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México
Centros de rehabilitación
Adicciones
Niños
En México, niños, ancianos y personas con discapacidad que quedan bajo el cuidado del Estado pueden terminar encerrados en centros de rehabilitación privados, aunque no tengan problemas de adicción. Y quienes los mandan ahí son las autoridades que deberían velar por sus derechos. Una investigación de Quinto Elemento Lab reveló que, en al menos nueve estados mexicanos, el Sistema Nacional para el desarrollo Integral de la Familia (DIF) paga a estos centros, conocidos como anexos, por albergar a personas en situaciones vulnerables. En los anexos quedan aisladas del mundo exterior, y existen casos documentado de abusos, maltratos e incluso tortura. En este episodio, la periodista Elva Mendoza y un adolescente que pudo escapar de un anexo, nos cuentan la dimensión del problema que salió a la luz luego de un año de investigación.
Créditos:
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Reportería
Elva Mendoza -
Producción
Daniela Cruzat -
Edición
Eliezer Budasoff, Daniel Alarcón, Silvia Viñas -
Verificación de datos
Bruno Scelza -
Diseño de sonido y mezcla
Elías González -
Música
Elías González -
Tema musical
Pauchi Sasaki -
Fotografía
Bernardo de Niz
Etiquetas:
Transcripciones:
Transcripción:
Elías: Este episodio tiene escenas fuertes y puede no ser apto para todos los oyentes.
Elva Mendoza: Recuerdo que ese día era sábado. Llegamos como a las cinco de la tarde.
Eliezer: Están escuchando a la periodista mexicana Elva Mendoza.
Elva: Lo primero que vimos fue un corredor grande. En cada extremo había una habitación, una donde estaban trabajando varios chicos y del otro lado, pues había muchas cobijas tendidas en el piso, algunas personas estaban dormidas, otras estaban viendo la televisión.
Elva: Voy a poner un ratito esta grabadora aquí…
Elva: Y en cuanto dieron las seis de la tarde apagaron la tele, el encargado, les dijo que fueran por unas sillas, instalaron como una especie de sala y preguntaron que quién quería hablar. Un señor levantó la mano que antes ya lo habíamos visto ahí, muy inquieto, entre las cobijas, parado y diciendo cosas como entre sí.
Señor: Pásele, compañero.
Elva: Y empezó a hablar.
Enrique: Buenas tardes, noches. Mi nombre es Enrique y soy un alcohólico drogadicto.
Todos: Adelante, compañero.
Silvia: El lugar que nos ha estado describiendo Elva es un anexo.
Elva: Los anexos son centros para el tratamiento de adicciones, a los que casi siempre llega gente en contra de su voluntad. La familia pide que vayan por él o incluso los policías van, lo recogen de la calle y los llevan a estos espacios.
Silvia: Hay unos dos mil lugares como este en México, según la Comisión Nacional contra las Adicciones o CONADIC. Durante un año y medio, Elva visitó varios para un reportaje que hizo en colaboración con Quinto Elemento Lab, una organización dedicada al periodismo de investigación. Y lo que vio le sorprendió.
Elva: Por lo que nosotros pudimos conocer no hacen nada en todo el día más que entrar a las juntas, que es básicamente hablar…
Enrique: Me han dicho que, que soy un enfermo emocional para hoy y para toda mi vida. Que para poder tener a ese monstruo que vive dentro de mí, pues necesito estar dentro.
Elva: Nada más de sus experiencias, de las cosas de las que se arrepienten, las reflexiones que ellos hacen sin ninguna respuesta por parte de un profesional y ya. Y perder el tiempo todo el día.
Enrique: Para mí el día de hoy no me es grato, compañeros, no el ya haber cumplido mi tiempo, compañeros, y todavía estar aquí encerrado.
Elva: No, no tienen un tratamiento real, son una especie de guardería.
Eliezer: Y aunque estos lugares están pensados para personas con problemas de adicción, la razón por la que Elva los visitó tiene mucho que ver con una palabra que ella acaba de decir: “Guardería”.
