Millones de venezolanos se han exiliado de su país en los últimos años para escapar de la crisis económica, la inestabilidad política y la inseguridad. Ahora, por la pandemia, miles están regresando. Sin trabajo, sin dinero para pagar un arriendo y sin poder salir en vuelos humanitarios, muchos han decidido volver como sea, incluso a pie. Esta es la historia de uno de ellos.
Millones de venezolanos se han exiliado de su país en los últimos años para escapar de la crisis económica, la inestabilidad política y la inseguridad. Ahora, por la pandemia, miles están regresando. Sin trabajo, sin dinero para pagar un arriendo y sin poder salir en vuelos humanitarios, muchos han decidido volver como sea, incluso a pie. Esta es la historia de uno de ellos.
Créditos:
-
Producción
Silvia Viñas, Álvaro Céspedes -
Reportería
Mariana Zúñiga -
Edición
Daniel Alarcón, Eliezer Budasoff -
Verificación de datos
Andrea López-Cruzado -
Diseño de sonido
Elías González -
Pasante de producción
Inés Rénique -
Fotografía
Orlando Pimentel
Transcripciones:
Transcripción:
Eliezer Budasoff: Bienvenidos a El hilo, un podcast de Radio Ambulante Estudios. Soy Eliezer Budasoff.
Silvia Viñas: Y yo soy Silvia Viñas.
Audio de archivo, periodista: El drama de los venezolanos errantes no para.
Audio de archivo, periodista: El creciente deterioro de la situación política, social y económica en su país está llevando a más venezolanos a buscar un mejor futuro en el extranjero
Silvia: En los últimos años, millones de venezolanos han salido de su país para escapar de la inseguridad, de la falta de trabajo, de comida y de medicamentos.
Eliezer: La pandemia ha creado una situación impensable hasta hace unos meses: muchos de esos mismos venezolanos que alguna vez huyeron, ahora intentan volver.
Audio de archivo, periodista: Desafiando el clima, estos venezolanos emprenden la travesía de regreso a Venezuela.
Audio de archivo, periodista: Las oportunidades en el exterior cada vez son más escasas a causa de la pandemia.
Audio de archivo, periodista:Huían de una crisis económica, y ahora escapan de los efectos de una emergencia global.
Eliezer: Esta es la historia de un migrante venezolano que terminó al frente de un grupo de exiliados que decidieron que era hora de volver a casa, aunque fuese caminando.
Es 22 de mayo de 2020.
Eliezer: Mariana, ¿Cuándo empezaste a cubrir a los venezolanos que están tratando de regresar al país?
Mariana: Al principio de abril. Cuando empezamos a ver por, por Twitter fotos de caminantes, esos caminantes que antes veíamos irse hacia otros países de, de la región, volviendo, haciendo ese viaje de vuelta a, a Venezuela con sus maletas y… y tal.
Silvia: Ella es la periodista venezolana Mariana Zúñiga.
Mariana: Y nada, empecé a tratar de, de comunicarme con, con personas que estuviesen volviendo a casa.
Eliezer: Mariana empezó a hablar con algunos de estos venezolanos por Twitter, por Facebook, por WhatsApp, y notó que tenían varias cosas en común…
Mariana: Son personas que se fueron no hace mucho de Venezuela, digamos máximo dos años, y son personas que, que trabajaban en el día a día, en el comercio informal.
Silvia: Y como hemos visto en toda la región, los trabajadores informales son de los más perjudicados por esta pandemia.
Veamos el caso de venezolanos en Ecuador, que son con quienes Mariana ha tenido más contacto.
Mariana: En Ecuador hay alrededor de 400 mil venezolanos y el 89% de ellos no tiene empleo fijo. Son las personas que tú veías vendiendo chupetas en las calles, o cigarrillos, o trabajando en un puesto de perros calientes o de albañiles, pintores… empleos que te pagan el día.
Eliezer: Además de perder sus trabajos, muchos venezolanos con los que ha hablado Mariana le contaron que ya no tienen dónde dormir por no poder pagar el alquiler.
Mariana: Pagaban un arriendo, un arriendo del día y los arrendatarios les dijeron que se fueran. Les quitaron la luz y les quitaron el agua. Entonces eventualmente eso te obliga a salir de, de la propiedad. Y algunos que me han contado incluso que pues los han botado a la fuerza. O sea, llegan a tu casa. Y si bien no he escuchado de una agresión directa, si alguien llega a tu casa con un palo, pues creo que te vas.
