En Estados Unidos, los inmigrantes que trabajan en plantas de alimentos y en el campo fueron declarados esenciales durante la pandemia. Pero también están entre los más afectados por el coronavirus.
Esta semana, los periodistas Andrea Patiño y Mauricio Rodríguez Pons de Univisión Noticias nos cuentan la historia de una familia de obreros en Misisipi que el año pasado fue afectada por una redada masiva en plantas de pollo y, ahora, por el virus. Luego, la periodista Patricia Mazzei, jefa de la oficina del New York Times en Miami, nos explica cómo la pandemia está golpeando a los trabajadores agrícolas en Florida, justo cuando deben empezar a emigrar para una nueva temporada de cosecha.
En Estados Unidos, los inmigrantes que trabajan en plantas de alimentos y en el campo fueron declarados esenciales durante la pandemia. Pero también están entre los más afectados por el coronavirus.
Esta semana, los periodistas Andrea Patiño y Mauricio Rodríguez Pons de Univisión Noticias nos cuentan la historia de una familia de obreros en Misisipi que el año pasado fue afectada por una redada masiva en plantas de pollo y, ahora, por el virus. Luego, la periodista Patricia Mazzei, jefa de la oficina del New York Times en Miami, nos explica cómo la pandemia está golpeando a los trabajadores agrícolas en Florida, justo cuando deben empezar a emigrar para una nueva temporada de cosecha.
Créditos:
-
Producción
Silvia Viñas, Álvaro Céspedes -
Edición
Daniel Alarcón, Eliezer Budasoff -
Reportería
Andrea Patiño, Mauricio Rodríguez Pons, Patricia Mazzei -
Verificación de datos
Andrea López-Cruzado -
Diseño de sonido
Elías González -
Pasante de producción
Inés Rénique -
Fotografía
Mauricio Rodríguez Pons
Transcripciones:
Transcripción:
Eliezer: Bienvenidos a El hilo, un podcast de Radio Ambulante Estudios. Soy Eliezer Budasoff.
Silvia: Y yo soy Silvia Viñas.
En Estados Unidos los inmigrantes latinos que trabajan en la producción y cosecha de comida se han vuelto trabajadores esenciales durante esta pandemia. También son una de las comunidades más afectadas por el coronavirus.
Eliezer: Hoy, desde Mississippi: cómo un grupo de trabajadores de plantas procesadoras de pollo sufre las consecuencias de una redada masiva y, ahora, del virus. Y en Florida, un nuevo epicentro del coronavirus: el miedo de los trabajadores del campo a contagiarse o a perder sus empleos.
Es 3 de julio de 2020.
Andrea: Desde el principio, tanto los activistas como los trabajadores estaban muy alarmados por las condiciones de las plantas.
Silvia: Andrea Patiño es periodista de Univisión Noticias Digital. La semana pasada con su equipo publicó un especial que se llama “Esenciales pero deportables,” sobre redadas masivas y políticas antimigratorias que han dejado desprotegidos a los inmigrantes. Para su reportaje, Andrea habló con Raúl, un hombre que trabajó en plantas procesadoras de pollo en el estado de Mississippi. Raúl no es su nombre, pero es el que vamos a usar para proteger su identidad.
Andrea: Raúl es un trabajador indocumentado de Guatemala. Llegó a Estados Unidos en el 2004, del departamento de San Marcos, bueno, de una comunidad bastante pobre, buscando trabajar en Estados Unidos y poder sacar a su familia adelante.
Raúl: Bueno, yo estaba solo aquí en este país en ese entonces, porque me vine solito. Mi familia, mi esposa, llegó después cinco años después.
Andrea: Y años más tarde sus dos hijos mayores. Entre eso también tuvo un hijo con su esposa en Estados Unidos, que tiene ocho años hoy en día y que es el único ciudadano estadounidense de la familia, así que están en una familia mixta en este momento.
Silvia: ¿Y en qué parte de Mississippi están?
Andrea: Viven en Mississippi central, en Forest, que es en un pequeño pueblo, y es en el condado de Scott.
