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Históricamente, los problemas de salud de las mujeres han sido invisibilizados, al igual que las múltiples formas de violencia que la medicina ejerce sobre ellas. En comparación con los hombres, las mujeres tienen más probabilidades de ser mal diagnosticadas y que sus síntomas sean ignorados o infravalorados. Esta semana, con motivo del Día Internacional de la Mujer, escuchamos las historias de oyentes que han experimentado maltrato y discriminación en los servicios de salud. Luego, Carme Valls-Llobet, endocrinóloga dedicada a la medicina con perspectiva de género, nos explica por qué es tan difícil que las mujeres obtengan atención médica adecuada y diagnósticos precisos.
Créditos:
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Producción
Inés Rénique, Mariana Zúñiga -
Edición
Silvia Viñas, Eliezer Budasoff -
Verificación de datos
Bruno Scelza -
Diseño de sonido y mezcla
Elías González -
Música
Elías González -
Tema musical
Pauchi Sasaki -
Imagen
EFE / Raphael Alves
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Transcripciones:
Transcripción:
Silvia: Bienvenidos a El hilo, un podcast de Radio Ambulante Estudios y VICE News. Soy Silvia Viñas.
Eliezer: Y yo soy Eliezer Budasoff.
Eliezer: Este miércoles fue el Día Internacional de la Mujer y en todo el mundo hubo movilizaciones…
Silvia: Las razones para marchar eran –son– innumerables: exigir que no nos maten, que nos paguen lo mismo que a nuestros compañeros, que podamos decidir sobre nuestro propio cuerpo… y más… mucho más. En este episodio vamos a enfocarnos en una de estas razones: la violencia y discriminación que sufrimos cuando necesitamos atención médica. Y para eso, queríamos escuchar de ustedes, nuestras oyentes.
Gloria: Hola gente de El hilo. Esta es una historia un poco difícil de contar, porque, la verdad, ni siquiera sé dónde está el principio.
Eliezer: Y lo que han tenido que enfrentar para obtener cuidados médicos que consideren realmente a las mujeres, y recibir diagnósticos precisos, que pueden llegar a convertirse en un asunto de vida o muerte.
Vanesa Ayala: En pocas palabras ella me decía que me tocaba aguantarme el dolor porque mi función en la vida era ser madre.
Luisa Ortiz Pérez: Dice… “para mí las venas son como las mujeres, hay que pegarles para que salgan”. No tuve— no pude— decir nada, me moría de miedo.
Alina Caicedo: También me han hecho gaslighting cuando me quejo de mi dolor menstrual.
Natalia Betancourt: Desconocen en muchas ocasiones las enfermedades que las mujeres tenemos en el útero y solo las asocian con que el ciclo menstrual es hormonal y por eso nos ponemos histéricas, por eso nos ponemos enojadas y los dolores son como de mentiras, son una locura.
Karolina Rayme: La mujer de triaje que me atendió fue muy cruel y me dijo “Ah, ya vuelve cuando sangres en abundancia. Y no quiso atenderme”.
Luisa Ortiz Pérez: Tiemblo porque yo elegí este hospital porque yo dije sí a mi cirugía, porque yo pago mi seguro de gastos médicos y porque yo soy la que habito en este cuerpo.
Eliezer: Hoy, la indolencia histórica hacia los problemas de salud de las mujeres y las múltiples formas de violencia que ejerce la medicina sobre ellas. Es 10 de marzo de 2023.
Silvia: Vamos a empezar con Gloria.
Gloria: Soy Tengo casi 33 años, y esta es la historia loca de cómo descubrí hace poco tiempo que no soy bipolar, sino que soy autista.
A mi hermano lo diagnosticaron en el espectro autista cuando tenía aproximadamente tres años, me parece. Y la verdad siento que mis padres vieron siempre el autismo de mi hermano como algo que era parte de nuestra historia, nuestra familia. Nunca fue como una narrativa de tragedia en la casa.
Eliezer: Gloria recuerda que todo giraba alrededor de las terapias de su hermano, de su progreso, pero dice que esa era la dinámica con la que creció y no le parecía ni buena ni mala. Era su normalidad.