Silvia: ¿Has conocido a alguien en particular que, que esté en esta situación?
Mariana: Eh, pues sí, he hecho como… he establecido una, una relación con, con un señor, su nombre es Orlando Pimentel.
Orlando Pimentel: Tengo 53 años y me dedicaba… era miembro de la Unidad de Investigaciones Especiales en la Alcaldía de Caracas.
Mariana: Empezamos a hablar a principios de, de abril y todavía seguimos en contacto.
Eliezer: ¿Y sabes por qué se fue de Venezuela este señor?
Mariana: Sí, cuando yo le pregunto por qué te vas de Venezuela, él, él me dice que…
Orlando: Mira, creo que el motivo de mi salida de Venezuela es el… podría identificarme con el más del 90% de las personas que salió de Venezuela por el mismo motivo.
Mariana: A pesar de ser un empleado público, de trabajar para el Estado, él ganaba muy poco. Prácticamente ganaba salario mínimo y se rebuscaba haciendo lo que en Venezuela se conoce como “matar tigres”, que es como haciendo trabajitos por ahí.
Orlando: Te lo juro y sin vergüenza, te puedo decir que pasé hasta hambre, de solo comer arroz, de que no me, no me alcanzaba absolutamente, no me alcanzaba el sueldo para nada. De comer un día sí, un día no.
Mariana: Él me explicaba que mi esposa y yo tuvimos que, eh… deshacernos de nuestra mascota y entregarla, darla a una finca porque no, porque ya no podíamos darle de comer al perro.
Orlando: No teníamos para, para mantener ni siquiera la mascota. Entonces, con un esfuerzo, vendimos algunos enseres y, y pude pagar mi pasaje para venir hasta aquí.
Mariana: Él salió de Venezuela en septiembre del 2019. Eh, su esposa se quedó, se quedó en Venezuela. Entonces él así ayudaba y mandaba remesas.
Silvia: ¿Y cómo le ha ido en Ecuador en todo este tiempo?
Mariana: Bueno, él dice que le, que le fue bien … él llega a un lugar que se llama El Empalme.
Silvia: En la provincia de Guayas, la misma donde queda Guayaquil.
Orlando: Un pueblo tipo campesino así, agrícola.
Mariana: En la que él se dedicaba a, a talar los árboles.
Orlando: Trabajábamos de lunes a viernes en los, en los bosques. Seis de la mañana a seis de la… cinco de la tarde. Comíamos desayuno, almuerzo y cena, normal.
Mariana: O sea, si bien tuvo que hacer trabajo duro, que a sus 53 años, eh, no era fácil y trabajaba con jóvenes que de repente pueden cargar más, más que él, que pueden trabajar más, más fuerte que él, pero no lo describiría como malo.
Orlando: Era una vida normal. Podía generar 110, 120, 130 dólares en, en un fin de… en una semana.
Mariana: Que no está mal. Si bien tenía una vida bastante sencilla y rural, me dice que pues no le faltaba la comida nunca y es una persona que, que tiene un gran, no sé, un gran amor por la gastronomía.
Orlando: Ese es mi hobby, pues. Entonces los viernes, sábado y domingo… ya los viernes me estaban… estábamos cuadrando que íbamos a comprar para cocinar todo el fin de semana. Cualquier plato venezolano que se me ocurriera.
Mariana: Definía que su calidad de vida en Ecuador era bueno porque él podía comer lo que él quisiera.
Orlando: Y ahí… así lo pasaba, en verdad era una vida muy tranquila.
Eliezer: Tranquila y feliz, a pesar del trabajo duro. A diferencia de muchos migrantes venezolanos que, tanto en Ecuador como en el resto de América Latina, han sido discriminados y perseguidos, Orlando le contó a Mariana que siempre lo trataron muy bien.
Silvia: En febrero de este año, Orlando dejó su trabajo talando árboles y se fue a vivir a Guayaquil.
Mariana: Había ahorrado lo suficiente como para poder dejar de hacer ese trabajo forzoso y empezar a hacer algo más. Había ahorrado unos 200 dólares que logró invertir para comprar un carrito de, de salchipapas y hamburguesas y poder vender en, en la calle y al final cocinar, que es lo que a él le gusta. El problema es que justo cuando lo compró e iba a empezar a trabajar…
Audio de archivo, periodista: Hace pocos minutos el gobierno ecuatoriano confirmó el virus en su territorio.
