El futuro de 700 mil jóvenes que llegaron a Estados Unidos de niños —los llamados Dreamers— está en manos de la Corte Suprema. En cualquier momento, el máximo tribunal decidirá si el gobierno de Donald Trump puede eliminar una protección que los ha amparado de la deportación los últimos ocho años. Hoy, miles de ellos son trabajadores esenciales en la lucha contra el nuevo coronavirus. En este episodio hablamos con la periodista Fernanda Echávarri de Mother Jones y con tres Dreamers para entender cómo el fallo de la corte podría cambiar sus vidas en medio de la pandemia.
El futuro de 700 mil jóvenes que llegaron a Estados Unidos de niños —los llamados Dreamers— está en manos de la Corte Suprema. En cualquier momento, el máximo tribunal decidirá si el gobierno de Donald Trump puede eliminar una protección que los ha amparado de la deportación los últimos ocho años. Hoy, miles de ellos son trabajadores esenciales en la lucha contra el nuevo coronavirus. En este episodio hablamos con la periodista Fernanda Echávarri de Mother Jones y con tres Dreamers para entender cómo el fallo de la corte podría cambiar sus vidas en medio de la pandemia.
Créditos:
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Producción
Silvia Viñas, Álvaro Céspedes -
Reportería
Fernanda Echávarri -
Edición
Daniel Alarcón, Andrea López-Cruzado, Eliezer Budasoff -
Verificación de datos
Andrea López-Cruzado -
Diseño de sonido
Elías González -
Fotografía
Molly Adams
Transcripciones:
Transcripción:
Silvia Viñas: Bienvenidos a El hilo, un podcast de Radio Ambulante Estudios. Soy Silvia Viñas.
Eliezer Budasoff: Y yo soy Eliezer Budasoff.
Durante esta pandemia, más de 200 mil jóvenes indocumentados que llegaron como niños a Estados Unidos ocupan puestos esenciales en la primera línea de batalla contra el coronavirus.
Silvia: Ahora, ellos y otros miles de jóvenes, –los llamados Dreamers– están a la espera de un fallo de la Corte Suprema que determinará si el gobierno de Donald Trump puede ponerle un fin definitivo a un amparo temporal que durante ocho años les ha permitido estudiar y trabajar.
Hoy, ¿quiénes son los Dreamers y qué puede pasar con su futuro en medio de una pandemia y una batalla legal?
Es primero de mayo de 2020.
Fernanda Echávarri: Un Dreamer es una persona joven que llegó a Estados Unidos, o que fue traído a Estados Unidos, desde muy chico.
Eliezer: La periodista Fernanda Echávarri cubre temas de inmigración y comunidades migrantes para la revista Mother Jones.
Fernanda: La palabra Dreamers viene de una propuesta que nunca se convirtió en ley, que se llamaba el Dream Act.
Eliezer: Es un proyecto de ley que busca darles un estatuto legal permanente a los que llegaron como niños a Estados Unidos. El primer Dream Act se presentó en 2001, pero después de casi dos décadas, múltiples modificaciones al documento original, nuevas propuestas y negociaciones en el Congreso, sigue siendo solo un proyecto.
Fernanda: Los republicanos y los demócratas habían llegado casi a un acuerdo en el Congreso en el que iban a darle protección a gente, chicos y chicas que llegaron de niños que, la verdad, muchos de ellos ni se acordaban de su país natal, han crecido aquí, pero al final nada.
Eliezer: Y aunque el Dream Act no a llegado a convertirse en ley, la palabra quedó.
Fernanda: Los Dreamers se convierten como en, como en la cara del movimiento de derechos de migrantes aquí en Estados Unidos, sobre todo en el… estamos hablando 2010, 2011, 2012.
Eliezer: Fernanda me explicó que el concepto de Dreamer era algo nuevo en este movimiento.
Fernanda: No eran las marchas o las protestas de las que nos acordamos de trabajadores del campo o de gente más grande. Eran chavos y chavas jóvenes que hablan perfectamente inglés, que crecieron aquí, que fueron a la escuela aquí. Entonces se convirtió en un movimiento como un poquito más, aunque se escuche medio raro, como entre comillas “aceptable” para, para el público americano, digamos.
Eliezer: Y en 2012, luego de muchos años de presión en el Congreso, y en medio de la campaña de reelección de Barack Obama…
Fernanda: Sale Barack Obama en el verano y dice: OK, voy a firmar yo una orden ejecutiva.
