México
Desaparecidos
Madres buscadoras
Sonora
Desaparición forzada
En México, donde desaparecen 19 personas al día, un grupo de madres de desaparecidos se plantó esta semana frente a las oficinas del Alto Comisionado de Derechos Humanos de las Naciones Unidas para denunciar la inacción del Estado mexicano. Esta semana vamos a Sonora, donde una madre empezó a transmitir por Facebook sus salidas al desierto para buscar a sus hijos, y empujó a muchas otras a perder el miedo y unirse a ella para tratar de obtener las respuestas que nunca les han dado las autoridades.
Créditos:
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Producción y reportería
Álvaro Céspedes -
Edición
Daniel Alarcón, Silvia Viñas -
Verificación de datos
Desirée Yépez -
Diseño de sonido y mezcla
Elías González -
Música
Elías González, Remy Lozano -
Tema musical
Pauchi Sasaki -
Fotografía
Álvaro Céspedes
Etiquetas:
Transcripciones:
Transcripción:
Eliezer Budasoff: La historia de hoy comienza hace casi quince años.
Audio de archivo, Felipe Calderón: Mi compromiso por la seguridad va a permanecer hasta el último día de mi gobierno y si para cumplir ese compromiso tengo que disponer como manda la constitución de las fuerzas armadas, lo seguiré haciendo.
Silvia Viñas: El expresidente de México, Felipe Calderón, arrancó lo que se conocería como la guerra contra el narco anunciando que sería su misión recuperar la seguridad en el país.
Audio de archivo, Felipe Calderón: Y ese desafío al Estado tiene que ser combatido con toda la fuerza del Estado. Y por esa razón, hay que combatir a los criminales porque aquí el único dueño de la ciudad o el único dueño del pueblo o el único dueño de este estado es el Estado mexicano.
Eliezer: Sería la primera en décadas que el ejército mexicano saldría a combatir abiertamente en su propio territorio.
Silvia: Esta decisión de Calderón ha afectado todo en el país. La política doméstica e internacional, la seguridad, la migración, la cultura.
Eliezer: Y ha dejado un saldo humano también, cientos de miles de víctimas: viudas, desplazados, huérfanos, secuestrados…
Silvia: Pero hay un aspecto de la guerra, que aún continúa, del que no se habla mucho: los desaparecidos.
Eliezer: Bienvenidos a El hilo, un podcast de Radio Ambulante Estudios. Soy Eliezer Budasoff.
Silvia: Y yo soy Silvia Viñas.
Esta semana, madres de desaparecidos se instalaron frente a las oficinas del Alto Comisionado de Derechos Humanos de la ONU, en Ciudad de México, para exigir justicia. Hoy vamos a Sonora, a conocer a un grupo de estas madres… Mujeres que ante la inacción del Estado han decidido salir al desierto a buscar respuestas por su propia cuenta.
Es 19 de febrero de 2021.
Eliezer: Álvaro Céspedes reportó esta historia.
Álvaro Céspedes: En enero viajé a Sonora, en el noroeste de México. Sonora es el segundo estado más grande del país, pero está lejos de ser el más poblado. Estamos hablando de una zona inmensa, mayormente desértica, con una fuerte industria ganadera y agrícola.
Pero también tiene otra fuerte industria que opera de manera paralela e ilegal. Es un estado estratégico para la delincuencia organizada. Comparte un enorme desierto con Arizona, en el cual, en algunos puntos, no hay ningún muro, y por ahí, el contrabando de drogas y el tráfico de personas se convierte en un ingreso importantísimo para los cárteles.
Sonora es uno de los estados más inseguros de México, con tasas de homicidio, feminicidio y extorsión incluso más altas que las registradas nacionalmente.
Y allí fui a conocer a esta mujer.
Ceci Patricia Flores Armenta: Bueno, mi nombre es Ceci Patricia Flores Armenta y soy la líder de madres buscadoras de Sonora.
