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Los huracanes Eta e Iota han golpeado a más de cinco países y afectaron las vidas de millones de personas. En Honduras devastaron el Valle de Sula, el motor económico del país y una de las zonas más afectadas por la pandemia. El periodista Carlos Martinez de El Faro estuvo ahí, y esta semana nos cuenta sobre la miseria y la corrupción que encontró entre los escombros. También conversamos con Diana Medina, de la Cruz Roja, sobre esta temporada de huracanes —la más intensa en 15 años— y cómo la crisis climática ha hecho que estos fenómenos sean cada vez más frecuentes y violentos.
Créditos:
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Producción
Mariana Zúñiga, Silvia Viñas -
Edición
Daniel Alarcón, Eliezer Budasoff -
Verificación de datos
Desirée Yépez -
Diseño de sonido
Elías González -
Fotografía
Carlos Martínez
Etiquetas:
Transcripciones:
Transcripción:
Silvia Viñas: Hola, un anuncio antes de comenzar. La próxima semana es Giving Tuesday, un día especial para apoyar las causas y organizaciones que valoras. A pesar de la crisis en la industria, nosotros seguimos haciendo periodismo en audio de calidad, en español y gratuito. No es fácil: producir el episodio de cada semana implica una investigación rigurosa y trabajo constante. Pero contamos contigo. Ahora, tienes el poder de ayudarnos a alcanzar nuestra meta y contribuir a nuestra sostenibilidad. Queremos sumar mil nuevos Deambulantes antes de fin de año y estamos a cuatrocientos de lograrlo. Súmate en elhilo.audio/apóyanos. Gracias.
Silvia Viñas: Bienvenidos a El hilo, un podcast de Radio Ambulante Estudios. Soy Silvia Viñas.
Eliezer Budasoff: Y yo soy Eliezer Budasoff.
Esta temporada de huracanes, la más intensa en quince años, termina a finales de este mes.
Audio de archivo, noticiero: Este es el ojo del huracán Eta antes de tocar tierra en Nicaragua con categoría cuatro.
Audio de archivo, noticiero: Y otro de los países que sigue en alerta es El Salvador.
Audio de archivo, noticiero: En Guatemala también la devastación es enorme.
Audio de archivo, noticiero: En el archipiélago de San Andrés y Providencia y Santa Catalina varios son los estragos que ha dejado el coletazo del huracán Eta.
Algunos de estos desastres naturales, como Eta y ahora Iota, han afectado a más de cinco países y a millones de personas.
Silvia: Hoy, vamos a Honduras, uno de los países más afectados por estos últimos dos huracanes. ¿Cuáles serán las consecuencias de esta crisis climática en una región marcada por la pobreza, la violencia y la corrupción?
Es 27 de noviembre de 2020.
Carlos Martínez: Yo no, no, es decir, no recuerdo la última vez que tuve ganas de llorar viendo una comunidad. Es devastador.
Silvia: Él es Carlos Martínez.
Carlos: Soy reportero del periódico El Faro y formo parte de la sección de investigaciones especiales del mismo.
Silvia: Carlos estuvo en Honduras reportando las consecuencias de Eta, un huracán de categoría cuatro que tocó tierra en Nicaragua el pasado 3 de noviembre y luego tomó rumbo hacia Honduras, donde tardó tres días en salir del territorio.
Carlos: Fue particularmente cruel con la zona norte hondureña y que todo lo que se conoce como el Valle de Sula.
Silvia: El motor económico de Honduras. Donde se produce más del 60% del producto interno bruto del país.
Carlos: Son unas tierras súper fértiles. Está la mayor parte de la industria en Honduras y además es el lugar con la mayor carga poblacional.
Llegamos y lo que nos encontramos es la devastación que uno puede esperar de un huracán de esa naturaleza.
Audio de archivo, noticiero: Todo el Valle de Sula, recuerda que, o sea, todo está afectado. Qué lamentable, la verdad. Mucha fuerza para nuestros compatriotas que están sufriendo.
Audio de archivo, noticiero: Cada día que vamos avanzando en nuestra trayectoria, cada día que vamos llegando a otras comunidades, todavía el desastre es peor.
Audio de archivo, noticiero: Pues de repente los agarró las inundaciones. Perdimos todo. Los muchachos que viven allá atrás, la pareja, pues ellos perdieron también todo.
