Con la pandemia, los repartidores que trabajan para aplicaciones como Uber Eats, Rappi o Glovo se han vuelto más esenciales que nunca. La precariedad de sus condiciones de trabajo, en vez de aislarlos, ha sido el origen de un movimiento laboral internacional e inédito.
Con la pandemia, los repartidores que trabajan para aplicaciones como Uber Eats, Rappi o Glovo se han vuelto más esenciales que nunca. La precariedad de sus condiciones de trabajo, en vez de aislarlos, ha sido el origen de un movimiento laboral internacional e inédito.
Créditos:
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Producción
Silvia Viñas, Mariana Zúñiga, Álvaro Céspedes -
Edición
Daniel Alarcón, Eliezer Budasoff -
Verificación de datos
Andrea López-Cruzado -
Diseño de sonido
Elías González -
Reportería
Álvaro Céspedes -
Fotografía
Lorena Perdomo
Etiquetas:
Transcripciones:
Transcripción:
Eliezer: Bienvenidos a El hilo, un podcast de Radio Ambulante Estudios. Soy Eliezer Budasoff.
Silvia: Y yo soy Silvia Viñas.
En los últimos años, los repartidores que trabajan para aplicaciones se han convertido en una fuerza laboral tan omnipresente como invisible para la ley. Pero con la llegada de la pandemia, estos trabajadores se han vuelto más esenciales que nunca.
Eliezer: Hoy, los repartidores latinoamericanos, la pandemia y las raíces de un movimiento laboral inédito: trabajadores unidos por su precariedad.
Es 31 de julio de 2020.
Silvia: Álvaro, cuéntanos, ¿Por qué empezaste a reportar sobre los repartidores?
Álvaro: Eh, bueno, como tanta gente, pido comida de vez en cuando para que me llegue a mi casa.
Eliezer: Él es Álvaro Céspedes, productor de El hilo.
Álvaro: Y una noche, habrá sido en diciembre , llegó un repartidor a la puerta con sus rodillas ensangrentadas. Y platicando con él, pues, me contó que se había caído por la mañana, y nada, me sorprendió que había estado pedaleando todo el día con las rodillas así. Obviamente había sido una caída fuerte. Y a raíz de eso, decidí indagar más en este mundo de trabajadores que son ya parte del panorama de la vida de la Ciudad de México y de todas las ciudades latinoamericanas, ¿no?
Álvaro: me puse a buscar en redes sociales y me di cuenta que había un grupo en Facebook grandote que se llamaba Ni un repartidor menos, se llama Ni un repartidor menos. Simplemente los contacté a través de esta página y a raíz de eso di con el cofundador que se llama Saúl Gómez.
Saúl: Yo soy Saúl Gómez y tengo 34 años, llevo casi cuatro años en aplicaciones y aquí estamos.
Álvaro: Bueno, Sául, él estaba estudiando la licenciatura en Periodismo y por ahí como del sexto o séptimo semestre, si no me equivoco, tuvo que abandonar, eh, los estudios para empezar a trabajar porque no tenía mucho dinero. Entonces él me contó que estaba vendiendo pisos en una tienda y vio a una persona en una de estas bicicletas con una mochila y se puso a platicar con él.
Saúl: Y se me ocurrió preguntarle “oye, ¿qué estás haciendo?” Y me dice “no, ps estoy trabajando”. Y dije “Ah, qué fregón, ¿no?”
Álvaro: Y a Saúl como que en ese momento se le prendió el foco.
Saúl: Y siempre me ha gustado andar en bicicleta, entonces, trabajar en la bicicleta se me hizo algo genial.
Álvaro: Entonces dejó su trabajo vendiendo pisos y empezó a ser repartidor para Uber Eats.
Eliezer: Desde esta imaginación del trabajo ideal para él, a trabajar, ¿qué te contó sobre las condiciones de trabajo?
Álvaro: Bueno, primero que nada, yo le pregunté si a él y a otros repartidores les dan algún tipo de capacitación.
Saúl: Tú puedes llegar y si vas en moto, presentas tu licencia, presentas tus documentos del seguro y listo. Ya puedes empezar a trabajar como repartidor en moto. Si vas como repartidor en bici dices pues yo sé andar en bicicleta y voy a andar en bicicleta repartiendo y listo.