Andrea: Mississippi es uno de los mayores productores de pollos de Estados Unidos, más o menos hay unas 20 plantas procesadoras de pollo y es el producto agrícola más importante del estado, ¿no? particularmente desde principios de los 90, las plantas han atraído a muchísimos trabajadores hispanos en particular, ¿no? Guatemaltecos han llegado también en los últimos años.
Silvia: Según un estudio reciente del Center for Economic and Policy Research, los inmigrantes representan alrededor del 17% de la fuerza laboral de todo el país, pero en las plantas procesadoras de pollo y carne, son más de la mitad.
Raúl: Esa carne que llega a tu mesa pues es trabajo de inmigrantes, estamos trabajando para que no te haga nada falta de comida en tu mesa.
Andrea: Tanto él como su esposa e incluso sus hijos, que llegaron hace poco, han trabajado por muchos años en diferentes plantas de pollo de Mississippi, bueno, hasta que llegaron las redadas y el virus.
Silvia: Las redadas más recientes comenzaron en agosto del año pasado.
Audio de archivo, noticieros: El Gobierno puso en marcha una de las mayores redadas que se recuerden en este país… El operativo en siete plantas procesadoras de alimentos de cinco compañías… Ha dejado en la incertidumbre y el miedo a cientos de familias… La pregunta que tienen ahora muchos afectados es si todavía pueden trabajar en las plantas y, de ser el caso, cuándo van a poder regresar al trabajo sin el riesgo de que ICE haga otra redada.
Mauricio: Específicamente el 7 de agosto del año pasado, hubo una… la que llamaron la mayor redada migratoria en un mismo estado, en un centro de trabajo, de la gestión de Trump.
Silvia: Él es el periodista Mauricio Rodríguez Pons, compañero de Andrea en Univisión Noticias.
Ese día, agentes de ICE detuvieron a 687 trabajadores.
Mauricio: Meses atrás ya había habido otra redada y desde el inicio de su gobierno había habido pequeñas redadas, lo que ha ido cambiando es la cantidad de gente que va cazando, si se quiere, o que van, eh, deteniendo, ¿no? Este 687 duplica la anterior.
Raúl: Ese día a nosotros no nos tocó trabajar, porque si ese día nosotros íbamos a trabajar ya sería otra mi historia, porque sí fueron a la planta donde nosotros, en la planta donde yo trabajaba.
Silvia: Pero sí detuvieron a la hermana de Rául y a su esposo. A ella la soltaron ese mismo día, pero su esposo sigue detenido.
Una semana después de la redada en agosto de 2019, Mauricio estuvo reportando desde Morton, Mississippi, un pueblo a unos 15 minutos de Forest, donde vive Raúl.
Mauricio: Y lo que vimos ya no era la acción de la redada, ni siquiera oficiales presentes en la zona. Lo que vimos fue un pueblo completamente paralizado de miedo. Eran gente que estaba en estado de shock, era gente que de verdad había quedado congelada con sus niños alrededor y con la mirada perdida, de, de… preguntándose internamente qué hacer.
Silvia: Mauricio me dijo que es importante entender que en Mississippi se estima que viven unos 20 mil inmigrantes indocumentados. El 21% tiene cinco años o más viviendo en Mississippi. Raúl, por ejemplo, llevaba 15.
Mauricio: La mayoría de las personas con las que hablamos nosotros tenían 10, 15, 14 años trabajando en la misma planta pollera. Ya tú tienes una vida hecha allí. Tienes hijos que son en su mayoría americanos. Son todas familias mixtas. Que has planificado cosas que están estudiando el colegio, que les estás dando la vida, que no tuviste tú que estás justificando la razón por la cual tú decidiste emigrar y pasar todos los peligros para llegar a Estados Unidos. Te sientes seguro y de un día, de una mañana al mediodía del siguiente día, no tienes nada.
Silvia: Pero además de este miedo paralizante, la redada tuvo otras consecuencias.
Mauricio: Las empresas decidieron optar por lo seguro y de alguna manera, despedir a aquellas personas que no tuvieran una identidad comprobada. Pero bueno, con el tiempo esa mano de obra es irreemplazable.