Silvia: Carlos se encontró con cultivos destruidos, comunidades enteras arrasadas, árboles y cables caídos, aguas estancadas, apestosas y turbias. Ganado ahogado y lodo intransitable.
Carlos: Nos encontramos, además, los efectos devastadores de la pobreza, de la extrema desigualdad en Honduras, que es el segundo país más desigual en América Latina después de Brasil.
Silvia: Seis de cada diez hondureños viven en la pobreza y cuatro de cada diez viven en pobreza extrema, es decir que no ganan suficiente dinero para comprar comida.
Carlos: Yo, digo, yo no soy suizo, yo soy salvadoreño. Yo vivo en Centroamérica y he hecho, he ejercido el periodismo en Centroamérica toda mi carrera. No me es ajena la pobreza, no me es ajena la desigualdad. Sin embargo, nunca había visto tanta miseria. Es miseria. Es decir, cuesta comprenderlo desde la comodidad de los privilegios de uno el contenido de la palabra “todo”. Cuando alguien te dice que lo perdió todo y que tiene por todo bien material lo que lleva puesto en ese momento. Es devastador sobre todo porque te das cuenta de que esa gente una vez que pasan los desastres y las calamidades que ocurren van a volver a esos sitios un poco más pobres si es que eso es posible.
Silvia: En su tiempo en el Valle de Sula, Carlos conoció muchas personas que reflejan esta realidad. Óscar Flores, un albañil de cincuenta y un años, fue uno de ellos.
Cuando comenzó a llover Oscar se refugió en casa de su yerno, Bryan, junto a más de diez personas. Pero el agua empezó a subir, hasta el punto de llegarles a la cintura, y se tuvieron que refugiar en el techo de la casa… donde pasaron tres noches, sin comida y con poca agua. Al cuarto día, unas lanchas de rescate los sacaron de allí.
Cuando Carlos encontró a Oscar, él estaba limpiando lo que había quedado de su casa.
Carlos: Adentro de su casa la pobreza había hecho una pataleta. Adentro de esa casa había muchas cosas y ninguna a la vez. El lodo lo había hecho todo una sola cosa. Pero cuando pensaba que la pobreza de este señor no podía ser más grave, te das cuenta de que la miseria tiene un montón de escalas para abajo.
Silvia: Carlos lo vio cuando conoció a María Amparo. Su casa también estaba bañada en lodo y era igual de pobre que Oscar, pero con una excepción.
Carlos: Con ocho niños a su cargo porque se había muerto una hermana de ella, de una enfermedad perfectamente curable. Y a su hija la mataron en medio de una balacera entre bandidos en esa comunidad. Había una chavalita en particular, listísima, con un arsenal de palabras muy impresionante, digamos, para las circunstancias en las que estaba, presumiendo de lo muy felicitada que estaba en su escuela por su inteligencia. Y jode saber que esa chica no tiene ninguna oportunidad, ninguna. Es decir, que las posibilidades de movilidad social que esa niña tiene son muy parecidas a cero.
Silvia: Así, bajo estas condiciones tan precarias, Eta dejó en la nada a los que ya tenían muy poco. Aún no se sabe la magnitud de los daños, pero al menos cuarenta y dos mil personas han sido alojadas en albergues, y ya se han contado más de setenta muertos.
Y una semana después, cuando el suelo ya no podía tragar ni una gota de agua más, un huracán de categoría cuatro se posó sobre el Valle de Sula.
Carlos: Apareció Iota, que terminó de llover sobre lo llovido y que profundizó los escenarios de la calamidad.
Audio de archivo, noticiero: El país no termina de recuperarse del azote de Eta cuando aparece este segundo monstruo en cuestión de menos de dos semanas.
Audio de archivo, noticiero: Tal y como sucediera con Eta, el aeropuerto de San Pedro Sula y la ciudades aledañas quedaron totalmente bajo el agua.
Audio de archivo, noticiero: Cientos de damnificados han tenido que refugiarse bajo puentes como este.
Silvia: Porque los más de quinientos albergues del gobierno ya estaban completamente llenos, con decenas de miles de personas. Iota tocó Honduras como huracán, y se debilitó hasta transformarse en tormenta tropical.
Carlos: Que no mejoró las cosas porque una tormenta tropical es más estacionaria y derrama una enorme cantidad de agua sobre un suelo que ya no tiene capacidad de absorción. Entonces, los ríos se desbordan y esta comunidad básicamente desapareció abajo del agua.
Silvia: ¿Sabes qué pasó con esa familia con el huracán?