Silvia: Después de reportar en terreno, revisar miles de documentos y hablar con víctimas y testigos, Quinto Elemento Lab comprobó que hay niños, ancianos y personas con discapacidad encerrados en anexos.
Eliezer: Y han llegado ahí porque el sistema nacional para el Desarrollo Integral de la Familia, más conocido como DIF, que es el organismo público encargado de proteger sus derechos, los ha enviado a esos centros privados.
Elva: Aun cuando no tienen ninguna adicción.
Alejandro: Nos ponían a escuchar juntas de alcohólicos anónimos todo, todo el santo día, hasta los niños pequeños, o sea no había una distinción.
Elva: Alejandro, que es un chico al que conocimos también, al que llevaron un anexo.
Eliezer: Alejandro estuvo años en manos del DIF y, cuando tenía 17 lo enviaron a un anexo…sin que tuviera problemas de adicción al alcohol o cualquier otra sustancia.
Elva: Él nos decía que pues se sentía muy desesperado, ¿no?
Alejandro: Había muchas negligencias, había muchos, muchas personas a las que les pegaban adentro. Yo no quería estar ahí ni de chiste, ni de chiste.
Elva: Están totalmente separados del mundo y no tienen ninguna forma de denunciar eso. No, no hay nadie a quien le digas me quiero ir de este lugar, por favor sácame porque me están maltratando, porque no duermo bien. No, no puedo ir a la escuela. Están prácticamente indefensos ahí adentro.
Silvia: Y hay casos documentados de explotación, maltrato e incluso tortura dentro de este tipo de centros.
Elva: Tampoco tienen información de cuánto tiempo van a estar ahí ni por qué los llevaron a ese lugar. Entonces ellos están en una sin ninguna certeza.
Eliezer Budasoff: Bienvenidos a El hilo, un podcast de Radio Ambulante Estudios. Soy Eliezer Budasoff.
Silvia Viñas: Y yo soy Silvia Viñas.
Hoy, una investigación revela que, en México, los niños y las personas más desamparadas pueden terminar encerradas en centros de rehabilitación para adictos por decisión de las autoridades que deben velar por sus derechos.
Es 17 de noviembre de 2023.
Silvia: Elva, te quería preguntar ¿cómo llegaste a investigar este tema en primer lugar?
Elva: Conocí a una persona que estuvo en tres anexos y él fue testigo de algunos casos. Y a partir de eso fue que yo pues me interesó, ¿no? Nunca había escuchado algo así, no sabía que eso pasaba.
Eliezer: Elva no se imaginaba que algo así pudiese pasar bajo el resguardo del DIF, la institución pública que nombramos hace un rato.
Elva: Es muy común que en México las personas vean a un niño maltratado, a una persona maltratada y piensa en llamar al DIF porque creemos que en el DIF van a estar a salvo, pero no sabíamos qué pasaba después de que el DIF tomaba el caso de cada persona, qué hacían con esos chicos. No todos están en un anexo, pero bueno, es una suerte que puede correr cualquiera.
Silvia: Para entender lo que descubrió Elva, primero tenemos que saber bien cómo funciona el DIF.
Elva: El DIF es el organismo encargado de restituir y de proteger los derechos de las niñas, niños, adolescentes y de todas las personas que están en alguna condición de vulnerabilidad. A sus manos llegan víctimas de violencia, abandono, orfandad.
Bueno, ellos tienen dentro de de su estructura a la Procuraduría de los Niños, Niñas y Adolescentes y por ley cualquier autoridad que encuentra un niño en situación de orfandad o de violencia o cualquier tipo de estos tiene que dar parte a la procuraduría para que ellos pues este tomen nota de lo que está ocurriendo y los puedan canalizar.
Eliezer: Elva nos explica que si la niña o niño está en peligro inminente, entonces la procuraduría tiene que tomar medidas urgentes.