Silvia: Pero en su adolescencia, la salud mental de Gloria empeoró, sentía que algo no estaba bien. A los 21 tuvo una crisis de depresión y después de un proceso de varios meses de diagnóstico su psiquiatra concluyó que tenía trastorno bipolar. Un caso clásico, le dijo, y no le mencionó ninguna otra opción. Pero diez años después, en el 2021, se encontró con una campaña en redes con el hashtag #ActuallyAutistic. O sea: “en realidad autista”.
Gloria: Y cuando comencé a ver videos sobre mujeres autistas y sus luchas, y sobre todo encontré muchos testimonios de diagnóstico tardío empezaron a hacerme click un montón de cosas y empecé de repente un día a cuestionar cosas.
Eliezer: Además, hay señales de que el autismo puede surgir por una predisposición genética, y su hermano lo tiene. Gloria dice que su visión sobre el autismo estaba reducida a las características específicas de su hermano y que por eso aceptó el diagnóstico de bipolaridad como hecho. Pero empezó a leer libros, a seguir podcasts y buscar en redes sobre la neurodivergencia.
Gloria: En ese momento hablé con mi psiquiatra de años. Le escribí. Y él me dijo que para bien o para mal, él me miraba como una bipolar extremadamente clásica, que él no miraba nada, que sí, pensaba que era una persona excéntrica, inteligente, fuera de lo común, pero que él no pensara que no pensaba que eso significase que yo fuera autista, ¿verdad?
Silvia: No se le iba la duda y consultó con una psicóloga y una psiquiatra. Ellos dos la tomaron en serio, pero le dijeron lo mismo. En medio de todo esto se ganó una beca para irse a estudiar a Alemania y después de unos meses, una vez ya instalada allí, retomó la búsqueda. Esto fue el año pasado. Empezó a tratarse con un terapeuta que también es neurodivergente. Él le dijo que su diagnóstico de bipolaridad no era completo y además…
Gloria: Al final del año me dijo de que sí, pensaba que perfectamente calzaba en el diagnóstico de ser una persona que está en el espectro autista.
Eliezer: Un psiquiatra le diagnosticó trastorno de déficit de atención y empezó un tratamiento, pero no tiene la licencia para diagnosticarla oficialmente con autismo. Para eso Gloria tiene que pasar por otro proceso que podría tomar años. Pero no lo ve como algo urgente para poder seguir con su vida, porque ahora que se entiende como una persona autista pudo comprender e integrar todos los aspectos de su personalidad, sus fortalezas y debilidades.
Gloria: Y tantas cosas que siempre he querido llevar a cabo creativamente ahora se sienten posibles porque tengo esta nueva herramienta de autoconocimiento.
Ariana: Pues me di cuenta que iba a ser complicado para mí obtener el diagnóstico a mi edad y también siendo extranjera.
Silvia: Ella es Ariana. Bueno, ese no es su nombre, pero nos pidió llamarla así para proteger su privacidad. Es mexicana y vive en los Países Bajos. Y, parecido a la experiencia de Gloria, empezó a sospechar que podría ser una mujer autista de adulta. Estaba en proceso de buscar diagnosticar a su hijo y vio que ella tenía muchas de las mismas características.
Ariana: Todavía está muy presente, de que el autista es varón y es una condición que se presenta en su mayoría en varones, que es una de las cosas que la ciencia manejó por mucho tiempo y todavía sigue en el imaginario que se presenta en su mayoría en niños.
Eliezer: Se estima que por cada mujer autista, hay 16 hombres con autismo. Pero, teniendo en cuenta el bajo porcentaje de mujeres diagnosticadas, se calcula que ese número en realidad podría ser una mujer con autismo por cada tres hombres autistas.
Ariana: Entonces, yo creciendo, no formaba parte de esa imagen. No tenía un referente femenino que me hablara a mí. Pues, eso crea que una como mujer, pues crezca muy sola. Creces muy sola, sin poder tener una comunidad que te apoye y donde, o sea y donde sientas validadas todas tus dificultades.
Eliezer: Entonces durante años intentó esconderlas.