Es parte de, de ese doble filo de este cuchillo. O sea, por un lado, el gobierno quiere cazar o detener, o hacer estas redadas para que no haya más trabajadores indocumentados, para devolverle esos trabajos a personas americanas que no tienen empleo o que dicen que se merecen esos trabajos. Pero el tema es que la mayoría de las personas que trabajan, que, que ciudadanos estadounidenses no quieren hacer esos trabajos, son trabajos muy duros. Son trabajos de muchas horas en líneas de producción, condiciones que no, no siempre son las más adecuadas y con un sueldo que es muy bajo, ¿no?
Silvia: Estamos hablando de compañías que producen casi 3 mil millones de dólares al año y un trabajador promedio gana 23 mil dólares al año.
Mauricio: Las polleras, pues sí, se quedaron sin gente que trabajara para, para ellos, ¿no?
Silvia: Y tuvieron que recurrir a mucha gente que habían despedido después de la redada…
Mauricio: O que habían sido detenidas en los operativos anteriores, porque pues simplemente no hay nadie más que pueda desplumar los pollos.
Silvia: Seis meses después de las redadas y solo un par de semanas antes de que se registrara el primer caso de coronavirus en el estado, a Raúl lo contrataron en la planta de DG Foods.
Mauricio: El tema es que las empresas no tomaron las… la pandemia, con la irrupción de la pandemia las empresas no tomaron las condiciones, no, no supieron colocar las condiciones adecuadas para adecuar un espacio que es muy complicado de adecuar.
Silvia: Y por eso ahora Raúl habla dos fuerzas que afectan a su comunidad:
Raúl: Son dos fuerzas enemigas que, que están persiguiendo a la comunidad inmigrante: como la migración que está dándoles miedo a la comunidad y dos, nunca sabes que en la planta ahora donde trabajas cuando ya regreses ya estás enfermo.
Silvia: Andrea, ¿esas plantas procesadoras nunca cerraron por la pandemia?
Andrea: Hubo muchos llamados de activistas de trabajadores. Desde el principio a que por favor cerraran las plantas para reacomodar. Así fuera de manera temporal, ¿no?, los espacios y limpiar las plantas sin limpiar las plantas para, para evitar la propagación del virus. Hubo algunas plantas en el país que cerraron.
Silvia: A mediados y finales de abril, pero algunas luego reabrieron.
Andrea: Todo el tema del cierre de las plantas también genera un poco de pánico, de que no iba a haber carne suficiente en algún momento, ¿no?, para el mercado de Estados Unidos. A raíz de eso, el presidente de Tyson, que es una de las marcas más grandes de producción de pollo, mandó una carta que se hizo pública en la que pedía… hablaba de la posible falta de carne en el futuro y pedía que no se cerraran.
Silvia: Días después, el presidente Donald Trump firmó una orden ejecutiva en la que básicamente declaraba las plantas de carne industrias estratégicas y esenciales.
Andrea: Lo que prevenía su cierre, ¿no?, y de alguna manera protegía a las plantas de demandas o de cualquier otro tipo de ataque que pudieran tener, ¿no?, por parte de trabajadores que pudieran contagiarse, ¿no?
Silvia: Con la orden ejecutiva de Trump, los trabajadores de estas plantas, como Raúl, pasaron a ser esenciales.
Andrea: Y eso resultó en que les dieran unas cartas a todos los trabajadores de las plantas con las que podían andar, incluso si eran indocumentados, donde dice somos esenciales, déjennos circular libremente.
Raúl: Ponen anuncios ahí en un video ya grabado en donde dicen: Si tú quieres ayudar, sigue viniendo a trabajar, eres esencial también, así como los médicos, porque con tu trabajo provees comida para los que están enfermos.
Andrea: Él decía, bueno, se siente uno muy especial.
Raúl: ¡Wow!, qué lindo se siente uno ¿no, verdad? al ver esas, esas palabras de animación. Pero son palabras huecas.
Andrea: A la hora de la verdad, no significa nada.