Elva: Como podría ser el separarlos de su núcleo familiar si es que están en una situación así de violencia o si es que están en la calle también, y darles alojamiento temporal. Esta medida pues debería de ser la última ¿no? Primero tendrían que buscar a su familia cercana, luego a su a sus tíos, abuelos, si es que pueden dejarlo en ese lugar. El objetivo es no separarlos de su familia ni de su entorno.
Silvia: Ahora, Elva nos explicó que si el DIF, a través de la procuraduría, decide llevar a los niños a una casa-hogar o un centro de asistencia social, esa debe ser la última opción. De hecho, la ley establece que pueden estar en esos lugares temporalmente, aunque no pone un límite de tiempo.
Eliezer: Pero, como ya sabemos, a través de una fuente Elva se enteró que el DIF estaba llevando a niños y otras personas en situación vulnerable a otro tipo de lugares… a centros de rehabilitación de alcohol y drogas… es decir, a los anexos.
Elva: Y bueno, quise saber si era sistemático o si solo habían sido casos aislados los que él vio. Visitamos cuatro estados, pudimos platicar con más de 40 personas, entre fuentes, exfuncionarios, funcionarios, testigos, con las propias víctimas.
Silvia: Entonces, claro, la función del DIF en resumen, si entiendo bien, es proteger a los niños, ¿no? ¿Ustedes, después de las entrevistas que hicieron, encontraron que realmente estén cumpliendo esa función?
Elva: Al menos de los casos que pudimos conocer, no. No están protegiendo ni restituyendo los derechos de esas personas, al contrario, las están violentando.
Silvia: Alejandro sería un ejemplo de eso, ¿no? porque él primero fue al DIF.
Elva: Sí, él llega a la procuraduría.
Eliezer: Recordemos que Alejandro es el chico que escuchamos al principio de este episodio. Cuando Elva lo entrevistó tenía 18 años, pero su historia con el DIF y la procuraduría empezó cuando tenía 12.
Elva: La Procuraduría General de de Justicia de la Ciudad de México tiene dentro de sus instalaciones un área donde a donde llegan los niños. Él llega ahí porque lo van a dejar. Alejandro es un chico que vivió en una situación familiar complicada. Él nos dijo que lo había llevado su hermana mayor porque se queda, muere su abuela, muere su papá y su mamá es una persona más bien ausente. Y él piensa que lo van a ayudar. Él incluso nos narra que le decían que él iba a estar mejor ahí…
Alejandro: Y te dicen tú tranquilo, ve con confianza, di que sí, ahorita aquí no estás bien y está feo el lugar, pero te vamos a mandar a un lugar lindo y bueno donde te van a apoyar y te van a cuidar.
Elva: Que lo iba a poder ir a la escuela, que que le iban a ayudar.
Alejandro: Y pues tú siendo un niño pequeño, tú siendo un niño pequeño pues dices ah bueno y confías y resulta que llegas a un lugar peor.
Elva: Y al final pues pasa tres meses en dentro de las instalaciones de la procuraduría.
Eliezer: La ley no dice cuánto tiempo puede estar un niño ahí, pero sí especifica que debe ser el menor tiempo posible. Después de los tres meses que estuvo Alejandro en las instalaciones de la procuraduría…
Elva: Y luego es canalizado a la casa-hogar junto con su hermanito de ocho años.
Silvia: Las casas hogar son instituciones encargadas de cuidar a niños, niñas y adolescentes que han quedado huérfanos, han sido abandonados o han sido víctimas de maltrato en sus familias.
Eliezer: Entonces, cuando Alejandro tenía 12 años, el DIF lo mandó junto a su hermano pequeño a vivir a una casa-hogar. Esto es años antes de llegara al anexo, pero es parte importante de la historia para entender cómo terminó ahí.
Elva: Lo llevaron a una casa hogar donde vivió cuatro años…
Alejandro: Resulta que llegas a un lugar peor que desde donde iniciaste. E incluso llegas a un lugar peor que el estar a lo mejor con tu familia, que a lo mejor tiene algunos problemas familiares, llegas a exponerte y a lugares peores, peores.
Elva: Él narra pues que era muy complicado estar ahí porque vivían mucho maltrato todos los niños, él era de los más grandes.