Audio de archivo, periodista: Ecuador declaró el lunes estado de excepción, toque de queda y suspensión de la jornada laboral ante la pandemia.
Mariana: Cerraron todo.
Orlando: Ok, ya tienes que guardar. No hay venta de comida en la calle ni nada de eso. La gente en su casa. Pierdes, pues pierdes la inversión. De repente todo se distorsionó totalmente. Cantaron el estado a excepción, el toque de queda y esas cuestiones, y bueno, me quedé encerrado aquí en este país.
Eliezer: A finales de marzo, sin trabajo y sin más dinero que unos pocos ahorros que le quedaban, Orlando empezó a pensar en volver. Y descubrió que no era el único.
Mariana: Una noche de estas en las que no podía dormir, tenía insomnio, entró, entró en Facebook y… y alguien dijo… mencionó por Facebook como “ay, yo de verdad que me quiero regresar a mi casa, aunque sea a pie”.
Orlando: Y ahí empezó todo. Otros decían, “sí, vale, ya estoy fastidiado, ya estoy cansado de estar aquí, no tengo dinero, que el coronavirus,” muchos temas, pues.
Mariana: Y ahí empezó un ping pong de respuestas, de mensajes entre venezolanos en, en Ecuador que se querían regresar y convirtieron la conversación de Facebook en un grupo de WhatsApp que lo llamaron “Volvamos a casa. Es hora”.
Orlando: Mira y el primer y el segundo día ya eran 20, 30. Ya al quinto día eran… pasaban de 100. Y bueno, y explotó eso, pues. Explotó eso y ya somos 500.
Mariana: A él, junto a otro señor lo eligieron para ser el administrador del grupo. Quizás por su elocuencia, quizás por su organización, y entonces, bueno, de un día a otro, no solo se hizo responsable de su vuelta, o al menos él se sentía responsable de su vuelta, sino de la vuelta de otros compatriotas que también querían irse.
Orlando: Mi teléfono eh, parece un sillón de, de psicólogo. Cada historia que oyes: gente enferma, gente discapacitada, gente pasando hambre, gente sin casa… gente desesperada. Y yo sin querer, sin querer te lo juro, que vi como ese, ese hilo, un hilito muy fino de esperanza. No sé, no sé si todos los 500 se vayan a pie. Sé que no pueden. Mucha gente está temerosa porque tienen niños. Les da miedo, ¿no? Y que sabemos que no es lo mismo cuando te viniste.
Eliezer: Recordemos que Orlando estaba en Guayaquil, en ese momento, una de las ciudades más golpeada por la pandemia en toda la región. En los primeros días de abril…
Audio de archivo, periodista: Cadáveres abandonados en las calles de Guayaquil.
Audio de archivo, periodista: La pandemia del nuevo coronavirus ha trastocado el trato a los muertos en la ciudad más poblada de Ecuador.
Audio de archivo, periodista: Quizás en ninguna otra parte del mundo la pandemia de COVID-19 ha mostrado un rostro tan desolador.
Silvia: ¿Qué te contó sobre sobre qué se veía en Guayaquil?
Mariana: Él me dijo que la situación era realmente, realmente dura, me describió una imagen muy fuerte…
Orlando: Si quieres saber cómo se vive aquí, es impresionante, que cada vez que sales y ves hacia el cielo, ves los zamuros dando vuelta.
Mariana: Nosotros los venezolanos le decimos zamuros a los buitres. Entonces me decía tú miras al cielo y está lleno de buitres y, y eso es el indicativo de la cantidad de cuerpos abandonados o cuerpos que sus familiares tuvieron que sacarlos a las calles porque… porque no había dónde enterrarlos.
Orlando: Que nadie te lo cuente, oíste, te estoy diciendo que es así. Y es una lógica. Se te muere un familiar en la casa tú no lo puedes tener ahí dentro, tienes que sacarlo al patio, porque están saturadas las funerarias, por X, porque no los vienen a recoger. Es algo impresionante.
Silvia: Y en medio de todo esto, la situación de Orlando se complicaba.
Mariana: El segundo día que nos estábamos comunicando él me dijo, “no me lo vas a creer, pero yo ya mañana tengo que tengo que salir de mi, de mi arriendo”.
