And the need for the state to stop fighting them through violence. To try to negotiate. The second part of that story is that, during that time, certain leftist groups that had been engaged in armed struggle, that is, guerrillas who had demobilized, tried to join the democratic contest through elections.
Eliezer: They created various political parties to participate in elections, like the Unión Patriótica, which was formed in the mid-80s after one of the peace negotiation attempts between the government and the FARC. But the Unión Patriótica was systematically persecuted and eliminated. It’s estimated that in ten years, thousands of its militants and leaders were murdered by paramilitaries, state agents, and drug traffickers.
Renata: And what we saw there was clearly an effort from the Colombian right to prevent these leftist groups from entering the political world in a more legitimate way. So, there was this combination of factors that led to very, very intense violence at the time.
Silvia: This is how the news sounded back then:
Archive audio, newscast: I’ll start by telling you that today the army continued its pursuit of the guerrilla group Democracia.
Archive audio, newscast: More than 900 Colombians remain kidnapped, including the seven journalists for more than a month and a half.
Archive audio, newscast: So far, the death toll is 14, including three children. The explosion’s shockwave affected a wide area in downtown Bogotá.
Silvia: This was one of the most critical moments in the country’s recent history. Hundreds of people were murdered. In fact, Miguel Uribe’s mother, journalist Diana Turbay, was kidnapped by collaborators of Pablo Escobar and killed during a failed rescue attempt.
Eliezer: How did Colombia manage to overcome that violence, if it really did? Or at least reduce it?
Renata: It’s interesting because what Colombia did with the Medellín Cartel in particular was go after its leaders, right? The assassination of Pablo Escobar had a significant impact. That strategy has its pros and cons. In the specific case of the Cali and Medellín cartels, where the main kingpins were arrested or killed, there was a short-term drop in violence, but what we saw was fragmentation of the criminal groups, of those drug trafficking organizations. And Pablo Escobar, in particular, and other drug lords of that time, had political ambitions.
Eliezer: Pablo Escobar served in Congress in the early 80s as an alternate for a legislator. And in general, he made many efforts to gain followers.
Silvia: But after a while, they moved away from the idea of gaining national power.
Renata: There was an understanding among drug traffickers in Colombia that that kind of political visibility isn’t strategically beneficial because it draws too much attention. The public forces start to go after them more intensely. So there was also a kind of decision from the cartels to go a bit more underground, to avoid the public eye, and to change the kind of violence they employed. Because it’s important to say that drug violence in Colombia never ended, but it did change.
Silvia: The various peace processes Colombia has had with guerrilla groups also significantly reduced violence. Especially the agreement with the M-19 in 1990, which was one of the most successful, and the peace talks with the FARC that ended with the signing of the agreement in 2016.
Eliezer: We were just talking a bit about the 80s and 90s. You mentioned that, actually, yes, political violence in Colombia goes back further, right? And I’d like to return to the question we started with. Do you think the country has returned to a similar kind of political violence, or what has changed?
Renata: Well look, obviously it’s hard to answer that without knowing who ordered the attack on Uribe, and it’s possible we may never know. Impunity is very high in Colombia, and in many of these high-profile killings, it takes decades to find out the truth, if ever. It’s understandable that people think, “My God, we’re back to that again,” because of how brutal the attack was, happening during the campaign, that close. It clearly suggests the campaign had to be infiltrated, or at the very least he was being closely followed, because that stop was improvised. So, there are many very worrying signs pointing in that direction. But it’s also important for everyone to take a deep breath and recognize that we’re not in 1990.
On one hand, the overall levels of violence in Colombia today are not what they were back then. The number of murders is much lower, kidnappings are way down, and armed clashes are also significantly reduced. So, we’re not there.
Silvia: For example, in 2024 Colombia recorded the lowest homicide rate in the past four years, nearly 26 per 100,000 inhabitants. In 1990, that rate was 70 per 100,000.
Eliezer: Although violence has decreased, as Renata said earlier, the political violence of the 80s and 90s never really went away. It didn’t stop, it just transformed. Criminal groups no longer seem interested in seeking national power. Their battles today are fought at the regional level.