Silvia: Alejandro dice que dentro de esa casa hogar los niños eran abusados física y psicológicamente. Y además de los malos tratos, les daban comida caducada y no les prestaban la atención necesaria.
Eliezer: En medio de todo eso, Elva nos contó que Alejandro empezó a ser una especie de barrera de contención entre los demás niños de la casa hogar y quienes estaban a cargo de ellos.
Elva: Pues es una persona muy sensible. Se le acercaban los chiquillos, ¿no? Y pues él los consolaba o les daba algún consejo, los abrazaba, digamos, los procuraba más. Entonces en la casa hogar, pues lo empezaron a alejar de los niños.
Alejandro: Poco a poco me aislaron hasta llegar a un punto en el que me dijeron… que me mandaron a una casa sola hasta atrás. Hasta atrás. Ahí me dejaron solo. No me daban atención, nada, nada. No me prestaban interés.
Silvia: En la casa hogar, Alejandro no tenía casi contacto con el mundo exterior. Solo consiguió ir al colegio gracias a una mujer que conoció en una actividad, que se convirtió en una especie de protectora para él. Ella habló con las autoridades para que lo dejaran salir a estudiar.
Alejandro: Yo creo que si no fuera por ella hace mucho tiempo, yo ya ni siquiera estaría dándole esta declaración. Todo, todo lo que recibía era de parte de ella. Desde uniformes, hasta libros, hasta comida, todo.
Eliezer: Ir a la escuela era muy importante para Alejandro… porque su objetivo era terminar los estudios y poder ir a la universidad. Pero eso tampoco iba a durar. Lo iban a trasladar de nuevo, esta vez a un anexo.
Silvia: ¿Cómo es que Alejandro termina en un anexo?
Elva: No sabe por qué. Él piensa que es un castigo.
Silvia: Un castigo por reportar malos tratos, la comida con moho que les daban, los abusos. Pero no sabe en realidad el motivo. Lo que sí sabe es que el traslado fue repentino y contra su voluntad.
Alejandro: Fue precisamente un martes, un martes de enero…
Eliezer: Estamos hablando de enero de 2022… para ese entonces, a su hermano pequeño lo habían llevado a otra casa hogar.
Alejandro: Yo iba llegando de mi escuela normal, pues como todos los días. Iba llegando de hacer mis exámenes…
Eliezer: Y dice que vio a dos hombres con chalecos del DIF en la entrada de la casa hogar.
Alejandro: Desde que vi a los licenciados en la puerta como que sentí un pinchazo como hasta aquí llegué.
Elva: Y le dijeron que se lo iban a llevar, que se iba a tener que ir. No le dijeron a dónde ni nada, pero solo que que ya se iba.
Alejandro: Les dije que pues yo no quería, que pues estaba aparte de mi semana de evaluaciones, que yo no podía y que pues al día siguiente también me tocaba mi vacuna. Y pues la escuela me quedaba cerca de ahí obviamente. Y les insistí y les dije que por qué y así. Y simplemente pues me decían que me tenían que llevar y ya, o sea pues solo eso. Y todavía intenté hacer un poco de tiempo. Pero pues al final de cuentas yo qué podía hacer. Lo único que me quedaba hacer era confiar en las mentiras que yo ya sabía que me estaban diciendo. Porque ni siquiera fue como que me dijeron te vamos a llevar a un anexo de mala muerte donde no vas a poder estudiar, no te van a dar tu vacuna y te vamos a aislar del mundo completamente. No me dijeron eso, no me dijeron eso.
Silvia: Poco después de llegar al anexo, Alejandro quedó incomunicado del todo.
Alejandro: Pues mi primera impresión fue muy desagradable porque la verdad es que pues era un edificio con barrotes en las ventanas y una puerta de metal. Entonces, así como de ¿qué está pasando? ¿qué está pasando? Y pues ya me ingresaron y ya me quitaron todo. Nadie podía salir ni para arriba ni para abajo, o sea, estabas aislado del todo.
