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Ahora que las infecciones y hospitalizaciones por covid han caído, las economías del mundo están retornando a una cierta normalidad. Y con eso, poco a poco al trabajo presencial. Pero hay muchas personas que se resisten a volver a la oficina. La pandemia cambió la forma de trabajar en distintos niveles. Para unos más que otros, pero especialmente para los que tienen trabajos de oficina. Esta semana, junto a la periodista argentina Estefanía Pozzo, especializada en economía y finanzas, exploramos cómo estos años de pandemia han cambiado nuestra relación con el trabajo y qué tan preparados estamos para retomar los modelos laborales previos a la crisis sanitaria.
Créditos:
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Producción
Mariana Zúñiga -
Edición
Silvia Viñas, Daniel Alarcón, Eliezer Budasoff -
Verificación de datos
Desirée Yépez -
Diseño de sonido y mezcla
Elías González -
Música
Elías González, Andrés Azpiri, Remy Lozano -
Tema musical
Pauchi Sasaki -
Fotografía
EFE/Juan Ignacio Roncoroni
Etiquetas:
Transcripciones:
Transcripción:
Marissa: Hola yo soy Marissa y soy periodista en Ciudad de México.
Eliezer: Marissa no es realmente su nombre. Pidió que la llamáramos así para preservar su identidad. Y pronto van a entender por qué…
Silvia: Cuando empezó la pandemia, Marissa estaba trabajando para un medio internacional cubriendo América Latina. Y como muchos terminó trabajando desde su casa apenas declararon el estado de emergencia.
Eliezer: Al principio todo iba bien pero…
Marissa: Mientras iba avanzando el confinamiento mi espacio de vida personal se convirtió en mi espacio de trabajo y se empezó a volver cada vez más una práctica común el hecho de que nos llamaran a horas fuera del trabajo o que se esperara, que solo porque estábamos trabajando desde casa, tendríamos que hacer horas extras que no siempre eran remuneradas.
También había esta actitud de que se esperaban que todo estuviera bien y pues todos estábamos pasando por una situación bastante estresante. Muchos de nosotros teníamos familiares que sabíamos que si les daba COVID eso podría representar como un gran riesgo para su salud. Entonces, todo era mucho estrés y encima había que entrar a estas llamadas de hoy. Todo está increíble, quiero preguntarte ¿cómo te sientes ahora? En el momento en el que empezábamos a quejarnos de las condiciones de trabajo, nos decían: no, de eso no hay que hablar ahorita no, mejor ponte a cantar en un karaoke con tus compañeros de trabajo y la jefa. Y era como no quiero estar cantando una canción de Selena ahorita con todos en un Zoom. Quiero poder irme a dormir o hacer yoga, o lo que sea, menos esto.
Silvia: Como parte de su trabajo, Marissa tenía que grabar videos semanales para explicar la actualidad de la región.
Eliezer: Y la falta de apoyo para hacer esta y otras tareas fue un gran factor de estrés para ella.
Marissa: Esperaban que hiciéramos todo con nuestros propios recursos y luego, pues, eso nos ponía mucha presión, porque el nivel de calidad que se exigía era muy alto y era como de estoy grabando con un Android barato, ¿no? Había presión para los que nos tocaba grabar videos y salir a cámara, el espacio en el que vivíamos tenía que verse bonito, ¿no? Teníamos que básicamente hacer una re decoración de interiores de nuestras casas y era como mínimo darme dinero para hacer que esto se vea bonito para tus videos. O sea.
Silvia: A esta situación hay que sumarle el excesivo control de parte de sus jefes.
Marissa: Los jefes empezaron a hacer micromanagement y querer saber que estábamos haciendo todo el tiempo y como que esta necesidad de control fue incrementando.
Eliezer: Si salía un minuto a tirar la basura, por ejemplo, tenía que avisar que se iba a ausentar de su puesto trabajo.
Silvia: Marissa siguió trabajando así por todo un año, hasta que un día, a principios de enero del 2021, le pidieron a ella y a sus compañeros que volvieran a la oficina. Y para ese momento, en México recién estaban empezando a vacunar contra la COVID al personal de salud de primera línea.