Silvia: En 2018, una terapeuta le confirmó algo que Ariana sospechaba, que tenía trastorno de estrés pos traumático. También le dijo que posiblemente tenía trastorno límite de la personalidad, o borderline personality disorder en inglés. Pero eso no fue conclusivo. Finalmente en sus 30s le hicieron una evaluación a distancia y el informe diagnóstico de la psicóloga señalaba que estaba dentro del espectro autista.
Eliezer: Es común que a las mujeres con autismo primero las hayan diagnosticado con trastorno límite de la personalidad o la bipolaridad, como en el caso de Gloria, a quien escuchamos antes, porque los síntomas a veces son parecidos y pueden confundirse.
Silvia: Y aunque la detección no es la solución a todo… sí fue un gran alivio para Ariana.
Ariana: Pues, o sea, fue encontrar la respuesta a muchas preguntas que siempre me estuve haciendo sobre mí misma. ¿Por qué? ¿Por qué soy así? ¿Es que por qué batallo tanto para esto? Porque cosas que se consideran tan sencillas para mí son tan difíciles.
Puedo tener mayor conocimiento sobre mí misma y buscar finalmente hacer adaptaciones en mi entorno, empezar a conocerme nuevamente, a respetar también cuáles son mis verdaderas necesidades y mis verdaderas capacidades también. De que mira, hasta aquí puedo, hasta aquí no, esto me hace bien, esto me me hace mal y eso pues es muy importante pues para poder cuidar de mi salud física, mental, emocional, y de mis relaciones también.
Silvia: Las experiencias de Gloria y Ariana no son aisladas. Hay estudios que dicen que casi el 80% de las mujeres con autismo son mal diagnosticadas. Y, claro, los diagnósticos erróneos son algo que vemos en muchas otras áreas de la salud. La gran mayoría de los testimonios que recibimos esta semana tienen que ver con violencia obstétrica o ginecológica, con abusos y discriminación relacionados a nuestra salud sexual y reproductiva.
Fernanda Manrique: Soy Fernanda, tengo 24 años y hace tres años me diagnosticaron endometriosis, que es una enfermedad crónica en la que crece tejido endometrial fuera del útero, y su característica más conocida y más común es el dolor y las menstruaciones dolorosas. Y aún no hay una cura definitiva. Mi primer acercamiento con la violencia médica fue a los 11 años que fui de emergencia al hospital porque estaba super adolorida y pensamos que tenía apendicitis, y después de varias pruebas y de que los médicos no encontraran nada, me preguntaron si ya había comenzado a menstruar y cuando les dije que llevaba una menstruación como que cerraron el caso y me dijeron “ah, es eso, la menstruación duele”. Y me acuerdo que en la adolescencia lo pasé horrible porque me doblaba del dolor, faltaba dos días a la escuela, odiaba todo en esos días y en las consultas ginecológicas, cuando les decía que apenas soportaba los cólicos me decían “bueno, es que así es la menstruación, ni modo”. Y me mandaban a tomar analgésicos. Y cuando me diagnosticaron, después de una cirugía de emergencia donde me quitaron un ovario y una trompa, todo hizo sentido, pero al mismo tiempo sentí mucho coraje de haber pasado más de diez años aguantando el dolor y pensando que era lo normal, porque eso me habían dicho los médicos.
Alina Caicedo: Hola, mi nombre es Alina, soy una mujer de 30 años que he estado diagnosticada con epilepsia desde que tenía 13. Debido a mi condición tengo un dispositivo intrauterino.
Eliezer: Es un método anticonceptivo, que se conoce como DIU o se le llama la T de cobre, va dentro del útero y puede ser de cobre o de plástico. Y Alina lo usa porque un embarazo puede causarle complicaciones de salud, dada su condición.
Alina: Estoy en el tercero que he tenido de ellos, ya que es bastante riesgoso tener un embarazo en mi estado y tengo muy claro que no quiero tener hijos por el riesgo que representa no solo en el embarazo, sino en el cuidado de los niños si puedo tener una convulsión en cualquier momento. Desde pequeña lo he aceptado y no me siento incompleta sin ellos. Aún sabiendo esto y mi decisión, cuando les pregunto a mis ginecólogos y ginecólogas si pueden hacerme una ligadura de trompas o en qué momento, en qué momento se puede hacer, me tratan como si no fuera quien debe decidir por mi cuerpo.
