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La gestión del presidente Jair Bolsonaro y las nuevas variantes del coronavirus han creado un escenario catastrófico en Brasil, y lo han convertido en epicentro mundial de la pandemia. Hoy, el periodista Cícero Pedrosa Neto nos lleva a conocer una comunidad históricamente abandonada por el Estado brasileño, que es un ejemplo extremo de lo que ha causado la desidia del Gobierno ante la pandemia. Luego, la corresponsal para América Latina de Folha de S.Paulo, Sylvia Colombo, nos ayuda a entender qué significa el caos sanitario de Brasil para la región.
Créditos:
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Reportería
Cícero Pedrosa Neto, Sam Schramski, Adriana Abreu -
Producción
Silvia Viñas, Mariana Zúñiga, Inés Rénique -
Edición
Daniel Alarcón, Eliezer Budasoff, Daniela Cruzat -
Verificación de datos
Desirée Yépez -
Diseño de sonido y mezcla
Elías González -
Música
Elías González, Remy Lozano -
Tema musical
Pauchi Sasaki -
Fotografía
Cícero Pedrosa Neto/Amazônia Real
Etiquetas:
Transcripciones:
Transcripción:
Cícero Pedrosa Neto: Es una locura total ¿no? lo que vivimos en Brasil es, es algo inimaginable. Yo creo que ni los mayores cineastas podrían imaginar un guión tan, tan, loco como esto, lo que estamos viviendo.
Audio de archivo, noticiero: Funerales como aquí en la ciudad de Sao Paulo van en aumento en Brasil.
Audio de archivo, noticiero: En un sólo día más de 3.200 vidas se perdieron a causa del Covid-19.
Audio de archivo, noticiero: La organización Panamericana de la salud alertó el martes sobre un peligroso aumento de casos de Covid-19 en Brasil y lamentó que la situación está afectando a los países vecinos.
Silvia Viñas: Bienvenidos a El hilo, un podcast de Radio Ambulante Estudios. Soy Silvia Viñas.
Eliezer Budasoff: Y yo soy Eliezer Budasoff. La gestión del presidente Jair Bolsonaro y las nuevas variantes del coronavirus han creado un escenario catastrófico para Brasil. El país vive su peor momento desde el comienzo de la crisis, y se ha convertido en el epicentro mundial de la pandemia.
Silvia: Este mes ha registrado récords alarmantes: más de tres mil muertos en un día; otro con más de noventa mil quinientos casos en un solo día. Y el país ya pasó las 300.000 muertes, una cifra que solo ha superado Estados Unidos.
Eliezer: Esta semana vamos a conocer una comunidad que históricamente ha sufrido la negligencia del Estado brasileño, y que ahora lucha por ser vista en medio de la crisis sanitaria que atraviesa el país.
Silvia: Y luego, ¿qué puede significar el caos sanitario de Brasil para la región?
Es 26 de marzo de 2021.
Cícero Pedrosa Neto: Buen día amigo, todo bien ¿para llegar a África?
Señor: Derecho, derecho
Silvia: Él es Cícero Pedrosa Neto, reportero de Amazonia Real, llegando a una comunidad que se llama África. Pedrosa cubre poblaciones tradicionales que se encuentran amenazadas. Hasta el año pasado esto significaba que cubría deforestación, minería legal e ilegal, y ganadería. Pero claro, desde el inicio de la pandemia, a eso hay que sumarle el covid.
Eliezer: La comunidad a la que se refiere, África, fue golpeada por la pandemia desde la primera ola de contagios, de marzo a junio del año pasado. África es un quilombo que queda en el estado de Pará, el segundo más grande de Brasil.
Silvia: Quizá valga la pena explicar esa palabra: quilombo. Es un término que significa campamento, en kongo –con k–, una lengua importada de la región que ahora es Angola y el Congo. Actualmente existen unas seis mil comunidades quilombolas en Brasil. Y se estima que alrededor de dieciséis millones de quilombolas viven en el país. Eso es el 8% de toda la población de Brasil, que suena como poco. Pero es casi la población de Ecuador o el equivalente a combinar la población de Honduras y El Salvador.
Pedrosa: Se puede decir que los quilombolas son herederos directos de los negros esclavizados que huyeron del sistema colonial portugués y que formaron comunidades en los bosques, riberas y cerca del Atlántico en diferentes partes de Brasil.
Pedrosa: Buen día, Raimundo Magno ¿está ahí?
Eliezer: Durante su reporteo, Pedrosa conoció a Raimundo Magno, líder de la comunidad quilombola, África.
Raimundo Magno: Bueno, soy Raimundo Magno. Tengo cuarenta y cuatro años.