Álvaro: Bueno, habla bastante rápido, pero creo que se logra entender. Pati, como la conocen sus amigos y familiares, es una mujer de cuarenta y siete años, que suele ir arreglada, pintada y peinada, pero es una mujer de carácter muy fuerte, muy entregada a su familia. Y como lo dijo, lidera Las Madres Buscadoras de Sonora, un colectivo de mujeres, principalmente, que se dedica a la búsqueda de desaparecidos.
Y si bien la guerra de Calderón había sido el trasfondo de su vida por años, no fue hasta…
Pati: El 30 de octubre de 2015 en Los Mochis, Sinaloa.
Álvaro: Que este conflicto la tocó personalmente. Su hijo, Alejandro, desapareció. Fue en Sinaloa, en el estado justo al sur de Sonora.
Pati: Tenía veintiún años. Trabajaba en una en una empresa de fertilizantes orgánicos. Él era el que llevaba y traía a la gente.
Álvaro: Preparaba comida, la repartía. Un colega con el que trabajaba había estado involucrado con el narco. Y un día un grupo armado los pararon y…
Pati: Desgraciadamente, pues mi hijo trabajaba con él y cuando llegaron por él esa gente, pues mi hijo estaba con él y también se lo llevaron a él.
Álvaro: Y como se pueden imaginar… pues perder un hijo… su mundo se le vino abajo.
Pati: Tengo los mejores momentos de mi hijo. Nunca se me había despegado. Mi hijo era… pues se puede decir que era como mi talismán. Jamás en la vida se me había despegado. Por eso creo que Alejandro me dejó completamente muerta en vida.
Álvaro: O sea, lo peor que le puede suceder a una madre. Pati se trasladó a vivir a Los Mochis, donde había desaparecido su hijo Alejandro. Salía por el día y por la noche a buscarlo, sola. Lo hizo durante años, pero nada.
Alejandro no era su único hijo. No. El hermano mayor de Alejandro se llamaba Marco Antonio.
Él vivía en Sonora, en Bahía de Kino. Pati me contó que era una persona buena, que ayudaba mucho a la población indigente.
Pati: Pues él tenía un abarrote, vendía marisco, él vivía en un pueblo donde hay mucho marisco y lo transportaba a Hermosillo.
Álvaro: Pero no era su único negocio.
Pati: Después de cinco años que él tenía ese negocio yo me di cuenta de que él vendía droga. Le llamé la atención porque no tenía necesidad de hacer eso, pues él tenía muy buen negocio. Tenía un abarrote muy grande, pero pues él quería dinero fácil, más, más y más, no, ¿verdad? Yo le decía pero te pueden hacer daño, pues el tiempo que Dios me lo permita lo voy a disfrutar.
Álvaro: El tiempo que le duró fue poco. Pati estaba en Sonora, visitando a su hijo Marco Antonio en mayo de 2019.
Pati: Lo miré el día primero, yo llegue el día primero, lo miré el día primero, el día 2, lo miré el día 3, cinco minutos y a los veinte minutos de que yo lo miré se lo llevaron. Y hasta la fecha no volví a verlo.
Álvaro: Y sí, estaba involucrado en el narco, pero no significa que merecía desaparecer. Y menos Pati merecía perder a su segundo hijo en menos de cuatro años. Además, en el caso de Marco Antonio sucedió algo que a Pati le llamó la atención.
Pati: Cuando se llevaron a mi hijo, iba en una patrulla de la estatal enfrente y atrás, pues iba a la gente que se llevó a mi hijo. Entonces qué seguridad podíamos tener si sabíamos que la seguridad que la que tenía nos tenía que cuidar, pues era de la que nos teníamos que cuidar nosotros.
Álvaro: Esto que cuenta Pati es una de las consecuencias que se vivieron en México después de que empezó la guerra contra el narco. Una violencia desenfrenada, una situación en la que los ciudadanos ya no saben a quién pueden acudir o en quién confiar.
A partir de eso, y ese mismo día, ella salió a buscar a su hijo al desierto de Sonora… Con pala y pico. Es que estaba desesperada.
Y como en el caso de Alejandro, las autoridades no estaban haciendo nada para encontrar a Marco Antonio.
