Venezuela
Covid-19
Salud mental
Cecodap
Este episodio toca temas sensibles de salud mental que pueden ser detonantes, incluyendo el suicidio. Puede no ser apto para todos los oyentes. Por favor, considera este mensaje y escucha a discreción propia. Aquí puedes encontrar información sobre cómo acceder a líneas telefónicas de atención psicológica desde diferentes países de la región.
Latinoamérica es la región del mundo más golpeada por la pandemia, pero hay otra epidemia que la covid ha profundizado: el deterioro de la salud mental, sobre todo en niños y adolescentes. Esta semana vamos a Venezuela, donde dos crisis, la humanitaria y la sanitaria, se han juntado para agudizar una situación que ya era complicada. Nuestra productora Mariana Zúñiga cuenta la historia de Keiner, un joven de 17 años que se vio acorralado por el mundo sobre sus espaldas. Para entender por qué su caso es similar a otros miles, habló también con Abel Saraiba, coordinador de Cecodap, una organización que trabaja en la defensa de los derechos de niñas, niños y adolescentes venezolanos.
Créditos:
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Reportería y producción
Mariana Zúñiga -
Edición
Silvia Viñas, Daniel Alarcón, Eliezer Budasoff -
Verificación de datos
Desirée Yépez -
Elías González
Diseño de sonido y mezcla -
Música
Elías González, Remy Lozano -
Tema musical
Pauchi Sasaki -
Fotografía
Andrea Hernández
Transcripciones:
Transcripción:
Elías González: Este episodio toca temas sensibles de salud mental, incluyendo el suicidio, que pueden ser detonantes y puede no ser apto para todos los oyentes. Por favor, considera este mensaje y escucha a discreción propia. Gracias.
Silvia Viñas: Bienvenidos a El hilo, un podcast de Radio Ambulante Estudios y Vice News. Soy Silvia Viñas
Eliezer Budasoff: Y yo soy Eliezer Budasoff.
Latinoamérica es la región del mundo más golpeada por la pandemia, algo que hemos reporteado de cerca en este podcast.
Pero hay otra epidemia, que la covid ha profundizado, una de la que no se habla tanto: el deterioro de la salud mental, en particular para los niños y adolescentes de la región.
Silvia: Esta semana, vamos a Venezuela, donde dos crisis, la humanitaria y la sanitaria, se han juntado para agudizar una situación complicada para miles de niños y jóvenes a lo largo del país.
Es 20 de agosto de 2021.
Eliezer: Nuestra productora, Mariana Zúñiga, reportó esta historia.
Mariana Zúñiga: Antes de la pandemia, los días de Keiner estaban repletos. De lunes a viernes se despertaba a las seis de la mañana para ir al colegio.
Keiner: Entre clase y clase yo hacía mis tareas, me distraía un poco escuchando música o charlando con alguien.
Mariana: Este es Keiner, tiene diecisiete años.
Keiner: Y bueno, incluso en el trabajo, pues, cuando no había mucho trabajo, mucha afluencia de personas me ponía a investigar, a leer.
Mariana: De jueves a domingo trabajaba empacando bolsas en un supermercado hasta las ocho de la noche.
Keiner: Y bueno, cuando llegaba a la casa todavía seguía teniendo como esa energía, ¿no?, esa motivación para hacer un poquito más, acostarme a dormir, y bueno, levantarme al día siguiente.
Mariana: Keiner, a quién sólo vamos a identificar por su primer nombre para preservar su privacidad, se ve como cualquier adolescente de diecisiete años. Es delgado, un tanto desgarbado. Lleva el pelo despeinado y tiene varios piercings. Le gusta el anime, el rock y el thrash metal.
Keiner: Bueno, diría que salvando muchas circunstancias, realmente simplemente era un muchacho normal de dieciséis años que, bueno, asistía a sus clases, tenía un trabajo, y bueno, de vez en cuando salía con sus amigos ¿no?
