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El litio es un mineral que muchos llaman “el combustible del futuro”. Es un componente fundamental para fabricar baterías de autos eléctricos o de teléfonos celulares. Pero la minería para la explotación de litio ha levantado denuncias y muchas preguntas. Esta semana viajamos al Salar del Hombre Muerto en Catamarca, Argentina, donde se encuentra una de las reservas de litio más importantes de América Latina y la fuente de salmuera de litio más pura. Hablamos con miembros de la comunidad cerca del salar que viven con la promesa de un futuro mejor, pero con un presente que los deja sin agua. También conversamos con la bióloga María Eugenia Farías, experta en salares de altura, que nos explicó por qué estos ecosistemas son únicos y son clave para mitigar los efectos del cambio climático.
Créditos:
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Reportería
Analía Llorente -
Producción
Analía Llorente, Daniela Cruzat -
Edición
Silvia Viñas, Eliezer Budasoff -
Verificación de datos
Desirée Yépez -
Producción en redes sociales
Analía Llorente, Samantha Proaño -
Diseño de sonido y mezcla
Andrés Azpiri, Ana Tuirán -
Música
Elías González, Ana Tuirán, Rémy Lozano -
Tema musical
Pauchi Sasaki -
Fotografía
Analía Llorente
Etiquetas:
Transcripciones:
Transcripción:
Archivo Mirtha Legrand, presentadora: ¿Y el litio? En Jujuy hay mucho litio.
Javier Milei, presidente de Argentina: Bueno, una de las cosas que me pasó es que me llamó Elon Musk, y está sumamente interesado en el litio.
Silvia Viñas: El que habla es el presidente de Argentina, Javier Milei, en un programa de televisión el 23 de diciembre de 2023, 13 días después de haber asumido.
Eiezer Budasoff: Y sí, escucharon bien: Milei dijo que Elon Musk, uno de los hombres más ricos del planeta, el fundador y CEO de la fábrica de autos eléctricos Tesla, estaba interesado en adquirir litio. Pero no solo él…
Javier Milei, presidente de Argentina: Y también está muy interesado el gobierno de Estados Unidos, y muchas empresas de Estados Unidos.
Eliezer Budasoff: El litio es un mineral que muchos mencionan como “el combustible del futuro”, la panacea para tener un planeta más limpio.
Silvia: Es un metal alcalino, plateado y blando que se puede cortar con un cuchillo. Es tan ligero que pesa la mitad del agua y flota sobre gasolina. Pero para que llegue a esa condición tiene que pasar por todo un proceso de extracción. No se encuentra como un metal en la naturaleza, como pasa con el oro, la plata o el cobre. Está en muchos lugares, pero se concentra principalmente en los salares de altura, como los de la Puna, en el noroeste de Argentina, en el sur de Bolivia y en el noreste de Chile. Un rincón del planeta que las mineras llaman el Triángulo del Litio.
Eliezer: Y el litio es un componente fundamental para fabricar baterías de autos eléctricos y de teléfonos celulares, entre muchos otros usos. También las baterías de litio son cruciales para almacenar la energía producida por fuentes renovables como el sol y el viento.
Todo esto ha hecho que sea considerado fundamental en los esfuerzos por hacer una transformación energética. O sea, que dejemos de depender de los hidrocarburos como el petróleo y el gas.
Silvia: Entonces, no es raro que, a menos de dos semanas de empezar su mandato, a Milei le hayan preguntado sobre el litio… Y a principios de febrero, se anunció una inversión para la exploración de litio de una minera israelí. Es que Argentina es el cuarto productor mundial después de Australia, Chile y China. Produce el 5% del litio en el mundo. Pero este tipo de minería ha levantado denuncias y muchos interrogantes.
Audio de archivo, presentador: ¿Sabes que el litio es lo que llaman el oro blanco para la Argentina, no?
Audio de archivo, periodista: Estas tierras recónditas de Argentina son la esperanza global porque de aquí se extrae el litio para los vehículos eléctricos.
Audio de archivo, Enrique Viale, abogado ambientalista: No podemos ser la zona de sacrificio para que cada estadounidense tenga su Tesla propio o para que cada europeo reemplace su BMW porque no alcanza el planeta y no alcanza el litio tampoco.
Audio de archivo, Pía Marchegiani, Directora Fundación Ambiente y Recursos Naturales: Las operaciones principales de explotación de litio toman mucha más agua de la que entra naturalmente al ecosistema.
Audio de archivo, periodista: Para la población local es fuente de trabajo y a la vez riesgo de quedarse sin agua.
Silvia: Bienvenidos a El hilo, un podcast de Radio Ambulante Studios. Soy Silvia Viñas.
Eliezer: Y yo soy Eliezer Budasoff.
Las comunidades cerca del salar viven con la promesa de un futuro mejor, pero con un presente que los deja sin agua. Hoy, cuál es el costo social y ambiental de extraer litio de un salar, y por qué los científicos sostienen que es un lugar clave para mitigar los efectos del calentamiento global.
Es 16 de febrero de 2023.
Eliezer: En Argentina, a 4.000 metros sobre el nivel del mar y con una superficie de casi 600 kilómetros cuadrados, similar al tamaño de Madrid, está una de las reservas de litio más importantes de América Latina.