Orlando: De verdad que no sé qué hacer. Te estoy respondiendo así y no sé qué hacer. Lo que sí sé que lo que tengo que hacer es eso: mañana en la mañana, cinco de la mañana, cuando empiece el… no me voy ahorita porque es toque de queda. Pero a las 5 de la mañana salgo por esa puerta con mi ventilador y mi maleta y no sé dónde voy a ir a parar. Estoy súper triste, de verdad. No me había puesto así. Y me considero una persona súper fuerte que, que normalmente tengo respuesta para todo, pero ahorita no.
Mariana: Nada más tenía 60 dólares en el bolsillo cuando salió de su casa.
Eliezer: Un amigo lo recibió en la suya.
Mariana: Me decía que, bueno, se sentía muy solo. Además de la soledad, que ya de repente un migrante puede experimentar por no poder estar con su familia.
Orlando: Mi vida ha sido la pantalla de un teléfono. De llorar un rato, de reír mucho, de extrañar mucho.
Mariana: Me decía que, bueno, que se sentía muy solo, que estaba viviendo más que nunca a través de una pantalla, hablando con su esposa.
Orlando: ¿Pero sabes qué extraño de verdad? Extraño mucho reír, reír, caminar como yo quiero, caminar por donde yo quiero. ¿Sabes cuál es la mejor definición de… de cómo estoy aquí? sin que, sin que nadie te escuche ni nada… Como secuestrado.
Silvia: Ya volvemos.
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Daniel Alarcón: Hola, soy Daniel Alarcón, director editorial de El hilo. También trabajo como productor ejecutivo de Radio Ambulante, un podcast en español donde contamos historias verdaderas que retratan la diversidad y riqueza de América Latina y Estados Unidos.
Estamos preparando una nueva temporada, pero mientras tanto pueden escuchar nuestro catálogo de más de 160 historias. Hay de todo: historias de familia, de fútbol, de amor, de política… Son historias que te enganchan y te conectan con nuestra región.
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Laura Rojas Aponte: ¿Amas los podcast? ¿Estás estudiando español? Pues bueno, tenemos una herramienta que seguro ayudará en estos días de cuarentena: Lupa.
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Orlando: Hola Mariana, ¿cómo estás? Qué bueno es saber de ti.
Eliezer: Estamos de vuelta en El hilo.
Orlando: Bien, he estado bien, ya sabes, trabajando con esto, tratando de mover las esferas más altas de este gobierno, de, de este Estado, a ver qué se logra.
Silvia: En medio de una pandemia, con las fronteras cerradas, regresar a Venezuela no iba a ser sencillo. Aunque estaban dispuestos a volver caminando si hacía falta, primero buscaron ayuda de los gobiernos para tratar de evitarlo.
Mariana: Sí, bueno, todo, todo empezó porque agarraron el grupo y empezaron primero a mandar diferentes cartas a diferentes instituciones gubernamentales, tanto en Ecuador como en Venezuela.
Orlando: Te voy a enviar una carta que le hice al presidente Lenin Moreno para ver si tú me ayudas a… a también a regarla por todos lados, que le llegue a las manos de él, a… que le llegue a quien tenga que llegar.
Mariana: Su idea principal era, era tratar de conseguir unos, unos vuelos humanitarios que, que se permitiera un canal aéreo entre Venezuela y Ecuador para que pudieran llegar vuelos y, y llevarlos de vuelta, de vuelta a casa.
Orlando: La gente está muy ansiosa, la gente sabe… a medida que se le va acabando la comida la gente se desespera más y más y más. Y aquí no hemos recibido respuesta a nada. Hay gente que le está faltando sus medicamentos o medicamentos que son esenciales día a día. Y todos , todos están buscando salir y todos me preguntan ¿Orlando, qué hacemos?
Mariana: La cosa es que esa presión nunca, nunca se dio, a pesar de las cartas y de la presión en las redes sociales que se hizo y decidieron, bueno, vámonos, vámonos caminando.
Orlando: El viernes salimos a las nueve de la mañana, del terminal de Guayaquil, Terminal Terrestre a empezar esta aventura, esta aventura loca, con la esperanza de que el Gobierno de aquí de Ecuador se conduela y, y pueda por lo menos facilitarnos unos autobuses cuando vea a la gente en la calle caminando por por el hombrillo de la carretera. Esa es mi esperanza. Y si no, bueno, tendremos que hacerlo a pie. No queda de otra.