Mariana: Una de las circunstancias a las que Keiner se refiere es la dificultad de vivir en un país como Venezuela. La otra es su situación familiar.
Keiner: A los once años, este, falleció mi mamá, y bueno, lastimosamente mi familia no fue muy empática.
Mariana: Un par de años después, su papá sufrió de un infarto ocular por falta de medicamentos, y perdió la visión. Desde ese día, con catorce años, Keiner dejó de ser el niño de la casa para hacerse cargo de todo. Cosas como hacer las compras, salir a trabajar o limpiar la casa.
Keiner: Antes tenía el rol de… el hijo, el cuidado, ¿verdad? Y después de que mi papá pierde la visión pues tengo el rol del cuidador, por decirlo de alguna forma. Y pues conchale, en ese momento, ¡Wow!, me pegó bastante, ¿no? No sé cómo he sobrevivido porque siempre es como que buscando dinero acá, buscando dinero allá, buscando esto acá, buscando esto allá.
Mariana: La discapacidad de su papá hizo que una relación que era bastante buena se deteriorara con el pasar del tiempo.
Keiner: Desde el momento en que, pues eso, me convertí en su cuidador, por decirlo de alguna forma, realmente las peleas o discusiones no han cesado ¿Por qué? pues, porque como siempre, estar al tanto de él, pendiente de él, quizás lo podría incluso llegar a agobiar, pienso, ¿no? O hacer que piense que lo controlo, como en algunas ocasiones me lo ha dicho.
Mariana: Pero a pesar de la situación del país y el salto directo a una adultez temprana, Keiner parecía tenerlo todo controlado, hasta el año pasado.
Keiner: ¡Wow, cuando empezó la pandemia!
Audio de archivo, noticiero: No habrá clases presenciales en Venezuela en lo que resta del año, así lo anunció el presidente Nicolás Maduro.
Audio de archivo, Nicolás Maduro: El regreso presencial a clases no es favorable para el control de la pandemia, por eso no hay regreso presencial a clases en Venezuela.
Keiner: Fue un cambio bastante abrupto como tenía esa rutina ya establecida de ir al colegio, a este, levantarme a cierta hora, acostarme a cierta hora, comer a cierta hora, hablar con ciertas personas…
Mariana: Su escuela pasó de las clases presenciales al aprendizaje remoto en marzo del año pasado y ese modelo aún continúa.
Mientras en otros países los niños ya volvieron a las aulas, en América Latina la educación a distancia se ha prolongado por más de dieciséis meses en algunos lugares. Y Venezuela es uno de ellos.
La pandemia trastocó toda la rutina de Keiner y la escuela a distancia se volvió una pesadilla. Se sentía aislado, sus clases ni siquiera son por ZOOM sino que sus maestros le envían las asignaciones cada semana a través de WhatsApp.
Keiner: Las primeras clases en Pandemia, ¡Wow!, fue bastante complicado porque mandaban diría que el triple de tarea de lo que están mandando ahorita.
Mariana: Actualmente, Keiner está cursando el último año de un bachillerato técnico. Aquí, además de enseñarte materias clásicas como matemáticas y biología, también te enseñan asignaturas de oficios como mecánica o electricidad.
Keiner: Yo también creo que los profesores han visto el trabajo en casa como algo más simple de lo que en realidad es. Y pues, nos están sobrecargando, de hecho, con muchas tareas. Por ejemplo, antes a mí en el colegio, pues una guía de electrónica fácilmente podía tener unos treinta ejercicios. Pero ahorita con esta situación de pandemia, y bueno, las clases via online, pues una guía fácilmente puede tener cincuenta, sesenta o hasta más ejercicios. Y no es una sola, de un solo profesor, sino que son por lo menos cinco. Entonces, ¡Wow!, si tú tienes, este, una dinámica familiar complicada, o eso, no estás bien contigo mismo, resulta difícil no sólo entender lo que te están tratando de enseñar, este, sino cumplir con las metas que te está poniendo el sistema educativo.