Marissa: Y la idea de tener que volver a tomar transporte público y regresar a un espacio donde no sabíamos que había las condiciones correctas para nuestro regreso. Era bastante estresante.
Eliezer: Marissa no vivía cerca del trabajo. Tenía que tomar uno o dos buses para llegar.
Marissa: Y son transbordos de ida y de vuelta, de entre 45 minutos y una hora y media.
Eliezer: Wow. Y digamos ¿el personal directivo también estaba yendo a la oficina?
Marissa: No, la persona que era mi jefe estaba trabajando desde hace ya tiempo en otro país, desde su casa, y en los headquarters de la compañía todo el mundo estaba trabajando desde casa. Era nosotros aquí en México, que nos estaban haciendo regresar.
Eliezer: ¿En qué momento dijiste que bueno, que ya no podías más? ¿Cuál fue la gota que derramó el vaso?
Marissa: Creo que son muchos factores, algunos no tienen que ver con la pandemia, pero definitivamente el estar en casa con este escrutinio extra por parte de los jefes fue bastante estresante. Mi vida personal se vio completamente ligada a mi trabajo. Y yo decidí salir porque encontré un mejor trabajo y también por salud mental.
Y desde inicios del 2021, hasta finales de 2021 hubo una salida de cerca de cinco, o seis personas, todas en dominó y era algo que nunca antes había pasado.
Eliezer Budasoff: Bienvenidos a El hilo, un podcast de Radio Ambulante Estudios y VICE News. Soy Eliezer Budasoff.
Silvia Viñas: Y yo soy Silvia Viñas.
Silvia: La situación de Marissa no es única. La pandemia cambió la forma de trabajar en distintos niveles.
Eliezer: La presencialidad dejó de ser el único modelo. Las personas están trabajando más y también están más cansadas. Y esto ha hecho que en algunos lugares los trabajadores se estén replanteando sus condiciones laborales e incluso renunciando. Pero, ¿esto es realmente posible en América Latina?
Silvia: Hoy, ¿cómo ha cambiado nuestra relación con el trabajo en estos años de pandemia? Y ahora que muchas sociedades están regresando a una cierta normalidad, qué tan preparados estamos para retomar los modelos de trabajo previos a la pandemia.
Es 29 de abril de 2022.
Silvia: Bueno, antes de hablar sobre estos años de pandemia, me gustaría ir un poco hacia atrás por un momento, porque me imagino que no es la primera vez que una crisis global cambia la manera en que trabajamos, ¿no?
Estefanía Pozzo: Uno de los primeros ejemplos que se me viene a la cabeza de estas crisis a nivel global y su impacto en el mercado de trabajo es, por ejemplo, la Segunda Guerra Mundial.
Eliezer: Ella es Estefanía Pozzo. Periodista argentina especializada en economía y finanzas y columnista del Washington Post.
Estefanía: Recordemos que las mujeres trabajamos hace milenios adentro de nuestros hogares, cuidando, criando, pero eso no tenía una retribución económica, era casi un rol que venía adosado al sexo asignado al nacer a la persona y eso no tenía valor monetario. ¿Qué es lo que empieza a suceder? Las mujeres, producto de la guerra y de las masivas incorporaciones de los varones a los ejércitos, tienen que quedarse a cargo de los hogares, tienen que generar también el ingreso para esos hogares. Y ahí, por ejemplo, se dio una escala, digamos, sensiblemente grande de incorporación de mujeres al mercado de trabajo formal, del mercado de trabajo pago. Ese, por es ejemplo, uno de los ejemplos rápidos que se me viene a la cabeza de cómo una crisis global impacta el mercado de trabajo.
Silvia: Bueno, hablemos entonces de esta crisis actual. ¿Cómo ha cambiado la forma en que trabajamos en estos años de pandemia?
Estefanía: La pandemia me parece que cambió la forma de trabajar en distintos niveles, pero tenemos que mirar esos cambios desde la lupa de las clases sociales, porque no es el cambio igual para todas las personas.