Pati: Pues al ver la ineptitud de las autoridades para buscar a mi hijo, al ver que ellos no les importaba que mi hijo no estuviera, no buscar, no hacer nada por mi hijo, pues el amor por mi hijo me ha hecho hacer todo esto y por todos los desaparecidos. Porque el día que yo perdí a mi hijo, salí al monte con pico y pala a buscarlo, pues adopté a todos los desaparecidos.
Álvaro: Y salió sola.
Pati: No tenía una familia que me apoyara. No tenía quien anduviera conmigo.
Álvaro: Le pregunté a Pati sobre cómo fue su primera búsqueda, si no le había dado miedo.
Pati: Muy dolorosa, no, no tenía miedo porque el amor por mis hijos siempre ha sido más grande que mi miedo. El miedo lo perdí cuando desapareció Alejandro en los Mochis, Sinaloa. Mi miedo más grande era no encontrar a mis hijos.
Álvaro: Y al buscar a su segundo hijo, Pati hizo algo inusual. Aprovechó las redes sociales para hacer públicas sus búsquedas, y empezó a salir con algunas amistades…
Pati: Empecé a hacer transmisiones en vivo, las empecé a compartir etiquetando a mi hijo, a mi hija, a mi otro hijo, a mis amistades.
Aquí hay tierra removida…
Álvaro: La gente le empezó a comentar en su perfil de Facebook mensajes de apoyo, le mostraban su solidaridad y su cariño.
Pati: Entonces, esa transmisión se fue expandiendo. Otras personas la fueron viendo, fueron compartiendo, fue llegando a las madres que tenían hijos desaparecidos y que desgraciadamente pues no tenían el apoyo de nadie para buscarlos, pues miraron que yo no tenía miedo a andar en el monte sola buscando a mis hijos y ellas también decidieron perder el miedo y unirse a esta lucha.
Voces:
-… Mira, hay que observar…
– Mira, mira el pie.
-Ay no, no.
-Mira el pie.
-Es la espalda.
-… mira al agua
-Mary ¡toma!
-Voy a escarbar de este lado para quiten la arena.
-¡Hey!
-Voy a escarbar más para este lado…
-Hay que llamar a los peritos, ¡ya!
Álvaro: Y así fue creciendo el grupo hasta convertirse en un movimiento… Otras madres, otras mujeres y familiares la llamaban.
Pati: Me empezaron a hacer muchas llamadas, inmediatamente yo me puse en contacto con ellas y las acepté en mi lucha, en mi búsqueda. Y al principio era otra persona conmigo ya mañana era otra. Y así nos fuimos haciendo tantas. Ahorita tengo más de ochocientas mujeres que están, pues, que confían en mí, de que yo puedo ayudarlas a buscar a sus hijos.
Álvaro: Más de ochocientas mujeres buscando a sus desaparecidos, solo con Pati, solo en el estado de Sonora.
Pati: Nosotras quisiéramos, que, pues ya no hubiera desaparecidos. Estamos en una lucha constante día a día por buscar y encontrar. Quisiéramos que ya no hubiera, pero si encontramos uno desaparecen diez. Entonces la verdad pues es muy doloroso esto. No es como para que nadie te tenga envidia ni quieran estar en tu lugar, porque yo, en mi lugar, se lo cedería a cualquiera si tuviera a mis hijos de vuelta.
Álvaro: Vamos a volver a Pati, y su búsqueda… Pero es que lo que llama la atención de esto, es que son tantas personas buscando desaparecidos. Hablé con ella.
Marcela Turati: Hola soy Marcela Turati, periodista mexicana, co-fundé Quinto Elemento Lab y soy coordinadora del sitio web: A dónde van los desaparecidos.
Álvaro: Comenzó a cubrir la violencia del narco en el 2000, antes de que Calderón declarara la guerra.
Marcela: Empecé primero, como todos, ¿no?, hablar como sobre los asesinatos, la gente desplazada, los huérfanos, las viudas. Pero poco a poco me llegaba mucha gente a la revista Proceso donde trabajaba, a mostrarme que ya habían desaparecido algún familiar. Y después empecé a ver que esto era masivo. Y bueno, de ahí siento que los periodistas que nos dedicamos a cubrir estos temas difícilmente podemos salirnos, ¿no? Es como que es tan urgente que difícilmente te puedes concentrar en otros temas.