Mariana: Entonces, en ese momento empezaron como a planificar, este, vamos a hacerlo de la manera más ordenada posible. Vamos a tratar de, de no irrumpir en las vías tampoco. Estamos en una situación de, de pandemia entonces vamos a tratar también de cuidarnos.
Orlando: Tú sabes que estaba comprando… compramos alcohol, ¿no? para echarle a la gente y la cuestión sanitaria y esto, y no conseguía atomizadores.
Mariana: Les donaron tapabocas, les donaron guantes, también les donaron alcohol isopropílico, gel antibacterial.
Orlando: Ya tenemos planeado llevar una especie de triciclo para las maletas. Cosas así. Comida, galletas, atún. Cosas que sean fáciles, pero como dicen, en el camino se va emparejando la carga.
Mariana: Orlando incluso me dejó que compró unos rociadores.
Orlando: Te voy a enviar una foto de lo que compré para, para echarle al grupo, pues, a medida que vamos caminando y eso. Así nos vamos refrescando… No te vayas a reír. Por favor.
Mariana: Y empezaron a rociar a la gente con, con alcohol antes de salir. Al principio se, se prepararon muy bien, dentro de lo que cabe, para, para poder emprender ese camino.
Silvia: ¿Y cuándo salieron?
Mariana: Ellos tomaron la decisión de salir el miércoles 15 de abril y salieron del terminal de autobuses de Guayaquil el viernes 17 de abril… caminando.
Eliezer: Mariana le preguntó a Orlando si tenía miedo de hacer el camino a pie.
Orlando: Wow, esa pregunta es… No, no es difícil de responder, pero sí es como, como complicada. Pero en un sentido general, entusiasmado, entusiasmado, pero temeroso, temeroso por mí, por mí, verdad. Como te digo, con la firme convicción de que no les voy a defraudar… De que nos va ir bien, que nos va a ir bien.
Silvia: ¿Y cómo han sido las, las condiciones en este trayecto que han tomado hasta ahora?
Mariana: Eh, bueno, los primeros días, él describía el clima como algo demasiado caluroso, un sol avasallante que no te deja, de ese sol que te pega en la cabeza y no te deja ni pensar.
Orlando: Bueno, recorrimos ¿qué? como 25 kilómetros algo así, desde las 10 de la mañana hasta ahorita hasta… las 4 de la tarde. Aquí estamos en una estación de combustible. Estamos comiendo. Aquí estamos descansando. Uff… no aguanto los pies, impresionante, y todo lo que falta, no llevamos ni el 0.1 por ciento de la ruta, pero p’alante, ahí vamos, p’alante.
Mariana: El camino me dijo que fue duro. Me dijo que nunca había imaginado lo cansante que puede ser caminar por horas y horas y horas. Además, llevando una maleta a cuestas, que esas rueditas se van gastando y gastando y al mismo tiempo también se van gastando tus suelas y al mismo tiempo se va gastando tu energía.
Orlando: Piensas en retrospectiva, todo lo que uno está haciendo, y todo lo que uno ha pasado, y todo lo que uno ha hecho y ves como si, si era necesario, y uno se pregunta si era necesario. Vas jalando esa maleta en esa recta, en ese sol candente. El cerebro piensa en dos cosas: en lo que hiciste y en, y en el sol… en la distancia, ves en la distancia… ves el horizonte de lo que te falta, lo que te falta, lo que te falta. Eso ve uno todo el día cada vez que camina.
Mariana: El grupo de Orlando se dividió varias veces. Es un grupo que tenía, que tenía de todo, tenía personas con discapacidad, personas con niños, mujeres embarazadas, adultos mayores. Empezaron a caminar unas 40 personas con él y pues, al final, su grupo, el de su núcleo, quedaron nada más 5, porque él es una persona que se siente muy responsable por, por los demás. Es una persona muy empática y de repente, si alguien no podía cargar la maleta, entonces él se quedaba. Entonces, al final digamos que también tuvo que tomar decisiones duras, ¿no?, entre que personas que siguieron el camino y personas que ya llegaron, de hecho.
Silvia: Tú mencionaste a su esposa al comienzo. Me imagino que ella debe estar súper nerviosa y preocupada. Eh, ¿Te ha contado Orlando algo sobre ella?
Mariana: Eh, sí.
Orlando: Siempre está en contacto conmigo dándome consejo, que me calme, que esto, que piense en las cosas que estoy haciendo con respecto a las estrategias, siempre me está aconsejando, extrañándome mucho.
