Joseph Harold Pierre: “Cuando se trata de anarquía nadie está a salvo”
Haití despertó la mañana de este 7 de julio con la noticia de que su presidente, Jovenel Moïse, fue asesinado a tiros en su casa. ¿Cómo entender el magnicidio en el país más pobre del continente? El hilo conversó con el politólogo Joseph Harold Pierre, director del Departamento de Ciencias Económicas y Administrativas en la Universidad Notre Dame d’Haïti (Puerto Príncipe).
Por: Desirée Yépez
Periodista y verificadora de datos
Lo que sucedió la madrugada de este miércoles es el resultado de una crisis social y política que se advertía desde hace algún tiempo…
Sí. Muy profunda. Una crisis social y política profunda.
¿Cómo se explicaría lo que se está viviendo ahora mismo?
Lo que está pasando en Haití es el resultado de una anarquía total prolongada, cuyo responsable es, en buena parte, el mismo gobierno. Es importante decir que esto no surge con el gobierno, pero este gobierno sí ha consolidado la anarquía porque no sabe de política. El presidente fue catapultado porque en Haití hay un vacío absoluto de liderazgo en política, economía y en la sociedad civil. Eso explica que (Jovenel Moïse) llegó a la Presidencia sin ninguna experiencia política. Las bandas criminales tienen más poder que la misma policía. Estamos viviendo un estado natural, una anarquía total en resumidas cuentas.
Hablas de anarquía y ausencia total de liderazgo; pero, ¿cómo entender esa realidad, si incluso el Presidente asesinado fue electo en su momento?
Sí, cómo un Presidente electo pudo llegar a este punto en tan poco tiempo… La anarquía total se explica porque ahora mismo en Haití las elecciones no se ganan por votos, se ganan por la capacidad de crear inseguridad y violencia en el país. Por eso los candidatos suelen distribuir armas a bandas para que haya terror y violencia y con eso se gana elecciones.
Esas bandas se dan cuenta de que tienen un poder y ahora los políticos no tienen control. El sector privado, para dar seguridad a sus negocios, también tiene que tener sus bandas. La seguridad en Haití es una cuestión personal que cada uno se da, dependiendo de sus capacidades; pagando y formando bandas. La policía no tiene ningún poder en Haití, es muy débil, hay zonas a las que no puede ir.
Además, el Presidente tomó decisiones inconstitucionales que también frustran y encolerizan a la población. Por ejemplo, quiso hacer un referéndum para una nueva Constitución, quiso celebrar unas elecciones sin condiciones para eso y nunca ha querido escuchar. Lo único que funciona en Haití, a nivel de mercado, es la política. Todo el mundo quiere hacer política porque la política haitiana está basada en la corrupción y en la criminalidad.
¿A qué responde este ascenso y toma de poder de los grupos delincuenciales?
Esos grupos vienen de dos lados. Fundamentalmente, del sector político, que los tiene en cuestiones electorales para aterrorizar; para acciones criminales, cuando se quiere generar desórdenes manda a estos grupos; muchas de esas bandas criminales son mano armada del gobierno. Y cuando no reciben pagos del gobierno, se sublevan. El sector privado también tiene sus grupos. De esos bandos, hay unos que se quedan independientes y que no reciben órdenes. Es una situación bastante complicada que se explica porque Haití funciona como un botín: usar todos los medios criminales para hacer política e impunidad.
¿Qué señal, qué mensaje, deja el asesinato de Jovenel Moïse?
Es una señal de que cuando se trata de anarquía nadie está a salvo. Es una primera lección. Porque quien ha generado la anarquía son los políticos.
Lo segundo es que la anarquía es un tema de consenso, porque el presidente nunca quiso consensuar en sus acciones, porque todas las decisiones las tomó solo. Por ejemplo, el referéndum, que no tiene el apoyo de la sociedad haitiana ni de la comunidad internacional. Cuando no quieres consensuar en un país como Haití, totalmente dividido, se dan estas acciones tan extremistas y tristes.
En febrero pasado, Jovenel Moïse advirtió que un supuesto grupo de familias vinculadas al sector eléctrico quería intentar asesinarlo. Él ya sentía esa inseguridad a su alrededor.
Para mí, era más bien un discurso político. La gente que lo asesinó viene de fuera, esa gente tiene que ser pagada por alguien. Hablaban español… No creo que él lo tuviera claro. El Presidente tenía que darse mayor seguridad, su seguridad era la policía que no tiene fuerza de nada.
¿Cómo incide esta crisis en la población migrante que sale de Haití?
La migración haitiana va a aumentar. Se espera una oleada mayor de violencia, más violencia. Esperamos que la comunidad internacional pueda entrar como fuerza disuasiva contra ese caos.