Álvaro: Las cifras que me cuenta de cuántos desaparecidos hay en México son espeluznantes.
Marcela: Pues el último recorte decía ochenta y dos mil personas desaparecidas. Hay un registro nacional de personas desaparecidas y no localizadas que hace el mismo gobierno, relativamente nuevo, y ya se puede ver en tiempo real. Un dato que también llama la atención es que se dice que hay diecinueve desapariciones al día, ¿no?, es el último corte.
Álvaro: Marcela me explicó que de estos ochenta y dos desaparecidos, solo tres mil son de antes del 2006, cuando comenzó la guerra contra las drogas.
Y detrás de esta cifra escalofriante hay historias humanas, vidas destrozadas como las de Pati Flores y los familiares de las más de ochocientas mujeres de Madres Buscadoras de Sonora.
Es muy importante destacar que el rol de la búsqueda de desaparecidos en México, y en casi toda América Latina, es liderado por mujeres. Esto en un país donde ocurren diez feminicidios al día.
Marcela: Las madres pelean para conseguir sus carpetas de investigación, las estudian, crean colectivos, se meten a campo a investigar, recaban información como si fueran detectives para saber quienes se llevaron a sus hijos, a sus hijas han aprendido a buscar fosas, las excavan. Ahí encuentran a muchas personas. Algunas han encontrado sus hijos, o a las hijas de otras.
Álvaro: Y lo han logrado solas. Es común que, como en el caso de Pati, las autoridades no las ayuden.
Marcela: Hemos visto que cuando alguien desaparece las madres o las familias van a los ministerios públicos a presentar la denuncia. Y muchas veces ni siquiera les abren una carpeta de investigación, sólo ponen un número, es como un acta. O sea, que les abren un acta por si luego tienen más datos. Generalmente las familias son las que llevan las pistas y las autoridades no buscan, no salen a buscarlos. Es algo muy raro. Tiene que ser alguien muy importante, muy famoso o muy rico para que lo busquen, ¿no?
Álvaro: Y claro, gente de muy escasos recursos, como Pati y sus compañeras de búsqueda, suelen pasar desapercibidas para las autoridades en México.
Marcela: Esto es un síntoma, un síntoma de que la política de Estado en México es la impunidad, de que la justicia no opera.
Pati: Si nosotros no los buscamos, nadie los va a buscar a las autoridades. Para las autoridades, nuestros hijos, son una estadística más. Es un número más y ellos archivan las carpetas y las dejan en el olvido. Pero nosotros ¿cuándo los vamos a olvidar? Yo siempre digo que si por cada desaparecido hubiera un buscador, no hubiera desaparecidos.
Álvaro: Pero según me contó Marcela, va más allá de esto…
Marcela: En muchos casos los mismos agentes del Ministerio Público te dicen que no denuncies o te… hasta intimidan a la gente o la criminalizan. Dicen que seguramente en algo malo andaba. Por eso lo desaparecieron.
Álvaro: Recuerden la imagen que nos contó Pati, de su hijo Marco Antonio, que desaparece rodeado de patrullas del Estado. Como si nada.
Pati: O sea, a ellos no les interesa que aparezcan, para ellos es un delincuente, si se lo llevaron es por algo. Porque andaban mal. Porque son rateros. Porque son vendedores de droga. Porque son drogadictos. Son de la mafia ¿Para qué los queremos? Son matones, violadores. Así… siempre. Es que… ¿a qué se dedica su hijo? Vendía droga. Ah, por eso se lo llevaron, o sea, y por eso no lo vamos a buscar. Yo digo: mi hijo era mi hijo. Bueno, malo, culpable, inocente. Es mi hijo es mi corazón y lo tengo que buscar porque es mío. Es un pedazo de mi vida. Yo no le escogí la vida que llevaba. Pero a mí nadie me va a escoger buscarlo o dejarlo de buscar. Yo tengo que buscar a mi hijo.