Mariana: Poco a poco la ansiedad y la presión por alcanzar las metas fueron invadiendo a Keiner, afectando hasta los aspectos más pequeños de su vida. Como, por ejemplo, su alimentación.
Keiner: A veces había días que comía una sola vez al día porque, pues, estaba tan inmiscuido, todo el día tecleando, haciendo informes, redactando, que pues, se me olvidaba comer o no quería comer para terminar. Entonces, pues, a veces había días que comía una sola vez al día, incluso teniendo comida en la nevera, o dos veces al día. Muy rara vez comía tres veces al día.
Mariana: Sus patrones de sueño también se alteraron. Keiner dormía escasamente tres o cuatro horas por noche.
Keiner: Vivía a base de, de café, maldiciendo todo el día. Mi papá, de hecho, pues, se encerraba a escuchar la televisión porque no me podía soportar. Porque, bueno, de hecho yo tampoco a mí mismo no me soportaba, porque es que era tanta la presión que al final, cuando terminé el tercer lapso, quedé tan agotado emocionalmente que, pues bueno, hasta el día de hoy no he podido retomar ese ritmo que llevaba en mis estudios. Nada, simplemente no he podido. Realmente todavía no me he recuperado de eso. Me sentía extremadamente cansado, agotado, frustrado, lleno de ira, también, este, tristeza, desesperanza. Todo esto porque a ti mismo te pones una meta, te das cuenta de que no la pudiste conseguir. Y te preguntas ¿soy yo el que está fallando? ¿Es el sistema? ¿Será que no me estoy esforzando lo suficiente? Entonces, es como que te genera muchas dudas, ¿no?
Mariana: Pero no sólo eran las metas que Keiner se auto imponía las que lo angustiaban. Su papá, desde que se quedó ciego, también comenzó a ejercer mucha presión sobre él.
Keiner: Como que intentaba o intenta poner expectativas más grandes sobre mí: quiero que llegues aquí, quiero que hagas esto, quiero que seas mejor que yo. Es algo que… que te frustra ¿no? porque dices tanta gente espera tantas cosas de mí. Yo siento que no las puedo dar. Y bueno, en cierta forma realmente uno no las puede dar porque, pues, no está, este, preparado emocionalmente como para lograr hacerlo.
Mariana: La presión de los estudios a distancia y la complicada relación con su papá, pues, tuvo su efecto. Keiner se notaba cada vez más angustiado, perseguido por una tristeza no resuelta. Sobre todo, por la muerte de su mamá. Sentía que, antes, las rutinas de trabajo, de estudio y de cuidado de su papá lo protegían de pensar demasiado en todos sus traumas. Pero la pandemia lo cambió todo. Para esa época, finales del 2020, Keiner empezó a soñar a menudo con la muerte. La suya o la de alguien cercano a él.
Keiner: La mayoría de mis sueños o pesadillas, se podrían decir, son de este, yo muriendo, o alguien de mi familia muriendo, alguien que amo muriendo, incluso esos pensamientos me persiguen cuando intento dormir. Son pensamientos que como que te sacan de… de onda, ¿no? Porque incluso estando en una fiesta de repente te llega ese pensamiento y tú dices ¿por qué? Entonces de repente dices ¿De qué vale la pena esto o lo otro? Y pues, no sé, no sé. Es complicado de describirlo realmente.
Mariana: Para Keiner, el punto de quiebre llegó en diciembre del año pasado. Su familia se reunió para cenar en Navidad, después de un largo tiempo sin verse debido a la pandemia. Y durante la reunión…
Keiner: Mi tía me empezó como que a atacar con cosas que yo había hecho en el pasado o cosas que estaba haciendo ahora, como por ejemplo que ella me estaba diciendo que por qué no sacaba a mi papá adelante, que mi papá se estaba muriendo ahí, que esto, que lo otro. Entonces mi papá le empezó a decir unas cosas a ella, después me empezó a decir otras cosas a mí. Entonces, fue como que tantas cosas en ese momento.