Raúl: Si soy esencial para la planta, si soy un trabajador esencial para este país, entonces que me provean mascarillas, guantes, desinfectantes, higiene en el área donde uno trabaja. Pero eso no lo han hecho ellos y eso me da a mí, me hace sentir como una persona que no, no valgo para ellos.
Silvia: ¿Qué te contó él sobre cómo eran las condiciones ahí?
Andrea: Básicamente lo que él denuncia es que nunca hubo la protección que se necesitaba.
Raúl: Porque mire en las mañanas cuando nosotros entramos, ahí no te checan la temperatura y no te exigen poner una mascarilla, o… y es más la planta no exigía… no brinda esas, esas protecciones.
Andrea: Incluso él estaba sorprendido porque normalmente les dan en las plantas mallas para cubrirse el pelo, la barba y le pareció sorprendente que en esta planta en particular los hacían pagar por esos elementos.
Raúl: O sea, usted abre la puerta de entrada, sí, ahí están marcados los sticks de 6 pies de distancia, pero solo ahí en ese cuartecito, ahí donde están las máquinas para marcar nuestro día. Ya pasando de esa puerta adentro, ahí no hay restricciones así, de distanciamiento.
Andrea: También denuncia que había casos y que no les informaron.
Raúl: Yo le entendí como que fuera una… como que no vale nada el trabajador si se muere…ah bien! una persona que se enferma está bien para ellos, no les interesa, como que no les importa.
Silvia: Andrea le escribió a DG Foods el 22 de junio para contarles que al menos una persona pensaba que se había contagiado allí. Les preguntó sobre más casos y las condiciones de higiene de esa planta. Hasta ahora no le han contestado. En su página web la comunicación oficial más reciente es del 23 de marzo, donde dicen que han implementado “esfuerzos adicionales de saneamiento, restricciones de visitantes y protocolos de salud”.
Otras compañías han mostrado más abiertamente las medidas que están tomando.
Andrea: Ha habido algunos cambios, ¿no? Tyson sacó en… ha sacado prácticamente una campaña de relaciones públicas en la que muestran videos de sus plantas por dentro, donde ya hay divisiones de plástico, hay máscaras. Pero claro, ha sido una reacción muy lenta, ha sido una reacción que no ha sido unificada por… en todo el país, ¿no? Algunas plantas lo han hecho, algunas plantas no. Y aparte de eso, los datos han sido muy, muy poco transparentes, ¿no? Entonces no sabemos realmente cuántos casos hay, cuántas personas se han contagiado.
Silvia: Pero sabemos de algunos brotes. Por ejemplo, en mayo, en una planta procesadora de cerdo de Tyson en Iowa hubo un brote de más de mil trabajadores. En junio, casi 500 dieron positivo en plantas de la misma compañía en el estado de Arkansas… China suspendió las importaciones de Tyson desde ese estado, y lo atribuyó a esos contagios.
Según los datos más recientes del Food & Environment Reporting Network, que han estado registrando casos de contagios en estas instalaciones, más de 100 trabajadores de plantas procesadoras de carne han muerto por coronavirus… y más de 30 mil han dado positivo, entre ellos, Rául…
Raúl: Lamentablemente me dio un escalofrío, sentí dolor de cabeza, sentí gripe, o sea más que todo he sentido calentura de cuerpo, y bueno…
Andrea: ¿Y tú crees que te contagiaste en la planta?
Raúl: Eh, sí.
Andrea: Cuando ya estaba mostrando síntomas y sospechaba, él tuvo que ir a trabajar porque tenía miedo de perder su trabajo, por un lado, porque llevaba muy poco tiempo en esa planta. Y por otro lado, porque, claro, no ir a trabajar significa… bueno, tiene unas consecuencias muy grandes para una familia como la de él.
Raúl: Me diagnosticaron que tenía, que había sido positivo del coronavirus, entonces en ese momento la verdad yo me sentí… no sé, como que me quedé sin palabras. Ya es como que no quiero recordar más de eso, porque ha sido una, una experiencia muy fuerte, siento miedo, siento… a veces siento pesadillas.
Silvia: ¿Cómo fue para él esas semanas mientras tenía el virus?