Vanesa Ayala: El año pasado me hicieron una histerectomía. La causa: tenía el útero lleno de fibromas.
Silvia: Ella es Vanesa Ayala, vive en Suiza, y los fibromas a los que se refiere son tumores no cancerígenos que pueden crecer en la pared del útero.
Vanesa: El más grande de ellos era como una papa. Medía unos 11-12 centímetros de largo. Para poder lograr que me hicieran la cirugía tuve que pasar por varios doctores y trabas. La primera, mi primer ginecólogo. Él los vio, dijo, son bastante grandes los fibromas. Me preguntó: “¿tiene alguna molestia?”. Respondí: “Sí”. Padezco de menstruaciones muy dolorosas y debilitantes. Me dijo: “¿algo más?”. Dije: “¡No!”.
Eliezer: Y el doctor le dijo que la cirugía no sería necesaria hasta que los fibromas realmente causen molestias.
Vanesa: Por alguna extraña razón, el intenso dolor menstrual no es una molestia. Decidí cambiar de doctor. Esta vez busqué una ginecóloga. Pensé que una mujer me entendería mejor. Desde la primera revisión la ginecóloga me dijo que los fibromas eran muy grandes y que efectivamente eran la causa de mis problemas. Pero me dijo que no me recomendaba la cirugía porque quedaría yo estéril y todavía no había tenido hijos. Le dije que no me importaba porque yo nunca he querido tener hijos. Insistió. “¿Pero cómo? ¿Si los niños son muy importantes, un bebé ¿que tal que un día quiere tener hijos y se arrepiente de la cirugía?”. Le dije: “No, yo estoy muy segura”. Me preguntó: “¿Ya le preguntó a su esposo?”. Le dije: “No, esta es mi decisión”. Por mi insistencia me mandó con el cirujano que inmediatamente me recomendó cirugía. Al siguiente día de la histerectomía, una cirujana se me acercó a decirme que mi útero había pesado 656 gramos. El peso promedio de un útero es de 60 gramos. Mi útero era 11 veces más grande de lo normal. Así era mi dolor. Han pasado cinco meses desde mi cirugía. Yo solo puedo decir que la histerectomía me cambió la vida. Ahora soy libre.
Karolina Rayme: Hola, soy Karolina Rayme de Cuzco, Perú. Sufrí violencia médica y en específico obstétrica hace cinco años.
Eliezer: Karolina quedó embarazada en enero de 2018 y un día le empezaron a bajar unas gotas de sangre. Asustada, fue a un hospital de emergencia en Lima. Allí una mujer que trabajaba en el área de triaje le dijo que volviera cuando estuviera sangrando en abundancia. No la quisieron atender.
Silvia: Pero Karolina seguía asustada. Era su primer embarazo y estaba muy ilusionada. Así que fue a otro hospital.
Karolina: Ahí realizaron procedimientos que según el ginecólogo que me atendió el último no debieron realizar. Esa tarde pude descansar y al día siguiente fui a trabajar, y al promediar las 10:00 de la mañana sentí un sangrado abundante, como si hubiesen abierto un caño. Fui al ginecólogo y le conté todo lo que me hicieron días antes y me dijo que todo lo hicieron mal y me mandó descanso. Médico absoluto y que si no quería tener una pérdida, pues debía quedarme inmóvil. Así hice durante cuatro días, pero el día 4 mi cuerpo no aguantó y tuve un aborto espontáneo.
En este capítulo de mi vida me violentaron varones y mujeres por el simple hecho de ser mujer y de haber tenido un aborto espontáneo que ellos no pudieron evitar gracias a sus prejuicios.
Silvia: Karolina dice que se pregunta qué hubiera pasado si cuando notó esas pocas gotas de sangre al principio, esa mujer en la sala de emergencias la hubiera dejado pasar para que se atendiera con un especialista.