Audio de archivo, Barack Obama: Effective immediately, the Department of Homeland Security is taking steps to lift the shadow of deportation from these young people.
Fernanda: Y esto se llama DACA.
Eliezer: DACA, por su sigla en inglés. La traducción es: Acción Diferida para los Llegados en la Infancia.
Fernanda: Es un, digamos, un estatus migratorio que dura dos años. Les da protección a deportación y un permiso de trabajo. Pero es importante acordarnos que no es ley. Nunca DACA se formó de la manera en la que el Dream Act se iba a formar, que era por medio del Congreso, firmado en la ley, algo permanente. Aquí le dicen, fue como putting a band aid on a gushing wound, es como poner una curita en algo que se está desangrando, ¿no?
Eliezer: Hay varios requisitos para poder solicitar DACA. Algunos son haber llegado a Estados Unidos antes de haber cumplido 16 años, estar estudiando en la escuela, haberse graduado o ser un veterano de guerra. No haber sido condenado por ningún delito, y haber vivido en el país de manera continua desde el 15 de junio de 2007.
Aunque hay que renovarlo cada dos años, y no es una solución permanente, DACA ha permitido que casi 700 mil jóvenes salgan de las sombras por su estatus de indocumentados.
Fernanda: Bueno, el tener DACA significa que puedes planear tu vida en incrementos de dos años. Aunque a lo mejor muchos de ellos pensaron que cada dos años iban a poder seguir siguiendo sacar DACA y que en algún momento iba a llegar algo más permanente, permite que la gente haga su vida y siga sus carreras y sus trabajos de una manera un poquito más estable.
Eliezer: Y les ha abierto muchas puertas.
Fernanda: Para que puedan terminar la universidad, para que puedan entrar a trabajos, ya sea que se conviertan en abogados, en maestros, en doctores, en científicos. Lo único que prevenía que llegaran a esas oportunidades era su estatus migratorio.
Eliezer: Es importante notar que DACA solo incluía a los hijos de personas que habían emigrado a Estados Unidos.
Fernanda: No había nada que incluyera a sus papás y más que nada como sus papás, la mayoría son indocumentados, el poner su nombre en una forma oficial del gobierno de Estados Unidos y decir soy Fernanda Echávarri, yo no tengo papeles, esta es mi dirección, estos son mis papás, le daba miedo a mucha gente porque de alguna manera era como decir: Bueno, aquí estoy yo. Pero el poner mi información aquí significa que mis papás son indocumentados y para ellos no hay protección.
Eliezer: En 2014, Obama anunció un programa, llamado Acción Diferida para Padres, o DAPA, por su sigla en inglés. Este amparo iba a proteger de la deportación a unos 4 millones de inmigrantes indocumentados con hijos que son ciudadanos o residentes legales permanentes. Pero la iniciativa nunca entró en efecto.
Eliezer: ¿Qué pasó cuando llegó Trump a la presidencia?
Fernanda: Uff… Todo cambió. Gana Trump. De hecho, yo me acuerdo, el día después de las elecciones aquí en Estados Unidos, me metí a Twitter y puse un mensaje así de, “Oye, si tienes DACA, ¿qué sientes?” Y uff, me llegaron un chorro de mensajes de personas de todas las edades, de los más chicos Dreamers y de los ya más grandes, que ya tienen hijos, que formaron familia aquí, que sentían una ansiedad enorme de bueno, pues en cuanto llegue Trump a la Casa Blanca en enero del 2017, bye bye, ¿no?
Eliezer: A cinco días de tomar posesión, Trump salió en una entrevista en la cadena ABC y le preguntaron sobre los Dreamers.
Audio de archivo, noticiero: They shouldn’t be very worried. They are here illegally. They shouldn’t be very worried. I do have a big heart. We’re going to take care of everybody. We’re going to have a very strong border. We are going to have a very solid border.
Eliezer: Dijo que no debían preocuparse. Pero en junio mató por completo el programa que podía darles protección a los padres de inmigrantes residentes o ciudadanos, y en septiembre de 2017…
Fernanda: La administración de Trump anuncia que ya no va a haber más DACA.
Audio de archivo, noticiero: El Secretario de justicia, Jeff Sessions, va a anunciar la decisión final tomada por el presidente Trump en cuanto al futuro de DACA.