Pedrosa: Bueno, Raimundo es uno de los líderes quilombolas más importantes de la Amazonía, especialmente en el estado de Pará donde vive. Conocí a Magno hace tres años, pero antes había escuchado mucho sobre él y sobre su lucha por los derechos de las poblaciones quilombolas.
Silvia: Magno, como le dice Pedrosa, lleva más de diez años luchando para reducir las desigualdades y la ausencia del Estado que sufren los quilombolas.
Raimundo Magno: Hay que decir que las comunidades quilombolas en Brasil pero especialmente las comunidades quilombolas en el contexto amazónico…
Pedrosa: Vivían abandonados. Esta es normalmente la palabra que utilizan cuando hablan de su situación antes y ante la pandemia ¿no?
Eliezer: Ahora, hay un detalle que vale la pena anotar: si se están imaginando comunidades idílicas en la selva amazónica, tienen que reformular esa idea. La Amazonía brasileña está cada vez más industrializada y muchas veces las fábricas y proyectos se construyen al lado de los quilombos.
Silvia: En Pará, por ejemplo, están dos de las más grandes productoras de aluminio del mundo. Y vivir al lado de estas industrias por décadas ha causado que muchos quilombolas padezcan enfermedades respiratorias asociadas con la exposición a metales pesados. Algo que los pone en riesgo si se contagian de covid.
Raimundo Magno: Lamentablemente, Brasil es que Brasil ha sido eso. también hay que decir que esto no depende de ninguno de los gobiernos…
Pedrosa: Me dijo que la falta de asistencia a las comunidades quilombolas no es nada nuevo y que siempre se ha notado en todos los gobiernos, incluidos los más progresistas. Para él es como si los gobiernos conspiraran para la desaparición de las poblaciones quilombolas.
Audio de archivo, Jair Bolsonaro: Já estive em um quilombo…
Eliezer: Lo que escuchan es un vídeo donde aparece el presidente Jair Bolsonaro dando un discurso en Río de Janeiro durante su campaña en 2017.
Audio de archivo, Jair Bolsonaro: O afrodescendente mais magro pesava siete arrobas.
Silvia: Está parado en un escenario y el público se ríe mientras él dice: “He estado en un quilombo. El afrodescendiente más flaco pesaba siete arrobas”. Es una medida que se usa para pesar el ganado.
Audio de archivo, Jair Bolsonaro: Eles não fazem nada. Eles não servem nem para procriar mais.”
Eliezer: “No hacen nada”, dice Bolsonaro. “Ya ni siquiera sirven para procrear ”, dice. Y también añade que de ser elegido presidente recortaría los fondos y los derechos de tierra de las comunidades quilombolas.
Raimundo Magno: Para nosotros es un gobierno inexistente y por eso…
Pedrosa: Respecto al escenario político actual en Brasil dice que Brasil vive una falta de gobierno y que para los quilombolas Bolsonaro es como que una tragedia total.
Raimundo Magno: Pero para nosotros la tragedia de Bolsonaro es una tragedia total de los quilombolas.
Pedrosa: He escuchado de una quilombola que se llama Givania Da Silva algo muy impresionante y que resume la conducta del Estado brasileño con los quilombolas, me decía: ‘El Estado cuando no mata a nuestro pueblo, deja morir’. Y justamente por eso se puede decir que cuando llega la COVID-19 encuentra un pueblo ya sufriendo con un montón de enfermedades, con hambre, con la invasión de sus territorios. En fin, cosas que empeoraron muchísimo después de la pandemia.
Silvia: Los primeros casos de covid entre los quilombolas se reportaron en marzo del año pasado, en el estado de Pará.
Raimundo Magno: Cuando se registra el primer caso de covid en Pará, poco después, se da la muerte del primer quilombola de veintisiete años.
Pedrosa: Me dijo que la primera muerte registrada entre quilombolas por el COVID-19 fue de una joven de veintisiete años y esto asustó mucho a las comunidades.
Eliezer: Porque en ese momento se pensaba, equivocadamente, que el virus sólo era mortal para los adultos mayores.
Raimundo Magno: Esto creó un gran susto hasta el punto en que las comunidades hicieron lo que llamamos una barrera sanitaria.
Pedrosa: Entonces debido a la precaria situación de abandono y vulnerabilidad social y sanitaria de estas comunidades, las organizaciones sociales comenzaron a orientar a los quilombolas a cerrar sus fronteras, impidiendo el movimiento de personas hacia la ciudad y de la ciudad hacia las comunidades. Y lo hicieron de manera improvisada.
Silvia: Usando llantas, ramas de árboles y otros objetos para bloquear el acceso a sus comunidades.
Pedrosa: Magno concentró todas sus fuerzas en traer equipos de protección personal como mascarillas, guantes, alcohol, jabón, etcétera. Pero también comida, ya que uno de los principales problemas provocados por el coronavirus entre los quilombolas fue el hambre, debido a las distancias y dificultades de acceso a las comunidades, así como el aislamiento social.