Álvaro: Al final Saúl es un ciclista experimentado y lleva andando en bici mucho tiempo, pero hay mucha gente que no tiene la misma experiencia. O sea, saber andar en bici y no caerte es muy distinto a andar en bici todo el día en una ciudad que no está adaptada en lo absoluto para andar en bicicleta, como es la Ciudad de México, es bastante peligroso. Entonces tú cuando llegas a ser repartidor en realidad solamente firmas un par de papeles y listo. No te dan ningún tipo de capacitación o de entrenamiento vial, ¿sabes?
Eliezer: Tratamos de obtener la versión de Uber y de Rappi, pero, pese a que intentamos comunicarnos con ellos, no obtuvimos respuesta.
Silvia: La lista de riesgos que los repartidores corren todos los días mientras trabajan es larga… va desde el mal humor de trabajadores en restaurantes, a asaltos, a acoso hacia las mujeres repartidoras… Pero lo más común son los accidentes en el camino, que muchas veces terminan siendo fatales. Desde casi finales de marzo, cuando la gente empezó a quedarse en casa por la pandemia, en la Ciudad de México han muerto al menos 6 repartidores atropellados, porque los conductores…
Saúl: Como vieron las calles libres, pues lo que más le hacen es acelerar. Y es otra pandemia que nadie atiende, ¿no? Las muertes viales para nosotros son muy tristes, porque, pues es, es familias destruidas, personas que se quedan esperando que regrese otra persona y así sucede, ¿sabes?
Álvaro: Ni un repartidor menos empieza con la muerte de un repartidor, hace ya casi dos años.
Saúl: Pasó en el momento del accidente de José Manuel.
Álvaro: En noviembre de 2018. Era su primer día de trabajo y lo atropelló un camión de basura… y Saúl me dijo que, al haber habido tantas muertes similares a esta, la de José Manuel Matías marcó un punto de quiebre.
Saúl: Pues nos vimos en esa necesidad de decir: esto no nos debe quedar así ¿no? más de la cuestión de que siga pasando, esto no puede quedar así. Tenemos que seguir buscando la manera de organizarnos, buscar la manera de que los compañeros, las compañeras se pueden sentir seguras. Y fue así como surgió un Ni un repartidor menos como colectivo.
Álvaro: Empezó siendo como este tipo de grupo de ayuda en caso de accidentes. Hicieron lo que ellos llaman el rayado de mochilas, que es las mochilas que traen en la espalda todo el tiempo, les escriben un número con un plumón marcador, con un sharpie, y ese número específico lo tienen vinculado a una base de datos grandota donde están todos.
Eliezer: Y no son pocos: de acuerdo con Saúl, en todo México hay actualmente unos 23 mil repartidores agrupados en este colectivo.
Álvaro: Y en el caso de que alguno de ellos se accidente y otro repartidor lo ve, les manda este número específico a un grupo de WhatsApp y ese grupo de WhatsApp lo vinculan a la base de datos y ese número tiene registrado, por ejemplo, contactos de emergencia, tipo de sangre. Entonces contactan a su familia o contactan una ambulancia, contactan a una patrulla, lo que sea.
Silvia: Ni un repartidor menos empezó como un grupo de ayuda en caso de accidentes, pero sus exigencias se fueron ampliando.
Saúl: Para buscar ahora en lo que son nuestros derechos laborales. Seguimos siendo un grupo de ayuda, sí, pero creo que hemos tenido que evolucionar.
Álvaro: los repartidores no están… no son considerados trabajadores para la empresa, son como una especie de freelance. De manera que ellos pueden trabajar hasta 12, 13 horas al día y no tienen días libres, no tienen vacaciones, no tienen aguinaldo, no tienen seguro social por parte del Estado.
Eliezer: Y repartidores de México, Argentina y Ecuador le dijeron a Álvaro que ese seguro que los cubre si tienen un accidente mientras están con un pedido activo, es un seguro de reembolso, y, según lo que le han contado, no siempre les reintegran todos los gastos médicos.
Álvaro: Entonces pues es una situación bastante precaria.
Silvia: En este contexto de pedirle a las empresas mejores y mayores derechos laborales, comenzó la cuarentena en México, a casi finales de marzo.
Saúl: Yo te juro que pensaba que no nos iba a afectar, que en realidad nos iba a beneficiar, porque obviamente las personas no salen, las personas se quedan en casita. Pues más trabajo para los repartidores, Pues no… error.