Mariana: Lo monitorea durante todo el camino.
Orlando: Y siempre me manda fotos de mi gato que tengo allá. Lalo se llama mi gato, un gato loco. Ese es, es como también mi alivio. Me regaña mucho: ¿quién te mandó a meterte en eso? Que esa gente ahora confía en ti, que aquello, una infinidad de cosas, infinidad de cosas hablamos.
Mariana: Es muy dulce la manera en que él habla de ella.
Orlando: Buena persona, una persona inteligente, la amo mucho y… es mi llave pues, mi llave y mi amiga.
Mariana: Es lindo saber, me imagino para él, que, que hay alguien que te espera. No conozco a su esposa, pero, pero me da la impresión de que es una… de que sin ella no sé si él pudiese.
Orlando: Ya me preparó el cuarto con plástico, que no iba a salir, que mi cuarentena iba a ser un mes, que ni iba a dejarme ver a mi gato.
Mariana: Dice que ya le acomodó la casa, que van a hacer una cuarentena, ya le bajó la computadora a un cuarto en donde él va a dormir aparte.
Orlando: Todo eso. Ella está, como te digo pues, entre emocionada y preocupada, está muy preocupada.
Eliezer: A pesar de que estamos en medio de una pandemia, de que en Ecuador hay medidas de distanciamiento y toques de queda, Orlando le contó a Mariana que en el camino han visto muchas muestras de solidaridad.
Orlando: Todo el mundo nos ha recibido, todo el mundo tranquilo, gente llorando porque estuvimos dos días y cuando nos íbamos lloraban porque nos íbamos. Deseándonos suerte, dándonos bendiciones, todo.
Mariana: Para su sorpresa, mucha gente les ha dado el aventón, mucha gente los ha agarrado en carros, o camiones los ha, los ha agarrado.
Orlando: Es bonito ver que sí, sí puedes seguir creyendo en la humanidad.
Mariana: Sí me dijo que, que se cabreó bastante cuando en un momento en el que un periodista hizo un artículo sobre ellos, sobre los caminantes que estaban regresando, y puso la palabra “22 infectados” junto con caminantes dentro del título, entonces se confundió de que habían realmente 22 infectados venezolanos dentro de Ecuador con caminantes. Entonces hay gente que empezó a creer que de esos caminantes había 22 infectados.
Orlando: Ya tuvo sus consecuencias aquí en Quito. No quieren recibir a, a unos caminantes que vienen por eso.
Silvia: Después de seis días, Orlando llegó a Quito con su grupo reducido. Habían recorrido más de 400 kilómetros, casi todo a pie.
Mariana: Estuvieron vagando por Quito creo que como unas 48 horas hasta que fueron colocados en este albergue en el que ellos pensaban que iban a pasar un par de días para descansar y luego seguir su trayecto. En ese momento, luego que intentan salir de Quito varias veces, no pueden, vuelven al albergue y… y total, que ahora están en el albergue, no, no han podido salir. No fue solo descansar, sino que se extendió.
Eliezer: ¿Cuánto tiempo, cuánto tiempo tienen que quedarse ahí?
Mariana: Bueno, ya tienen más de 15 días en el albergue, entonces en teoría era el tiempo que iban a poder pasar, pero se empezó a hablar de unos vuelos humanitarios y dijeron bueno, vamos a quedarnos acá.
Orlando: Estamos aquí esperando que se reactiven los vuelos, que nos llamen y todo eso. Estamos todavía en el albergue.
Silvia: El 6 de mayo, Nicolás Maduro anunció que estaba llegando a Venezuela el primer vuelo de repatriación. Venía desde Santiago de Chile con más de 200 venezolanos.
Maduro: He dispuesto 24 aviones para que vayan a Ecuador, Perú, Chile y a donde haya que ir a buscar a los venezolanos y venezolanas que desesperados están huyendo de esos países.
Mariana: El Gobierno ecuatoriano, permitió, después de conversaciones, que vinieran dos vuelos del plan de repatriación que tiene Venezuela, que se conoce como Vuelta a la Patria. Esos dos vuelos entraron, se llevaron personas, pero luego el Consulado de Venezuela en Quito informó que no habrían más vuelos.
Silvia: Según esa oficina, 17 mil personas se han registrado para ser repatriadas vía aérea.
Orlando: No hay un atisbo de… de posibilidad de que podamos pasar.