Andrea: Bueno, él las describe como muy difíciles. Eh, sí que logró él aislarse en un cuarto propio, sobretodo de su hijo pequeño, ¿no?, que son bastante cercanos porque el otro hijo mayor, eh, lo tenía, entonces podría verse con él. La esposa también tuvo, pero con síntomas mucho más suaves. Pero fue ella la que un poco se encargó de, de cuidarlos, de cocinar la comida, de llevarles comida todos los días. Pero él trató de encerrarse. Lo más difícil, como lo cuenta él, es haber estado separado de su familia, ¿no?, sobre todo de su hijo de ocho años.
Raúl: Cuando yo me enferme, mi hijo salía afuera a jugar con su barrilete, que le regalaron en la iglesia.
Andrea: Cuenta cómo su hijo salía a jugar con una cometa, barrilete, como lo llama él.
Raúl: Y pues el cuarto pues tiene muchas ventanas ahí entonces yo… nada más le quitaba, hago a un lado la cortina y me paro ahí, y mi hijo pasaba nada mas mirándome a mí, como quien dice, ¿qué tienes papá?, o queriéndome decir algo.
Andrea: Sentía que su hijo estaba muy triste, eh, porque no entendía, ¿no?, porque no podía ver a su papá, porque tenía que estar separado.
Andrea: Yo creo que la historia de Raúl y su familia ilustra de una manera muy, muy clara las injusticias que los trabajadores indocumentados enfrentan en Estados Unidos, ¿no? Él, por ejemplo, no tenía un seguro médico y mucha gente, claro, no busca atención médica inmediata porque tiene miedo de que va a salir carísimo y obviamente no tienen acceso a ninguno de los servicios federales de ayuda, de desempleo, de nada.
Mauricio: El drama mayor es la vida económica de esa familia, ¿no? Todos tenemos conocidos que, que se han enfermado de COVID y han tenido consecuencias en su familia en sus afectos en, en general, pero el día a día de estas personas que dependen tanto de su trabajo por hora, hacen que sean muchísimo más vulnerables.
Andrea: pero aún así están yendo a trabajar, a producir carne que muchos de nosotros consumimos, ¿no?, y estamos acostumbrados a consumir de una manera muy barata, porque es un producto que se, se produce en bajo costo. Esto no es una situación nueva, solo que creo que se ha hecho mucho más visible, sobre todo con la declaración de que son esenciales.
Mauricio: Y la historia de Raúl es como la historia de cualquier inmigrante en Estados Unidos. Depende de cada hora que trabajen para poder pagar las necesidades más básicas que tienen. No trabajar una hora por enfermedad hace que toda su familia caiga en un estado de vulnerabilidad importante.
Silvia: Raúl se recuperó y ahora trabaja en una planta de madera que queda cerca de su casa. DG Foods no le ha pagado por los días que estuvo enfermo. Además de su hijo y su esposa, su hermana también se ha contagiado. Todos se han recuperado. En el centro de detención donde está su cuñado detenido desde el año pasado hubo un brote de coronavirus, y también se contagió. Se recuperó, y ahora está esperando su deportación.
Ya volvemos.
Carolina Guerrero: Hola, soy Carolina Guerrero, directora ejecutiva de El hilo. El año pasado cerca de seis mil oyentes nos pidieron a través de una encuesta, que crearamos un podcast noticioso sobre Latinoamérica. Un show semanal que ayudara a darle sentido a las noticias más apremiantes de la región, añadiendo contexto y profundidad. Así nació El hilo.
Producir el episodio de cada semana, implica una investigación rigurosa y un trabajo constante, 7 días a la semana, con un equipo comprometido de 11 personas.
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Eliezer: Estamos de vuelta en El hilo.
La situación en la que viven familias como la de Raúl se ha replicado en otros lugares de Estados Unidos, como Florida.
Patricia: En Florida la población latina es como de 27%. Sin embargo, el número de casos entre los latinos es al menos 31%.
Eliezer: Patricia Mazzei es la jefa de la oficina del New York Times en Miami.