Álvaro: Por el lado económico, Saúl me platicó que…
Saúl: En un principio, cuando surge esto de la pandemia, hubo compras de pánico. Pues tú sabes, ¿no? Estaban llenos de, de mercancía innecesaria y pues ya no hacían pedidos y uno se desesperaba. Esos primeros días de marzo y hasta casi finales de abril eran desesperantes. O sea, sí caían pedidos, pero no con lo mismo de antes. Ya a finales de abril, cuando se acabaron las mega despensas que compraron y ya dijeron “Oye, creo que exageramos un poquito. Creo que no va a haber desabasto de alimentos aquí en Ciudad de México”, pues ya empezaron a pedir.
Álvaro: Ahora, esto no necesariamente significa que, que hubo más trabajo para ellos porque conforme la cuarentena se fue extendiendo, mucha gente se empezó a quedar sin trabajo. Lo que me han dicho varios repartidores con los que he hablado es que cada vez hay más repartidores, porque esta es una opción laboral que no requiere mucha experiencia, que siempre tienen plazas abiertas y, y pues obviamente mucha gente se está animando a empezar a ser repartidor.
Eliezer: Pero no es el único problema para repartidores como Saúl. Mientras que las aplicaciones se saturan con nuevos trabajadores, a la vez, hay restaurantes pequeños que han dejado de usar estas aplicaciones.
Saúl: Aquí lo que se están saliendo son restaurantes. Porque muchos ya no aguantan la carga fiscal y las comisiones de las aplicaciones. Entonces si las aplicaciones no le bajan a sus comisiones y no asesoran bien a los restaurantes pues también va a estar cabrón, porque va a haber más repartidores que restaurantes.
Eliezer: ¿Te ha contado algo Saúl acerca de La reacción de la gente con ellos? ¿Ha cambiado? ¿Hay un mayor apoyo a las personas que finalmente vienen a traerte la comida mientras tú estás en tu casa a salvo de contagiarte?
Álvaro: Sí, Saúl me, me contó específicamente, Saúl es muy, muy crítico ante cómo reacciona la gente, eh, empática o antipáticamente con los repartidores, ¿no? Y Saúl, por ejemplo, menciona, eh, muchas veces una frase que es “En tu pedido va mi vida” y que muchas veces la gente no se da cuenta de lo peligroso que es salir a andar en bicicleta por la Ciudad de México con una mochila tan pesada como ésta y que de ahí te cierran la puerta en la cara sin ni siquiera darte las gracias, ¿no? Ahora, esto durante la pandemia ha cambiado un poco según Saúl.
Saúl: Hubo mucha gente que pedía. Hubo mucha gente que fue empática con nosotros. Eh, a algunos compañeros les pedían cosas de comer y al final decían ¿Sabes qué? Cierra el pedido. Quédatelo, es para ti, disfrútalo. Un compañero que, por ejemplo, le fue a dejar y salió un niño a recibir su, su pedido y en una bolsita dice que le había roto su cochinito y le comenta al compañero, ¿sabes qué? rompí mi cochinito y pues, ahí van, ahí te va tu propina de todos mis ahorros, ¿no? Y traía un papelito que decía para mi héroe.
Silvia: ¿Cómo se protegen para no contagiarse? O sea, las compañías les dan mascarillas o algún tipo de protección?
Álvaro: A veces las compañías les, les distribuyen algunos de estos productos, sin embargo, no lo suficiente como para poder abastecerse durante toda la, la cuarentena, ¿no?
Saúl: Mira, hay aplicaciones que sí nos brindaron kits de protección, cubrebocas, eh, guantes y gel antibacterial. La única que no dio kits como tal, pero te da un… un bono para el reembolso es Uber. Hasta 120 pesitos de reembolso.
Eliezer: 120 pesos son un poco menos de 6 dólares al tipo de cambio actual.
Saúl: De ahí fuera, no nos dio nada. Entonces, nosotros decimos que Uber, una empresa que está ganando cifras hasta en doble cero que está comprando empresas como ¿no puede brindar los kits? Se nos hizo injusto. Invirtió en publicidad a más no poder, con influencers, youtubers y todo eso, pero no nos pudo dar cubrebocas ni gel, ni guantes.
Saúl: Yo veo lo, lo que se proyecta y a muchas personas que desafortunadamente han muerto por esto y, pues, yo me tengo que cuidar ¿no?