Eliezer: Este aislamiento social que menciona Pedrosa no es nada nuevo para los quilombolas. Históricamente, han sido un grupo étnico amenazado y discriminado.
Pedrosa: Según los científicos, después de los indígenas que viven en aldeas, el grupo más vulnerable de Brasil son los quilombolas.
Silvia: Muchos de ellos viven por debajo de la línea de la pobreza, tienen poco acceso a la salud o a la educación formal, y por ende, tampoco a las oportunidades económicas. Y solo doscientos cincuenta asentamientos quilombolas tienen títulos de propiedad de sus tierras.
Pedrosa: Son comunidades alejadas de las ciudades, con acceso precario e históricamente sin asistencia de gobierno, algo que denuncia el racismo estructural del Estado brasileño hacia los negros de manera general y más específicamente hacia los quilombolas que son herederos directos de la resistencia contra el régimen esclavista.
Eliezer: Brasil fue el último país en las Américas en abolir la esclavitud, en 1888. Para ese momento, millones de esclavos ya habían sido llevados al país desde África para trabajar en las plantaciones de caña de azúcar y en otros sectores de la economía.
Silvia: ¿Qué han hecho los quilombolas para hacerse notar durante la pandemia?
Pedrosa: Desde el anuncio de la pandemia los quilombolas y las organizaciones sociales han hecho una carrera contra el tiempo, ya que conocían las condiciones sanitarias en las que se encontraban las comunidades quilombolas
Eliezer: En junio de 2020 el Congreso brasileño aprobó un proyecto de ley que proponía ayuda inmediata para indígenas, quilombolas, ribereños y otros grupos tradicionales en Brasil. Esta ayuda sería en forma de agua potable, comida, insumos básicos, adquisición de ventiladores y puntos de Internet en los pueblos para poder reportar los datos de contagios y muertes al gobierno.
Pedrosa: Pero, este proyecto enviado a Bolsonaro durante la pandemia fue vetado.
Silvia: Entonces, en septiembre del 2020, la CONAQ, la Coordinación Nacional de Articulación de Quilombos, junto con cinco partidos opositores al gobierno, fueron al Supremo Tribunal Federal. Exigieron que el gobierno elabore e implemente un plan para combatir los efectos de la pandemia en las comunidades quilombolas.
Eliezer: Cinco meses después, el 24 de febrero de este año, la justicia falló a favor de los quilombolas, y le dio treinta días al gobierno para desarrollar este plan. Pero todavía no han presentado nada. Lo único que se inició fue la vacunación de los quilombolas.
Silvia: Y hay un tema importante que, a más de un año desde el comienzo de la pandemia, aún no se resuelve.
Pedrosa: Los quilombolas no pueden decir con precisión cuántas personas de sus pueblos fueron infectadas o murieron de covid-19, porque simplemente no hay pruebas y tampoco el Ministerio de Salud los incluyen en los datos oficiales. En estos días oí de un líder quilombola: ni siquiera nos han dado el derecho a contar nuestros muertos.
Eliezer: Pero esto es peor aún: cuando decimos que hay dieciséis millones de quilombolas en Brasil, el dato es sólo una estimación y viene de la CONAQ. El Estado nunca ha hecho un censo formal que incluya a los quilombolas. El primero iba a ser en el 2020, pero por la pandemia no se hizo. Y ahora, con la crisis por el coronavirus, Magno y otras organizaciones tuvieron que empezar a registrar los casos de contagio y las muertes por su propia cuenta.
Raimundo Magno: Bueno, nos dimos cuenta de lo siguiente: No hay del Estado en relación a los quilombolas afectados por el covid.
Pedrosa: Notaron que el Estado no lo haría y que necesitaban datos más específicos sobre los impactos de la pandemia en sus territorios. Creo que por el histórico de abandono del Estado ya esperaban que eso iba a pasar. Es importante mencionar que, por ejemplo, en Pará están recibiendo ayuda de un grupo de estudiantes y profesores de la Universidad Federal de Oeste de Pará en el conteo y en la producción de boletines diarios.
Silvia: Lograron reclutar cincuenta voluntarios para poder levantar estos datos.
Raimundo Magno: La idea era que pudiéramos obtener la información y enviarla a una base de datos.
Pedrosa: Actualizan los datos todos los días con informaciones recibidas, muchas veces vía WhatsApp y al fin de día distribuyen en los grupos de las comunidades de todo el Estado. O sea, hacen el conteo de manera autónoma.
Eliezer: Esta labor de recolectar datos de los quilombos es compleja. Pedrosa nos contó que los días de Magno son, por lo general, muy ocupados.