Carlos: Le perdí la pista a esa gente. Como te imaginarás, no tenían un teléfono al que llamarles y luego fueron evacuados. Quién sabe para dónde se fueron o… o a dónde, en qué calle terminaron viviendo.
El alcalde del municipio giró instrucciones para que la gente abandonara sus casas y advirtió que al tercer día lo haría por la fuerza. Pero no dijo ni para donde debían irse, ni cómo debían irse, ni a qué cojones debían irse, ni qué, ni bajo qué circunstancias, ni con qué recursos iba a vivir esa gente.
Silvia: Carlos dice que en ese momento el país no tenía nada parecido a un plan, salvo la evacuación. Él vio desfilar caravanas de personas huyendo del Valle de Sula con las pocas pertenencias que les quedaban.
¿Y llegó ayuda del Estado, cuando tú estabas… viste que estaban dando ayuda?
Carlos: Yo no vi en los días que estuve ahí, que fueron siete días y en los que recorrí las comunidades más afectadas del Valle de Sula, yo no vi ni hablé con alguien que me dijera haber visto una ayuda estatal. Probablemente el Estado haya conseguido donar algo a personas a las que yo no vi y con las que yo no hablé. Pero la experiencia que yo, que yo pude atestiguar y la que yo, y de la que doy fe en estas comunidades, es de abandono total.
Silvia: Carlos me contó que además de encontrarse con la pobreza extrema convertida en miseria, también vio de primera mano los efectos de la corrupción. Por ejemplo, la Comisión Permanente de Contingencias, COPECO por sus siglas, es la institución encargada de hacer frente a situaciones extremas como la pandemia o los huracanes y había cambiado de director tres veces desde marzo.
Carlos: El primero, se fue en medio de un escándalo de corrupción tan sonado que consiguió incluso escandalizar a los políticos de Honduras.
Silvia: El segundo, en octubre, fue designado como Embajador ante el Vaticano.
Carlos: Y el tercero, es un cantante de reguetón con toda la experiencia para las pandemias o para los desastres que puede tener un cantante de reguetón. Es decir, ninguna.
Silvia: Se llama Max Alejandro González. Su nombre artístico: “el Killa”. Y su nombramiento ha causado controversia, claro. No se le conoce ninguna formación para ocupar este puesto. Ha tenido un par de cargos públicos, fue candidato a diputado, y recientemente, comisionado presidencial para la entrega de mascarillas.
Carlos: Este tipo cuyo único mérito es ser un zalamero del presidente hondureño, Juan Orlando Hernández, que de hecho es una persona que está terminando su segundo período pese a que la Constitución hondureña prohíbe repetida y rabiosamente la reelección. Su hermano está encausado en los tribunales de Nueva York por su vínculos con el gran narcotráfico. Pareciera que ese tipo de cosas no tiene que ver con un huracán, pero si le sumas a eso, se convierte eso en un caldo explosivo, y además se convierte eso en un caldo de destrucción social, de destrucción de lo social en todos los sentidos en que eso se puede destruir. Cruel, cruel.
Silvia: En Honduras, como en otros países de Centroamérica, allí donde no llega el Estado, el orden social, si es que lo hay, está en las manos de las bandas criminales y las pandillas.
Carlos: Hay tal ausencia del estado en estas comunidades, que algunas funciones elementales están llenadas por estas estructuras. Entramos a una comunidad que se llama Rivera Hernández, cuya parte más baja se llama Cerrito Lindo. En Cerrito Lindo los muchachos de la Pandilla 18 nos explicaron que la regla era la siguiente: si vos encontrabas algo en la calle te lo podías quedar, pero si te metías a la casa ajena te iban a matar. Entonces este pantalón que me arrastró y que ahora está lavando el que vive más abajo ahora es de él y este que viene en la riada ahora es mío. Hay gente que consiguió incluso encontrar el par completo de zapatos, que es una bendición. O hay quien se llevó unos tenedores o hay quien encontró un cumbo. Pero la pandilla lo que controlaba es que no hubiera saqueos o al menos saqueos ajenos a su estructura. Las pandillas cumplen una labor social porque sabés que el poder no deja vacíos y las pandillas llenan ese vacío.
Silvia: Con sus casas completamente destruidas, muchas personas en Valle de Sula se refugiaron en escuelas convertidas en albergues. Carlos estuvo en una, en el municipio Puerto Cortés.