Álvaro: Saúl es una persona que sufre de diabetes.
Saúl: Y pues ya sabes, ¿no? tienes que estar pues más cuidándote que todo.
Álvaro: Entonces esto lo pone como población de riesgo ante el coronavirus. Entonces yo le pregunté a Saúl, ¿tú específicamente, cómo te estás, cómo te estás cuidando?
Saúl: Yo antes trabajaba 12-13 horas y ahora ya no puedo por lo mismo de la pandemia.
Álvaro: Es decir por la pandemia, su única forma de protegerse es trabajando menos horas. Aunque claro, no puede dejar de trabajar del todo, ya que esta es su única fuente de ingresos.
Silvia: ¿Qué ha pasado con el colectivo de Ni un repartidor menos durante la pandemia? O sea, me imagino que ahora tienen nuevas exigencias, ¿no?
Álvaro: Correcto. Sobre todo es de destacarse que durante la pandemia los grupos de repartidores, tanto en México como en otros lados de Latinoamérica se han empezado a consolidar. O sea, Ni un repartidor menos, ya tiene, ya tiene otros como ramas, por así decirlo, en otras ciudades de Latinoamérica, están presentes en Chile están presentes en Argentina.
Saúl: Mira, Ni un repartidor menos, ya se replicó en otros países. Entonces, es obvio que pues nos buscan, nos empiezan a decir pues, sí podemos participar en congresos virtuales y todo eso.
Álvaro: Sin embargo, hay muchos grupos similares a Ni un repartidor menos en otras ciudades de, de Latinoamérica. Y la vinculación internacional entre un grupo y otro ha estado creciendo.
Saúl: Nosotros con los primeros que tuvimos un acercamiento fue con Riders por los derechos de Barcelona. Hemos aprendido mucho de las organizaciones de Argentina, también hemos aprendido bastante de los compañeros Riders Unidos de Chile, que nos han necesitado y nos han buscado para tener más y mejores condiciones laborales.
Eliezer: Esta nueva forma de organización ha ido incluso más allá de países de habla hispana y se comunican también en otros idiomas con repartidores en Italia o en Brasil, entre muchos otros. Con la mayoría de ellos, se mantienen en contacto a través de grupos de Whatsapp.
Saúl: Es un despertar global, nos jalaron a la red precaria global y allá en ese chat hablamos con compañeros desde Hong Kong, la India, Italia, España, está Francia, o sea, hay muchos países europeos ahí. A nosotros nos llena de orgullo que nos hayan metido.
Álvaro: Ellos han empezado como a extenderse y a solidarizarse unos con otros porque se han dado cuenta de que sus exigencias en México son muy similares a las exigencias de los repartidores en Ecuador, en Chile, en Uruguay, Paraguay en Argentina, en Colombia.
Silvia: Ya volvemos.
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Daniel Alarcón: Hola, soy Daniel Alarcón, director editorial de El hilo. En unas semanas presentaremos la décima temporada de Radio Ambulante, el otro podcast que hacemos en Radio Ambulante Estudios. Pero antes del lanzamiento quisimos publicar un episodio especial sobre haber vivido en uno de los epicentros mundiales de la pandemia y lo que se siente haber dejado lo peor atrás. Busquen Radio Ambulante en su app favorita de podcasts o vayan a radioambulante.org. Les va a gustar.
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Eliezer: En el segmento anterior escuchamos sobre Saúl Gómez y su colectivo Ni un repartidor menos, pero, como dijimos, esta no es la única organización que hay en la región.
Álvaro: También a través de Saúl contacté a un compañero suyo en Argentina.
Carlos: Yo, soy Carlos Mareco. Soy trabajador de reparto de La aplicación Rappi. Soy paraguayo y estoy viviendo acá hace dos años.
Álvaro: Él lleva trabajando como repartidor apenas unos meses desde que empezó la pandemia porque perdió su trabajo.
Eliezer: O sea: Carlos es justamente de esos nuevos repartidores que mencionó Saúl: personas que perdieron sus trabajos por la pandemia y encontraron esto como una opción.
Carlos: Para mí los repartidores cumplen un rol importante en el sentido de que somos los que estamos garantizando, que funcionen los comercios, que los productos se sigan trasladando, ¿no?