Silvia: Se trata del Salar del Hombre Muerto. Está en Catamarca, en el límite con Salta, ambas provincias del noroeste de Argentina. Allí, hace casi 30 años, ha estado explotando litio la empresa Livent, una minera de capitales estadounidense, que enero de este año, se fusionó con una empresa australiana. El resultado es un gigante del litio mundial.
Eliezer: La empresa dice en su página web que en el Salar del Hombre Muerto está la fuente de la salmuera de litio más pura. La salmuera, en su estado natural, es una acumulación de agua que tiene una gran concentración de sal y otros elementos, entre los que se encuentra el litio.
Silvia: Y esta no es la única empresa que busca litio en este salar. Hay otras tres que están en etapas de construcción de plantas y exploración.
Eliezer: Nuestra reportera Analía Llorente viajó al norte de Argentina para ver de primera mano cómo es esta fiebre del litio y cuánto afecta al ambiente y sus comunidades.
Analía nos sigue contando.
Analía: Para llegar al Salar del Hombre Muerto primero fui al pueblo de Antofagasta de la Sierra, en Catamarca, Argentina. Es pequeño. Tiene unos 2.000 habitantes y está en el norte de la provincia…. A más de 3.300 metros sobre el nivel del mar. Al estar tan alto, la falta de aire y la fatiga se hacen presentes para los visitantes. Los locales parecen ya estar acostumbrados.
Fui a encontrarme con Alfredo Morales y su esposa Elizabeth Mamani, de la Comunidad Atacameños del Altiplano. Este grupo reúne a personas de pueblos originarios y otros vecinos del salar que luchan por su conservación.
Y también por algo que Alfredo y Elizabeth creen que es fundamental para el futuro del pueblo y de sus dos hijas: el agua.
Los cuatro trabajan en varios emprendimientos familiares: desde panadería, alojamiento para los turistas y un local de artesanías donde Elizabeth teje ponchos, guantes y gorros, entre muchas otras cosas para hacerle frente al frío de la cordillera.
Elizabeth: ¿Cómo le va? Buenas tardes, cualquier consulta me pregunta.
Cliente: Me llevo una de estos…
Elizabeth: Bueno.
Analía: Hablé con Elizabeth para que me cuente sobre el reclamo de la comunidad mientras atendía su tienda de artesanías.
Elizabeth: La comunidad atacameña del altiplano reclama de que no lo sigan secando de los ríos, por ejemplo, como pasó con el río Trapiche hace unos años atrás.
Analía: Elizabeth se refiere al hecho de que la empresa Livent desvió el curso del río Trapiche para alimentar de agua dulce la operación de su proyecto Fénix en el Salar del Hombre Muerto. Esto provocó que una vega, o un brazo del río, de 11 kilómetros se secara y dejara sin agua a las familias que habitan la zona desde hace casi 100 años. Y Elizabeth me dijo que no quieren que pase lo mismo con el Río los Patos, que es el principal río del altiplano de Catamarca por su gran caudal de agua y pasa muy cerca del Salar del Hombre Muerto.
Elizabeth: Porque Livent, la empresa que que es la más dañina que tenemos actualmente, pero todas son iguales casi, es la que se está expandiendo 30 kilómetros hacia el río Los patos para extraer el agua y sin medir las consecuencias, sin tener ningún este informe de impacto ambiental verídico y que sea real para que nosotros podamos quedarnos tranquilos, aunque sabemos que nada nos garantiza que las empresas no van a dejar seco.
Analía: ¿Falta agua en Antofagasta?
Elizabeth: Sí, en verano está faltando, ya empezó a faltar agua. Si bien la empresa, el el gobierno provincial o departamental y todas las autoridades que que quieren convencer al pueblo y convencernos a nosotros de que no hay conectividad con el tema del Salar del Hombre Muerto, que ellos no están consumiendo agua, según ellos, y que no tienen conectividad acá. Entonces no, que es más que nada el cambio climático lo que nos afecta la falta de agua.
Analía: Pero, para Elizabeth y su comunidad, la falta de agua no es solo por el cambio climático, la minería de litio también es responsable.
Entonces me pregunto: ¿cuán sustentable es la forma de extraer ese litio del salar, mientras las comunidades que habitan en los alrededores viven con esa promesa de un futuro mejor, pero con un presente que los deja sin agua?
Analía: Bueno. ¿A dónde estamos yendo?
Alfredo Morales: Al Salar del Hombre Muerto y al río Los Patos.
Analía: Le pedí a Alfredo, el esposo de Elizabeth, que me acompañe hasta el salar para entender mejor la actividad de las mineras y los problemas con el agua. Fuimos un miércoles de septiembre de 2023 en camioneta.
La ruta entre el pueblo y el Salar del Hombre Muerto es de ripio, una mezcla de piedra y tierra, donde el polvo se hace presente en cada curva y contracurva.
El viaje se hace lento por las piedras y porque el tránsito de camiones y camionetas que van y vienen es frecuente. Y eso que no es el día del cambio de turno de los mineros, me explica Alfredo.