Patricia: Digo al menos porque sabemos que hay algunos sitios donde la gente no pone su etnia no dice que es latino, y entonces pensamos que hay más casos en los que se ha reportado.
Eliezer: Ahora mismo Florida es uno de los estados más afectados por esta pandemia.
Patricia: Al principio había un gran temor de que Florida tuviese mucho coronavirus por la población de alto riesgo que vive aquí, especialmente la gente mayor que se viene a retirar al clima caluroso de la Florida.
Eliezer: Una quinta parte de la población del estado tiene 65 años o más.
Patricia: Eso preocupaba realmente a los expertos de salud pública. Pero no se vio unos… no se vieron números tan altos como en sitios como Nueva York. Los hospitales nunca estuvieron en abril ni en mayo atiborrados de pacientes. Menos mal.
Eliezer: Pero en mayo empezaron a reabrir la economía y, poco después, el temor que muchos especialistas en salud pública habían expresado se hizo realidad: los números comenzaron a subir.
Patricia: Fuera de Miami, la zona de Fort Lauderdale, West Palm Beach, que es donde hay mayor población y también el mayor número de casos. Y ahorita es en junio que volvemos a ver que suben los casos.
Audio de archivo, noticieros: Lo que sucede en Florida bien podría ser el reflejo de lo que está ocurriendo en otros estados del país. Porque el estado del sol vuelve a batir el triste récord de casos de coronavirus en un solo día… Florida volvió a romper su propio récord de contagios con 9,885 casos registrados en un solo día.
Audio de archivo, Alcalde Miami: Es muy alarmante y nosotros como una, una comunidad tenemos que, que tomar responsabilidad sobre el, el hecho de que están incrementando los casos.
Eliezer: Y si bien las cifras de crecimiento afectan a toda la población, la comunidad latina e inmigrante ha sido particularmente golpeada.
Patricia: Uno de los sitios donde había muchos contagios es la zona de Lake Worth, donde viven muchos inmigrantes de Guatemala y de México que no solamente trabajan en el campo, sino también la gente los contrata para que les corten la grama en los campos de golf, que los mantengan.
Eliezer: Es una comunidad de 39 mil personas y en un momento hubo casi 1,500 casos.
Patricia: Esa era casi la misma cifra que había en la ciudad de San Petersburgo, en Florida, que tiene una población seis veces mayor que Lakeworth. Un pueblito que se llama Indian town, donde viven muchos trabajadores del campo, pero son una población de 7 mil personas, tenía 500 y pico de casos. Y está la comunidad de Immokalee, que es donde estuve, que queda como 45 minutos al este de Naples, cerca de los Everglades, donde viven 25 mil personas más o menos y tenía más de 1200 casos. Ese es un número mayor que la ciudad, Miami Beach, que es una ciudad con 3 veces la población de Immokalee.
Eliezer: Hay un punto importante sobre las cifras: en estas zonas rurales de Florida, como en todo el mundo, es un reto saber el número real de contagiados y muertos. En pueblos donde no hay hospitales, algunos enfermos de COVID son trasladados a ciudades más grandes y en los casos más graves… no vuelven. Otros son trabajadores itinerantes, sin residencia fija.
También, como me explicó Patricia, la manera en que se cuentan las muertes depende del condado. Hay datos, claro, pero más que números concretos, lo que hay son rumores.
Patricia: Se pasa la voz de que murió no sé quién, murió no sé quién. Escuchaste que se murió la señora tal, pero no tenemos, no tenemos esa información.
Eliezer: Los trabajadores del campo en Florida cosechan en la temporada de invierno porque el verano es demasiado caluroso….
Patricia: Tienden a trabajar muy de cerca unos de otros, no solamente en el campo en sí que me han descrito, por ejemplo, con la cosecha de tomates, que están muchos alrededor de una sola mata de tomate trabajando, sino también cuando están yendo y regresando de los campos, porque a ellos los recogen en un sitio en la mañana y muchas veces los campos que van a trabajar ese día están mucho más lejos. Un par de horas más lejos. Y los recogen en autobuses, por ejemplo en vans, y están muchos trabajadores sentados por mucho tiempo muy cerca unos de otros. Y esa combinación de el transporte a los campos y del trabajo del campo ayuda a que se contagien y se infecten más con el virus.