Silvia: That’s why most attacks on political and social leaders happen far from Bogotá. In 2023, the regional elections were the most violent in recent years. And this year alone, more than 30 political leaders have been assassinated. Most of them are in rural areas.
Eliezer: The most recent murder happened just last week. The one we mentioned at the beginning. In a town in Antioquia, a region in northwestern Colombia, a minor, just like in Uribe’s case, killed a councilman.
Renata: Look, part of the reason for this shift from national to local violence has to do with who is carrying it out and why, right? What we’ve seen since 2016, when the peace deal with the FARC was signed, is a campaign by other armed and criminal groups to fill those territorial gaps. And the truth is, while some groups still have a revolutionary ideology, like the ELN, for example, what they’re really after is territorial control to gain access to illicit economies.
And also control over communities, because criminal groups have realized that controlling the population gives them very strong local power as well. And that’s why most of the violence is in the regions.
Eliezer: You were just telling me that the intellectual author of the attack on Uribe is still unknown, and that there have been many theories thrown around. Most of them blame criminal groups linked to drug trafficking. But if these groups have been acting for some time now and mainly operate in regional contexts, what would they gain by stepping into the national spotlight?
Renata: Look, one thing that has always existed in Colombia, and that we can’t dismiss as a possibility, and I want to be clear we’re speculating because we don’t have concrete information, is that certain criminal groups have worked closely with political interests, both local, regional, and national. So, there is a strong possibility, as was the case during the paramilitary era, that criminal groups are simply working in tandem with political actors who, for whatever reason, may want Uribe out of the race. That’s one possibility.
Another, which President Petro has brought up, and which isn’t entirely implausible either, is that there may be people interested in seeing Gustavo Petro’s government, the first leftist government in decades in Colombia, collapse into chaos. Because that could significantly influence who gets elected next, and affect the political space that the left currently occupies in Colombia. Unfortunately, violence in Colombia has been used as a political strategy for many, many decades. And right now, there are a lot of interests, and as they say in Colombia, “people love to fish in troubled waters.” There are many who could benefit from these last two years, or year and a half, of Petro’s government being chaotic.
Silvia: After the break, how the fear of a return to political violence could affect next year’s presidential campaign.
Eliezer: We’ll be right back.
Silvia: We’re back on El hilo. Renata says that, for now, the attack on Miguel Uribe has had a limited impact on the pre-campaign for the elections, which, as a reminder, are in May 2026.
Renata: Sadly, it’s created a bit more polarization instead of uniting the country.
Archive audio, peace march.
Eliezer: On June 15, there was a peace march in more than 20 cities across the country. It was organized by members of Congress and presidential pre-candidates from different political parties.
Renata: But that march was seen by some sectors of the left as a right-wing effort to manipulate the attack on Uribe to further polarize the country against the president. Many people who took part in the march were obviously saying the opposite. What we need is to come out and protest against the violence.
Archive audio, woman marching for peace: For our youth, because we don’t want a Colombia like the one we lived through.
Archive audio, woman marching for peace: We don’t want hate, we all want to live in peace.
Renata: Making it clear that Colombians do not agree with a return to electoral violence like we’ve seen in the past. But we didn’t see a national sense of unity, like in other countries. For example, in Ecuador, when Villavicencio was attacked, all political sectors immediately came out and denounced the violence. What we’re seeing here instead is a deepening of the already hostile tone that’s characterized the campaign over the past few months, and that will likely continue all the way through the elections.
Silvia: The attack on Miguel Uribe happened at a tense moment, full of confrontation between Petro and the opposition, which has questioned the president’s mental health and accused him of having drug problems. Days before the attack on Uribe, he was called authoritarian for trying to launch a referendum by decree to push through his labor reform. Petro had referred to those opposing his reforms as “HP esclavistas” (MF enslaver).
Archive audio, Gustavo Petro: It’s because he is a MF enslaver. I didn’t say any curse words, just to be clear. “HP” (MF)… Honorable Parliamentarian, journalist, or politician, but it’s “Honorable Person”, enslaver…
Eliezer: Security has become a central issue in this campaign, starting with the safety of the presidential pre-candidates. After the attack, some canceled their public events. They say they’re waiting for stronger security guarantees before continuing with their campaigns. But Renata believes that guaranteeing an electoral campaign with zero risk is impossible in Colombia, although there are things that can be done.