Pero más allá del polvo, la falta de aire, el sueño constante… el camino es bello, inhóspito, se siente que estamos cerca de los picos de la cordillera.
Alfredo: Mira que me ha tocado salir para afuera para darme cuenta lo que tengo. Es un valor impresionante. Si algún día pienso ir a Marte y usted ya está en Marte.
Analía: Atravesamos un paisaje que parece de otro planeta: con rocas rojizas gigantes, picos de volcanes de diferentes colores, suelos casi secos, sin árboles, y el poco pasto que hay es de color amarillento. Aunque se ve muy árido, el paisaje te quita el aliento.
Alfredo Morales: De locura, ¿viste? Es como una torta decorada.
Analía: Las vicuñas salvajes nos miran curiosas mientras pasamos. Algún suri o avestruz andina, que es un poco más grande que una gallina, se aleja veloz por si nos aventuramos a perseguirlo.
Analía: Alfredo nació en Catamarca hace 54 años. Pertenece a una familia histórica de Antofagasta de la Sierra. Llevan por lo menos cuatro generaciones en este remoto lugar, labrando la tierra y criando ovejas y llamas. Él vio de primera mano la llegada de las mineras a la zona.
Alfredo: Había ocho mineras asentadas. No sé cuántas habrá ahora, pero cada vez llegan más. Todo por el litio.
Analía: Actualmente, hay 25 proyectos mineros en Catamarca, según el último informe del gobierno provincial. En el Salar del Hombre Muerto, la empresa estadounidense Livent fue una de las pioneras. Ha estado explotando el mineral desde hace más de 25 años con su proyecto Fénix.
Pero como mencionamos al comienzo de este episodio, no es la única que busca litio en este salar. Hay otras tres empresas que están en etapas de construcción de plantas y exploración. Y, como decía Alfredo antes, cada vez llegan más. Todo por el litio y, en consecuencia, por el agua.
Analía: Después de casi dos horas de viaje, en una de las curvas altas aparece el Salar del Hombre Muerto en el horizonte. Desde ese punto se puede ver cómo los caminos hechos por las mineras lo atraviesan como si fuese un mapa con líneas dibujadas.
También se ve en un costado una mina abandonada con construcciones de piedra, la de Incahuasi, donde alguna vez buscaron oro. Alfredo me contó que su papá trabajó allí cuando era joven. Y al borde de uno de los caminos, casi atravesado por los camiones, hay un cementerio de la comunidad originaria.
Analía: ¿Acá estamos en el medio del salar?
Alfredo: No, no, vamos a la orilla del salar. Todo, todo esto hasta el otro lado, los cerros es el salar. Es una dimensión bastante grande.
Analía: Empezamos a bajar por la ruta.
Alfredo: Todos los puntos que están puestos son porque ya están pedidos y adjudicado para X cantidad y empresa, viste. Acá viene una. Hace la exploración. Ven qué salmuera hay ahí y lo venden a otra y así van.
Analía: Alfredo me explica que unas 15 varillas que se ven clavadas en ese sector del salar son las que marcan las perforaciones que hacen las empresas para buscar litio.
Alfredo: Como esto se necesita muchísima plata para poder extraer todo esto, entonces van vendiendo. Está todo el salar saqueado ya, digamos, está todo marcado, perforado. Esto ya va a ser 30… 30 años de lo que están ellos instalados acá.
Analía: Para entender el impacto de este tipo de minería, tenemos que repasar brevemente cómo funciona el proceso para extraer litio y dónde está exactamente.
Los expertos que consulté me explicaron que cada salar es único. Entonces, el método de extracción de litio también debe ser diseñado a su medida. Pero, en términos generales, se sabe que el litio no está sobre el salar, sino en la salmuera que está debajo de él. Para buscarlo hay que hacer perforaciones de unos 30 metros y bombear con agua, mucha agua.
El litio se mide en gramos. Y usualmente se puede encontrar entre 0,7 y 0,8 gramos de litio en un litro de salmuera. Esto es bastante poco considerando que solo un auto eléctrico necesita, en promedio, 8 kilos de litio de alta pureza.
Para separar el litio se deposita la salmuera en enormes piletas al aire libre donde se la filtra con agua dulce y otros productos químicos. De ese proceso se obtiene el carbonato de litio, el producto comercializable.
Entonces, en resumen: el impacto de la minería de litio sobre los salares son las perforaciones, las piletas al aire libre y la gran cantidad de agua que se necesita para extraer la salmuera del salar y luego, junto a otros químicos, separar el litio.
Alfredo: Esta es la minera, esta es Livent.
Analía: Estamos a 4.000 metros sobre el nivel del mar y, de pronto, aparece la minera.
Alfredo: Toda esta chatarra lo entierra. Ahí abajo enterraron un montón de cosas. Hasta latas de aceite metieron, toda esa parte. Yo lo digo porque he entrado y lo he visto como hicieron. Todo está tapadito.
Analía: Al costado del camino se ven montículos de chatarra y escombros. Parece material industrial usado y desechado. Alfredo asegura que había más y que lo enterraron.
El camino por el que vamos separa el salar hacia a la izquierda y a la derecha la planta de la ahora exLivent. Recordemos que en enero de este año se fusionó con otra empresa.