Pedrosa: Entonces, Magno está ahí siempre reportando estos datos, recibiendo estos datos de personas.
Silvia: Todo a través de su celular.
Pedrosa: Son llamadas vía WhatsApp, ¿no? Y también audios vía WhatsApp. Y así que siempre que encuentro a Magno y para hablar con él es un poco difícil porque está siempre: un momento, un momento déjame a oír este hermano que está pasando por una dificultad en otro lugar. Y bueno, ese es el cotidiano de Magno después de la llegada del covid-19, ¿no? Magno está también con este papel, ¿no?, de recibir estos datos y de reportar también estos datos.
Eliezer: A pesar del fallo del Supremo Tribunal Federal a favor de los quilombolas, aún hay comunidades que no tienen internet, ni tampoco señal de teléfono. Llegar a ellos puede ser complicado.
Pedrosa: La dificultad que enfrenta Magno para recoger estos datos son justamente la falta de estructuras mismo, para hacer grandes viajes. Porque bueno, estamos hablando de la Amazonía ¿no? Entonces la Amazonía tiene dimensiones continentales y siempre los accesos son muy problemáticos.
Raimundo Magno: Y así fue como logramos identificar hasta ahora la semana pasada.
Pedrosa: Cuando hablé con Magno había cuarenta y siete muertes registradas entre quilombolas en el estado de Pará.
Silvia: Esa cifra ahora es de sesenta y seis quilombolas fallecidos en Pará. Es el estado con más muertes por coronavirus entre los quilombolas. Entre ellos hay familiares de Magno.
Eliezer: La CONAQ ha estado monitoreando el número de contagios y muertes por coronavirus entre los quilombolas en todo el país. Usan datos que entregan los líderes, como Magno. Según el conteo más actualizado, del 23 de marzo, cinco mil sesenta y nueve quilombolas se han infectado y doscientas veinticuatro han fallecido. Que tal vez suena como poco… Pero una representante de la CONAQ nos dijo que con toda certeza los casos son muchos más, porque no hay rigor en el conteo, y como escuchamos, se hace con muchas limitaciones.
Raimundo: Pero si tuviéramos que probar y recopilar los datos…
Pedrosa: Dice que incluso con todos los esfuerzos, los datos sobre el número de personas infectadas por la enfermedad están subestimados y que en realidad los datos pueden ser diez veces mayores que los que se conoce actualmente.
Silvia: Hay días que lo único en lo que Magno puede pensar es en sus compañeros quilombolas. En los otros líderes comunitarios que están a miles de kilómetros de él y lo llaman desesperados, pidiendo ayuda para alguien de su comunidad que está muriendo.
Pedrosa: Dice que muchos quilombolas murieron sin siquiera recibir atención médica y que utilizaron todo el conocimiento ancestral del bosque para tratar de contener la propagación del virus y curar a los enfermos. Pero todo ha sido muy difícil y desgarrador.
Eliezer: En Brasil, la pandemia ha afectado de manera desigual a blancos y negros. El número de muertes entre las personas negras es aproximadamente un 10% más que entre los blancos.
Silvia: Y esta desigualdad no ocurre sólo a la hora de la muerte, sino también en el momento de recibir la vacuna. Aunque el Plan Nacional de Inmunización del Ministerio de Salud incluye a las poblaciones negras entre los grupos prioritarios, Agencia Pública reveló que se han vacunado el doble de personas blancas que negras.
Eliezer: Los quilombolas, junto con otras culturas tradicionales, encabezan la lucha contra la destrucción del medio ambiente. Se podría decir que esta lucha es parte de su cultura y su legado.
Silvia: Tradicionalmente son los ancianos quilombolas los que se han encargado de pasar las tradiciones de una generación a otra, pero al ser los más afectados por la enfermedad, su partida física pone en peligro la cultura local.
Raimundo Magno: Solíamos decir en el territorio quilombola aquí que con cada anciano que acaba muriendo, la identidad cultural que se desvanece.
Pedrosa: Me dijo que el COVID-19 es una amenaza para la identidad cultural de los quilombolas, porque pone en riesgo a los ancianos y otras personas importantes para el mantenimiento y transmisión de los conocimientos tradicionales de su pueblo. Es como si el coronavirus amenazara sus ontologías, la relación sagrada que los quilombolas establecen con la naturaleza, y con otras formas de vidas visibles o invisibles.
Raimundo: Para nosotros los quilombolas, esto no es la naturaleza. Somos nosotros la naturaleza.
Eliezer: La crisis que viven hoy los quilombolas, históricamente olvidados por el Estado, es también un ejemplo extremo de lo que ha sido la gestión del gobierno de Bolsonaro en todo el país. Pero sus consecuencias van más allá de las fronteras nacionales. ¿Qué significa el contagio descontrolado en Brasil para toda la región? Sobre eso vamos a hablar después de la pausa. Ya volvemos.