Silvia: Entonces, esta es la situación de Alejandro: es un adolescente de 17 años. Está separado de su familia, de su hermano menor… logrando a pulso una suerte de estabilidad, estudiando, en medio de su exámenes…. y la institución pública que debe velar por su bienestar lo saca arbitrariamente de una casa hogar para meterlo en un centro para adultos con problemas de adicción. ¿Pero por qué el DIF encerraría a niños, adultos mayores o personas con discapacidad en centros para la rehabilitación de adicciones? Quinto Elemento Lab intentó responder esa pregunta…
Elva: Lo que pudimos conocer por los casos a los que nos acercamos fue que las razones eran muy variadas, ¿no? desde la falta de espacio, el mal comportamiento, los castigos también.
Eliezer: Pero según la investigación de Elva, no hay una respuesta a nivel institucional. Aunque existe un DIF nacional, también hay oficinas en cada estado y municipio
Elva: Sino que cada DIF en cada municipio, en cada estado, toma sus propias decisiones.
Eliezer: Y ninguna autoridad de los DIF a los que contactaron le dio una entrevista. Aún así, después de revisar muchos documentos fueron uniendo las piezas.
Elva: Pudimos conocer que hay de por medio convenios de coordinación, que es, como ellos formalizan estos envíos.
Silvia: Y cuando revisaron cientos de estos convenios, descubrieron que los DIF le pagan a los anexos hasta 15.000 pesos mexicanos mensuales por persona a la que les envían. Esos son unos 850 dólares.
Eliezer: Pudieron comprobar que el DIF hace esto en al menos nueve estados del país. Pero también encontraron casos en el estado de México y otros lugares, donde no hubo un convenio de por medio.
Elva: Nos decían que ellos solamente piden el apoyo para que se quede la gente ahí, pero no firman ningún convenio.
Silvia: ¿Entonces no se sabe cuántas personas ha enviado el DIF a Anexos?
Elva: No tenemos certeza del número, también porque el DIF ha sido opaco. Lo que ellos argumentan frecuentemente es que son datos personales o que los nombres de esos chicos pues este están en alguna carpeta de investigación. Pero aunque nosotros nada más pedimos los números que nos dijeran cuántas personas habían enviado a esos espacios, pues no, no nos negaron la información.
Silvia: Y claro, ¿y cómo es posible que funcione esto de manera tan opaca, no? Como tú dices.
Elva: Creo que no ha habido un interés real para supervisar lo que está haciendo el DIF. En México, pues como ustedes saben, se vive ahora mucha violencia, ¿no? Creo que todo está muy enfocado en ese tema y no nos hemos puesto a pensar qué es lo que está haciendo el DIF, en qué está gastando el dinero, a dónde van los chicos que llegan con ellos, si se están resolviendo los casos en el tiempo que debería de ser también. Pues el Poder Judicial es muy lento y por eso es que los los chicos pueden pasar toda su vida en un anexo, si es que su caso no se resuelve rápido.
Eliezer: Durante la investigación, Elva y el equipo de Quinto Elemento Lab solo encontraron dos momentos en años recientes donde alguien intentó cambiar las cosas. Uno fue cuando la Comisión Nacional de Derechos Humanos recomendó al DIF del estado de Morelos no enviar a menores a anexos.
Silvia: Eso porque estaban investigando abusos y humillaciones de parte de los encargados de un anexo y policías. Pero el DIF siguió enviando menores a esos lugares, según los documentos que consiguieron Elva y su equipo para la investigación.
Eliezer: El otro intento fue en Michoacán, donde una directora del DIF ordenó sacar a varios niños de anexos, luego de comprobar abusos y maltratos… como por ejemplo, que en uno sacaban a las niñas para hacer limpieza en casas.
Silvia: Pero la contradicción de esa historia es que la misma directora puso a cerca de 70 adolescentes rescatados en otros anexos de la zona.
Eliezer: Y con todo lo que descubrieron Elva y el equipo en esta investigación, pudieron comprobar que los casos de personas sin problemas de adicción que el DIF ha enviado a anexos no son aislados.