Alfredo: Esa es la nueva planta que están armando. La planta que está funcionando es la chiquita que está tirando vapor allá y la que están armando es la otra de acá que están las grúas. Todo esto el día que se acabe el litio va a quedar en la nada.
Analía: Las instalaciones son enormes y, como contaba Alfredo, están construyendo dos plantas nuevas que esperan terminar en 2025.
Actualmente, la ahora minera exLivent es el principal productor de litio en Argentina. En 2022 produjo más de la mitad del total de toneladas que exportó el país ese mismo año. Y, con su plan de expansión terminado, dice que triplicará la capacidad total anual de producción de carbonato de litio.
La empresa informó que en 2022 aportó a Catamarca 25 millones de dólares por la explotación del litio. Eso es solo un 3% de lo que ganó la minera ese año en el mundo. No sabemos lo que ganó Livent en 2022 en Argentina porque el organismo del Estado que recibe las estadísticas no revela esa información.
Alfredo: Mira, si ves una laguna te parece muy bonita, verdecita color turquesa.
Analía: Seguimos camino y a la izquierda, a lo lejos, se ve una laguna que llama la atención por su color intenso, por la concentración de algas y el grado de salinidad.
Por ser ecosistemas frágiles, las lagunas del Salar del Hombre Muerto, al igual que muchas otras de la Puna, están protegidas desde 2009 por el Convenio Ramsar para la conservación internacional de humedales.
Alfredo: ¿Pero qué pasa? que no podés ni respirar ahí al lado.
Analía: Aunque en teoría están protegidos, tanto el salar como las lagunas están amenazados por la minería del litio, por la contaminación y el uso excesivo del agua.
Por ejemplo, la empresa exLivent tiene un sistema de reutilización y reciclaje del agua. Reintroducen parte del agua que usan para extraer el litio de vuelta a la laguna.
Desde hace algunos años, biólogos y especialistas en conservación vienen alertando sobre los impactos negativos de la explotación de salmueras de litio en los lugares donde ciertas especies de flamencos se reproducen y alimentan.
Alfredo: No hay flamenco, no hay nada.
Analía: ¿Antes había?
Alfredo: Todo eso, había aguas como es, salmuera. Yo he pasado por ahí. Tranquilo. Hoy en día tenés que andar con máscara, con antiparras, con todo.
Analía: Seguimos camino y a los metros aparece un cartel: “Señor turista cuide el medio ambiente”. No hay muchos turistas que se aventuran a esta zona y Alfredo dice que con lo que contaminan las mineras, el cartel parece una burla.
Alfredo: ¿Pero cuál es la contaminación del turista? Un papelito de caramelo. ¿Una bolsita? Papel higiénico. ¿Qué más puede hacer el turista? ¿Pero, y ellos? No, injusto.
Analía: Seguimos en dirección al río Los Patos, el que la comunidad denuncia que la minera busca secar como hizo con la vega del río Trapiche. De pronto, vemos un montículo de tierra paralelo al camino. Se extiende por kilómetros. No se vé qué hay debajo. Alfredo me dice que es el acueducto que la minera construyó durante la pandemia para traer a la planta agua del río.
Alfredo: De acá están chupando agua del río Los patos. Te callan la boca, que no están chupando agua del río, que están chupando agua subterránea, pero de dónde están chupando. Al lado del río.
Analía: Claro. Esas son las bombas.
Alfredo: Esas son las bombas.
Analía: Pude alcanzar a ver dos estructuras de cemento cercadas con alambre y con una puerta a unos 100 metros de distancia del río. Alfredo me dice que esas son las bombas con las que extraen el agua del río Los Patos.
Alfredo: Han empezado con esto y piensan poner más bombas. Todo está con cerco y bajo llave y nadie puede entrar.
Analía: Vale aclarar que en Argentina las provincias son las que administran los recursos naturales, según la Constitución Nacional. La minera asegura, entonces, que acordó con la provincia de Catamarca que le cediera los derechos sobre el agua del Río Trapiche y los derechos temporales sobre el agua subterránea de Los Patos. Así que la empresa exLivent no está haciendo nada ilegal.
Analía: Pero para la comunidad, el impacto que tiene este uso del agua es innegable. Además acá, en el altiplano de Sudamérica, llueve muy poco. Es un lugar que evapora hasta 20 veces más del agua que llueve. Casi toda el agua de la zona es subterránea y esas cuencas están conectadas. Esa agua es la que usan los habitantes cercanos para subsistir y dicen que ya no les queda.
Calcular cuánta agua consumen las mineras para obtener litio es difícil porque, como dijimos antes, para cada salar hay que diseñar un plan específico. Además, la información es poco transparente.
Pero según los expertos, para la producción de litio de todo un año de una sola empresa en el Salar del Hombre Muerto se necesitaría 78 veces más agua dulce de lo que consume el pueblo de Antofagasta de la Sierra. Y algunos hablan de que la minería de litio es, en realidad, una megaminería de agua.
En su último informe de sostenibilidad, la exLivent dice que, según sus cálculos, los efectos sobre el agua son reversibles y que estiman que, una vez que terminen de extraer litio, tomará 10 años recuperar las condiciones previas.