Mariana: Esa madrugada Keiner pensó en suicidarse y trató de hacerse daño.
Keiner: Y pues bueno, al día siguiente, cuando me vi el brazo, cuando vi lo que había hecho, cuando medio recordé, dije ¡Wow!, no sé qué estoy haciendo con mi vida. No sé a qué voy a parar. No sé si voy a llegar a vivir tan siquiera un año más ¿Qué hago? Y bueno, durante esos meses, hasta febrero, este, estuve como mucho tiempo pensando, mucho tiempo reflexionando, mucho tiempo preguntándome qué hacer, porque sinceramente no, no quiero seguir viviendo así.
Silvia: Vamos a volver al caso de Keiner más adelante, pero después de la pausa… su historia es un reflejo de la epidemia de ansiedad y depresión que viven los niños y adolescentes en Venezuela y en la región.
Eliezer: Ya volvemos.
Camila Segura: Hola, soy Camila Segura, directora editorial de Radio Ambulante, el podcast hermano de El Hilo. Quiero contarles que ya casi estamos de vuelta. El próximo martes 14 de septiembre estrenamos nuestra nueva temporada. Habrá historias sorprendentes, divertidas y formatos que no hemos explorado antes. Estamos muy emocionados, y por eso preparamos algo especial para ustedes: un mini episodio en el que les contamos un poco sobre algunas de las historias que escucharan en los próximos meses. Recuerden: 14 de septiembre. Busquen Radio Ambulante en Spotify o en su aplicación de podcast favorita. Les va a gustar.
Abel Sarabia: Existen chamos que nos dicen cosas como esta, o sea, yo prefiero hacerme cortes, hacerme cosas que me duelan porque me es más fácil, como lidiar con el dolor del cuerpo que con lo que sienten ¿no?
Mariana: Él es Abel Saraiba.
Abel: Yo soy el coordinador adjunto en Cecodap y coordinador del servicio de atención psicológica de Cecodap.
Mariana: Cecodap es una organización que trabaja en la promoción y defensa de los derechos de niñas, niños y adolescentes en Venezuela. Hablé con Abel porque desde el 2014, él y su equipo han documentado el número de suicidios en el país. Según su investigación, estos casos han aumentado desde el 2017 cuando el país se empezó a ver más afectado por problemas como el hambre, la hiperinflación o la emigración masiva.
Abel: La niñez en Venezuela es una población particularmente afectada por la emergencia. Creo que es una población que está invisibilizada, porque además los niños no son votantes y como no son votantes reciben aún menos atención de parte del Estado. A mí me parece que esta generación es una generación que se parece muchísimo a las generaciones que han vivido guerras, que han vivido situaciones límite. Yo creo que tienes un grupo de chamos que han tenido desde su llegada al mundo un país limitante, amenazante, complejo, pero que además, a pesar de tener todas esas características, ese es el único entorno que conocen. Entonces, para ellos hay una aproximación distinta a la realidad que para quienes pudimos vivir otros momentos del país.
Mariana: Estas limitaciones de las que habla Abel han producido en los niños y adolescentes algo a lo que se le conoce como estrés tóxico. Cuando los niños son sometidos a situaciones de estrés que se prolongan en el tiempo, esto puede llegar a afectar su ADN e incluso el de sus hijos. Es decir, que lo que estos niños están viviendo hoy en día no sólo los afecta a ellos, sino a futuras generaciones.
Según expertos, el estrés tóxico sobre los niños puede ocasionar deserción escolar, enfermedades mentales y conductas de alto riesgo. Además, pueden llegar a padecer enfermedades metabólicas y cardiovasculares.