Silvia: Lanzamos este podcast cuando la pandemia apenas comenzaba. Sabíamos que iba a requerir muchísimo trabajo, pero también estábamos seguros de que contextualizar las noticias de la región era más urgente que nunca. Y teníamos razón. Con cincuenta episodios y miles de oyentes alrededor de todo el mundo ¡mañana celebramos nuestro primer aniversario! Antes que nada, gracias. Por escucharnos, por recomendarnos a sus amigos, por seguirnos en redes sociales… En fin. Sin ustedes este proyecto no sería posible. Si aún no lo han hecho, nos ayudaría mucho que dejen una reseña del podcast en Apple o en Google. Eso ayuda a que más personas nos descubran y que nuestra comunidad siga creciendo. Gracias otra vez por estar acá y seguimos.
Silvia: Estamos de vuelta en El hilo. Como mencionamos en el segmento anterior, Brasil ahora es el epicentro global de la pandemia. Entonces, para entender la situación actual y qué significa para el resto de Sudamérica, hablamos con ella.
Sylvia Colombo: Soy Sylvia Colombo, soy corresponsal de Folha de São Paulo de Brasil para América Latina. Estoy basada en Buenos Aires, pero cubro toda la región con viajes y a veces también desde acá.
Eliezer: Sylvia nos explicó que la situación sanitaria en Brasil empeoró en diciembre, cuando se detectaron nuevas variantes.
Sylvia: Una en Río de Janeiro, otra en Manaos. En zona la P.1, la P.2 y también variantes de afuera, como la de Reino Unido, también llegó a Brasil y todo eso.
Silvia: Y de estas variantes, la más preocupante es la de Manaos, de la cual hemos hablado antes aquí, en El hilo. Esta variante parece ser más contagiosa.
Sylvia: Pero aparte de eso, tenemos los problemas que ya estaban desde el principio de la pandemia, que es, básicamente no hay una coordinación entre el país y los estados y municipios. El presidente Jair Bolsonaro pasó de ser un negacionista total del virus para ser una persona que sí acepta que el virus existe, pero está en contra de la idea de hacer lockdowns y cualquier medida que pueda afectar la economía, y dejó a estados y municipios la responsabilidad de tomar esas medidas. Incluso, una decisión que fue respaldada por la Suprema Corte de Brasil que dio autonomía a los gobernadores y alcaldes para que tomaran las medidas.
Eliezer: Entonces, hay mucha desconexión entre una región y otra. Por ejemplo, el estado de São Paulo, donde el sistema de salud está al borde del colapso, entró en fase de emergencia el 15 de marzo, la más estricta que se ha decretado hasta ahora. Hasta el 30 de este mes hay toque de queda, los restaurantes solo pueden hacer repartos a domicilio y las playas y los parques están cerrados.
Silvia: Y el gobernador del estado, João Doria, es uno de los enemigos políticos principales de Bolsonaro. Se han estado peleando durante toda la pandemia. Sobre cuarentenas y restricciones y sobre vacunas. El año pasado, Doria decidió que su estado recibiría vacunas contra la covid, sí o sí.
Sylvia: Entonces, empezó más temprano que otros a hacer contactos con el laboratorio Sinovac en China. Y de hecho, la vacuna llegó antes a San Paulo. En ese entonces cuando la vacuna llegó hoy Bolsonaro también entendió que había mucha gente que quería vacuna por el Brasil, hubo una pelea para para distribuir esa misma vacuna en todo Brasil, pero no había dosis suficientes. Y el gobernador, que quiere ser presidente dijo: ‘No, esa es una vacuna de Brasil. Vamos a distribuir por todo el país’. Entonces empezó con vacunación de Coronavac comprada por el Estado de São Paulo por todo el país.
Eliezer: La vacunación claramente se ha politizado, y por eso, Sylvia nos contó que hay muchas dudas en Brasil sobre vacunarse o no.
Silvia: Dudas que por mucho tiempo fueron alentadas por la retórica de Bolsonaro.
Sylvia: Hubo dos momentos con relación a Bolsonaro antes de que la vacuna esa que compró João Doria, que se llama la vacuna de Doria, pero no es de Doria es la Coronavac, Bolsonaro mantenía una actitud muy de desconfianza con la vacuna. Después hubo una cobranza, por ejemplo, con relación a Pfizer, porque Pfizer había ofrecido al gobierno brasilero un contrato por millones de vacunas. Y decía ‘no, a esa vacuna no. No se sabe si funcionan de verdad o no’.