Sin embargo, los planes de extracción no parecen tener un final cercano ya que tiene proyectos de producción hasta finales de 2030.
El río Los Patos es realmente bello, caudaloso y se mueve con fuerza entre las montañas.
De pronto, cuando estábamos con Alfredo a orillas del río observando el paisaje teñido por las bombas de agua, apareció a lo lejos una camioneta que decía: al servicio de la actividad minera. Esa inscripción pude leerla luego, cuando se acercó. Como vieron que nos subimos al vehículo para continuar viaje, nos siguió por unos pocos kilómetros y, cuando nos alejamos del río, dieron media vuelta y regresaron por donde vinieron.
Alfredo: Es como que son dueños de todo. Por eso andan así, vigilando. Y nosotros estamos al lado del río y ya pararon a mirar qué están haciendo.
Silvia: Después de la pausa, Analía visita a la única familia que resiste arrinconada a metros de la planta de extracción de Litio.
Eliezer: También, vamos a hablar del aspecto científico de los salares y por qué los expertos dicen que son ecosistemas únicos con importantes beneficios para mitigar los efectos del calentamiento global.
Ya volvemos.
Eliezer: En Radio Ambulante Studios nos obsesionan las grandes historias. Pero sabemos que hay acontecimientos que no pueden contarse en un solo episodio. Por eso, llegó Central, nuestro canal de series.
Archivo Bukele: La gente escucha populismo y dice: populismo. ¿Alguien quiere un presidente populista?
Silvia: Y una de las historias más relevantes en el continente es la del presidente de El Salvador, Nayib Bukele.
Archivo Bukele: Nadie. ¿Nadie? Bueno, yo sí.
Eliezer: El poder de Bukele abre una pregunta para toda América Latina: cuál es el punto en el que las promesas de la democracia ya no importan.
Silvia: Escucha Bukele: el señor de Los sueños, una serie de seis episodios sobre cómo un publicista se convierte en político, y convence a una sociedad de entregarle un poder sin límites. Puedes suscribirte buscando Central en tu aplicación de podcasts favorita… O visítanos en www.centralpodcast.audio
Silvia: Estamos de vuelta en El hilo. Antes de la pausa, nuestra reportera Analía Llorente viajó al Salar del Hombre Muerto, en Argentina. Es una de las reservas de litio más importantes de América Latina y la fuente de la salmuera de litio más pura.
Eliezer: Su guía es Alfredo Morales, miembro activo de la comunidad y uno de sus voceros. Participa de asambleas y de cortes de ruta para reclamar por el saqueo del agua, como lo llama.
Alfredo: Acá es donde han encontrado al hombre muerto. Acá está la tumba.
Analía: ¿Acá está la tumba? Ah, bueno. ¿Y cómo es la historia de la tumba? ¿Por qué se llama el Salar del Hombre Muerto?
Alfredo: Porque el abuelo o el bisabuelo del cacique lo encontró acá al lado de las rocas al cuerpo. No sabía quién era. Lo entierra acá. Y cuando lo estaban enterrando ha dicho que cuando se muera él, el que lo encontró, que lo entierren ahí. Y así fue. Lo enterraron. Por esto se llama el Salar del Hombre Muerto.
Analía: Nadie reclamó por el cuerpo de ese hombre desconocido que fue encontrado en 1930. Al lado de la tumba está la de quien lo encontró, que murió en 1970. Ambas sepulturas miran hacia el salar, mientras un grupo de flamencos pasea por una pequeña laguna frente a ellos.
Alfredo: Todo esto fue el camino de la comunidad….
Analía: Seguimos por un camino siempre de piedra para visitar a la familia Condorí, que hace casi 100 años que habita estas tierras y viven a solo unos pocos kilómetros de la planta de exLivent. Pero Alfredo no está seguro de que podamos llegar porque la minera ha bloqueado los caminos que usaba la comunidad originaria.
Alfredo: Y ellos han venido a hacer la planta medio del camino del de la comunidad y lo pusieron candado. Allá. Y tenías que tocar el timbre para que te abran el portón para pasar.
Analía: Finalmente, cuando llegamos a ese sector del camino que mencionaba Alfredo, el portón estaba abierto, tomamos la huella que bordeaba un cerro y llegamos a la casa de la familia Condorí.
No sabíamos en realidad quién de ellos estaría en la casa y si querrían hablar. Alfredo me contó que los Condorí desconfían. Sienten que la prensa se acerca, los deja expuestos y luego ellos siguen ahí, conviviendo con la minera que vigila cada uno de sus pasos.
Alfredo bajó de la camioneta y yo lo esperé durante unos 15 minutos. Salió de la casa y me hizo señas para que me acercara. Me dijo que accedían a hablar, pero no querían ni fotos ni video. Entonces, solo encendí la grabadora y entramos.
Sentada en una mesa pequeña, junto a tres de sus hijos, está Amelia. Tiene más de 80 años, la piel curtida del sol y una mirada melancólica.
Analía: ¿Toda la vida entonces criada acá en el salar?