Eliezer: Empecemos por aquellas que tienen trabajos de oficina…
Estefanía: Los trabajadores, digamos de la élite de los trabajadores que están en una situación relativa mejor que los obreros de una fábrica, por ejemplo. Ellos sí tienen un cambio fuerte porque se empezó a hablar de la posibilidad de la movilidad y la flexibilidad en las maneras en las que se hace un trabajo en relación a lo que se venía dando antes, que era la presencialidad, como casi el parámetro único con el cual se demandaba desde las empresas cierta actitud de los trabajadores. Ahora se ve que, bueno, con una computadora se puede trabajar en casi cualquier lugar.
Eliezer: Pero no ha pasado lo mismo con los trabajadores que ofrecen bienes y servicios. Aquellos que trabajan en comercios o en la informalidad.
Estefanía: Para los cuales no hubo cambios de ninguna índole, básicamente porque siguen estando atados a sus condiciones laborales, a sus salarios y a la presencialidad. O sea, no hay un cambio específico en ese caso para esos trabajadores.
Silvia: Claro, quizás que si tuvieron que seguir, estaban más expuestos al virus porque no podía parar, muchos no podían parar, se volvieron esenciales. Empezamos con esta palabra de trabajadores esenciales.
Estefanía: Había algunas personas tradicionalmente vulneradas en su situación por la sociedad, y la pandemia lo único que hizo fue reforzar las desigualdades en las que ya vivíamos.
Eliezer: De hecho, según varios estudios los trabajadores con bajos ingresos y poca cualificación han sido los más afectados por la pandemia. Según el Banco Mundial, la mayoría de ellos trabajaban en sectores de servicio o comercio – los más afectados por el distanciamiento social – y como consecuencia muchos perdieron sus empleos o vieron sus ingresos disminuir.
Estefanía: Todos teníamos una cierta pretensión de ilusión, de que la pandemia nos iba a hacer mejores. Yo suelo ser bastante pesimista y la verdad es que pienso que no, no, lo único que hizo fue mostrar todas esas desigualdades y van a seguir ahí, si no hacemos algo colectivamente para cambiarlas.
Silvia: Una cosa que que pasó también y que hemos visto es que esos trabajadores que podían trabajar desde su casa, algunos jefes o algunas empresas empezaron como estas prácticas dudosas hacia sus empleados.
Presentador: Parecía que el trabajo a distancia iba a poner un poco de freno al acoso o a la violencia laboral.
Presentador: El acoso laboral se transformó, ¿cómo que se transformó? Bueno, ya no es necesario tener contacto personal directo ni compartir espacio físico para que un trabajador sea víctima…
Estefanía: La verdad es que las tecnologías de la comunicación y de la información no vienen a generar, en este caso, nuevas prácticas en los ambientes laborales, sino que refuerzan viejas ideas o le dan otra, podemos decir, otra escala a estas viejas ideas de control, donde el control y la productividad son dos cosas que van de la mano.
Eliezer: Hay empresas, por ejemplo, que han exigido a sus trabajadores que instalen programas en sus computadoras personales para poder monitorear lo que hacen mientras trabajan desde casa. Esto permite que los jefes o supervisores puedan ver qué páginas web visita el empleado, o revisar cuánto tiempo está activo o inactivo en el trabajo.
Estefanía: Hay una concepción que se tiene en el trabajo, en el ámbito laboral, que es que el control aumenta la productividad. Esta noción siempre estuvo en todos los ámbitos laborales e incluso aquellos donde ni siquiera hay trabajo, sino esclavismo. Está como muy demostrado que el control lo único que provoca es, no compromiso con la tarea, sino miedo.
Eliezer: Y también hay argumentos que defienden que las personas que trabajan desde casa son más productivas que las que trabajan en la oficina.