Elva: Para el DIF estos centros son vistos como un centro de asistencia social más, como si fuera una casa hogar, digamos, donde hay espacio, no donde tienen una cama, van a tener comida y ya. Y no les importa si se dedica a la recuperación de adicciones o a qué.
Silvia: Después de la pausa: cómo es la vida dentro de un anexo y cómo logran funcionar con tanta impunidad. Ya volvemos.
Natalia Ramírez: ¡Hola, Ambulante! Soy Natalia Ramírez, directora de comunicación y futuros de Radio Ambulante Studios y hoy quiero compartirte algo que muchos llevan pidiéndonos por meses.
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¡Muchas gracias!
Eliezer: Estamos de vuelta en El hilo.
En el segmento anterior les contamos cómo el DIF en México envía niños, adolescentes, ancianos y personas con discapacidad a centros de rehabilitación de drogas… aunque no sean personas con consumos problemáticos de sustancias.
Silvia: Y escuchamos cómo a Alejandro lo llevaron de una casa hogar a un anexo sin ninguna explicación. Así fue como le describió a Elva la vida ahí adentro.
Alejandro: Es un lugar que está muy maltratado, está muy descuidado, las paredes están despintadas, está pintarrajeado en algunas zonas el piso está roto, cosas así. Aparte está sucio. Por ejemplo, los baños no tenían puertas, no tenían regaderas, te bañaban con agua fría, no tenías jabón, no tenías nada de nada de eso. No tenías privacidad mínima, nada.
Eliezer: Alejandro dice que la comida era mala. Les daban muy poca…y que a veces estaba cruda o quemada. Pero sin duda una de las cosas más duras para él fue el encierro… porque desde que llegó no lo dejaron ni ir al colegio.
Alejandro: Y sentí feo, sentí muy feo porque la verdad es que pues los estudios para mí son muy importantes.
Silvia: Y vale la pena repetir que esos lugares no son centros asistenciales para chicos en situaciones vulnerables como Alejandro. Son centros de rehabilitación.
Elva: Había peleas todo el tiempo. A él lo obligaban a asistir a las juntas. Incluso lo obligaron a subirse a la tribuna, a compartir su experiencia como si él fuera igual un interno más.
Alejandro: Por ejemplo, en mi caso, yo en mi vida he probado una sustancia de esas. Y yo dudo que alguno de los niños que estuviera ahí tampoco lo hubiera hecho.
Eliezer: Alejandro dice que él y los otros niños y adolescentes que estaban ahí adentro convivían todo el día con adultos en recuperación. Y que estaban forzados a asistir a hasta 12 juntas de Alcohólicos Anónimos diarias.
Alejandro: Y eso es algo que yo, yo creo que es de las cosas que más desapruebo de ahí porque un niño de 8 o 12 años no está para escuchar esas cosas y más si es un niño inocente, no, no está para esas cosas, es más hasta a mí me sacaban de onda.
Alejandro: Recuerdo que había niños que eran tiernos, muy inocentes. O sea que tú los veías y tú decías: ¿por qué él está aquí? ¿por qué él está aquí? ¿qué está haciendo aquí? Y pues, obviamente, poco a poco también veías que se les pegaban sus comportamientos. Porque obviamente ya después veías que hablaban como ellos o reaccionaban como ellos. Y te sacas de onda, porque al final de cuentas te das cuenta de que el hecho de que junten a los niños con esas personas los daña diez veces más de lo que los puede ayudar. Obviamente salen y sus vidas se destruyen.
Alejandro: No podía dormir ni siquiera tranquilo, porque estabas constantemente con la ansiedad o con la incomodidad de que pasara algo o de que podía pasar algo, o de que cada cinco minutos alguien se peleaba o algo así ¿no?
Elva: Me contó que que no había un niño o él al menos no vio a un niño al que no violentaran los propios internos y las los encargados de ahí del lugar.
Alejandro: O que lo insultaran, o le gritaran, o lo degradaran emocionalmente, por lo menos una vez a cada uno de ellos. Es un ambiente muy feo que no le deseo a nadie.