Hijo de Amelia: Casi toda la vida, casi toda la vida, sí. Sí, ha venido de 2 años, no sé, dos años, nada. Yo no sé cuánto.
Amelia: ¡Chiquita!
Analía: El hombre que responde mi pregunta es uno de los hijos de Amelia, que prefirió no revelar su nombre. Ella complementa su respuesta diciendo que era muy chiquita cuando llegó a vivir ahí.
Los tres hijos que están sentados en la mesa la cuidan a diario, falta un cuarto que no está. Todos hombres de más de 50 años. La casa es muy humilde con piso de tierra, sin corriente eléctrica. Observé unos paneles solares en el techo antes de entrar. Según Alfredo, la minera exLivent se los dio. Se calefaccionan con una cocina a leña. Tampoco tienen agua corriente. El agua que ellos utilizaban para subsistir y usar para los animales era la vega del río Trapiche, detrás de su casa, la que se secó con la llegada de la minera.
Nico Condorí: Ya no, no es lo mismo como era la naturaleza antes.
Analía: El que habla es Nico Condorí, de 54 años, también, como su madre, con la piel del rostro curtida por el sol. Dice que desde que se secó la vega la naturaleza no es como era antes. Antes era verde y estaba todo lleno de llamas, me cuenta.
Analía: ¿Cuando se secó la vega?
Nico Condorí: Y ya está haciendo 20 años.
Hijo de Amelia Condorí: Más de 20 años.
Analía: Y con eso se complica ya tener animales, porque donde consiguen agua….
Nico Condorí: Se hace complicado porque de eso vivíamos.
Analía: Claro.
Analía: Nico me cuenta que sin agua se hace complicado vivir de la cría de los animales, vendiendo la carne y la fibra como lo habían hecho por décadas, que era el sustento económico para todos. Ahora tienen hectáreas secas y los pozos de agua subterránea también están secos.
Pero cuando llegó la minera a finales de 1990 nadie sabía lo que iba a pasar. Nadie sabía lo que era el litio.
Nico: Nadie se imagina lo que es ahora. No teníamos conocimiento que el litio es daño. Con contaminación. Está todo contaminado.
Analía: Nico dice que no sabían que el litio traía daño y contaminación.
Tanto la exLivent como el gobierno de Catamarca aseguran que hacen rigurosas evaluaciones ambientales en la zona. Que controlan el uso del agua y los impactos de los proyectos de explotación con la participación de terceros independientes. Pero Nico me asegura que ya no pueden extraer la sal del salar para vender como antes, que era otra fuente de ingreso familiar.
Nico: Y en el futuro. Mira, van a dejar los daños y contamina para todos.
Analía: Por todos los ácidos que tiran, el salar está contaminado, me dice Nico. Se refiere a lo que mencionamos en el segmento anterior: los químicos que utiliza la minera para el proceso de extracción y separación del litio de la salmuera y su plan de reciclaje de aguas que reintroduce luego en el salar. Para Nico, el salar ya no puede recuperarse.
Analía: Me daba curiosidad conocer qué opinaba la familia Condorí de lo que se dice sobre el litio: el mineral que nos va a salvar para tener un planeta que contamine menos y que traerá grandes inversiones a la provincia y al país mientras ellos se quedan sin agua y su calidad de vida se deteriora día a día. Cuando les pregunté, todos empezaron a hablar a la vez.
Hijo de Amelia Condorí: Ay, no sé.
Nico Condorí: A algunos va a salvar, no a todos nosotros.
Nico Condorí: Algunos ya están salvados.
Hijo de Amelia: Pero nosotros no, si contaminan todo. ¿Quién nos está salvando?
Nico Condorí: De quién está.
Hijo de Amelia: Estamos de de mal en peor. No, creo que nos esté salvando.
Analía: Nico también me contó que como ya no podía criar animales ni vender la sal, pidió trabajo en la minera.
Analía: ¿Y qué pasó? ¿Dejaste de trabajar porque no te dieron más trabajo?
Nico: No, porque estaba muy marginado.
Analía: Alfredo aclara que Livent dejaba a un lado en las tareas a Nico Condorí porque protestaba por la falta de agua y la contaminación que veía en el salar.
Alfredo: Reclama, la minera lo castiga, lo margina.
Analía: También les pregunté qué esperaban con toda esta situación que estaban viviendo.
Analía: ¿Y qué les gustaría que pasara?
Nico Condorí: Mira, volver a mirar atrás ya es difícil. Y vienen más proyectos más ya no directamente nos deja contaminado y los daños ambientales y la contaminación queda a la vista.
Analía: Nico me dice que la minera se lleva toda la plata y no les deja nada a ellos del litio que extrae. Es más, ellos no reciben nada y se quedan sin los animales porque no pueden subsistir.
Analía: Y ustedes siguen viviendo acá.
Hijo de Amelia: Y si estamos aquí y…
Analía: ¿Y no se pensaron ir con todo esto que les pasó?
Nico: No, no.
Hijo de Amelia: No, no.
Nico: Yo soy como una planta. Mira, las hojas pueden cambiar, pero las raíces no.
Analía: “Yo soy como una planta. Las hojas pueden cambiar, pero las raíces no”, me dijo Nico Condorí.