Mariana: También se dieron cuenta que otros compañeros en Rumichaca, que es la frontera entre, entre Colombia y, y Ecuador, eh, la frontera, estaba cerrada y no pudieron pasar.
Orlando: Las trochas están cobrando súper caro.
Mariana: Lo que conocen como las trochas, o pasos ilegales.
Eliezer: Hay militares, hace frío, hay mafias que controlan los pasos ilegales, gente esperando hace días en carpas improvisadas con bolsas, ha habido represión.
Orlando: Súper peligrosas. Nos dice gente de muy buena fuente que tengo allá. Súper peligrosa.
Mariana: Entonces dijeron para qué continuar un camino si igual, no nos van a dejar pasar y se quedaron allí.
Silvia: Orlando le ha mandado fotos del albergue a Mariana. Es como un galpón vacío.
Mariana: Todo muy gris, todo de concreto, eh, como con unas habitaciones separadas. Tienen unas literas en donde pueden dormir hasta, hasta seis personas, excepto las personas que son un matrimonio con hijos que creo que sí tienen sus cuartos separados. Les proveen de comida, pero ellos mismos tienen que cocinarla. Orlando se ha ofrecido varias veces para cocinar claramente.
Orlando: Tercer día aquí en el, en el refugio, esperando lo de la prueba del COVID-19. Conociendo a todo el mundo, conociendo a 41 personas.
Mariana: Les han hecho las pruebas del COVID. Orlando me cuenta que ninguno está, ninguna está infectado. Orlando me dice que no hay mucho riesgo porque bueno, ellos se encargan de limpiar todo el tiempo, casi que de manera obsesiva, con cloro, etcétera. Pero bueno, es difícil saber.
Orlando: Si me preguntas que lo conozco, es como una cárcel, pero más limpio, pues. Lo conozco por mi profesión.
Mariana: Me dice que qué bueno, que los días son, son todos iguales, que ellos tratan de, de amenizar echando chistes, jugando, eh, me dice bueno, que los venezolanos son muy, son muy jocosos, entonces tratan de hacerlo lo mejor posible. Pero es como viviendo siempre como la misma, la misma situación. Y mucho más con la confusión entre qué va a pasar, me van a meter en esos vuelos o no me van a meter.
Orlando: ¿Cómo tranquilizarlos de otra manera sino eso? Pedirles que tengan un poquito de paciencia. Hasta que estos gobierno se pongan de acuerdo, se terminen de poner de acuerdo con respecto a esta situación tan, tan complicada que nos ha tocado a nosotros vivir.
Eliezer: Tenemos que pensar que en el caso de Orlando y los venezolanos que están tratando de volver desde Ecuador, hay tres gobiernos involucrados: Ecuador, Colombia y Venezuela, y los presidentes de los primeros dos no reconocen a Maduro. En medio de esas relaciones diplomáticas complicadas los países tienen que decidir si abren o no sus fronteras, si mandan vuelos para que no tengan que volver caminando, si permiten que esos vuelos aterricen… Es una situación compleja.
Mariana: En el caso del gobierno de Venezuela, ha dicho, desde que empezaron a llegar los venezolanos, desde, desde Colombia, de diferentes partes de la región, eh, dice que lo recibe con los brazos abiertos.
Nicolás Maduro: Que vengan a Venezuela y de manera segura pasen todas las cuarentenas. Sean recibidos en sus estados, se les chequee la salud, se les haga el chequeo del coronavirus y vayan sanos a sus hogares a abrazarse con su familia. Y les digo desde aquí, a recomenzar la vida, a ayudar a construir a Venezuela, a superar los problemas de Venezuela.
Mariana: Colombia, por su parte, mantiene cerrada su frontera con Ecuador por miedo al, al contagio. Pero la frontera entre Colombia y Venezuela sí está parcialmente abierta para que las personas puedan entrar o se ha abierto por periodos de tiempo.
Eliezer: Y cuando los países están lidiando con una crisis que sobrepasa sus sistemas de salud y sus economías, es muy difícil que consideren como una prioridad la situación de migrantes venezolanos que, desde antes, varios políticos ya no querían en sus países.
Silvia: ¿Qué han hecho los venezolanos como para tratar de llamar la atención de todos los que están involucrados en esto para que puedan llegar?
