Qué, cuándo, dónde, cómo y por qué hicimos El hilo
Abril 25, 2023 | Por: Eliezer Budasoff
Cuando nos juntamos por primera vez a darle forma al proyecto de El hilo, en enero de 2019, Carolina Guerrero, Daniel Alarcón, Silvia Viñas y yo queríamos escuchar el mismo podcast: queríamos entender lo que pasaba en América Latina sin amarillismo, sin solemnidad y sin aburrirnos. Queríamos conocer las historias detrás de los titulares más importantes del continente con información verificada, pedirles a los mejores periodistas de la región que nos explicaran sus realidades, preguntarles a los expertos por el significado de las noticias que recorrían las redes sin matices ni contexto. Nos importaba mucho esta parte del mundo y estábamos convencidos de que no éramos los únicos.
Parece elemental, pero no existía algo así en español. Porque rompe con una creencia mayoritaria hoy en la industria, cebada por los algoritmos: que la apuesta para captar la atención del público es escandalizar, radicalizar el discurso y las formas. Porque desafía una mirada territorial estrecha, que pierde de vista lo mucho que se relacionan nuestras sociedades, lo mucho que migramos los latinoamericanos y lo mucho que observamos, por encima de las fronteras, la vida de los vecinos, sus monedas, sus violencias, sus crisis, sus triunfos. Y porque es caro en todo sentido hacer algo así en audio, con la ambición de que sea relevante y riguroso y conmovedor cada semana. Tampoco era una intuición ciega. Teníamos la experiencia de Radio Ambulante (no sólo en términos técnicos y editoriales, sino en demostrar que se podía apostar por un periodismo pensado principalmente para una audiencia hispanohablante). Y contábamos con el interés manifiesto del New York Times, que hacía tres años había abierto una pequeña redacción en español en Ciudad de México y buscaba expandir su audiencia en audio. El proyecto que hoy es El hilo iba a ser, en un principio, una alianza entre Radio Ambulante y el Times.
Desde esa reunión inicial hasta que salió el primer episodio pasó más de un año y pasaron cosas. Para septiembre de 2019, cuando llevábamos nueve meses trabajando en el podcast y ya habíamos hecho cinco episodios piloto —una producción que Silvia había llevado adelante casi por completo, con un equipo mínimo— el NYT tomó la decisión repentina de cerrar su redacción en español, que yo dirigía. El área de audio del Times, sin embargo, estaba dispuesta a seguir adelante con el proyecto. Tenían luz verde para el presupuesto y no dependían de la parte editorial. Radio Ambulante dijo que no podía seguir así, que no quería.
Para una empresa pequeña que invierte todo el dinero que entra en hacer periodismo, es doloroso tener que despedirse de fondos por los que ha trabajado más de un año con la ilusión de lanzar un nuevo podcast. Pero el proyecto no podía nacer quebrado. No es un asunto de soberbia sino de espíritu, de identidad: no puedes lanzar un podcast que busca contradecir la lógica de pauperizar el periodismo en el momento en que despiden colegas latinos y cierran la redacción que había dado sentido a la alianza.
El 30 de septiembre de 2019, mi último día en el New York Times en Español, Carolina me preguntó si podía llamarme. “Solo quería decirte que vamos a hacer este proyecto y quiero que sigas con nosotros. No sé de dónde vamos a sacar la plata, pero lo vamos a hacer”, me dijo, con un entusiasmo kamikaze. Yo era fan de Radio Ambulante y ellos ya eran mis amigos, pero mi admiración por su forma de construir no ha parado de crecer desde que empezamos a trabajar juntos. De lo único que estaba seguro en ese momento, le dije, es que iba a seguir con ellos. Tres meses después, en enero de 2020, estábamos reunidos con Laura Rojas Aponte para pensar en la audiencia del podcast y afinar nuestras ideas sobre el producto. Carolina aún no sabía de dónde iban a sacar el dinero, pero sabía que si apretaba las cuentas podían financiarlo por un tiempo. Creía en la urgencia y en la necesidad del proyecto, y en que los oyentes iban a responder. Tenía razón en todo.
Lanzar El hilo fue un acto de arrojo y de visión periodística de Radio Ambulante. El primer episodio salió al aire a finales de marzo de 2020, el mismo mes que se declaró la pandemia, y hacerlo cada semana con la misma aspiración de rigurosidad y sentido, en un continente tan convulso, ha sido una carrera desde el principio. Ya para el tercer episodio, cuando las imágenes de los cuerpos en las calles de Guayaquil empezaron a poblar las redes durante el fin de semana, tuvimos que cambiar de enfoque a mitad de la producción, porque entendíamos que los oyentes contaban con nosotros para profundizar en una noticia que le hablaba a todo el continente. Daniel nos empujó a todos a ser mejores periodistas en audio. Silvia prácticamente no durmió por catorce meses, hasta que iniciamos una alianza con Vice en mayo de 2021, y Radio Ambulante Estudios tuvo más oxígeno para hacer crecer el equipo de El hilo. Nuestras reuniones semanales de trabajo y los procesos de producción, edición y verificación se convirtieron en una forma de procesar colectivamente las noticias arrolladoras de esta región, que ofrece escasos momentos de respiro. Esa necesidad de entender lo que ocurre en nuestros países es la misma que compartimos cada semana con las decenas de miles de oyentes que descargan nuestros episodios.
Hacer El hilo ha sido también un ejercicio de resistencia y elasticidad, de capacidad de adaptación. Es una marca de origen del proyecto, que nació después de haber perdido a su socio inicial, en medio de la incertidumbre global, sin desviar la vista de lo que buscaba. En febrero de este año, cuando la posibilidad de perder a Vice News como socio se veía en el horizonte, Carolina mandó un mensaje a todos los que hacemos El hilo. “No es la primera vez que enfrentamos un reto como este”, escribió casi al final. “Por lo pronto, quiero pedirles que sigamos enfocados en producir, como siempre, el mejor periodismo posible. Que miremos al futuro y pensemos siempre en nuestra audiencia y en cómo informarla y hacerla crecer”.
Después de tres años y más de 150 episodios, con un equipo formado por 12 personas —de México, Argentina, Chile, Venezuela, Uruguay, Perú, Estados Unidos, Colombia y Ecuador— que trabajan en cuatro franjas horarias, nos obsesiona de la misma manera cada vez que un oyente pide que hagamos un episodio sobre una noticia de su país, o que le ayudemos a comprender los titulares de otro rincón del continente. Nos obsesiona porque sabemos que esa persona quiere escuchar el mismo podcast que nosotros, y queremos que sepa que no está sola.