Marcela: Entonces, por eso mismo tenemos ochenta y dos mil personas que han sido desaparecidas y sólo treinta y cinco sentencias condenatorias por casos de desaparición. Entonces decimos que la política de Estado del Gobierno mexicano es la impunidad. Bueno, esa es la muestra, ¿no?
Álvaro: Voy a repetirles esa cifra, porque a mi me costó entenderla, la verdad. Es de locos. Se calcula que son en mi país unos ochenta y dos mil desaparecidos. Y hay solo treinta y cinco sentencias condenatorias. Eso es un 0.04%.
Y según Marcela…
Marcela: Para que haya desapariciones tiene que haber complicidades y para que haya gente desapareciendo personas, casas de seguridad donde los tienen, las fosas clandestinas, territorios controlados, tránsito de personas, ¿no? Ellos no salen porque saben que si salen a buscarlos ellos mismos se encuentran, ¿no?, porque son cómplices, muchas veces.
Álvaro: Las consecuencias de esta situación, de tener tantos desaparecidos y un nivel de impunidad tan alto, son devastadoras.
Pati: La verdad es que vivir sin un hijo te puedo decir que nosotras las madres de hijos desaparecidos, ya no vivimos. Vivimos muertas en vida porque nos va comiendo el dolor, la angustia.
Marcela: Y son miles y miles de personas torturadas todos los días de su vida, ¿no? O sea, con esta sensación de búsqueda de que no cesa hasta que encuentran y pueden que pasen décadas y van a estar así con esta sensación diariamente o sea, de la vida arrebatada, ¿no?
Pati: Y yo cuando me levanto siempre le pregunto a mi Dios ¿dónde está mi hijo? Espero que este día sea el día que ya alguien me hable y me diga dónde está mi hijo. Y cuando me acuesto, me acuesto con ese dolor de pensar que ese día ya no lo encontré. Así que cada día va pasando y pues mi angustia va creciendo, mi desesperación y mi dolor va en aumento.
Eliezer: Ya volvemos
Miranda Mazariegos: Si estás aquí es porque te gusta escuchar buenas historias, en audio y en español. Y por eso, queremos recomendarte algo que a nosotros nos encanta: el podcast de la revista 5W.
5W tiene crónicas de temas variados y de todas partes del mundo: desde la crisis migratoria en Europa y el impacto del nuevo coronavirus en África, hasta los problemas socioeconómicos de Venezuela y cómo afectan a la región… cubren el mundo entero con periodismo narrativo y de calidad.
Desde hace varios años tienen un podcast donde profundizan los temas que tocan en sus crónicas, y es muy bueno. Escúchalo. Lo encuentras en: revista5w.com
Silvia: Estamos de vuelta en El hilo. Cuando Álvaro fue a Sonora para entrevistar a Pati, la acompañó en una de sus búsquedas. Fueron a varios puntos a las afueras de Hermosillo
Álvaro nos sigue contando.
Álvaro: La zona donde Pati y sus compañeras hacen sus búsquedas es básicamente un desierto. Yo fui en enero, pero de todas maneras hace muchísimo calor, unos treinta grados centígrados, y es muy, muy seco. Muy árido. La poca vegetación que hay son arbustos y cactus y hay animales peligrosos: serpientes, escorpiones, coyotes y lobos.
Pati normalmente va acompañada de sus dos otros hijos, Milagros y Jesús Adrián. Ellos iban en su pick up, yo me subí en otra camioneta…
Porque esta búsqueda fue especial. Era un poco más grande, éramos unas treinta personas, pues la acompañaron otros colectivos de búsqueda del vecino estado de Baja California, grupos de familias que también buscan a sus seres queridos desaparecidos y se solidarizan con la búsqueda de Madres Buscadoras de Sonora.
Empezamos yendo a un terreno muy grande al lado de una zona residencial a unos veinte minutos del centro de Hermosillo. Ahí nos bajamos del coche, casi todas las madres bajaron con picos y palas.
Su principal herramienta son palas para escarbar la tierra, pero la tierra es muy dura, muy, muy seca. Y para hacer la labor un poco más fácil, hacen uso de un pico.