Karolina: ¿Qué hubiera pasado si tan solo me encontraba con un buen médico? Quizá el aborto se hubiese dado porque simplemente así tenía que pasar, pero no hubiera tenido el trauma que me ha costado superar. Estuve con depresión crónica por mucho tiempo y llevé terapia psicológica un año. El día que me dieron de alta me puse muy feliz porque yo pensé en mi vida, en todos estos años que nunca lo iba a superar, nunca iba a volver a tener estas ganas de vivir. Yo lo veía algo utópico, pero ahora tengo ganas de seguir viviendo y también de seguir luchando.
Eliezer: Ya volvemos.
Silvia: Queremos compartir con ustedes una noticia que nos llena de felicidad:
La semana pasada, los Premios Ondas Globales del Podcast, quizás el galardón más importante de la industria en español, reconoció a Radio Ambulante Estudios con el Premio a la Trayectoria en la Industria y Consolidación del Podcast en Español. Esto, tras más de una década de contar historias en audio para narrar América Latina. En El hilo, junto a nuestros compañeros del equipo de Radio Ambulante, nos sentimos muy honrados de recibir este reconocimiento. Pero, sobre todo, estamos muy agradecidos con nuestra comunidad, con ustedes, que nos impulsan a seguir trabajando en nuestro objetivo: conectar al continente con periodismo riguroso y de calidad. ¡Gracias, y seguimos!
Eliezer: Estamos de vuelta en El hilo.
Silvia: Carme, en el primer segmento del episodio, escuchamos la experiencia de algunas mujeres que han enfrentado violencia y discriminación al buscar cuidados médicos, y tú llevas años estudiando este tema, ¿no? ¿Pero qué te impulsó a enfocarte en esto?
Carme: Especialmente me impulsó que muchas mujeres venían a consulta habiendo dado muchas vueltas por el sistema sanitario, sea porque tenían dolor o porque tenían cansancio y se había atribuido cualquier problema que expresaran como si fuera un problema de salud mental psiquiátrico.
Eliezer: Ella es Carme Valls-Llobet, una médica española y autora del libro “Mujeres Invisibles para la Medicina”, entre otros. Es endocrinóloga y se ha dedicado a la medicina con perspectiva de género por más de 40 años.
Carme: Eso me impulsó a decir, pues, no lo estamos haciendo bien.
Silvia: Carme empezó a notar esto a principios de los años 90. Han pasado un poco más de 30 años desde ese momento y todo indica que esta situación aún no ha mejorado.
Carme: Es verdad que cada vez hay más profesionales sanitarias, tanto mujeres como hombres, que tienen en cuenta las diferencias y que tienen en cuenta la posibilidad de que tenga algún problema de salud que no hubiera sido resuelto. Pero eso es todavía escaso y todavía hay una tendencia a tratar con psicofármacos en primera consulta si la demandante es una mujer. Y en cambio a un hombre es más probable que le envíen a hacer analíticas o hacer algún tipo de exploración.
Eliezer: El hecho de que un doctor, o doctora, no se tome el tiempo de explorar a una paciente es, según Carme, considerado violencia.
Carme: Porque si tú no atiendes bien a aquella persona, también estás haciendo una violencia. Si no diagnósticas bien, también. Pero si encima no levantas, no la miras, no la tocas y no la escuchas, pues perpetúas esta violencia.
Silvia: Y no siempre se trata de hacer exámenes complejos para evaluar a una paciente. Se trata de que si, por ejemplo, una mujer llega a consulta con un dolor de espalda, se le haga una simple radiografía.
Carme: Vayamos por orden y estudiemos el dolor de espalda, pero no lo despreciemos. Mira, tengo algunas experiencias muy negativas dolores de espalda que han evolucionado mal y en dos meses se ha visto que había una metástasis de un cáncer, ¿no? Entonces, no puedes despreciarlo. Ahora con una radiografía simple lo hubiéramos visto.
Eliezer: Son pocos los países que tienen estudios para dimensionar qué tan prevalente es la discriminación médica hacia las mujeres.
Silvia: De hecho, Carme ha querido hacer uno en España, pero dice que todavía no ha conseguido financiamiento para poder lograrlo.
Carme: Pero me guío, por tanto, por lo que han hecho las nórdicas.