Audio de archivo, Bolsonaro: Lá Pfizer está bem claro lá no contrato. Nós não nos responsabilizamos por qualquer efeito colateral…
Sylvia: ‘Uno no se responsabiliza por lo que puede pasar’ Incluso se transformó en un chiste. Pero es un chiste horrible que Bolsonaro salió diciendo…
Audio de archivo, Bolsonaro: Se você virou o jogo virou Jacaré primeiro você fala outro bicho que pensei que ia falar besteira agora se você virá super homem…
Sylvia: Si mañana uno despierta como un yacaré, o si un hombre despierta y empieza con una voz de mujer, eh, ellos no tienen nada que ver. El tema es que sí, parece una cosa abominante, pero para su electorado eso tiene bastante influencia. Hay mucha gente en Brasil… Ya hizo algunas encuestas, ahora está aumentando la confianza de la gente en la vacuna, pero era muy baja en ese entonces. Las noticias de que en otros países la vacunación está haciendo caer la mortalidad y que, bueno, la gente que tomó vacuna no se transformó en yacaré ni cambió de orientación sexual, empiezan a mostrar a la gente más o menos lúcida que, bueno, es mejor tomar la vacuna.
Eliezer: Silvia nos contó que el mismo Bolsonaro empezó a cambiar de tono.
Sylvia: porque le interesa políticamente eso ¿no? Entonces, ‘bueno, si quieren tomarlo a uno vamos a comprar las vacunas’ y el gobierno federal está comprando vacunas ahora, pero él sigue con un discurso muy duro. Y muy así: ‘Bueno, lo que no es que no quiera tomar vacunas está bien. Yo por ejemplo’, hablando de su caso: ‘tuve el virus y si yo tuve el virus ya es una vacuna’
Audio de archivo, Bolsonaro: Eu já tive o vírus já tenho os anticorpos por que tomar a vacina de novo.
Sylvia: Que es una cosa que científicamente no tiene ninguna comprobación, pero mucha gente cree en eso.
Silvia: A pesar de esta mala gestión de la pandemia de Bolsonaro, ¿cómo está su popularidad ahora?
Sylvia: Está bien, bastante bien. Porque mucha gente cree en este discurso y les conviene la idea de que no hay que parar la economía, porque hay que recordar que Brasil es un país que tiene una informalidad muy alta ¿no? y hay mucha gente que si no trabaja no come. Como en muchas partes de Latinoamérica, mucha gente que cree en él. Cree por razones económicas.
Eliezer: Hasta finales del año pasado, el Estado dio algunas ayudas económicas, incluyendo un aporte mensual de seiscientos reales, unos ciento veinte dólares, durante tres meses para trabajadores del sector informal o desempleados de familias de bajos ingresos.
Sylvia: Para gran parte de la población, principalmente en el norte, que es más poblado y tiene más gente carente, más humilde, eso hizo toda la diferencia. Y entonces, en ese entonces su popularidad subió. Ahora empezó a bajar un poco porque terminó esa ayuda económica y porque hay otros líderes políticos que parece que están haciendo cosas como el gobernador de Sao Paulo y todo eso.
Silvia: Aún así, según la última encuesta de Datafolha, 46% de la población cree que el gobierno de Bolsonaro es eficaz, y el 54% que no. O sea, es un país dividido. Pero más allá de Bolsonaro y de la política, Sylvia piensa que en Brasil ha hecho falta un cambio en la sociedad para afrontar más seriamente la pandemia.
Sylvia: Nunca creo que el chip del brasilero cambió para la idea de que hay que tomar algunos cuidados, como si pasó, no sé en Ecuador yo vi eso en Chile yo vi eso. O sea, la gente no se esté portando a la altura de la de la de la seriedad, del del tema ¿no? Y aglomeraciones clandestinas y gente en la calle. Es casi como si uno se enterara de que hay una pandemia en Brasil sólo cuando llega a su casa y prende la tele, porque en la calle está todo igual.
Eliezer: Como corresponsal en América Latina, Sylvia viaja bastante por toda la región, y ha reportado sobre cómo la crisis en Brasil está afectando a sus vecinos.
Silvia: Lo que ha visto Sylvia que se repite en todos los países es el miedo a las variantes brasileñas.
Sylvia: La nueva variante parece ser mucho más rápida, y puede comprometer la vacunación que está ocurriendo en distintos ritmos en los otros países. Incluso la OMS ¿no? la Organización Mundial de la Salud ya, ya dijo que hay muchos países de la zona que están avanzando con el tema vacunación ¿no? como Chile, como Uruguay, pero si, si Brasil no contiene el virus no va a servir de nada esta performance ejemplar de Chile, por ejemplo, que ya vacunó como un cuarto de la población.
Eliezer: Que Brasil no controle el virus significa que ofrece más posibilidades de que se generen nuevas variantes, que es lo que sucede cuando no se reduce el ritmo de contagio. Chile, por ejemplo, no comparte frontera con Brasil, pero también se ha visto directamente afectado por su crisis.