Silvia: Pero esto tiene varias consecuencias. Primero, que estamos trabajando más. La Escuela de Negocios de Harvard hizo un estudio con más de 3 millones de personas que reveló que, durante las primeras semanas de confinamiento, la jornada laboral promedio aumentó casi 50 minutos. Otros análisis muestran que los jefes no siempre respetan el derecho a la desconexión. Y muchos empleados han desdibujado la frontera entre la vida personal y laboral.
Estefanía: Todas las personas que trabajamos tenemos que poder desconectarnos de la tarea y de las demandas de lo laboral. Las tecnologías de la comunicación y la información un poco lo que hacen es borrar esa diferencia que teníamos entre el ambiente laboral y la vida personal, porque básicamente nuestro jefe, en general, tiene nuestro WhatsApp. Entonces eso hace que esa continuidad o esa potencialidad de continuidad de contacto nos pone frente a una situación gris que antes no existía.
Eliezer: Según un estudio de GlobalWebIndex, el 74% de trabajadores a distancia revisa su email fuera del horario laboral.
Silvia: Todo esto ha generado que, en varios países de Latinoamérica, se estén discutiendo leyes sobre el derecho a la desconexión digital.
Estefanía: En el caso de Argentina, por ejemplo, se debatió mucho eso y pasó una ley en la que efectivamente se reconoció como derecho.
Eliezer: La ley establece que el trabajador no está obligado a responder ningún mensaje laboral hasta que empiece su jornada.
Silvia: En México durante la pandemia entró en vigencia un artículo de la Ley Federal del Trabajo que establece lo mismo. Y otros países como Colombia y Chile también han aprobado leyes o regulaciones similares.
Estefanía: Te diría que depende de cómo el sistema político entiende que eso es una prioridad para la protección de los derechos de los trabajadores en ese país. Debería ser una demanda inmensa al tope de las prioridades.
Silvia: Después de la pausa, qué pasa cuando en una economía como la de Estados Unidos los trabajadores se remplantean sus condiciones laborales.
Y por qué, después de dos años de trabajar desde casa, muchos empleados no quieren regresar a la oficina.
Ya volvemos.
Elías González: Continúan las actividades del Radio Ambulante Fest, nuestra celebración del pensamiento y el periodismo en audio, así que toma nota. Una de las voces más interesante de nuestros tiempos, Rita Indiana, música, escritora y visionaria, nacida en República Dominicana, charlará con Daniel Alarcón, presentador y director ejecutivo de Radio Ambulante este 04 de mayo y, por supuesto, tú eres nuestro invitado principal. Además, tendremos una pitch session donde escucharemos a varias personas proponer sus historias para Radio Ambulante y recibir retroalimentación del equipo editorial. Visita radioambulante.org para más información sobre cómo comprar accesos. Cada boleta contribuye a sostener nuestro periodismo.
Denise Márquez: Este mes en Lupa. Policías persiguiendo a un hombre lobo en las calles de un pueblo en México, todo un sector de Guayaquil intimidado por grafitis de chanchos, una multitud de quiteños con palos y candela dispuestos a acabar con quienes les hicieron creer que había llegado el fin del mundo.
Cuando en América Latina un rumor se nos sale de las manos, puede crear situaciones que parecen ficción. En Lupa, nuestra aplicación para aprender español, presentamos cuatro historias que son muestra de ello.
Entra a lupa punto APP diagonal “rumor” y aprende más.
Silvia: Estamos de vuelta en El hilo.
Eliezer: En todo el mundo, la pandemia ha sido responsable de diversos fenómenos en el trabajo. Pero, en Estados Unidos se ha dado uno bastante inesperado…
Presentadora: A un ritmo histórico están renunciando los estadounidenses a sus empleos.
Reportera: Sobran empleos y faltan trabajadores en todo el país.
Reportera: El fenómeno se ha bautizado como “La gran renuncia”
Estefanía: De hecho, los datos de renuncia son realmente impresionantes.
Silvia: Según el Departamento de Trabajo de Estados Unidos, alrededor de 4.5 millones de personas renunciaron a sus empleos el pasado noviembre. Antes de la pandemia, en noviembre de 2019, hubo un millón de renuncias menos. Los sectores más afectados fueron el transporte, la industria hotelera y los servicios de entretenimiento.