Audio de archivo, Jeff Sessions: I’m here today to announce that the program known as DACA, that was effectuated under the Obama administration, is being rescinded.
Fernanda: Sale en las noticias de que ya no hay DACA. Hay mucha incertidumbre. Pues lo que yo escuché de mucha gente, es decir, bueno, no nada más es que va a desaparecer mi DACA y ya no voy a tener este permiso, pero la administración de Trump tiene toda mi información. ¿Qué es lo que va a pararlos de que lleguen a mi casa, toquen la puerta y digan: “OK, ya no tienes DACA, sabemos que estás aquí sin papeles. Vámonos de regreso”? O a sus familias. Entonces creó una incertidumbre enorme que, la verdad, pues desde finales del 2017 hasta ahorita siguen viviendo con un… ¡uff! ¿En qué momento va a desaparecer, en qué momento van a decir las cortes que sí puede Trump quitarme este permiso que me ha dejado vivir de una manera mucho más estable por los últimos ocho años?
Eliezer: Es que apenas la administración Trump anunció que iba a terminar DACA, grupos que defienden a los inmigrantes, y sobre todo a los Dreamers, empezaron presentar demandas en distintos estados.
Fernanda: Diciendo que Trump no podía deshacerse de DACA, así como así, que tenía que haber algún proceso, que tenía que dar explicaciones.
Eliezer: Hasta que en enero de 2018, un juez a cargo de una de las demandas presentadas contra el gobierno, falla a favor de DACA. Y no fue el único. En mayo de 2019…
Fernanda: Una de las Cortes bajas dijo que la decisión de Trump fue arbitraria y caprichosa.
Eliezer: Y le ordenaron al gobierno seguir con el programa.
Fernanda: Ya no se van a otorgar nuevos permisos, pero los que ya tenían DACA la pueden seguir renovando.
Eliezer: Entonces, ante estos fallos en su contra, el gobierno de Trump decidió acudir a la Corte Suprema.
Audio de archivo, noticiero: El futuro de DACA ahora está en manos de la Corte Suprema, luego que el tribunal anunciara que tomará el caso para decidir si el presidente Trump puede eliminar el programa.
Eliezer: Que llegara el caso a la Corte Suprema, para el movimiento Dreamer ¿fue esperanzador o significó lo mismo que antes?
Fernanda: Es un poquito difícil contestar eso al 100, pero lo que te puedo decir es que la mayoría de la Corte Suprema hoy es relativamente conservadora. Entonces, el que llegue esto a las puertas de la Corte Suprema en Estados Unidos no quiere decir que para los Dreamers el resultado sea bueno.
Eliezer: Claro.
Fernanda: Hay nueve jueces, cuatro de ellos son considerados liberales o de la izquierda de Estados Unidos. Cuatro de ellos son más conservadores. El juez que se le llama el Chief Justice, el juez presidente de la Corte, es al centro, pero todavía también más a la derecha. Y dos de los jueces han sido escogidos por Trump en los últimos tres años. Y desde que han llegado casos, la verdad le han dado bastantes victorias a Trump, la corte.
Eliezer: Veamos dos recientes.
En marzo, la Corte Suprema le dio luz verde al gobierno para continuar con la controvertida política que obliga a los migrantes que están pidiendo asilo a permanecer en México mientras se decide su caso.
Y dos meses antes, la Corte Suprema le había permitido a la administración Trump tomar en cuenta el uso de beneficios de asistencia social, como cupones de alimentos o atención médica, antes de otorgar residencia permanente a inmigrantes. Ante la pandemia del coronavirus, varios estados le pidieron a la corte el reconsiderar esa decisión. Pero, la semana pasada, la corte rechazó ese pedido y ratificó su fallo de enero.
OK, pero volvamos a DACA. Los abogados de Trump y los abogados de los Dreamers presentaron sus argumentos orales ante la Corte Suprema en noviembre del año pasado. Ahora queda esperar a la decisión, que se daría en mayo –o sea, el próximo lunes, tal vez— o en junio. Aún no se sabe.
Eliezer: Ahora, hace algunos meses, lo que llegó fue la pandemia. ¿Esto puede afectar el fallo? ¿Cómo siguen los procesos judiciales durante la pandemia?
Fernanda: Algo un poco inusual sucedió hace unas semanas, que tal vez sea una señal de que a lo mejor no va a ser tan obvio que los jueces se vayan del lado de Trump esta vez. La Corte Suprema permitió que los demandantes presentaran un documento en el que insisten, le insisten y le piden a la Corte, que tome en consideración la pandemia global del coronavirus mientras toman su decisión final, o antes de que tomen su decisión final.