Sylvia: Ahí se detectó también la variante… algunas variantes extranjeras, incluso la de Manaos, que habrá llegado por aire, por alguna otra… porque Chile abrió fronteras, ¿no? abrió aeropuertos y todo eso.
Silvia: En Chile el gobierno dio permisos especiales para salir de vacaciones. Y entre los muchos factores que pueden explicar por qué ahora el país está pasando por una nueva ola, el Ministro de Salud reconoce que estos permisos de vacaciones jugaron un papel importante.
Eliezer: Eliezer: El gobierno ahora ha impuesto nuevas restricciones para los que llegan de Brasil. Desde este sábado, 27 de marzo, 16 millones de personas estarán en cuarentena. Eso es más del 80% de la población del país.
Sylvia: Todavía no hay tiempo hábil para que las vacunas estén haciendo efecto. Entonces, sus cálculos, los que trabajan ahí asesorando al gobierno, es que a partir del 15 de abril, cuando el 80% de la población de riesgo hayan tomado las dos dosis, ahí sí, ellos esperan que empiecen a caer, porque tardan como unas dos semanas después de la segunda dosis para impactar en las cifras generales.
Silvia: Uruguay es el otro país de la región que ha estado vacunando más rápido que sus vecinos. Pero los contagios allí también van en aumento. Este lunes el país registró el récord de casos nuevos en un día.
Eliezer: Uno de los departamentos con más contagios es Rivera, en la frontera con Brasil. En febrero se detectaron los primeros casos de una de las variantes brasileñas, la P.2. –la que se encontró en Río– en zonas fronterizas. Y el gobierno informó esta semana que ya hay al menos siete departamentos con la variante de Manaos. Entonces, hay mucha preocupación. El gobierno mandó vacunas para proteger a la población en las ciudades limítrofes.
Silvia: Recordemos que Brasil comparte frontera con todos los países de Sudamérica, menos Chile y Ecuador. Y detener el flujo entre un país y otro no es fácil… Especialmente si las economías de los dos países están tan fuertemente vinculadas, como es el caso de Argentina y Brasil.
Sylvia: El tránsito de camiones entre los dos países nunca paró durante toda la pandemia, aún con las fronteras cerradas en Argentina. O sea, que los camiones van y vienen. Hay algún control en la frontera, pero no se puede parar esa frontera, si se para esa frontera las dos economías se afectan mucho.
Eliezer: Y Argentina, al igual que Chile y Uruguay, está pasando por una situación complicada con la pandemia… En parte, por una escasez de vacunas. Pero también, por lo que unos cincuenta científicos han llamado un “inexplicable flujo turístico con Brasil”.
Sylvia: Epidemiólogos aquí en Argentina del CONICET, una institución del gobierno de ciencia y tecnología bastante prestigiosa, mandó una carta al presidente Alberto Fernández pidiendo que cierre ahora la frontera con Brasil y todos los vuelos.
Silvia: Es lo que han hecho Perú y Colombia con sus fronteras al noroeste de Brasil.
Sylvia: Y aún así apareció ya en Colombia la variante de Amazonas. Hay casos de muertes en Colombia por la variante de Amazonas. El tema con todas las fronteras es que son muy porosas en latinoamericanas. Es por eso incluso que tenemos otros problemas con el contrabando, narcotráfico y todo eso porque cerrar una frontera nunca es cerrar de verdad. Uno conoce la frontera Colombia, Venezuela y sabe que si está cerrada el puente hay trochas donde pasa la gente.
Eliezer: Otro país con mucho tránsito de comercio, tanto legal como ilegal, en su frontera con Brasil es Paraguay.
Sylvia: Justo estuve hace dos semanas. Venía teniendo una performance muy buena y justo entró la cepa brasilera por ahí, por la frontera y ahora los casos están explotando.
Silvia: Paraguay había logrado mantenerse relativamente estable durante la mayor parte del 2020. El país ya tenía experiencia con crisis sanitarias por haber sufrido varias epidemias de dengue en los últimos años.
Sylvia: O sea que usaron un poco el aparato que ya existía para comunicar, para pedir las precauciones y la gente se portó de manera adecuada por gran parte de los primeros seis meses de la pandemia. Lo que sí hubo a partir de la mitad del año, agosto, septiembre, fue la reapertura de negocios, reapertura de shopping centers…
Eliezer: Y eventualmente la llegada de las nuevas variantes. Paraguay está pasando por su peor momento de la pandemia, con más de dos mil casos nuevos al día. Su sistema sanitario está al límite; hay pocos medicamentos y muy pocas vacunas.
Silvia: Y además, Paraguay también está pasando por una crisis política y social, desatada por el manejo de la pandemia.