Estefanía: Creo que por primera vez en mucho tiempo, de manera masiva, en Estados Unidos se está hablando del mercado de trabajo y de la situación que atraviesan los trabajadores y las trabajadoras a una escala diferente a la que veníamos viendo con anterioridad. La pandemia, lo que puso de manifiesto en Estados Unidos, es las condiciones laborales, los salarios, cuáles son las pretensiones de los trabajadores en un contexto de mercado muy flexible que puede responder a la demanda de toda esa cantidad de trabajadores de forma satisfactoria. No es lo mismo renunciar en una economía muy chiquita que está cayendo, a renunciar en una economía como la norteamericana, donde el desempleo realmente no es un problema masivo ¿no? Entonces, creo que, en cierto sentido, es un avance en términos relativos de los trabajadores que puedan decir esta situación no me favorece, esta situación no me satisface ¿no?
Silvia: Claro, pero en Latinoamérica algo así es… O sea, no es nada realista.
Estefanía: En América Latina en lugar de hablar de la Gran Renuncia, deberíamos decirle la gran supervivencia ¿no? Porque de manera masiva, la realidad laboral de América Latina es más el trabajo informal, la economía popular…
Eliezer: Más del 50% de los trabajadores de la región están en la informalidad.
Estefanía: Todo eso, por supuesto, pone a gran parte de la población en situaciones muchísimo más delicadas. Hay personas que están viendo de qué forma generar ingresos solamente para comer. La pandemia generó unos niveles de pobreza e indigencia que no se veían en la región en muchos años. Y pensar en renunciar a tu trabajo es casi dejar de lado lo único que te mantiene adentro del sistema. Con lo cual, la gran renuncia, en América Latina es sinónimo de la gran supervivencia post pandemia ¿no?
Eliezer: Ahora que las infecciones y hospitalizaciones por Covid han caído, las economías del mundo están retornando a una cierta normalidad. Y con eso, poco a poco al trabajo presencial.
Silvia: Pero hay muchas personas que se resisten a volver a la oficina. Según una investigación de noviembre de 2020, 65% de los trabajadores en América Latina no quieren regresar al modelo de trabajo presencial. Y 45% de ellos ven el trabajo a distancia como un beneficio derivado de la pandemia.
Eliezer: Las razones son muchas. Pero la económica parece ser una de las principales. El precio de la gasolina, las tarifas del transporte y el pago de los almuerzos en la calle significa que un día en la oficina puede ser pesado para el bolsillo. Antes de la pandemia, la gente generalmente absorbía estos costos sin siquiera dudarlo, pero ahora es diferente.
Estefanía: Ir a la oficina requiere de que vos tomes un transporte, de que dediques tiempo, o de que agregues a tu jornada laboral un tiempo destinado, por ejemplo, al transporte. Dependiendo de cuán lejos vivís de tu trabajo, eso puede representar una porción importante incluso de tu jornada laboral. Además de tener que usar el transporte público, que por lo general en las grandes ciudades siempre está colapsado. Creo que la resistencia a volver a la oficina tiene que ver principalmente con la cuestión del transporte, con el trastorno que eso significa. Y esto es una hipótesis, me animaría a pensar que la pandemia nos quitó ciertas habilidades sociales.
Silvia: Muchos gerentes de empresas sienten que el trabajo remoto hace difícil crear y mantener lo que llaman “cultura corporativa” y la colaboración entre los empleados.
Eliezer: Y en grandes compañías, como Microsoft, han organizado conciertos, degustaciones de cervezas e incluso cursos de pintura para incentivar a sus empleados a volver a la oficina. Pero aún así no han logrado que todo el mundo regrese.
Silvia: Es por esto que muchas empresas están tratando de implementar un modelo “híbrido” que combine algunos días en la oficina y otros días de trabajo remoto.