Silvia: The first step would be to focus on the National Protection Unit, the UNP, a government institution responsible for providing security to individuals at risk, including presidential candidates.
Renata: Because what we’ve seen in Colombia is that many of the assassinations back in the 90s were carried out by the candidates’ own bodyguards. In Uribe’s case, protection was shared between the UNP and the National Police. So, it’s going to be very important to ensure that everyone in the National Protection Unit is 100% trustworthy, that they haven’t been bought by dark forces, and to prevent the UNP itself from becoming a vulnerability that allows this kind of thing to happen again.
Eliezer: For Renata, it’s also essential that intelligence services stay updated and aware of everything happening in the country. That’s something that could fail if Colombia loses U.S. certification in its fight against drugs. This certification is part of a process where the U.S. government evaluates whether a country is cooperating in eradicating drug crops and combating trafficking. Losing it can have serious consequences.
Renata: Because much of the military cooperation between the U.S. and Colombia centers around intelligence. U.S. aid strengthens Colombia’s intelligence services. So, if Trump decides to decertify Colombia, that could directly impact how the country’s intelligence works. And that could open up vulnerabilities where something like this could happen again.
Eliezer: Do you think the attack on Miguel Uribe could have any impact on Colombian democracy? And why?
Renata: Yes, I do. It’s very likely it will have a significant impact. Look, what we saw after the wave of attacks in the 80s and 90s was a mobilization in defense of democracy. The assassination of Galán and other political candidates moved students into the streets, pushed the media to demand institutional change that addressed the root causes behind the violence. People would see that the political space was too closed off, preventing new voices from entering the electoral competition. That’s where the Constituent Assembly came from, and a Constitution that, though later modified, is still seen as a major democratic breakthrough in Colombia.
Today, the situation is a bit different. And what we’ve seen across Latin America is a decline in appreciation for democracy and a rise in support for tough-on-crime policies. That’s a big risk Colombia is facing. It’s not a new risk, obviously. Álvaro Uribe, Duque, and others put those policies on the table as options. Now, a strong security policy doesn’t have to be anti-democratic. That’s not inevitable. But often, it ends up that way, because security is prioritized above other democratic values. And what we’re seeing, not just in Colombia but globally, is growing disappointment with what democracy delivers. People are starting to prefer actions that feel more effective, even if that means weakening democracy. So yes, I think Colombia is facing that risk.
Silvia: We’ll take one final break, and when we come back, we’ll talk with Renata about how political violence has evolved in other Latin American countries, and what governments can do to try to stop it.
Eliezer: We’ll be right back.
Silvia: We’re back on El hilo.
Eliezer: You were just talking about Latin America, and we’d like to talk a bit more about the regional situation. In 2024, there were elections in several Latin American countries, and during those campaigns, we saw how organized crime threatened or even killed candidates, right? We saw it in Mexico.
Archive audio, journalist: In this electoral period, 40 candidates, pre-candidates, and hopefuls were assassinated.
Eliezer: And year after year, or every election cycle, really, Mexico always has a high level of political violence. The same happened in Ecuador.
Archive audio, journalist: The road to the polls is riddled with violent incidents.
Archive audio, journalist: There have been at least a dozen attacks on candidates or their associates.
Archive audio, journalist: Fernando Villavicencio, a presidential candidate in Ecuador, was assassinated at the end of a rally in Quito.
Eliezer: How do these attacks compare with the attempt on Uribe’s life? What kinds of attacks are most frequent and why?
Renata: Well look, obviously each attack in Latin America is contextual, based on what’s happening in that specific country. But I think there are two general points we can make. What happened with the attack on Fernando Villavicencio in Ecuador is clearly more similar to the kind of attacks Colombia experienced in the past, right? It was an attack in which he was clearly targeted because he had been publicly denouncing state corruption and the infiltration of organized crime into government institutions.
Silvia: During his campaign, a criminal group called Los Choneros threatened to kill him because he had mentioned them in his speeches. This is a video of Villavicencio just days before he was murdered.