Nos despedimos. Al salir de la casa de los Condorí el viento ya empezaba a soplar. Había una alerta del zonda, un viento fuerte, muy seco y caluroso que ocurre al pie de la cordillera de Los Andes.
Hicimos unos 20 metros en el vehículo y, de repente, nos topamos con la famosa vega seca del Río Trapiche. Era un surco negro en la tierra salpicado de hierba amarillenta. Se veía como un paisaje triste, devastado.
Un cartel se destacaba sobre el suelo seco. Decía: Livent. Proyecto de restauración. Vega Trapiche.
En su reporte de sostenibilidad, la empresa reconoce que los procesos extractivos tienen cierto impacto en las zonas que rodean a su proyecto y que están comprometidos a reducirlos. Dice que está trabajando con una fundación y con los vecinos de la comunidad local en un plan de riego y plantación.
La familia Condorí, que está directamente afectada por la falta de agua, lo niega y Nico me dijo que cree que toda esa zona volverá a tener agua y estar verde cuando ya todos estén muertos.
Con Alfredo nos alejamos del Salar del Hombre Muerto y volvemos a la ruta de vuelta hacia Antofagasta de la Sierra. El paisaje nos regala rocas rojizas con figuras extrañas que se formaron por la erupción de los volcanes. Volvemos al paisaje de Marte.
Me quedo pensando en que el salar está en el centro de una disputa. Por un lado, las empresas mineras que buscan debajo de él el litio tan codiciado, los gobiernos que apuestan al mineral como una oportunidad económica, y por el otro, las comunidades originarias que intentan subsistir mientras rezan para que las empresas no encuentren litio y abandonen el salar.
Alfredo: Pedimos a la Pachamama que lo esconda el litio, que le esconda el agua también. Que no haya agua y que se vayan.
Analía: Pero hay algo sobre el Salar del Hombre Muerto en particular y sobre los salares de la Puna en general del que pocos hablan: el valor científico.
En la mayoría de los salares de altura habita, actualmente, la forma más primitiva de vida en la Tierra.
Así me lo cuenta la bióloga María Eugenia Farías, una reconocida científica que conoce muy bien estos salares tanto del lado argentino, como chileno y boliviano.
María Eugenia: En el año 2009, hice un reporte bastante especial para la ciencia que fue encontrar estromatolitos vivos en la Puna, en Socompa.
Analía: Esto es en la provincia de Salta, en el noroeste de Argentina y al norte del Salar del Hombre Muerto.
Los estromatolitos son extremófilos, es decir microorganismos capaces de soportar temperaturas extremas, falta de nutrientes, sequías prolongadas, nadar en ácido o en concentraciones 10 veces más saladas que el mar.
María Eugenia: Los estromatolitos pertenecen a los registros fósiles más antiguos del planeta desde hace 3.200, 3.400 millones de años.
Analía: María Eugenia me cuenta que estos microorganismos fueron los primeros habitantes del planeta. Son algas y bacterias asociadas a minerales que producen oxígeno. Ellos inventaron la fotosíntesis hace varios millones de años, liberaron oxígeno a la atmósfera, crearon la capa de ozono y fueron los que modularon el planeta para que haya formas de vida dependiente de oxígeno.
Y se pensaba que se habían extinguido en el período Cámbrico, hace aproximadamente 540 millones de años, cuando empezó el boom de bio diversidad de plantas y animales.
María Eugenia: Y bueno, nosotros los reportamos vivos en la Puna. Hay otros lugares del planeta que tienen estromatolitos vivos, pero la Puna son los más altos del planeta. Y la importancia que sean tan altos estén ubicados en la Puna es que la Puna recrea las condiciones de la tierra primitiva, porque por la altura, por la baja presión de oxígeno, capa de ozono, condiciones del agua salina alcalina, híper arsénicosa. Y bueno, a eso hay que sumarle la la presencia de estos fósiles vivos, valga la contradicción, donde este encontramos estos antiguos, digamos, habitantes del planeta que dominaron el planeta y lo cambiaron, los encontramos, vimos en la Puna.
Analía: María Eugenia dice que la importancia científica de este hallazgo fue enorme, que repercutió en todo el planeta. Y ella sintió la responsabilidad de defender a estos antiguos microorganismos.
María Eugenia: Siempre digo que el científico que descubre algo debe hacerse cargo de su descubrimiento. Bueno, yo me hice cargo como pude con las herramientas que tenía en ese momento, de tratar de divulgar y hacer saber que había este tipo de ecosistemas en toda la Puna. No solamente en Socomba, donde los encontramos por primera vez, sino que después los encontramos aquí en Argentina, en Catamarca, los encontramos en Chile, bueno en el salar de Atacama, hicimos todo un reporte. En Bolivia también.
Analía: O sea, en todos los países que conforman el famoso triángulo del litio. Pero hay algo más. No es solo la importancia de este descubrimiento científico lo que destaca la bióloga sino lo clave que son estos organismos para mitigar los efectos del cambio climático.