Eliezer: A lo largo de los años, los campesinos han formado sindicatos y organizaciones que hoy en día se organizan para repartirles mascarillas y aseguran que las empresas les provean medidas básicas de higiene, como estaciones para lavarse las manos en los lugares donde esperan su transporte. Pero esto no incluye a todas las empresas, y estos esfuerzos tampoco han frenado del todo los contagios. Porque también hay otras condiciones que han ayudado a esparcir el virus en estas comunidades.
Patricia: Viven en muchos, muchos casos muchos trabajadores juntos o en familias grandes, donde también hay muchas personas en una sola casa, en un solo apartamento, en un trailer. Y ahí, pues si una persona se enferma es imposible aislarse. Y ese es el problema que han tenido esas comunidades.
Eliezer: En Immokalee, Patricia conoció a una inmigrante que estuvo infectada.
Patricia: La señora con la que hablé, que le pegó bastante, bajó mucho de peso, le pegó al sistema digestivo, pasó una fiebre fuerte, pero no tuvo que, que ir al médico, me dijo que ella a punto de sopa y té y tomar Tylenol fue que pasó el virus.
Eliezer: Muchos trabajadores prefieren confiar en que, algunos cuidados y remedios caseros, puedan aliviar los síntomas, para no tener que apelar a un médico.
Patricia: Las organizaciones de trabajadores en Immokalee saben que hay mucho… hay mala información que le llega a las personas sobre el virus. Entonces han hecho unos afiches y también tienen anuncios en la radio.
Audio de archivo, Radio Conciencia: Seguir cuidándonos, seguir las recomendaciones. Las tapabocas, las mascarillas, es algo que se recomienda usar…
Patricia: Todos los días hacen una sesión de preguntas y respuestas donde dicen que, por ejemplo, no te va a ayudar comer ajo, no te va a ayudar tomar vitamina C todos los días, no te va a ayudar tomar una ducha caliente al final del día. Eso no te va a quitar el virus. Si fuiste expuesto.
Eliezer: Si bien las condiciones de trabajo, el hacinamiento y la falta de información cumplen un papel crucial en el esparcimiento del virus, otro factor para explicarlo es el miedo que sufren estas comunidades.
Patricia: Las autoridades en Florida han dicho que les ha costado en sitios como Immokalee llegarle a las personas que pudieran estarse contagiando. Porque son comunidades en muchos casos indocumentadas, donde no quieren tratar mucho con las autoridades del Gobierno, no confían en ellas.
Eliezer: Este no es un miedo infundado. Se ha reportado, por ejemplo, que las agencias de policía locales comparten las direcciones de trabajadores indocumentados con ICE, la agencia federal de migración, para realizar deportaciones.
Patricia: Entonces, por ejemplo, si el condado de Collier reserva habitaciones de hotel para que la gente que no se puede aislar en su casa tenga un sitio donde pasar dos semanas y le traen comida y, y se aseguran que, que no estén enfermando a su familia, mucha gente no quiere ir hasta allá porque queda a 45 minutos de sus casas, no tienen carro, no confían en que estando allá lejos vayan a estar seguros.
Eliezer: Esto complica el control y rastreo de casos positivos. Pero además de la desconfianza a las autoridades, como escuchamos en el primer segmento, también está el riesgo a perder días de trabajo, o de perderlo por completo.
Patricia: Las autoridades le han dicho a las empresas: si alguien está enfermo, dile que se quede en su casa para que no contagie a los demás. Nadie le asegura a esa persona ni que les vayan a pagar las dos semanas que estén fuera del trabajo, ni que vayan a todavía tener trabajo cuando se mejoren, especialmente si ya terminó la cosecha, porque entonces ya la empresa pues cierra por, por el verano y la persona se quedó sin dos semanas de salario y sin trabajo a futuro.
Eliezer: Para empeorar más esta situación, Patricia también me contó que hay una gran falta de hospitales en estas zonas rurales. En Immokalee no hay hospital, solo una clínica pequeña.