Archive audio, Fernando Villavicencio: They said they’re going to take me out. Well here I am, here’s Don Villa. Let the narco bosses come, let them come.
Eliezer: But it wasn’t that group that had him killed. Behind Villavicencio’s assassination was another criminal organization, Los Lobos, which has ties to politics in Ecuador. According to the prosecutor’s office, the order to kill him came directly from a prison where the group’s leadership operates. The seven hitmen arrested for killing Villavicencio were later murdered, six of them in a Guayaquil prison and the last one in a prison in Quito.
Renata: So, clearly, there was a complex operation and all efforts have been made to ensure impunity and hide who gave the order, which strongly suggests a political interest behind the crime.
Silvia: Since 2023, more than 30 politicians have been murdered in Ecuador, and the last election cycle was marked by threats, kidnappings, and attacks from organized crime.
Renata: In Mexico, of course, there’s a bit of the same logic, but what we see in Mexico is also similar to what we talked about in Colombia: a massive effort by organized groups to gain territorial control. And in Mexico, for decades now, there has been a well-planned strategy by criminal organizations to dominate territory by having local officials, mayors, police chiefs, etc., in their pocket. And that clearly benefits them in terms of access to resources and impunity.
A colleague of mine who works in Mexico once told me he was with a criminal group and they said, “Tomorrow we’re going to go attack this other group nearby, but first we’re going to talk to the police so they don’t show up. That way, when we carry out the attack, they’ll already know it’s us and they’ll stay away.” This kind of thing happens all the time in Mexico. It’s that logic of plata o plomo (Silver or lead: a phrase used to describe the tactic of offering bribes “silver” or threats of violence, often murder “lead” from bullets) Either you’re with the group trying to control the zone, or you’re the enemy and have to be eliminated.
Eliezer: Do you think the root or most common cause of contemporary political violence in our region is, generally speaking, tied to territorial control?
Renata: Yes, without a doubt. But look, Eliezer, I think in Latin America we’re increasingly being forced to rethink how we define political violence.
Silvia: For Renata, the idea that political violence is only about seeking control over the central government no longer reflects the dynamics in our region. Because in many cases, criminal groups in Latin America function as authorities. In other words, they already hold political power in a certain way.
Renata: If you have a group that controls territory, provides services like justice, paves roads, pays teachers, organizes the community fair, decides who gets to live there and who doesn’t, enforces social sanctions, and is the one people turn to and say, “Hey, my neighbor stole my chicken,” and they come to settle it, that, in some way, is political. They have a political character not because they’re trying to launch a revolution like we imagined in the 70s or 80s, but because they hold power. So, I feel like even if it’s not the same political violence we’ve seen before, it still carries political implications.
Eliezer: These groups operate in two ways. On one hand, they repress, and on the other, they try to buy people’s loyalty or acceptance. This is known as criminal governance. It’s like a parallel mini-state run by crime, often with the government’s consent. This usually happens in places where the real state is weak or absent.
Silvia: In Latin America, Haiti is the most well-known case of criminal governance. Gangs control large parts of the national territory. They collect taxes, enforce their own laws, and generally decide who lives and who dies.
Renata: It’s a case where we’ve spent a lot of time talking with gang members, their leaders, and they tell us, “Look how it works. We were poor people living in a destroyed neighborhood. Politicians came, gave us weapons, told us you’re going to operate the way we want. You’re our muscle to do the dirty work, and once we’re in power, we’ll blame you as the source of all evil.” And the gangs say, “We’re the army the politicians created. And now suddenly we can’t say we’re political, even though we’re deeply tied to politics.” Colombians, in particular, really hold on to that division between crime and politics, but I think it’s increasingly difficult to make that conceptual separation.
Eliezer: We also see this in Venezuela, where the line between the state and criminality has completely blurred. Over the last two decades, armed groups have emerged that collaborate with the government. The most important is probably the National Liberation Army (ELN), which has slowly turned into a binational guerrilla force. They started in Colombia and now operate in Venezuela too.
Silvia: In many parts of the country, Nicolás Maduro’s regime works hand-in-hand with the ELN. The authorities co-govern with them and use them to control the population, either by offering favors and services, or through force and fear.