Audio de archivo, noticiero: En medio de la crisis los Dreamers se anotaron una pequeña victoria. La Corte Suprema, que está evaluando si el presidente Trump puede o no eliminar el programa DACA, aplazó la decisión y aceptó considerar el aporte de unos 27 mil soñadores que están trabajando en los hospitales, en la primera línea de batalla contra el COVID-19.
Fernanda: Porque en este documento hablan de cómo ahorita hay más de 200 mil trabajadores esenciales que tienen DACA en este momento. Están trabajando casi 30 mil en hospitales y en el campo de todo lo que es temas de salud. Hay 80 mil que están, que trabajan normalmente en algo relacionado con comida, ya sea restaurantes que todavía sirven comida ahorita para llevar, o en las tiendas de comida. Entonces, lo que le piden a la Corte, es decir OK, sabemos que ibas a tomar una decisión en DACA, pero nadie se esperaba esta pandemia del coronavirus. Entonces, por favor, no tomen decisión ahorita. Y si la toman, tomen en consideración cómo puede afectar a hospitales, a tiendas de comida en este momento.
Eliezer: Tú cubres esto hace años, ¿no? los Dreamers y DACA. ¿Qué es, si quieres, lo que más te ha impresionado o lo que más tienes presente, particularmente sobre ellos, no, sobre los Dreamers?
Fernanda: He visto, yo creo, un poquito en la evolución de DACA de ser una victoria medio ganada a… pues, mucha gente con quien yo hablo que tienen DACA dicen: Yo siento un privilegio enorme, es como… soy uno de los suertudos que puede tener esta estabilidad. Aunque sea una estabilidad que no es permanente, es una estabilidad que los ha dejado hacer una vida muy diferente a sus compañeros que no tienen DACA. Y yo creo que cuando llegó Trump evolucionó un poquito más y creció un poquito más el deseo de salir a las calles y decir: no, no me vas a quitar este permiso. Veme la cara: Soy el asistente de tu dentista, soy la maestra de tu hijo, soy el doctor que está trabajando ahorita con pacientes del coronavirus, o la enfermera que está en el hospital cuidando a tu abuelito. Pero una cosa sí ha sido muy constante. Entienden que el haber decidido darle su información al gobierno estadounidense puso en riesgo a lo mejor, a sus familiares que no tienen papeles, y a sus papás.
Eliezer: Y si la corte decide que el gobierno de Trump puede eliminar DACA, a ellos mismos.
Aunque el Departamento de Seguridad Nacional se había comprometido a no compartir la información personal de los Dreamers con ICE, la agencia de inmigración, hoy se sabe que sí tienen acceso a sus datos, incluyendo las direcciones de sus casas. Esto quiere decir que si la próxima semana o en junio, DACA desaparece, ICE sabría exactamente a dónde ir a buscar a los Dreamers y a sus padres, que, en tiempos de cuarentena, suelen estar en sus casas.
Fernanda Echávarri es periodista en la revista Mother Jones.
Ya volvemos.
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Silvia: Ya estamos de vuelta en El hilo. Antes de la pausa, Fernanda Echávarri nos habló sobre los Dreamers y la incertidumbre por la que están pasando mientras esperan la decisión de la Corte Suprema. Entre ellos están los más de 200 mil jóvenes que siguen trabajando durante esta pandemia como trabajadores esenciales.
Silvia García: Bueno, mi nombre Silvia, Silvia García. Soy trabajadora del campo.
Silvia: Mi tocaya es una de ellos. Hablamos por teléfono esta semana. Es miembro y líder de la Fundación de la Unión de Campesinos. Tiene 26 años y vive en Fresno, California, con su esposo, quien también trabaja en el campo, y sus tres hijos. El mayor tiene 7 años, le sigue una niña de 4, y luego un bebé de un mes.
Silvia: Vine por la frontera, aquí llegamos aquí en… a Nogales.
Silvia: Llegó a Estados Unidos cuando tenía 9 años, con sus padres y sus tres hermanos desde Guerrero, México. Y apenas llegó, empezó a trabajar en los campos.
Silvia: Como no… el motivo de que no conocíamos a nadie, pues nos costaba trabajo ir a trabajar o conseguir trabajo. Empezamos, bueno, aquí cuando llegamos empezamos a ir al ejote.