Eliezer: Hay un estudio que se hizo en los países nórdicos que analiza, en concreto, la violencia que las mujeres pueden haber recibido en consulta.
Silvia: El estudio está basado en un cuestionario de unos 80 puntos. Allí les preguntan a las pacientes cosas como si fueron tratadas injustamente, o si las hicieron sentir con poca autonomía. 75% dijo haber sufrido maltrato emocional y el 96% maltrato físico.
Eliezer: Estas cifras son de maltrato en consultas a través de todo el sistema médico, pero como mencionamos en el segmento anterior, la mayoría de los testimonios que nos mandaron nuestras oyentes tenían que ver con la violencia obstétrica. Hoy en día es un tema del que se habla más abiertamente, y de hecho hay varios movimientos a nivel mundial para intentar parar estas prácticas. Pero Carme cree que no solo se le debería prestar atención a esta especialidad.
Silvia: Ella dice que no nos enfrentamos a violencia que se da dentro de una sola área, sino que a un problema sistémico en la sanidad pública y privada.
Carme: Que es el desprecio hacia el ser humano que tienes allí delante. También se puede producir hacia un hombre ese desprecio. Pero el problema está en que quien más acude al sistema sanitario en Atención Primaria, quien tiene más patologías crónicas es el sexo femenino. Entonces, estas mujeres necesitan ser atendidas en su diferencia y como no se tienen en cuenta, pues tienen este handicap. Creo que la obstétrica forma parte de un conjunto de violencias que se ejercen en el acto médico.
Silvia: ¿Hay algún caso que te haya marcado que creas que muestra bien este tipo de violencia que sufrimos las mujeres cuando vamos al médico?
Carme: A mí un caso que me marcó, incluso el que hiciera una especialidad nueva no era sobre una mujer, era sobre una niña. Cuando acabé la carrera quería hacer pediatría y entonces estaba en una clínica pediátrica y una niña estaba ingresada porque tenía dificultades. Acababa de nacer y tenía dificultades en la defecación. Entonces, cuando pasamos consulta yo le decía: “Esta niña tiene algo, doctor, porque esta cara que tiene, yo la he visto durante los estudios de la carrera”. Yo ya había acabado y me dijo: “No, esta niña es fea, es fea y basta. Es una niña fea”.
Eliezer: Pero Carme no se conformó con esa respuesta. Fue a la biblioteca y pasó dos días buscando las fotos que había visto cuando era estudiante.
Silvia: Y encontró una respuesta. Su conclusión en ese momento fue que la niña había nacido sin la tiroides.
Carme: En aquel momento se empezaban a hacer una prueba que se llamaba gammagrafía, que es para saber si el tiroides está o no está. Y encontramos que no había tiroides. Había nacido con una agenesia congénita, que puede pasar. Y entonces en aquel momento tuve que presentarlo en sesión clínica. Y recuerdo los sudores, pues tenía 23 años y entonces la presenté. El catedrático me dio la razón. El jefe del hospital se enfadó mucho conmigo, pero la niña pudo ser tratada. Entonces me di cuenta de cómo una percepción puede errar un diagnóstico. Y a partir de aquí este es el caso que a mí personalmente me cambió la vida.
Eliezer: Y una falta de diagnóstico, o de atención, no sólo puede pasar al nacer o cuando tienes dolor físico. También pasa en áreas como la psiquiatría, como escuchamos en el segmento anterior.
Silvia: En Inglaterra, por ejemplo, hubo un caso de una chica de 20 años que perdió el habla. Lo primero que hizo su doctor fue recetarle antidepresivos. Poco después, sus síntomas se agravaron y terminó internada en un psiquiátrico. Después de semanas allí, fue que los doctores se dieron cuenta que tenía una encefalitis.
Eliezer: Una condición autoinmune grave, pero que no tenía nada que ver con un diagnóstico mental.