Renata: We’ve spoken with members of the security forces in Venezuela who told us that, in some cases, they turn to the ELN when they need security forces, more than to the Bolivarian ones themselves. Maduro has, and not without reason, a deep fear that the United States might try to invade Venezuela through Colombia. And they see the ELN as a strategic part of their defense against an American invasion from that border.
Eliezer: Renata also gave us the example of Peru, where illegal miners have representation in various political parties, both local and national.
Renata: The issue of illegal mining is deeply entangled with political forces. And it’s similar in that there’s a major effort by criminal groups to gain control over the Amazon region, where gold mines are located, and to collaborate with specific people inside the government or the military, generating tensions in that area.
Silvia: In Peru, the influence of these groups has grown and become obvious to the public. According to a recent poll, 70% of Peruvians believe that illegal mining will finance the campaigns for next year’s elections.
Renata: And we’re seeing this everywhere crime has taken root. Latin America is the most violent region in the world. Crime has increased in most countries, though not all, but many. And what we’ve seen, alarmingly, is that violence is expanding into countries that were previously peaceful, right? Like Ecuador, Costa Rica, for example. What tends to happen, and this is nothing new, is that if you crack down on crime in one place, it simply shifts elsewhere, into areas where institutions aren’t prepared to deal with this kind of attack. And these attacks come not just through violence but through corruption, and they try to control societies that aren’t used to this. So there’s very little resilience to that kind of violence.
Eliezer: And Renata, finally, we understand this is an extremely complex problem with deep historical roots and trauma, happening at a time when the institutions in many of our countries are teetering, right? But if there were political will or the right conditions to begin to untangle the knot of political violence, where do you think we should start? What are the most urgent problems to address in order to think about future solutions?
Renata: Obviously, there’s no magic solution here. No silver bullet. One strategy that has seen some success in a few cities is what’s called focused deterrence. And what focused deterrence does is say, “Okay, I have all these criminal groups operating, in Mexico, in Bogotá. I’m going to focus on the most violent ones. Which groups are disrupting people’s lives the most through violence? I’m going to go after them.” Of course, this means you’re letting the less violent ones slide a bit. You’re not solving crime in general, but you’re sending a very powerful message.
Silvia: This is the model Claudia Sheinbaum used to reduce crime in Mexico City when she was the capital’s mayor. Now that she’s president, she’s trying to apply it at the national level.
Renata: It worked in Rio, and some police departments in Colombia are using it too, but it’s especially been key in reducing crime in certain areas in the United States. The second issue, which is obviously essential, is impunity. As long as people know they can kill and nothing will happen, they’ll keep killing. It’s unfortunate this is happening at a time when the U.S. has cut nearly all its aid for institutional strengthening in the region, because that’s a long-term investment. But if you cut that off midway, it does real harm. That kind of institutional strengthening is critical.
And the last thing, I have to say this as Crisis Group, we have to put negotiation on the table.
Many of these problems won’t be solved by force alone, not even with the best security strategies or the most capable police and military. Latin American states are unlikely to solve the security issue 100% through pure force. So, understanding the implications that come with negotiating with criminal groups, like strengthening or legitimizing them, it’s still a strategy that has yielded results in many cases. There have been many dialogue processes with criminal groups, and I think we have to get over the moral panic about talking to criminals. If what comes from that is a reduction in violence, and really giving people in the region a chance to breathe and rebuild their lives after such a massive economic crisis, then it’s worth considering.
Eliezer: Renata Segura, thank you so much.
Renata: Thank you for having me.
Mariana: This episode was produced by me, Mariana Zúñiga. It was edited by Silvia and Eliezer. Bruno Scelza did the fact-checking. Sound design is by Elías González, with music by him and Remy Lozano.
The rest of El hilo’s team includes Daniela Cruzat, Samantha Suazo, Samantha Proaño, Melisa Rabanales, Diego Corzo, Natalia Ramírez, Paola Alean, Camilo Jiménez Santofimio, and Elsa Liliana Ulloa. Daniel Alarcón is our editorial director. Carolina Guerrero is the CEO of Radio Ambulante Studios. Our theme music was composed by Pauchi Sasaki.
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