Álvaro: Él me contó una anécdota de que al principio, las principales calles de Buenos Aires estaban completamente desiertas…
Carlos: Los primeros 15 días de cuarentena estaba todo cerrado. Parecía como que ves, cuando hay un feriado, un domingo nada abierto, no encontrás nada abierto, no hay nada, el 25 de diciembre, bueno, así estaban las calles, no había ningún alma. Los únicos que estábamos en la calle éramos los repartidores o sea, había montones de bicicletas y de mochilas rojas, naranjas, verdes, amarillas,
Silvia: Las aplicaciones en Argentina funcionan casi igual que en México. Los repartidores tampoco son considerados trabajadores, ni tienen prestaciones laborales de ley. Por eso, Carlos y sus compañeros hicieron huelga el 22 de abril.
Eliezer: Fue el primer paro internacional durante la pandemia, pero no fue el único, hubo al menos dos más, en mayo y en julio. Participaron repartidores en varios países como México, Costa Rica, Perú, Ecuador, y claro, Argentina.
Audio de archivo, noticiero: Mejores salarios y condiciones de higiene. Esas son las exigencias de cientos de repartidores que realizaron una huelga el viernes en Buenos Aires.
Audio de archivo, noticiero: Hoy realizan un paro de actividades y además una movilización los trabajadores de delivery, es decir, motos y bicicletas enrolados en distintas agrupaciones, distintas plataformas para repartir entre otras cosas, alimentos.
Eliezer: Exigían, entre otras cosas, que se les dieran los elementos básicos de prevención contra el contagio. En Argentina, medios como el diario Clarín han dado cuenta de los reclamos de repartidores de al menos tres aplicaciones porque las empresas no les habían entregado barbijos, ni guantes ni alcohol en gel, aunque estas estas aplicaciones han dicho a los medios que sí les están dando materiales de higiene.
Álvaro: Las empresas les dijeron a los repartidores, pues adelante, tú tienes que seguir cumpliendo tu trabajo porque eres un trabajador esencial.
Silvia: Pero al mismo tiempo…
Carlos: Las empresas no quieren reconocer que somos trabajadores y el Estado tampoco hace nada para obligar a las empresas a que se nos reconozca como trabajadores. La sociedad nos valora de una forma, pero el Estado y las empresas no, de hecho somos totalmente descartables para ellos.
Los gobiernos y las empresas nos están haciendo retroceder en la historia, más allá de que ellos tengan un discurso no modernista del futuro y en parte nosotros somos los trabajadores del futuro. Las condiciones laborales a la que nos están sometiendo son del pasado, son allá del principios del siglo XX, cuando no existían las ocho horas de trabajo, cuando no existía el derecho a la sindicalización y la organización para protestar ¿me entendés? Nosotros no tenemos seguro seguro contra accidentes, no tenemos seguro en caso de muertes laborales, que existen.
Eliezer: Desde que empezó la cuarentena en Argentina, a mediados de marzo, han muerto al menos 7 repartidores mientras iban a dejar un pedido.
Silvia: Esta situación lo llevó a unirse a un grupo para exigir mejores condiciones.
Álvaro: Él acaba de empezar a trabajar como repartidor y sin embargo ya está como, como uno de los vocales en un grupo que se llama Dar vuelta todo.
Carlos: Somos una agrupación nacional de trabajadores precarizados ¿sí? y somos compañeros de toda la Argentina.
Álvaro: Es un concepto bastante novedoso, ¿no? … Juntar trabajadores que son de sectores aparentemente diferentes, pero unidos por su precariedad. No es un sindicato exactamente, pero lo que buscan es mejorar las condiciones de todos, a pesar de ser de diferentes gremios. Algo que se ha vuelto aún más urgente en una economía golpeada por la pandemia.
Carlos: ¿Y que trabajadores somos los que conformamos esto? Repartidores, están los trabajadores de las comidas rápidas que también están luchando hoy acá. Después están también los trabajadores de call center, que también es un sector que, que sigue trabajando en medio de la pandemia.
Álvaro: ¿Y cuál dirías tú que sería la victoria que ustedes buscan alcanzar como organización?
Carlos: Una victoria concreta sería que a nosotros los repartidores nos reconozcan como trabajadores de reparto en relación de dependencia, que nos den un salario base igual a la canasta familiar, al costo real de vida. ¿Me entiendes? que tengamos seguro contra accidentes, seguro con otras muertes, seguro contra robos, ¿me entendés? Eso sería una victoria importante para nosotros y nosotros creemos que se puede alcanzar eso, pero se requiere mucha organización, de mucha lucha, de mucha unidad de los trabajadores.