Silvia: Elva nos explicó que lo que vivió Alejandro es un ejemplo de lo que le contaron distintos chicos con los que habló durante la investigación… que también habían pasado por anexos.
Elva: A todos los chicos con los que hemos platicado los tratan igual que los internos. Ya no son un niño huérfano ni nada. Llegan como un interno más y se someten a la lógica del lugar también.
Eliezer: De los cerca de dos mil anexos que existen en México, solo el 10% cumple con la normatividad…
Elva: De esos, eh, unos 12 tal vez eh ofrecen servicio profesional o tratamiento profesional.
Silvia: ¿Y cuáles son los requisitos para abrir un anexo?
Elva: Primero, hay una norma oficial mexicana que es la 028 de la Secretaría de Salud que establece los parámetros para abrir un espacio de estos. Y dice que nadie puede estar encerrado de manera forzada y que entrar no tiene que verlo un médico, hacer un expediente, debe recibir tratamiento profesional, deben de tener programas autorizados por la Conadic.
Silvia: Que recordemos es la Comisión Nacional contra las Adicciones.
Elva: Y un montón de parámetros que se establecen, pero bueno, que nadie los supervisa, ¿no? que nadie verifica que se cumplan. También algo que nos llamó la atención de la Conadic es que ellos reconocen que no hay una respuesta de Estado, que no hay una, un programa que atienda a las personas que tienen un consumo problemático de sustancias y pues ante eso, los anexos se han convertido en una opción para muchas de las familias que viven en una situación así.
Silvia: Elva dice que las familias que tienen a un ser querido con una adicción terminan recurriendo a los anexos porque además son accesibles. Les cobran menos de 30 dólares a la semana y algunos incluso aceptan pagos en especie.
Eliezer: Y también dice que hay familias que ocupan los anexos como guarderías…y dejan ahí a adultos mayores o familiares que tienen alguna discapacidad que ya no quieren o no pueden cuidar en sus casas.
Elva: Encontramos también nosotros algunos niños que eran llevados por su familia porque la mamá tenía una nueva pareja y a la nueva pareja ya no quería tener al niño, entonces lo dejaban ahí. O casos de esquizofrenia que para ellos no hay otra opción, no más que dejarlo ahí. O a lo mejor piensan que ahí lo van a cuidar y lo van a tratar bien y tal vez que le van a dar una terapia. Y pues sí encontramos de todo. Lo que sí no, no pudimos entender nunca es por qué el DIF recurre a esos espacios, ¿no?
Silvia: ¿La existencia de los anexos y lo que pasa ahí es como de conocimiento público en México?
Elva: Sí, es común que se dé este tipo de cosas en los anexos, al no estar vigilados ni controlados por ninguna autoridad, pues se dan muchos casos de explotación, de maltrato, de tortura.
Eliezer: Por ejemplo, en julio de este año, la Policía de Sinaloa rescató a 39 personas que estaban encerradas en un anexo y eran forzadas a trabajar en el campo durante el día. También ha habido casos de personas asesinadas por golpizas que les han dado como castigo. Y gente que ha sido medicada sin la orden de un doctor…
Silvia: Entonces si, si es de conocimiento público y son sitios que están tan cuestionados, ¿cómo es posible que sigan operando? O sea, ¿se ha tomado alguna medida para frenarlos o no?
Elva: Hacen operativos de vez en cuando, ¿no? Cuando algo pasa muy grave y según ya van a hacer un padrón donde todos los que estén operando pues deben de estar inscritos y con los permisos y todo lo deben de tener en regla. Pero no es algo que se haya hecho sistemáticamente en todo el país, la regularización. Más bien creo que se les permite operar porque de alguna forma pues se hace un uso discrecional. Las autoridades hacen un uso discrecional y se sirven de algún modo de ellos.
Silvia: ¿Pero hay algún político o alguna organización de familiares o algo, como algún tipo de oposición o de activismo como para que cambien o no?
Elva: No.
Silvia: Wow.
Elva: Hasta ahora no.