María Eugenia: Son sumideros de carbono importantes en muchos casos los extremófilos hemos demostrado que son capaces de producir oxígeno en forma muy eficiente. De hecho, instalamos el concepto de bio salar. Nosotros decimos los salares están vivos. Hay una capa de extremófilos que vive abajo de la sal, que está haciendo fotosíntesis, que produce oxígeno muy eficiente, como si fuera un bosque.
Analía: Es decir que las mineras que buscan el litio que se usará en las baterías eléctricas para tener un futuro energético más limpio y mitigar los efectos del cambio climático, a la vez destruyen el salar que por naturaleza es un ecosistema único con organismos capaces de absorber carbono y mitigar los efectos del cambio climático.
Paradójico ¿no?
La bióloga empezó a llamar la atención sobre la preservación de los estromatolitos con las comunidades locales, los gobiernos…
María Eugenia: Y en algunos casos trabajamos exitosamente con algunas mineras que lo tomaron al tema y lo hicieron propio y se encargaron o por lo menos vieron que tenían. Otras directamente los deben estar destruyendo sin saber ni siquiera que existen, ¿no? Ese es el gran drama que, que debe haber ocurrido y debe estar ocurriendo porque todavía si bien hay algunas empresas, como dije que sí los tienen en cuenta, hay muchas que ni siquiera entraron a prospectar, entraron a, digamos a explotar sin sin haber hecho una línea de base con con esta mirada microbiológica.
Analía: Cuando la bióloga hizo su investigación en el Salar del Hombre Muerto en 2007, no sabía que los estromatolitos podían estar vivos en la Puna. Sin embargo, alertó sobre la presencia de microorganismos.
María Eugenia: Destaqué la importancia que tenía el potencial biotecnológico que tenían esos extremófilos. Me acuerdo que lo, lo dije así. Y después nunca más volví a tener contacto con el Salar del Hombre Muerto, porque nunca más me volvieron a convocar.
María Eugenia: Hasta donde yo sé, no tengo conocimiento que el Salar del Hombre Muerto, que es, digamos, el salar más importante en Argentina, en producción de litio, hasta ahora ¿no? tiene más de 30 años de trayectoria en esta… haya tenido en cuenta los extremófilos.
Analía: Porque después de descubrir que en la Puna existen estos organismos primitivos vivos, María Eugenia no ha podido regresar al salar.
María Eugenia: En Catamarca si bien estudié todos los salares o vi todos los salares, los tengo prospectado, paradójicamente en el Salar del Hombre Muerto no. Porque tenías que pedir permiso a la empresa para ir a prospectar. Nadie te va a dejar entrar con una camioneta prospectar tan alegremente por más que tengas los permisos de la provincia, ¿no?
No creo que sea casual que justo haya podido ir a todos lados menos al Salar del Hombre Muerto. Pero bueno, no se dio. No ocurrió. No insistí. Era demasiado, no te lo puedo decir.
Analía: Como hay una alta probabilidad de que existan estromatolitos en el Salar del Hombre Muerto, le pregunté a María Eugenia si las perforaciones para buscar litio pueden estar causando algún tipo de daño a estos microorganismos que son capaces de mitigar los efectos del cambio climático.
María Eugenia: Y es posible que haya habido y se haya destruido sin que se sepa, es una posibilidad.
Analía: Tanto Alfredo como Elizabeth están desanimados y resignados. Los agota la lucha contra las mineras para que no se lleven el litio a cambio de poco o nada y los deje sin agua que tanto hace falta en este rincón de la Puna.
Analía: ¿Y qué ve para el futuro?
Alfredo: Para el futuro. Pobreza. Más de lo que estamos. Peor todavía.
Sin agua. Sin futuro. El agua es vida. Porque sin agua vivís en el desierto. No, no vivís en ningún lado.
Elizabeth Mamani: Lo único que deseo que que mis hijas o los que los nietos, como digo los o los que vienen, los niños que vienen naciendo tengan futuro, o sea que que puedan vivir aquí en un ambiente sano. Y que que no sea un pueblo, un pueblo más desaparecido de todos los que, los que sufren la la actividad mineras.
Analía: Gracias, Eli.
Elizabeth: No, de nada.
Analía: Solicité ingresar a la planta de Livent y mi pedido fue rechazado. La empresa se limitó a enviarme sus informes de sostenibilidad y de recursos y reservas, además de fotos.
Analía: Este episodio fue reportado por mí, Analía Llorente. Lo produje con ayuda de Daniela Cruzat. Los editores son Silvia y Eliezer. Desirée Yépez hizo la verificación de datos. La mezcla y el diseño de sonido son de Andrés Azpiri y Ana Tuirán. La música es de Rémy Lozano, Elías González y de Ana.
Parte de esta investigación se hizo gracias a la beca de Climate Tracker. Quiero agradecer a la periodista Natalí Risso por su ayuda.
El resto del equipo de El hilo incluye a Mariana Zúñiga, Nausícaa Palomeque, Samantha Proaño, Paola Alean, Juan David Naranjo Navarro, Elsa Liliana Ulloa, Bruno Scelza y Natalia Ramírez. Daniel Alarcón es nuestro director editorial. Carolina Guerrero es la CEO de Radio Ambulante Estudios. Nuestro tema musical lo compuso Pauchi Sasaki.
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