Silvia: O sea, a recolectar ejotes al campo. Los ejotes, bueno, tienen diferentes nombres en varios países, como vainitas, judías verdes, chauchas, o habichuelas.
Silvia: Ya después, este, fuimos a Oregon, fuimos a la pizca de fresa, de mora y de ahí nuevamente volvimos a regresar aquí a Fresno.
Silvia: En Fresno fue al colegio y cursó hasta el penúltimo año de secundaria y en el 2013 se enteró sobre DACA.
Silvia: Y tenía esa desconfianza de… de, cómo decir, si aplico entonces qué, qué va a pasar. Eso de que estaban diciendo que nuestra información iba a llegar a Inmigración. Y entonces estaba con esa duda y qué tal si no califico, inmigración va a saber toda mi información. Y entonces, este, no apliqué en ese momento. A pliqué apenas en el 2017.
Silvia: Tenía 23 años. Se lo aprobaron, y pudo seguir trabajando con la tranquilidad de que tenía esa protección, aunque fuera temporal.
Silvia: ¿Cómo ha sido trabajar ahora desde que empezó la pandemia?
Silvia: Pues es algo difícil también, porque, este, pues en el campo el mayordomo, o líder, trae, este, como 20 personas y hay veces que tenemos que reunirnos todos por el motivo de que nos tiene que explicar cómo quieren, cómo quieren la pizca, cómo quieren la fruta. Y entonces todos nos reunimos, y de esas personas pues no sabemos en dónde estuvieron, no sabemos si ellos están contagiados o no. Y pues ahí estamos todos y pues, este, tenemos ese miedo también de contagiarnos y de regresar a casa y contagiar a nuestros hijos.
Silvia: Silvia está tomándose un tiempo para estar con su bebé recién nacido, pero su esposo sigue trabajando todos los días en el campo, tomando precauciones por el virus.
Áurea: Soy un estudiante de un programa de Masters. Vivo en los Estados Unidos y obviamente, como ustedes saben, soy recipiente de DACA. Y por el momento, durante la pandemia, ahora también soy una trabajadora esencial.
Silvia: Ella es Áurea. Bueno, ese no es su nombre, pero nos pidió que la llamemos así para proteger su identidad. Es ecuatoriana, y mientras estudia su posgrado en Carolina del Norte trabaja como técnica farmacéutica. Llegó a Estados Unidos con 15 años. La compañía en la que trabajaba su papá en Ecuador se fue abajo, y algunos negocios que trató de sacar adelante no funcionaron, entonces decidieron irse.
Áurea: Yo me acuerdo básicamente que un día mi papá me preguntó, este: “¿Te gustaría ir a vivir a los Estados Unidos?” Y, claro, cuando uno es pequeño, 14, 13 años, todo le parece chévere, ¿no? Entonces, claro, yo dije, “Claro, me encantaría”, pero ya otra cosa es venir acá y, y tener la experiencia de emigrar a otro país, y básicamente empezar desde cero. Es completamente diferente a lo que uno se imagina cuando le preguntan.
Silvia: Hablaba inglés, entonces eso no fue un gran problema al llegar.
Áurea: Lo que fue difícil, obviamente, es tratar de hacer la vida sin, sin la familia. O sea, sin las cosas que uno solía hacer todo el tiempo. Yo creo que, que eso es lo más difícil de migrar a cualquier lado: desarraigarse de la familia y de las tradiciones que, que han estado en la vida de uno por siempre.
Silvia: Áurea dice que en 2012, apenas salió DACA, estaba lista para mandar sus documentos.
Áurea: Y yo me acuerdo, estaba viendo la televisión el rato que pasó… fue como no sé…. O sea, no sé, fue una emoción tan grande, porque tantas puertas se me… Básicamente estudiar, qué era lo que yo más quería, y se me abrieron bastantes puertas y fue un… No puedo describir, o sea, yo no puedo describir ese sentimiento que tuve cuando, cuando sucedió, cuando yo fui a la universidad a registrarme. Yo creo que nunca había sentido una emoción más grande.
Silvia: Con becas y diferentes trabajos ha podido costear sus estudios, y también ayudar con cuentas de la casa. Paga los gastos de su auto, su comida. Empezó a trabajar en la farmacia hace 3 años porque le quedaba cerca de su casa.