Carlos: Ahí llegaron a estar cerca de dos mil personas. Pero cuando yo llegué habían solo ochocientas ocho. En un espacio diminuto, reducido. El asunto está en que la pandemia no ha desaparecido. El Valle de Sula es el lugar con mayor infección de COVID en todo Honduras.
Silvia: Tres de cada diez personas infectadas de Covid vienen del Valle de Sula.
Y en esas condiciones de hacinamiento en los albergues, es imposible mantener distanciamiento social.
Carlos: Desde luego, las mascarillas son objetos de otra época ahí y del alcohol en gel no tiene sentido hablar. Yo no había nunca visto, Silvia, nunca había visto ni bebés toser. La gente tose, todos tosen, !coño¡, escupen en el suelo, están juntos, sudan juntos por no haber… porque desde luego eso es un albergue, pero viven a merced de los ciudadanos bienhechores que te pueden llevar una comida –ahora sí, ahora no– o una sábana o un pamper para el niño. Entonces, esa era una bomba biológica.
Silvia: Y si bien una de las consecuencias inmediatas de este desastre puede ser un incremento en las infecciones de Covid en la región, también hay otros impactos, más a largo plazo, que son difíciles de prever. No es la primera vez que Honduras es golpeado por un huracán de esta magnitud.
Carlos: Desde mi oficio es muy poco recomendable jugar al vaticinio, a la especulación, pero hay unos precedentes muy claros. Hace veintidós años, el huracán Mitch, en 1998, devastó Honduras.
Silvia: Fue un golpe durísimo a toda la región, pero en ningún lado fue como en Honduras, donde casi trescientas mil personas se quedaron sin casa. Dos tercios de las calles del país fueron destruidas.
Carlos: Pero la concentración de un montón de familias que tuvieron que emigrar del interior rural del país hacia los grandes núcleos urbanos ofreció una enorme cantidad de reclutas a estructuras como la Mara Salvatrucha o la pandilla Barrio 18. Y las hizo crecer exponencialmente y de forma artificial, digamos, en muy poco tiempo, hasta conseguir hacer de ellas estructuras sólidas compuestas de esos muchachos que habitan la desesperanza y que encuentran en el abrigo de estas estructuras criminales, eh, una forma de identidad. Pero encuentran también una manera de sobrevivir, es decir, de no seguir siendo para siempre el último eslabón de la cadena.
Silvia: A partir del año en que el país fue azotado por el Huracán Mitch, el flujo migratorio hondureño cambió de forma definitiva: se convirtió en un éxodo permanente.
Carlos: Creo que 2021 va a ser un año donde van a explotar muchas cosas dentro de nuestros países centroamericanos y que se va a echar mano del punto de fuga que hemos echado mano durante décadas, que es largarse. Yo he trabajado el tema de migración y en México, que es el paso obligatorio por la gente que sale de América Central para Estados Unidos, está compuesta normalmente los grandes movimientos migratorios por hondureños. Si a eso le sumas esta serie de calamidades.
Silvia: Y que, según el Consejo Hondureño de la Empresa Privada, ya se ha reportado el cierre de más de la mitad de las empresas del país.
Carlos: Y es un lugar además, donde el 70% de la economía es informal. Te das cuenta de que lo que de lo que va a ocurrir. Se está formando la tormenta perfecta en Honduras.
Silvia: Ya volvemos.
Daniel Alarcón: Hola ambulantes, ¿ya se registraron para el Radio Ambulante Fest? La serie de conversaciones con pioneros del podcast empezará este jueves con Nadia Reiman, productora del episodio de This American Life que ganó el primer Pulitzer en audio. Hay bastantes eventos chéveres como parte del Fest, incluyendo talleres, clubes de escucha, y más conversaciones. Puedes ver todo el cronograma en radioambulante.org/fest.
Diana Medina: Lo que se está previendo es que el próximo año va a haber un incremento del número de caravanas o de grupos de personas tratando de salir de esta ciudad, de estas zonas devastadas, hacia buscar un futuro mejor y obviamente es comprensible, ¿no?
Eliezer: Ella es Diana Medina.
Diana: Yo soy gerente regional de Participación Comunitaria Rendición de cuentas a la comunidad. Un nombre súper complejo que solo tenemos dentro del movimiento de la Cruz Roja y la Media Luna Roja. Pero tradicionalmente es comunicación con comunidades o comunicación con comunidades afectadas.