Abel: Diría que a partir del año 2018 nosotros empezamos a ver que el tema de salud mental no era un tema coyuntural, sino que era un tema que iba a ser estructural y de hecho Cecodap, en su historia, había siempre trabajado por los derechos de los niños, pero por lo general nosotros trabajábamos con casos colectivos, con otro tipo de procesos que no era atención individual de personas, pero la magnitud de la demanda nos llevó a tener que decir no, mira, es que esto tenemos que ocuparnos y hacerlo una línea en nuestro plan estratégico y darle como otro espacio.
Mariana: Al igual que sucede con las cifras de inflación o de homicidios, el gobierno de Venezuela ha guardado silencio durante años sobre el número de suicidios que ocurren en el país. El Observatorio Venezolano de Violencia documentó a través de un monitoreo de prensa, que entre marzo del 2020 y lo que va del 2021 han habido al menos cincuenta y un suicidios de niños y adolescentes en diecisiete estados del país. Si se compara con las cifras del 2018 hubo un incremento del 240% hasta la segunda semana de agosto. Sin embargo, se cree que estos datos están lejos de la realidad ya que existe un importante subregistro en los números.
Abel: Nosotros hicimos un informe sobre este tema que da cuenta, cómo en algunos medios de comunicación de hecho es explícita la política de no cubrir suicidios salvo que se trate de casos notables o que por su incidencia en la opinión pública sean inocultables.
Mariana: Esto no es algo que ocurre únicamente en Venezuela. En todo el mundo, los medios no suelen cubrir suicidios particulares, porque se trata de un acto de orden privado y además para evitar un efecto dominó. El periodismo puede jugar un papel importante en mejorar o debilitar los esfuerzos de prevención del suicidio dependiendo del tipo de cobertura que se haga. Pero si los medios y el Estado no hablan del tema, el resultado es que este problema puede terminar completamente invisibilizado.
Abel: En el caso en Venezuela lo que se ha optado es por no hablar del tema y esto, bueno, no deja sino de estallarnos en la cara cada vez que se destapa un nuevo caso, de un suicidio de un niño o un adolescente.
Mariana: Y la pandemia solo lo empeoró todo y no sólo en Venezuela. En Estados Unidos, por ejemplo, la cantidad de niños y adolescentes que llegaron a urgencias con emergencias psicológicas se incrementó significativamente durante la crisis del coronavirus.
Abel lo ha visto desde su organización.
Abel: Conforme van pasando los meses de pandemia, el número de solicitudes y de casos relacionados a las alteraciones del estado de ánimo aparecen desde el mes de marzo de 2020 en ascenso constante hasta finales de de año, que nos va mostrando cómo a medida que avanza la pandemia va avanzando en sí mismo el deterioro.
Mariana: Según el servicio de atención psicológica de Cecodap, entre enero y junio del 2020, casi un tercio de los niños atendidos llegaron a la consulta por alteraciones en su estado de ánimo – es decir, casos de depresión y ansiedad – y de ese total, 20% presentaron ideación e intento de suicidio.
Hablé con varios psicólogos y pediatras del sector privado y todos informaron una tendencia similar. Más niños con ideaciones suicidas y en peores estados mentales que hace dos años.
Abel: Eso nos habla de un crecimiento tremendo, del riesgo que existe, de que los chamos puedan cometer suicidio. Entonces, ¿qué sucede? Que por supuesto, en un entorno complejo, agobiante y donde pareciera no haber alternativas, entonces cobra poder la idea de que la muerte pudiera ser una alternativa para ellos. Entonces para mí es un testimonio de cuánto le estamos fallando a los chamos. O sea, si en el país, la única salida que ve un adolescente a su futuro es esa, quiere decir que nosotros estamos cercando enormemente las posibilidades para su desarrollo.
Mariana: Los programas de salud mental dedicados a niños y adolescentes son casi inexistentes en Venezuela. Y en general a la salud mental se le da poca importancia en el país. Un claro ejemplo de esto es que menos del 1% del presupuesto total del Ministerio de Salud está asignado al área de salud mental. No existen centros de salud psiquiátrica especializados en niñez, ni tampoco hay programas de prevención del suicidio de niños y adolescentes.