Pati: Esto es la varilla vidente. Esa es la que nos da la evidencia cuando hay un cuerpo en la tierra, porque metemos la varilla hasta donde la varilla tope.
Álvaro: Una varilla. Por si la palabra no te suena, seguramente la has visto… Se usan en construcciones, es una viga de metal, que sale de los segundos pisos por terminar. Son de un metro, metro y medio de largo, que termina en una punta más o menos afilada.
Pati lo hace ya con cierta naturalidad, pero meter la varilla en ese tipo de tierra tan dura puede ser muy difícil.
Pati: Y si la varilla sale con grasa o la tierra al olerla apesta, pues, aquí hay un cuerpo. Eso es lo que nos da la evidencia de que en realidad sí hay un cuerpo debajo de la tierra. Es que la tierra huele raro.
Álvaro: Al final en ese punto no encontramos nada, pero estuvimos caminando ese terreno varias horas, buscando, excavando, encontrando huesos de animales, pedazos de ropa abandonada…
Las Madres Buscadoras de Sonora tienen una línea de teléfono en sus redes sociales a donde la gente llama anónimamente y les avisa dónde buscar, dónde creen que puede haber un cuerpo, una fosa, o dónde pudo haber habido actividad sospechosa hace poco.
La gente tiene mucha confianza en el colectivo, incluso más que en las autoridades. La que contesta el teléfono es Pati. Y fue justamente eso lo que sucedió…
Mujer en llamada telefónica: Que puede haber restos humanos aquí….
Pati: ¿Me podría mandar la ubicación? ahorita vamos. Por whatssApp mija por favor.
Álvaro: Era una mujer diciendo que había algo sospechoso cerca de su casa…
Paty: Acá andamos en búsqueda y ahorita nos arrancamos para allá.
Mujer en llamada telefónica: Ok,
Paty: Gracias mija.
Mujer en llamada telefónica: Para servirles. Gracias a ustedes.
Paty: No, a ti gracias.
Mujer en llamada telefónica: Mis respetos.
Paty: Muchas gracias.
Madre buscadora: ¿Qué te dijo la señora?
Paty: Que dice que hace poquito que echaron una barda ahí donde ellos viven y que cuando estaban echando la barda que apestaba bien feo, pero así putrefacto. Una cosa bien horrible y que ella piensa que un cuerpo que está enterrado ahí.
Álvaro: A Pati le llegaban llamadas así a cada rato. La gente le daba puntos específicos a donde ir en whatsApp. Cuando recibimos esa ubicación en ese momento, nos dirigimos hacia allá.
Estábamos todos reunidos en ese punto, cuando Pati recibió otra llamada: un chico que le dijo que había visto algo sospechoso cerca de un cementerio al lado de una carretera cerca de Hermosillo.
Fuimos a recoger al chico donde nos indicó, en medio de la carretera entre Hermosillo y Bahía de Kino. Ya se estaba empezando a poner el sol. Nos desviamos de la carretera, en un camino de terracería y llegamos a un cementerio. A unos veinte metros del cementerio, encontramos un fémur que Pati reconoció como humano. Y cerca de ahí, encontramos algo de ropa y otros huesos humanos.
Pati: Por aquí está el primer hueso, ¿eh? aguanten no lo vayan a pisar. Aquí está el primero… Aquí está todo ya. Aquí ya está completo. El pantalón, ese vamos a tener que… para saber, lo sacamos.
Álvaro: Al encontrar lo que ellas llaman un “hallazgo positivo”, lo primero que hacen es alertar a las autoridades. Pati llamó a la policía para que llegaran a levantar los restos. Y le habló a sus compañeras para que reportaran el hallazgo.
Al llegar los otros colectivos de búsqueda hicieron una transmisión en vivo, detallando lo que veían, por si alguien identificaba el lugar, la ropa..