Estefanía: Mira, yo creo que pedirle a las personas que vuelvan a la oficina cuando no hay un argumento realmente que tiene que ver con cómo su presencia cambia la calidad, o el trabajo en sí mismo, es una idea vieja, es una idea de management muy viejo, de recursos humanos, de gestión de los recursos humanos muy viejo. No hay razón para pedirle a los trabajadores que vuelvan si su presencia no garantiza un cambio concreto en la tarea. No existe.
Eliezer: Como vimos con el caso de Estados Unidos hace unos minutos, los ya más de dos años de pandemia han cambiado las prioridades de los trabajadores. Según el Índice de Tendencia Laboral de Microsoft, más de la mitad de los encuestados dice que es más probable que ahora pongan su vida familiar y personal al trabajo.
Silvia: Además, el 70% de los trabajadores latinoamericanos afirma que ahora son más propensos a priorizar su salud y bienestar por encima del trabajo.
Estefanía: Para aquellos trabajadores y trabajadoras que son la élite de los y las trabajadoras, las prioridades seguramente serán acomodar su trabajo a la vida, para que su vida no sea el trabajo, o sea, trabajar para vivir. Y para aquellos trabajadores y trabajadoras para los cuales es más difícil tener poder definir sus condiciones laborales, quizá su prioridad es generar ingresos, llevar un plato de comida a su casa. Y generar un ingreso que seguramente le va a servir para tapar los huecos que le dejó la pandemia, porque el nivel de endeudamiento de las familias en gran parte de los países aumentó muchísimo con la pandemia. Y encima ahora estamos atravesando un contexto global muy incierto que también le pega al ingreso de los trabajadores porque está acelerando la inflación.
Eliezer: El año pasado la inflación ya había subido en la mayoría de los países de la región. Y este año se espera que alcance sus niveles más altos de los últimos 15 años.
Estefanía: Y los salarios no están acompañando los niveles de inflación que está habiendo a nivel global. Está aumentando la comida, está aumentando lo básico, con lo cual la situación en lugar de darnos un respiro, nos metió una nueva incertidumbre, más compleja y más duradera en el tiempo.
Silvia: En un mundo ideal, ¿qué cambios positivos o enseñanzas sobre el trabajo crees que debería dejarnos esta pandemia?
Estefanía: Creo que la pandemia hubiese sido una buena oportunidad para que los y las trabajadoras pensemos nuestra vida más allá de nuestro trabajo, cómo queremos vivir nuestra vida y sobre todo, que el sistema económico garantice algo que las economistas feministas vienen defendiendo hace mucho que es la sostenibilidad de la vida de toda la población. La economía tiene que estar en función de que todos los seres humanos puedan desarrollarse y el mercado de trabajo es una de las maneras que tenemos para que eso suceda. Creo que eso no sucedió, que es una oportunidad perdida. Pero, en mi deseo hubiese sido ideal que podamos garantizarle y podamos entender que la subsistencia es un derecho humano básico y que no puede haber en el planeta gente que tiene comprometida la subsistencia.
Mariana: Este episodio fue producido por mi, Mariana Zúñiga. Lo editaron Silvia Viñas, Eliezer Budasoff y Daniel Alarcón. Desirée Yépez hizo el fact checking. La mezcla y el diseño de sonido son de Elías González, con música compuesta por él y por Remy Lozano.
El resto del equipo de El hilo incluye a Daniela Cruzat, Inés Rénique, Denise Márquez, Samantha Proaño, Paola Alean, Elsa Liliana Ulloa y Camilo Jiménez Santofimio. Daniel Alarcón es nuestro director editorial. Carolina Guerrero es la CEO de Radio Ambulante Estudios. Nuestro tema musical lo compuso Pauchi Sasaki.
El hilo es un podcast de Radio Ambulante Estudios y Vice News. Gracias por escuchar este episodio. Recuerda que ya empezó el Radio Ambulante Fest 2022: nuestro festival virtual sobre pensamiento y periodismo en audio. Si te perdiste alguna charla o taller de tu interés, aún puedes acceder a ella: ve a radio ambulante.org / fest y pulsa en el evento: al pagar tu boleto, la grabación será enviada a tu correo al final del festival.
Gracias por escuchar.