Abel: No hay una política pública de salud mental, porque una política pública implica: recursos financieros, técnicos, humanos, voluntad política y ninguna de esas cuatro cosas ha estado cubierta. No la hay para la población general, menos la hay para la población de niños y adolescentes, lo cual es dramático porque estamos hablando de un problema de escala a escala nacional, una escala muy grande.
Mariana: Durante más de cinco años los venezolanos han sufrido de una continua crisis humanitaria. Y los niños han estado entre los más afectados. Han perdido su infancia ante la incertidumbre, la ansiedad y el miedo, y aún así el país casi no cuenta con profesionales, ni instituciones, para tratar los trastornos psicológicos producto de esta crisis.
Abel: Te voy a poner un ejemplo, los niños que han perdido el contacto directo con sus padres producto de la migración hoy pudieran sobrepasan los ochocientos treinta mil.
Mariana: De esos niños, menos del 4% recibe algún tipo de apoyo emocional.
Abel: Entonces, ya de entrada sabemos que el sufrimiento que está experimentando la población sobrepasa ampliamente las capacidades de atención que tenemos y no hay un plan para priorizar, para responder, lo cual lleva a que, bueno, las cosas se agraven y se deterioren. Y lamentablemente lo poco que queda en pie está en manos de la sociedad civil, que se hace un gran esfuerzo, pero un esfuerzo que no alcanza para toda la gente que lo necesita.
Mariana: Y esto es algo que a Abel, personalmente, le quita el sueño.
Abel: ¡Wow! Para mí ha sido durísimo y yo siento que yo he podido hacer lo mejor que ha estado a mi alcance, procurando siempre que la atención que ofrezcamos sea de la mejor calidad posible. Pero es muy duro porque muchos casos llegan y no tenemos una solución. Dónde necesitarías el apoyo del Estado, o dónde necesitas, por ejemplo, algún soporte psiquiátrico, donde necesitas que a lo mejor los padres puedan encontrar un empleo y puedan cumplir su función… O donde necesitas un espacio seguro donde proteger a un chamo que está siendo víctima de violencia y no lo hay. Y esto es lo que a mí me afecta más cuando sentimos que, bueno, que la gente ha dado el paso de confiar, de atreverse a buscar una solución a su problema y que pudieran llegar a no recibirla, ¿no? Y eso te desalienta un montón. Pero mi mayor angustia es que cada día se van cerrando más los espacios.
Mariana: Si los fondos destinados a la salud mental ya eran escasos, desde la llegada de la pandemia han disminuído aún más, ya que se están priorizando programas de vacunación contra el coronavirus. En el caso de Cecodap, Abel me contó que recientemente tuvieron que reducir el número de psicólogos que tenían porque sus donantes les recortaron el presupuesto.
Abel: Y las opciones que tenemos para ofrecer son más cortas, más restringidas. Entonces, saber que cuando un chamo está genuinamente afectado, cuando su salud mental está comprometida, no tener opciones para ofrecer puede significar, bueno, un cambio dramático en la vida de estos chicos.
Mariana: Pero no todas son malas noticias. Abel me contó que el año pasado, por primera vez desde que existe el servicio de atención psicológica en Cecodap, empezaron a recibir pedidos de ayuda directamente de los adolescentes.
Abel: Los propios adolescentes nos contactan también buscando ayuda. Nos dicen que conocen a alguien que se ha atendido con nosotros y entonces quieren que les brindemos el apoyo. Entonces, esto ha venido creciendo. Mayoritariamente hay que decir que son los papás. Pero sí, es una tendencia que estamos viendo como al alza el hecho de que los mismos chamos piden apoyo. Creo que en eso hay una cosa positiva. Creo que esta es una generación de chamos como que si bien pueden tener dificultades en expresar sus emociones frente al mundo adulto, por otro lado, también creo que son más conscientes de la importancia que pueden tener temas como la salud mental. Entonces, vemos chamos que por cuenta propia dicen es que no sé cómo manejar mis emociones. No sé cómo regular lo que me pasa. Necesito hablar con alguien.