Carme: El problema es que al faltar tiempo en la consulta es más fácil dar ansiolíticos y antidepresivos rápido, porque es el tiempo de hacer una receta que diagnosticar. Exactamente ¿estoy en una depresión profunda o es tristeza? O sea, lo primero que creo que falta es diagnosticar, que no siempre que se está triste se tiene una depresión, que tenemos todo el derecho de estar tristes, que tenemos el derecho de estar indignadas, porque vivir en una sociedad androcéntrica nos crea muchos problemas y la indignación es buena. No quiere decir que seas una persona irritable, ni quiere decir que tengas una esquizofrenia.
Silvia: Bueno yo soy madre de una hija adolescente y justo salió hace poco un estudio de Estados Unidos que dice que una en tres chicas ha considerado el suicidio. Y a mí me llamó la atención que en tu libro tú hablas específicamente de la salud mental de las adolescentes. ¿Por qué incluiste eso? Y nos puedes contar un poquito más sobre la discriminación que enfrentan ellas.
Carme: Bueno, en concreto hablé de dos cosas: una de la repercusión que puede tener la opinión sobre su físico, que esto hace mucho daño dado que una de las maneras de humillar a las mujeres es siempre haciendo mención a su apariencia.
Eliezer: Algo que puede ser muy dañino porque podrían desarrollar bulimia, anorexia u ortorexia –un desorden alimenticio que es básicamente la obsesión por comer “correctamente”.
Silvia: Y no es muy difícil que pase esto. Las redes sociales están llenas de pseudo nutricionistas que promueven productos para adelgazar y dietas extremas.
Eliezer: El otro punto que toca Carme en su libro —y que concierne a las adolescentes— es la primera menstruación.
Carme: A la que nadie tampoco les explica nada ¿no? De tal manera que hay tanta desinformación que ellas llegan a pensar que son víctimas de su cuerpo.
Silvia: Que la menstruación tiene que doler, que simplemente es un malestar que las mujeres estamos destinadas a aguantar.
Carme: No, la menstruación no debe que doler, la menstruación no es normal que duela; si duele, es que hay una disociación en las hormonas de este cuerpo. Entonces negarle el síntoma empieza en la adolescencia, pero lo van a negar en toda la vida de las mujeres e incluso durante el parto, se lo van a negar durante la menopausia, se lo van a negar cuando sean más mayorcitas y van a tener otros problemas de dolor porque van a tener artrosis. O sea que la negación del síntoma de la mujer es una forma de humillarla y de despreciarla.
Eliezer: La discriminación médica también puede variar dependiendo de la raza o la etnia de las mujeres.
Silvia: En Estados Unidos, por ejemplo, una encuesta mostró que el 33% de las mujeres negras habían sido discriminadas por un médico debido a su raza. Y el 21% dijo sentirse preocupadas por una posible discriminación y que eso les había impedido buscar atención médica.
También hay un prejuicio histórico y racista de que las personas negras sienten menos dolor que las personas blancas. Según un estudio sobre el manejo del dolor, las pacientes negras tienen un 40% menos de probabilidades de recibir medicamentos para el dolor agudo, comparado con las pacientes blancas.
Eliezer: En América Latina, las mujeres indígenas enfrentan una triple discriminación y desventaja a la hora de recibir servicios de salud. La primera, claro, es por ser mujeres. La segunda es por vivir en zonas rurales. Y la tercera es por pertenecer a una etnia.
Silvia: Me imagino que hay muchas razones, muchas teorías, pero si tuvieras que resumirlo de alguna manera, según lo que has visto durante todos estos años y estudiado, ¿a qué se debe este trato hacia nosotras cuando vamos al doctor?
Carme: Bueno, la necesidad patriarcal de dejar siempre a la mujer como un ser inferior empieza si desprecias lo que ella hace, desprecias lo que es diferente en ella, la menstruación lo es. Y después, bueno, pues una mentalidad que ha sido dominada por la creencia de que la mujer es inferior, que no vale tanto y que ha de ser controlada y dominada por el hombre. Luego ya eso se va mejorando, va mejorando, pero aún, aún estamos aquí.
Eliezer: Y esta discriminación hacia las mujeres no se ve solo en el trato entre los doctores y pacientes. Es algo que va más allá, porque los estudios médicos también las ignoran. La primera prueba de esto la dio a conocer una doctora llamada Bernadine Healy.