Alejandro: No es lo mismo de verdad verlo con tus ojos y ver lo que pasa que simplemente como verlo a la distancia. O sea, no es nada que ver, sentirlo en carne propia que verlo de lejos.
Eliezer: Alejandro intentó escapar del anexo dos veces. La primera vez lo descubrieron y lo golpearon entre varias personas.
Elva: Estuvo solamente dos meses, porque finalmente en su segundo intento por escapar, lo logró.
Alejandro: Corrí, corrí, corrí, corrí, corrí hasta alejarme lo más posible de ahí. En algún momento me di cuenta de que ya estaba lo suficientemente lejos para que ya no pudieran agarrarme otra vez.
Elva: Y se estuvo escondiendo… como tenía 17 años, pues no quería regresar a ningún lugar que lo pudiera encontrar el DIF. Entonces estuvo viviendo en la calle hasta que cumplió los 18 años.
Silvia: Elva nos explicó que Alejandro decidió vivir en la calle porque pensaba que el DIF lo podía ir a buscar donde sus seres queridos. Cuando cumplió los 18 años, se acercó a la familia que le quedaba y ahora vive con su hermano mayor. Elva nos dice que Alejandro accedió a contar su historia con la esperanza de que ayude a alguien.
Alejandro: Yo espero sinceramente que sirva de algo esto y que no simplemente nada más haya tirado mi vida a la basura, porque de verdad esto me afectó en muchos aspectos. No puedo ni siquiera estar feliz, no puedo estar tranquilo, no puedo sonreír con calma ni facilidad. Simplemente no estoy bien, no estoy bien. No hay un aspecto de mi vida que no hayan dañado.
Elva: ¿Estás enojado?
Alejandro: No.
Elva: ¿Con el DIF no estás enojado?
Alejandro: Eso es lo peor del caso, que no estoy molesto. No siento ni odio, ni enojo. No siento. No puedo estar ni triste, ni enojado, ni feliz. Simplemente estoy como… como perdido, o sea, no puedo sentir emociones bien.
Alejandro: Yo creo que… ni siquiera con el nivel de madurez y aceptación que tengo es fácil de sobrellevar esto. Y lo peor es que tal vez no paren. No paren. Y no lo van a dejar de hacer tal vez. Y a mí me costó todo, mi escuela, mi estabilidad emocional, mi estabilidad social, todo.
Eliezer: Aun así Alejandro está intentando reconstruirse. Trabaja de cocinero y quiere volver a la escuela para ir algún día a la Universidad y estudiar ingeniería.
Silvia: Quinto Elemento Lab publicó su reportaje en agosto y lo compartieron con el DIF Nacional. Han pasado más de tres meses, y al cierre de este episodio, aún no han recibido una respuesta formal. Después de la publicación, Elva fue a una conferencia de prensa donde estaba la titular del DIF Nacional. Cuando le preguntó sobre la situación, dijo que se enteró de lo que pasaba por el reportaje y se comprometió a investigar.
Daniela: Este episodio fue producido por mí, con reportería de Elva Mendoza. Lo editaron Daniel Alarcón, Eliezer y Silvia. Bruno Scelza hizo la verificación de datos. La mezcla y el diseño de sonido son de Elías González, con música compuesta por él y por Rémy Lozano.
El resto del equipo de El hilo incluye a Mariana Zúñiga, Nausícaa Palomeque, Analía Llorente, Samantha Proaño, Paola Alean, Juan David Naranjo Navarro, Elsa Liliana Ulloa, Natalia Ramírez y Desirée Yépez. Daniel Alarcón es nuestro director editorial. Carolina Guerrero es la CEO de Radio Ambulante Estudios. Nuestro tema musical lo compuso Pauchi Sasaki.
El hilo es un podcast de Radio Ambulante Estudios. Si valoras el periodismo independiente y riguroso sobre América Latina, te invitamos a unirte a nuestras membresías. Al donar, estarás contribuyendo directamente a que El hilo siga reportando sobre nuestra región. Visita: elhilo.audio/apoyanos
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