Eliezer: Diana lleva casi diez años trabajando con personas que han sido impactadas por desastres mayores, incluyendo huracanes en el Caribe y en Centroamérica.
Como escuchábamos en el segmento anterior, las consecuencias devastadoras que dejen Eta, Iota y otras tormentas seguramente impulsarán una nueva ola de migración hacia Estados Unidos, y puede que sea más grande que las que hemos visto en años anteriores. En parte, por lo que mencionaba Carlos Martínez… al desastre hay que sumarle problemas que ya venían de antes: la pobreza, la falta de oportunidades, la violencia, la corrupción y ahora, una crisis sanitaria y económica causada por la pandemia. Pero otra razón tiene que ver con la intensidad de estas tormentas. Y para entenderlo es importante repasar cómo se forman los huracanes en el Caribe y cómo han cambiado con el tiempo.
Diana: En la zona ecuatorial del planeta siempre hay movimientos de vientos tibios y el viento caliente o tibio es lo que genera este tipo de fenómenos. El viento caliente como los globos sube porque es muy ligero, sube y cuando se encuentra con vientos un poco más fríos en la parte superior de la atmósfera, entonces bueno, esos vientos crean un sistema de baja presión cuando se juntan y es lo que le da esa forma circular o espiral que tienen los huracanes.
Eliezer: En el caso del mar Caribe, los vientos se combinan con las aguas tibias que los caracterizan.
Diana: Entonces el Caribe les alimenta esos vientos tibios que hay también sobre la superficie del mar Caribe alimenta y le da fuerza y velocidad a estos fenómenos, ¿no?
Eliezer: Diana, ¿y por qué Centroamérica es una región tan vulnerable al paso de huracanes?
Diana: Mira, digamos que Centroamérica y todo el Caribe, ¿no? Si pensamos geográficamente Centroamérica es un istmo donde Panamá es la parte más delgada de ese istmo. Pero desde Panamá hasta Guatemala es bien estrechito ese cordón de tierra, ¿no?, que une Norteamérica con Sudamérica. Entonces tienes a Centroamérica allí, uniendo esas dos grandes masas de tierra, por decirlo de alguna manera, más las Antillas, todo el Caribe y esas islas que están haciendo como un mar cerrado, que es lo que se conforma como el mar Caribe. Cuando entran los huracanes en esa zona, bueno, allí, como te decía, ahí el agua tibia del mar Caribe, más también los vientos tibios que hay allí, generan un espacio propicio para que los huracanes se queden de alguna manera encerrados allí.
Eliezer: Y desde el punto de vista geográfico esta región no sólo se ve afectada por la temporada de huracanes del Atlántico, sino también por la del Pacífico.
Diana: Porque la mayoría de los países de Centroamérica tienen costas para los dos océanos, con excepción solamente de El Salvador, ¿no? y Belice, que están que están cada una para un lado, pero el resto de los países tienen costas para los dos lados y son afectadas de igual manera por los dos.
Eliezer: En pocos días, según las previsiones, terminará oficialmente una temporada de huracanes que ha sido atípica.
Diana: Fíjate que normalmente tienen nombres, normales por decirlo, nombres de personas
Eliezer: O sea María, Irma, o Mitch.
Diana: Los huracanes y las tormentas, porque no sólo se nombra a los huracanes, se nombran también las tormentas que sobrepasan una cierta velocidad y masa crítica, digamos, de alguna manera. Está así estipulado por la Organización Meteorológica Mundial.
Eliezer: Pero este año el número de tormentas ha batido un récord. Desde hace quince años no había tantas tormentas en una sola temporada y por eso ya no alcanzaron las letras del alfabeto latino para nombrarlas.
Diana: Y hubo que empezar con el alfabeto griego, que normalmente no se utiliza, y por eso es que los últimos dos se llamaron Eta y Iota. Difícil para todos nosotros pronunciar. Pero en todo caso, digamos, se sobrepasó con Iota, se rompió el récord y este es el año que más tormentas tropicales con nombre hemos tenido en los últimos años ¿no?
Eliezer: Diana me habló de varios factores que explican el aumento en el número y la intensidad de estas tormentas. Por un lado, a medida que en el mundo ha ido avanzando la crisis climática, algunos de estos países no han protegido recursos que podrían amortiguar los efectos de los huracanes, como los arrecifes de coral o los bosques de mangle.