Patricia: Ha sido un problema en muchas comunidades rurales de Estados Unidos y entonces una organización de trabajadores llamó a Médicos Sin Fronteras y les dijo, mira aquí tenemos un problema, porque tenemos esta población de alto riesgo de trabajadores esenciales y no tenemos hospitales, ¿Qué nos va a pasar? Realmente a nosotros nos pareció sorprendente que una organización que normalmente uno asocia con los países más pobres, con peor infraestructura médica en el mundo que ellos van a zonas de conflicto, zonas de guerra donde no hay médicos, tuvieran que verse durante esta pandemia, en sitios donde no les llegaba ningún tipo de cuidado médico.
Eliezer: Estos médicos voluntarios se instalaron a hacer pruebas en lugares que suelen visitar las comunidades agrícolas, como mercados en la calle en zonas donde no habían llegado las autoridades para hacer pruebas oficiales.
Patricia: Se fueron moviendo semana en semana, de sitio en sitio para tratar de, de hacer más pruebas y bueno, se dieron cuenta que había un porcentaje muy alto de gente que estaba dando positivo y eventualmente llegaron las pruebas oficiales del Estado.
Eliezer: Las organizaciones de trabajadores llevaban pidiendo pruebas oficiales desde marzo. Llegaron en mayo.
Patricia: Entonces fueron casi dos meses sin saber cuánta infección había. ¿Cómo puedes tratar un problema sin medirlo primero? Y aunque eso se vio en muchas partes del mundo, que no había suficientes pruebas, especialmente en Estados Unidos, en una comunidad de trabajadores esenciales que en muchos casos son pobres, que viven familias juntas, debería haber habido como que más atención desde un principio, sabiendo que se va a ser un problema. Yo no sé si pensaron: mira mucha de esta gente va a irse cuando terminé la cosecha y se va a ir a otro estado y de repente se van a ir antes de que esto sea un problema aquí. Pero eso no fue lo que pasó, porque se contagiaron muchas personas y de pronto empezaron a decir bueno, tenemos un problema en los campos de la Florida.
Eliezer: Al terminar la cosecha de invierno, los campesinos se mudan a otros estados para trabajar durante el verano. Esto, según Patricia, representa grandes riesgos. Por un lado…
Patricia: Uno, que se tengan que ir personas enfermas por eso lo de que hablamos, de que teman perder el trabajo o no tengan otro trabajo y entonces se tienen que montar en autobús e ir para Georgia, ir para North Carolina, ir para New Jersey, para seguir la cosecha, ¿no?, cada vez más hacia el norte en el transcurso del, del verano, y no se puedan cuidar, o sea, se tengan que seguir con el trabajo y bueno, si contagian alguien, contagian a alguien, pero tienen que subsistir.
Eliezer: Y por otro lado…
Patricia: El otro temor es del trabajador que no está enfermo y tiene que ir y teme que quedándose en sitio que no es su casa en la mayor parte del año donde están migrando de campo en campo, se expongan a personas que los, los enfermen a ellos. Entonces hay trabajadores que no están yendo este año. No están yendo a New Jersey a recoger arándanos porque decidieron que no van a correr ese riesgo y llevar a sus hijos o ir solos y enfermarse y de repente fallecer lejos de su familia. Ese es un temor muy grande que tiene la gente. O sea, que voy a estar trabajando en un campo en Georgia y me va a dar algo y nadie se va a enterar en mi casa en Florida que, que yo estoy mal.
Eliezer: Patricia, muchísimas gracias por conversar con nosotros.
Patricia: Ha sido un placer, Eliezer, gracias a tí.
Silvia: En El hilo somos Daniel Alarcón, Álvaro Céspedes, Mariana Zúñiga, Andrea López Cruzado, Elías González, Inés Rénique, Laura Rojas Aponte, Jorge Caraballo, Miranda Mazariegos y Carolina Guerrero. Nuestro tema musical lo compuso Pauchi Sasaki.
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Yo soy Silvia Viñas.
Eliezer: Y yo soy Eliezer Budasoff, gracias por escuchar.