Áurea: Cuando empezó la pandemia, no voy a mentir que estaba muy asustada. Básicamente porque uno nunca sabe con quién se va a topar. Yo me acuerdo que me puse una máscara, yo empecé a protegerme un poco, y la compañía todavía no había dado esas leyes de que podías ponerte máscara, guantes, todas esas cosas. Y esa ha sido la, la parte más difícil de trabajar. Decirle a las personas: no te acerques mucho, puedes por favor ponerte atrás de la mesa para insertar tu tarjeta o pagar por tu orden. Yo soy una persona muy amigable entonces a veces, por ejemplo, incluso con, con las personas mayores, con los adultos mayores, me da mucha pena tener que decirles, “¿Se puede hacer más para atrás, por favor? No se acerque mucho”. Tengo clientes que me conocen de años, que muchos me dan abrazos y, realmente, decirle a las personas que no te den un abrazo va contra la naturaleza humana.
Ana Laura: Soy Ana Laura González, soy una enfermera en Austin, Texas.
Silvia: Hablé con Ana Laura justo después de un turno de 13 horas que había hecho en el hospital. Trabaja en el área de cuidados intensivos, en traumatología. Llegó a Estados Unidos a los 3 años.
Ana Laura: Bueno, mis papás me dicen que llegamos con visas de visitantes y se expiraron como después de, yo creo que ocho años, pero no me acuerdo en verdad de nada. Sí me acuerdo una vez que regresamos a México cuando tenía 8 años, pero también de eso tampoco no me acuerdo. Yo nací en San Luis. Entonces desde ahí manejábamos, regresábamos, pero en verdad no me acuerdo de nada.
Silvia: No ha regresado desde esa vez que fue con 8 años, porque claro, si regresa, ya no puede volver, por no tener papeles. Ana Laura no supo que era indocumentada por mucho tiempo.
Ana Laura: Yo creo que mis papás no me quisieron decir y a la mejor era mejor porque no dejé que ese fuera un obstáculo para mí. Pero ya cuando estaba en high school, cuando estaba como en el grado 11, estaba aplicando para becas para el colegio y empecé a ver en las aplicaciones que no tenía seguro social. Entonces les pregunté a mis papás y me explicaron todo. Y claro, en ese momento estaba como triste, no tanto enojada, pero muchas oportunidades no iba a tener porque no tenía un número de seguro social.
Silvia: Sin número de seguro social en Estados Unidos es difícil conseguir una licencia para conducir, por ejemplo. Y eso puede sonar como algo pequeño, pero sin ese número tampoco puedes obtener ayuda financiera del gobierno federal para estudiar. Ana Laura era un estudiante excelente. Se graduó séptima de su clase, entre más de 500 estudiantes. Universidades privadas le ofrecieron becas, pero sabía que después de un año, cuando se acabaran esas ayudas, ya no podría pagarlas. Finalmente fue a hacer su pregrado en una universidad pública. En su segundo año decidió que quería entrar a enfermería.
Ana Laura: Veía que necesitabas un seguro social, porque claro, tienes que estar en los hospitales, te tienen que checar todo. Entonces dije pues no sé si voy a poder porque no tengo un seguro social.
Silvia: Pero justo mientras llenaba su postulación para entrar a enfermería, llegó DACA.
Ana Laura: Pude rápido ir a hacer todo el papeleo y luego ya pude agarrar el seguro social, la licencia, y meter mi aplicación para la escuela. Todo era perfecto. El tiempo era perfecto.
Silvia: En julio va a cumplir cuatro años trabajando como enfermera en cuidados intensivos, y en septiembre estaría empezado un doctorado en anestesiología. Me contó que en su hospital hay un piso designado a personas que tienen COVID-19, y aunque aún no están llegando tantos pacientes infectados como en otras partes del país, se están preparando.
Ana Laura: Más o menos y más o menos lo estábamos esperando porque ya se van a abrir todas las cosas y todos los lugares, pero por ahorita no está tan feo como se oye en Nueva York o Chicago.
Silvia: Para Silvia, Áurea y Ana Laura, además de la angustia que todos sentimos durante esta pandemia, también está la espera de la decisión de la Corte Suprema sobre DACA.
Silvia: Ha sido un poco como, como estresante… o algo de preocupación también, porque no sabemos qué es lo que va a pasar.