Diana: Todas esas barreras naturales han ido poco a poco desapareciendo y eso es lo que motiva que la destrucción sea tan fuerte. Igual bosques, la tala de bosque, la erosión de las riberas de río ¿Por qué los ríos son tan devastadores ahora cuando se inundan? Bueno, porque sus riberas están devastadas y toda esa capa vegetal protectora ya no está. Y el río se sale de cauce sin que nadie lo frene. Lo mismo pasa con los busco los vientos, ¿no? Si no tienes bosques que protejan, igual los vientos tienen paso libre pues, por decirlo de alguna manera.
Eliezer: En el pasado, los huracanes perdían fuerza al llegar a tierra firme y en algunos casos hasta desaparecían. La tendencia ahora, según algunos estudios, es que tardan más en debilitarse una vez que llegan a un territorio. Un ejemplo de esto es el huracán Dorian de categoría cinco, el cual azotó las Bahamas en septiembre del año pasado y permaneció estacionado en la isla durante casi dos días.
Otro ejemplo, sin ir muy atrás, es el mismo huracán Eta.
Diana: Fijate Eta. Eta atraviesa Nicaragua. O sea, entra por Nicaragua, atraviesa Honduras, sale por Guatemala y Belice y vuelve a agarrar fuerza cuando entra al Golfo de México. Era lo lógico. Pero sin embargo, sigue como tormenta, ya no es huracán. Toca un poco Florida y sigue hacia el norte. Todavía hay un poco de sistema de viento perteneciente a ETA que está hacia el norte, ¿no?, mucho más arriba en el Atlántico Norte.
Eliezer: Como muestran estos ejemplos, la tendencia ahora es que los huracanes se mantengan activos durante más tiempo. Y esta lentitud con la que se mueven hace que puedan causar más daño.
Pero, claro, hay algo más:
Diana: Todos los especialistas apuntan a que efectivamente el cambio climático está haciendo un impacto importante en el número, frecuencia y potencia de estos fenómenos, no sólo en América, sino a nivel mundial, ¿no? El calentamiento en la temperatura de los océanos ha subido en todo el mundo y puedes ver reportes de ello. Y como te decía anteriormente, los huracanes y las tormentas tropicales se alimentan de vientos calientes y de aguas calientes. Al estar mucho más caliente el océano eso hace que bueno, digamos, haya el espacio es la gasolina, pues, por decirlo de alguna manera, que los alimenta y les da esa fuerza que puede hacerlos potencialmente más fuertes.
Eliezer: Los científicos también han observado que un ambiente más cálido, tanto en los vientos como en los océanos, significa más vapor de agua, lo que genera más lluvia.
Lo que parece difícil de entender para muchos gobiernos del mundo es que el cambio climático no es algo que sucederá en el futuro, ni se relaciona con un solo desastre a la vez: hablamos de una crisis que provoca que los fenómenos climáticos sean cada vez más extremos y frecuentes a nivel global. Y los países más vulnerables por su posición geográfica, pueden ser golpeados por más de uno de estos fenómenos extremos a la vez. Diana me habló sobre el corredor seco, un área que corre paralela a la costa del Pacífico desde Chiapas, en México, hasta Panamá.
Diana: Ese corredor seco ha venido sufriendo una sequía terrible porque a pesar de que llueve, no llueve con el volumen necesario para rescatar las fuentes de agua de la región.
Eliezer: De acuerdo con la ONU, esto ha puesto en riesgo de seguridad alimentaria a alrededor de dos millones de personas.
Diana: Es un desastre silencioso que está allí, y digamos, no ha habido esas imágenes terribles de hambruna que hemos visto en otras regiones. Todavía no, pero ojo, no estamos exentos de eso.
Eliezer: Se calcula que desde el comienzo de la sequía, más de tres millones de personas han necesitado ayuda humanitaria, y cientos de miles de centroamericanos han emprendido el camino hacia el norte en busca de una posibilidad de futuro. Como consecuencia de esta temporada de huracanes, se espera que ese fenómeno migratorio se profundice aún más.
Silvia: En El hilo somos Daniel Alarcón, Álvaro Céspedes, Mariana Zúñiga, Elías González, Desirée Yépez, Paola Alean, Jorge Caraballo, Miranda Mazariegos y Carolina Guerrero. Nuestro tema musical lo compuso Pauchi Sasaki. Un agradecimiento especial a Jennifer Avila.
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Yo soy Silvia Viñas.
Eliezer: Y yo soy Eliezer Budasoff, gracias por escuchar.