Pati: Vamos a descubrir la ropa, lo que más nos interesa, ¿verdad? para que la familia lo reconozca. Este es el boxer mira, aquí está el boxer, es un boxer gris. Camisa blanca, short gris… Lo que queremos saber es la blusa, la camisa ¿verdad? Para que la gente lo…
Álvaro: Y lo que es muy impresionante es que ellas encuentran cuerpos todo el tiempo. O sea no les puedo explicar el tamaño del desierto, una vastedad, y sin embargo, entre toda esa roca y polvo seco e inmensidad, una y otra vez, encuentran los cadáveres de mujeres y hombres desaparecidos. Esto, por ejemplo, es de algunas de sus transmisiones en vivo en Facebook:
Transmisiones en Facebook: Ahí está el huesito, mira… de los lados. Buenas tardes a todas las personas que siguen la página Madres Buscadoras de Sonora, acabamos de localizar un cuerpo que hemos buscado por cuatro días. Están los restos calcinados de otro cuerpo.
Álvaro: Cuando yo estuve con Pati, entre el 4 y el 7 enero de este año, habían encontrado doscientos cincuenta y cuatro restos ¡doscientos cincuenta y cuatro!
Solamente en los primeros cinco días de 2021, llevaban dos cuerpos. En una ocasión encontraron más de cuarenta cuerpos en tres días en Puerto Peñasco, en el norte de Sonora.
Pero lo que más le duele es que ninguno, hasta ahora, es Alejandro o Marco Antonio.
Pati: Mi derrota es no encontrar a mis hijos. Eso yo me siento cada dia que pasa y cada busqueda que tengo y que encuentre que no es mi hijo, pues, yo me siento un poco mal, me siento como que, pues, les estoy fallando a mis hijos.
Álvaro: Ese día esperamos durante una hora para que llegara la policía a recoger los restos de la persona que habíamos encontrado. Se hizo de noche y estábamos en un camino de terracería al lado de una carretera poco transitada. Nunca llegó la policía.
No voy a mentir, yo sí me sentí un poco nervioso, pero Pati me dijo algo que me hizo pensar mucho…
Pati: Y esto que hacemos nosotras a nadie de la mafia le perjudica ¿Sabes a quién le perjudica? al Estado, porque nosotras las mujeres los dejamos como unos tontos, como unos ineptos, porque nosotros podemos resolver un caso en un día cuando ellos no lo han podido resolver en semanas. A quién le puede estorbar lo que yo hago, a la gente que dejamos como unos tontos, pero porque son. No se hacen, no porque sean, se hacen los tontos indiferentes porque no les duele nada.
Eliezer: Como Madres Buscadoras de Sonora, hay otros seis colectivos de búsqueda en el Estado de Sonora. Y como estos grupos, hay decenas de colectivos civiles de búsqueda en casi todos los estados de México.
Con este episodio nos despedimos de nuestro compañero, Álvaro Céspedes, quien se unió al equipo desde mucho antes de lanzar, cuando aún no teníamos definido ni el nombre. Te debemos mucho Álvaro, este proyecto tomó forma con tu aporte. Te deseamos lo mejor en lo que viene.
En El hilo somos Daniel Alarcón, Mariana Zúñiga, Elías González, Desirée Yépez, Inés Rénique, Paola Alean, Miranda Mazariegos y Carolina Guerrero. Nuestro tema musical lo compuso Pauchi Sasaki. Parte de la música de este episodio fue compuesta por Remy Lozano.
El hilo es un podcast de Radio Ambulante Estudios. Si escuchas nuestro podcast hermano, Radio Ambulante, queremos pedirte tu ayuda respondiendo nuestra encuesta anual. Tus opiniones nos ayudarán a desarrollar nuevos productos y contenidos. Fue gracias a una encuesta así que decidimos lanzar El hilo, por ejemplo. Para responder visita radioambulante.org/encuesta. Muchas gracias desde ya.
Gracias al equipo de Radio Ambulante por todo su apoyo. Y gracias a quienes se han unido a Deambulantes, nuestras membresías. Su aporte nos ayuda a seguir produciendo el episodio cada semana. Súmate tú también, en elhilo.audio/apoyanos. ¡Muchas gracias!
Yo soy Eliezer Budasoff.
Silvia: Y yo soy Silvia Viñas, gracias por escuchar.