Silvia: Esta precariedad solo se complica más si el repartidor es migrante… como Carlos.
Carlos: Cuando vos llegás acá a la Argentina, vos tenés una visa de 90 días para poder estar dentro en general en países del Mercosur y de Latinoamérica. Una visa de 90 días. En ese tiempo vos tenés que tramitar el documento, ¿no? Cuando vos tramitás el documento que tenés que pagar hay dos tipos de turno. Están los turnos normales, que tardan tres meses en tener el documento, y está el turno exprés, que tienen que pagar cuatro veces más caro.
Eliezer: Y el coronavirus hizo que esta situación se volviera aún más difícil.
Álvaro: Esto durante la pandemia se suspendió, entonces la gente que entra a, a Argentina a trabajar no tiene cómo sacar estos documentos de identidad para poder trabajar durante la pandemia porque no hay nadie que esté cumpliendo esta labor.
Carlos: Bueno, vas a Migraciones, al departamento de Migraciones y te entregan un papel en A4, que es tu documento precario.
Álvaro: Literalmente, se llama: certificado de residencia precaria.
Carlos: Y te sirve hasta que te entreguen la tarjeta del documento. Bueno, pero ahora por la pandemia todo eso se paralizó, no existe, no es posible.
Silvia: La reapertura de la oficina que emite estos documentos para regularizar a los migrantes indocumentados es una de las principales exigencias del grupo de Carlos: Dar vuelta todo. Entre otras acciones, ellos participaron en otras dos huelgas internacionales más, después de la de abril.
Carlos: Participamos en las caravanas, hemos ido al Ministerio de Trabajo, participamos de las asambleas que se hacen en las calles, en todo el país. Estamos también coordinando con los trabajadores de otros países.
Eliezer: Como explicaba Saúl Gómez, el repartidor mexicano, en el primer segmento, las exigencias de los repartidores desde México hasta Argentina son básicamente las mismas…
Saúl: Nos une que somos explotados bajo un mismo sistema, que es el de las aplicaciones. Y que no estamos, creo yo, en contra de las aplicaciones, estamos por buscar regulaciones a estas.
Álvaro: Porque las aplicaciones llegaron a estos países a establecerse y empezar a operar sin mucha regulación, que los que los restrinja, ¿no? Entonces todos tienen en común que no son considerados trabajadores y por lo tanto, no pueden tener acceso a ningún tipo de prestación laboral por ley.
Carlos: De la misma manera que lo que le pasa a un repartidor en México, en Estados Unidos o en Italia nos pasa también en la Argentina y cualquier país del mundo.
Saúl: Porque ahorita en el mundo, al padecer una crisis económica como la de este tipo por la pandemia, no podemos irnos sobre algo, ¿no? Ahorita en este momento tendremos que buscar cómo apoyar a los compañeros que ya están. La regularización de estos empleos, es fundamental. De una u otra manera tenemos que lograr que las aplicaciones respondan por nosotros.
Silvia: En El hilo somos Daniel Alarcón, Álvaro Céspedes, Mariana Zúñiga, Elías González, Inés Rénique, Laura Rojas Aponte, Jorge Caraballo, Miranda Mazariegos y Carolina Guerrero. Nuestro tema musical lo compuso Pauchi Sasaki.
Esta semana nos estamos despidiendo de nuestra querida Andrea López Cruzado, quien ha verificado cada dato de los 19 episodios que hemos publicado en El hilo y de decenas de episodios de Radio Ambulante. Quizás, los que no trabajan en periodismo no saben qué tan importante y esencial es este trabajo. En el caso de Andrea, cada episodio que ella chequea, mejora y nos llena de confianza.
¡Gracias por tanto Andréa! Te vamos a extrañar.
El hilo es una producción de Radio Ambulante Estudios. Gracias a nuestros compañeros de Radio Ambulante por todo su apoyo. Y gracias a los oyentes que se han unido a nuestro programa de membresías. Su apoyo es crucial para que podamos seguir narrando las noticias de América Latina. Si tú también quieres contribuir, visita elhilo.audio/apoyanos.
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Yo soy Silvia Viñas.
Eliezer: Y yo soy Eliezer Budasoff, gracias por escuchar.