Silvia: Healy, una cardióloga estadounidense, hizo pública la negligencia que existía en la atención cardiovascular de las mujeres.
Carme: En todos los estudios sobre corazón de la década de los 80 a los 93 no había mujeres, cero. O sea, infarto, aspirina, todo, no estaban, cuando es la primera causa de muerte entre mujeres, la cardiovascular.
Eliezer: Y es que no incluir mujeres en los trabajos de investigación es, según Carme cuenta en su libro, el primer sesgo de género en la medicina.
Carme: Y la otra parte es incluir mujeres, pero no estudiar su diferencia, como se ha visto, por ejemplo con la vacuna del Covid. La vacuna de Covid se estudiaron mujeres y hombres paritariamente, 50 y 50 todos los trabajos de investigación, pero les preguntaron lo mismo a hombres y mujeres. Y no les preguntaron a las mujeres si habían notado algún cambio en su menstruación. No existía, no estaba. Entonces, cuando se puso al mercado y todas las mujeres se vacunaron y hubo una vacunación masiva, muchas mujeres relataron que habían notado cambios y que incluso en las que ya estaban en la menopausia les había vuelto a venir la menstruación.
Eliezer: Apenas un año y medio después de que empezó la vacunación a nivel mundial es que salieron los primeros artículos que explicaban el porqué de las alteraciones del ciclo menstrual.
Carme: Ha sido como un ensayo masivo de demostrar que no podemos hacer lo mismo. Tenemos que hacer igualdad, pero igualdad teniendo en cuenta las diferencias, entonces si hay una diferencia, tenerla en cuenta, porque si no, es una desigualdad no haberlo tenido en cuenta.
Silvia: Claro. ¿Y qué consejos tienes para mujeres que han enfrentado discriminación al recibir cuidados médicos?
Carme: Yo pienso que hay dos cosas que aconsejo: primero, si te encuentras con un problema, mantener el síntoma, mantener tu síntoma aunque te hayan dicho que no, si tú, que no, que no es nada. Si tú sientes que aquello te preocupa, pues intentar encontrar otro profesional que te pueda escuchar. Y después, aprender a quejarse incluso por escrito, porque hay que sacar toda esta angustia de dentro. Creo que hemos de continuar hablando sin callar y sin parar de denunciar lo que sean abusos graves.
Eliezer: Carme cree que hay una necesidad de estudiar esta violencia no solo desde el punto de vista médico, sino antropológico y sociológico para darnos cuenta de que este problema tiene más de una vertiente.
Silvia: También considera necesario que la ciencia deseche prejuicios previos y se haga un estudio más profundo de la discriminación y la salud mental.
Carme: Y así veremos que a lo mejor muchos problemas de salud mental en realidad son problemas de biografía personal, de historia, de condiciones de trabajo y muchas otras causas que no son que las mujeres tienen más ansiedad y depresión que los hombres, sino que viven mucho más discriminadas desde que han nacido. Y entonces eso sí que genera un problema de angustia y de sensación de culpa que además no tienen.
Inés: Este episodio fue producido por mí y por Mariana Zúñiga. Lo editaron Silvia Viñas y Eliezer Budasoff. Bruno Scelza hizo el fact checking. La mezcla, el diseño de sonido y la música son de Elías González.
Gracias a Gloria, Ariana, Vanesa, Luisa, Alina, Natalia y Karolina por compartir sus historias en este episodio. Gracias también a las decenas de mujeres que nos escribieron para contarnos sus experiencias, apreciamos mucho la confianza.
El resto del equipo de El hilo incluye a Daniela Cruzat, Nausícaa Palomeque, Denise Márquez, Samantha Proaño, Paola Alean, Laura Rojas Aponte, Juan David Naranjo Navarro, Elsa Liliana Ulloa y Camilo Jiménez Santofimio. Daniel Alarcón es nuestro director editorial. Carolina Guerrero es la CEO de Radio Ambulante Estudios. Nuestro tema musical lo compuso Pauchi Sasaki.
El hilo es un podcast de Radio Ambulante Estudios y Vice News.
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Yo soy Inés Rénique. Gracias por escuchar.