Mariana: Y este fue exactamente el caso de Keiner. Dos meses después de la cena de navidad, Keiner contactó a uno de sus profesores y le contó todo lo que había estado viviendo.
Keiner: Lo comenté con mi profesor guía, y bueno, él me propuso no me proporcionó el número de Cecodap, me mandó un mensaje ahí y bueno, después de eso tuve mi primera sesión con la psicóloga Isolmar, y bueno, ya llevamos… diría como unos tres meses o cuatro meses en esto de la terapia y siento que realmente me ha ayudado bastante.
Mariana: Desde marzo de este año Keiner ha estado yendo a terapia una vez por semana. Ha retomado una rutina saludable: volver a comer sus tres comidas y dormir a una hora razonable para recuperar la energía. Le han recetado un tratamiento. Y también, pasa muchas horas escuchando música, porque eso lo ayuda a relajarse.
Keiner: Yo soy un gran amante de la música, me gusta mucho la música y realmente siento que como me hace sentir más más yo más conectado conmigo mismo. Y la psicóloga IsolMar me dijo que escuchara entonces más música. También me dijo que pusiera frases, por ejemplo, de no sé: te ves bien o inténtalo y cosas así. Bueno, de hecho en el fondo de pantalla del teléfono tengo una frase que dice te ves bien hoy. Y bueno, son como cosas pequeñas, ¿no? que te ayudan como a ver que no todo es malo. Y pues, a partir de qué piensas, no todo es malo, pues, empiezas a ver cómo el vaso no medio vacío, sino medio lleno, ¿no?
Mariana: Desde que comencé a comunicarme con Keiner, lo primero que noté fue que sus fotos de perfil de Whatsapp siempre eran dibujos de animé. Usualmente de un chico, en blanco y negro, triste o llorando. La última vez que hablé con él me dijo que le habían ajustado la dosis de la medicación para la depresión y que se sentía mucho mejor.
Keiner: Sí, realmente me siento muchísimo, muchísimo, muchísimo mejor, la verdad ¿sabes? y ¡wow! O sea, no sé, siento que últimamente todo se siente como, ¿cómo podrías describirlo? Como despejar una gran neblina, ¿sabes?, que me estaba cegando, por decirlo de alguna forma, o como quitarte un gran peso de encima. Realmente me siento así.
Mariana: Ese día la foto de perfil había cambiado, esta vez en el dibujo el niño estaba sonriendo, era a colores y el cielo era azul.
Eliezer: Por favor. Si tienes depresión o pensamientos suicidas, busca ayuda. Habla con tus amigos y familiares, y considera buscar ayuda profesional. Hay líneas telefónicas de atención psicológica que pueden atenderte. En nuestra página web y en nuestras redes puedes encontrar información sobre cómo acceder a este recurso desde diferentes países de la región. Y si crees que un ser querido está en una situación así, pregúntale, escúchalo y apóyalo.
Silvia: Mariana Zúñiga reportó esta historia con el apoyo del Dart Center de la Universidad de Columbia. Queremos agradecer a Mariana Kotcho, Fábio Takahashi, Jhonattam Petit y Gustavo Paez por su ayuda con este episodio.
En El hilo somos Daniel Alarcón, Daniela Cruzat, Elías González, Desirée Yépez, Inés Rénique, Paola Alean, Camilo Jiménez Santofimio y Carolina Guerrero. Nuestro tema musical lo compuso Pauchi Sasaki. Parte de la música de este episodio fue compuesta por Remy Lozano.
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Soy Silvia Viñas.
Eliezer: Y yo soy Eliezer Budasoff, gracias por escuchar.