Mariana: ¡Wow! Yo creería que la pregunta es ¿Qué no han hecho?, porque esa gente ha hecho de todo. De todo han hecho, este, desde mandar cartas. Hay un grupo de personas durmiendo en este momento, viviendo a las afueras de, de la Embajada , de Venezuela en Quito, pidiendo que, que sean considerados.
Audio de archivo, periodista: Son ciudadanos venezolanos que duermen en los exteriores de la embajada esperando ayuda.
Venezolano: Personas que vienen de Guayaquil, otros vienen de Perú, caminando, todos caminando. No tenemos comida, no tenemos empleo, no tenemos a dónde ir.
Mariana: Hay otro grupo de, de venezolanos también durmiendo en el puente internacional que conecta a Ecuador con Colombia. Entonces son personas que le están hablando a tres gobiernos al mismo tiempo para que sean escuchados, para que alguien haga algo por ellos.
Orlando: Regresar a Venezuela se ha convertido como en un sueño. Desde el primer día de ese viernes que empecé a caminar, el primer paso, se ha convertido en un sueño
Silvia: ¿Qué expectativas tiene Orlando sobre regresar a Venezuela?
Mariana: Bueno, él lo ves como cambiante de opinión en ese sentido, a veces se ve como optimista, como que bueno, vamos a regresar y lo voy a hacer lo mejor que pueda.
Orlando: No creas que no pienso, en lo pienso ¿Pa’dónde voy yo? ¿Para Caracas otra vez a…? Pero no, voy pa’lante, voy pa’lante y allá veré cómo resuelvo. Yo tengo mi trabajo que no, que no es muy buen sueldo, ¿no?, como empleado público, pero algo haré, algo haré allá.
Mariana: Por otro lado, hay veces que se siente mal, que bueno, que se siente que está… como un fracaso.
Orlando: Muchas veces te he dicho que creo que fallé y no quiero hacerlo. No quiero, no quiero fallar. No quiero fallar en algo tan sencillo como es caminar, como es caminar y llegar a mi casa. Llegar en mi casa, cumplír mi cuarentena, donde me diga el estado venezolano dónde tengo que cumplirla y salir de esto una vez por todas.
Mariana: Cuando le pregunté que qué dejaba en Ecuador, él me dijo que dejó muy buenos amigos y, y que dejó buenos contactos.
Orlando: ¿Qué dejo atrás? Dejo atrás gente que me enseñó mucho. Gente humilde que me, que me hizo comprender el valor de, de la moneda, el valor del trabajo, de que sí vale, de que cada, cada gota de sudor vale mucho.
Mariana: Entonces él dice que sí, que él espera que algún día se, se normalice la situación y que quizás pueda, pueda regresar.
Orlando: A mí me, me da tristeza irme de Ecuador, sí ¿sí?, sí, porque en general yo no la pasé mal aquí, en verdad no la pasé mal. En un momento pensé que podía hacer un futuro en este país. Y las circunstancias no lo permitieron.
Eliezer: Mariana Zúñiga es periodista independiente. Vive en Caracas.
Silvia: Orlando sigue en el albergue en Quito, esperando que se abra un canal humanitario, ya sea por aire o por tierra. Mariana nos cuenta que está con los ánimos bastante bajos, y que hay nerviosismo en el grupo. Los casos de infectados por coronavirus en Venezuela siguen subiendo, y la mayoría, según el gobierno, son de venezolanos que han estado regresando al país. Por eso, Orlando y sus compañeros tienen miedo de que paren las repatriaciones.
Eliezer: Si logran volver, van a encontrar un país prácticamente dolarizado, con escasez de combustible, con saqueos y cortes de luz, con una economía y un sistema sanitario incluso más precarios que los que dejaron.
Silvia: En El hilo somos Daniel Alarcón, Álvaro Céspedes, Andrea López Cruzado, Elías González, Inés Renique, Laura Rojas Aponte, Jorge Caraballo, Miranda Mazariegos y Carolina Guerrero. Nuestro tema musical lo compuso Pauchi Sasaki.
Gracias al equipo de Radio Ambulante por todo su apoyo y colaboración para sacar adelante este podcast.
El hilo es una producción de Radio Ambulante Estudios. Agradecemos de manera muy especial a los oyentes que nos han apoyado con sus contribuciones en nuestro programa de membresías. Sin ustedes, esto no sería posible..
Yo soy Silvia Viñas.
Eliezer: Y yo soy Eliezer Budasoff. Gracias por escuchar.