Sylvia: Sólo hay un partido fuerte hoy día que es el Partido Colorado, que gran parte de sus integrantes tiene algún vínculo con hechos de corrupción. Entonces, hay investigaciones sobre, sobre montos que fueron destinados a la salud que desaparecieron.
Eliezer: La pandemia además ha exacerbado problemas que venían de antes: un sistema de salud débil, desigualdad, pobreza.
Sylvia: Entonces, la población está enojada porque se dio cuenta de que todo el esfuerzo que hizo el año pasado cerrando su negocio, quedándose en casa para, en teoría, que hubiera tiempo que el Gobierno preparara el país, la verdad no pasó. Y ahora, cuando buscan a un hospital porque un pariente está enfermo, porque alguien agarró COVID no sólo no están las camas de CTI y los ventiladores, no están analgésicos. Están faltando elementos que son necesarios para anestesia. O sea, que hay un mercado negro también ahí en Paraguay, para comprar esas, esos elementos que son necesarios para una internación normal. Entonces, la gente está muy enojada y fue por eso que empezó a salir a la calle.
Audio de archivo, noticiero: Miles de paraguayos piden la dimisión del presidente Mario Abdo Benítez y de todo su gobierno.
Audio de archivo, manifestante: Que se llamen a elecciones, que el pueblo decida qué es lo que quiere, y porque necesitamos vacunas gratuitas para todos y para todas, medicamentos gratuitos para todos y para todas, educación…
Audio de archivo, manifestante: Estamos cansados, son setenta años de desidia, de robos.
Audio de archivo, noticiero: A grito de que renuncie Abdo y eslóganes como “gobierno corrupto”, una marea humana se adueñó de las calles.
Silvia: Las protestas comenzaron al principio del mes, y no han parado. La mayoría ocurren en la región de Alto Paraná, en la frontera con Brasil, y en Asunción, la capital.
Eliezer: Y mientras el país pasa por una crisis sanitaria, social y política, la frontera con Brasil permanece parcialmente abierta después de la presión política de Bolsonaro.
Sylvia: Que Bolsonaro haga presión para abrir la frontera es algo fuerte para Abdo. Entonces, se resistió poco tiempo, después tuvo que abrir, pero, pero parcialmente. Entonces, lo que hacen ahí y aquí en la frontera con Argentina también son corredores para los camiones que llegan, sólo algunos tipos de productos pueden entrar y salir rápidamente. Pero el tema del contrabando es inmenso. Entonces, uno no puede contener un virus sólo con cerrar la frontera ¿no?
Silvia: Y hay que tener en cuenta que los países que comparten una frontera con Brasil tienen que tomar sus decisiones pensando no solo en el virus, sino también los impactos económicos.
Sylvia: O sea, que cortar el comercio con Brasil tiene un impacto muy grande en el PBI, ¿no? Uruguay, por ejemplo, que tiene una industria turística muy grande, depende mucho de brasileros, está pasando por un mal momento y va a perder puntos del PBI porque no van a vacacionar ahí los brasileros ni los argentinos. En cada país impacta de una manera distinta, pero todos son muy dependientes de Brasil económicamente.
Eliezer: Y, claro, no solo son los países que comparten frontera con Brasil. Es la economía más grande de América Latina.
Sylvia: Por otro lado, yo señalo que yo no soy tan pesimista porque Brasil es más que un presidente, hay iniciativa privada, hay una sociedad civil. Igual hoy me parece una tragedia y nada justifica lo que está pasando hoy, la cantidad de muertos diarios que estamos teniendo.
Silvia: Esta semana, el Senado brasileño aprobó una moción para pedir ayuda internacional para avanzar en la vacunación. Además, el presidente Bolsonaro anunció la creación de un comité nacional –que incluye a los gobernadores y al Congreso– para enfrentar la pandemia.
El primer segmento de este episodio fue reportado por Cícero Pedrosa Neto, Sam Schramski y Adriana Abreu con el apoyo de Rainforest Journalism Fund de Pulitzer Center.
En El hilo somos Daniel Alarcón, Daniela Cruzat, Mariana Zúñiga, Elías González, Desirée Yépez, Inés Rénique, Paola Alean, Miranda Mazariegos y Carolina Guerrero. Nuestro tema musical lo compuso Pauchi Sasaki. Parte de la música de este episodio fue compuesta por Remy Lozano.
El hilo es un podcast de Radio Ambulante Estudios. Gracias al equipo de Radio Ambulante por todo su apoyo. Y gracias a quienes se han unido a Deambulantes, nuestras membresías. Su aporte nos ayuda a seguir produciendo el episodio cada semana. Súmate tú también, en elhilo.audio/apoyanos ¡Muchas gracias!
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Yo soy Silvia Viñas.
Eliezer: Y yo soy Eliezer Budasoff, gracias por escuchar.