Áurea: Yo creo que no sólo yo, muchas otras personas con mi misma identidad, han tenido problemas, por ejemplo, con la ansiedad, con la depresión.
Ana Laura: Para mí, se me olvida unas veces porque yo estoy en mi vida. Muchas personas, especialmente las personas con quien trabajo, no tienen ni idea que tengo DACA.
Silvia: En las noticias vemos de que según también dicen que nos van a deportar…
Áurea: Trato de no pensar mucho porque a veces eso nos, nos, nos daña más como personas, nuestro bienestar.
Ana Laura: Ya cuando empiezo a pensar y todo, pues sí es un poquito… Ahora es más como triste para mí, porque digo si en verdad quitan DACA no puedo ir a la escuela, no puedo ir a agarrar mi doctorado y es, eso es lo más difícil para mí.
Silvia: Yo apenas tuve mi bebé, y digo ¿qué pasará conmigo? ¿Qué va a pasar con mis hijos, con mi bebé, si es que si nos llegan a deportar? O… sí, estamos con esa angustia.
Áurea: Pero al mismo tiempo tengo bien presente que es como una nube de lluvia que se viene y que yo no sé qué va a pasar.
Ana Laura: Y sí me da ansiedad un poquito, porque digo pues no sé, en mi mente digo: los que piensen que debemos regresar están locos, ¿cómo pueden…? Yo no tuve la decisión a los tres años de cruzar y venirme para los Estados Unidos.
Silvia: Y durante esta espera, es inevitable pensar en qué pasaría si la Corte falla a favor de la administración de Trump.
Silvia: Como le digo a mi esposo, este, si yo llego a salir pues él se quedaría a cargo de mis niños.
Áurea: Bueno, yo me tendría que ir de aquí, porque no tengo la oportunidad de trabajar en ningún lado, porque mi permiso de trabajo, se… básicamente se vence. Entonces, sin eso, básicamente se te acaba la vida.
Ana Laura: No creo que mis papás me dejarían ir a México sola. Ellos también se regresarían a México.
Silvia: Incluso si, si deciden deportarnos, es algo también difícil porque como allá no conozco a nadie, este, no… Pues prácticamente se me olvidó, o sea, allá donde yo era o así como, o sea, no conozco los lugares.
Ana Laura: Ya que se acerca un poquito más, espero que la comunidad vea cómo los Dreamers están ayudando ahorita en estos tiempos. Hay muchas enfermeras, doctores, enfermeros, doctoras y personas que están enfrente.
Áurea: Al mismo tiempo me pongo a pensar y digo a ver, yo vine acá a los 15 años y fue lo más difícil que he tenido que hacer en toda mi vida y estoy bien, y estamos bien aquí.
Ana Laura: Para mí yo sé que donde yo soy plantada ahí florezco. Entonces si yo estoy aquí en los Estados Unidos, estoy haciendo el trabajo de Dios, estoy amando a las personas la mejor manera que yo pueda y si me mandan a México, no terminó ahí, no me doy por vencida y yo voy a florecer allá en México también en lo que yo haga.
Áurea: Entonces, sea cual sea la decisión, todo saldrá bien a la final. O sea, puede que sea un poco difícil, pero en la perspectiva de lo que ya he vivido, yo creo que no puede ser más difícil de lo que ya he vivido ahora.
Ana Laura: Porque siempre digo que el DACA no me hizo una soñadora, como nos llaman. Yo siempre fui soñadora antes de tener DACA.
Silvia: El futuro de 700 mil Dreamers, y sus familias, incluyendo 200 mil trabajadores esenciales está en las manos de la Corte Suprema, que tiene hasta la última semana de junio para anunciar su decisión. El fallo puede llegar en cualquier momento.
Eliezer: En El hilo somos Daniel Alarcón, Álvaro Céspedes, Andréa López Cruzado, Elías González, Laura Rojas Aponte, Jorge Caraballo, Miranda Mazariegos y Carolina Guerrero. Nuestro tema musical lo compuso Pauchi Sasaki.
Gracias al equipo de Radio Ambulante por todo su apoyo y colaboración para sacar adelante este podcast.
El hilo es una producción de Radio Ambulante Estudios. Agradecemos de manera muy especial a los oyentes que nos han apoyado con sus contribuciones en nuestro programa de membresías. Sin ustedes, esto no sería posible..
Yo soy Eliezer Budasoff.
Silvia: Y yo soy Silvia Viñas. Gracias por escuchar.