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Antes de que la vacuna rusa Sputnik V se convirtiera en una de las alternativas más demandadas para luchar contra la Covid-19 en América Latina, tuvo que superar el escepticismo, la desinformación, las barreras del idioma y la ideología. Esta semana, los periodistas de El País María Sahuquillo, Elías Camhaji y Georgina Zerega nos cuentan la historia detrás de esta vacuna, las vueltas diplomáticas que propiciaron su llegada a la región y sus efectos geopolíticos.
Créditos:
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Producción
Silvia Viñas, Mariana Zúñiga, Inés Rénique -
Edición
Daniel Alarcón, Eliezer Budasoff -
Verificación de datos
Desirée Yépez -
Diseño de sonido y mezcla
Elías González -
Música
Remy Lozano -
Tema musical
Pauchi Sasaki -
Fotografía
Sputnik V Press
Transcripciones:
Transcripción:
Eliezer Budasoff: Bienvenidos a El hilo, un podcast de Radio Ambulante Estudios. Soy Eliezer Budasoff.
Silvia Viñas: Y yo soy Silvia Viñas.
La vacuna rusa contra la covid-19, Sputnik V, está ganando terreno en América Latina.
Eliezer: Pero para llegar a convertirse en una de las vacunas más demandadas en la región, primero tuvo que enfrentar la desconfianza, las barreras de la opacidad, del idioma y de las ideologías políticas.
Silvia: Hoy, la vacuna rusa, su importancia geopolítica y su irrupción en América Latina.
Es 12 de febrero de 2021.
Eliezer: La mañana del 11 de agosto del año pasado, Vladimir Putin se reunió con sus ministros por videollamada. El tema oficial de esa reunión era el inicio del año escolar, pero después de pasar revista a su equipo….
María Sahuquillo: Putin hace el anuncio de que Rusia ha dado luz verde a una vacuna contra el coronavirus y que es el primer país en hacerlo.
Eliezer: Ella es María Sahuquillo.
María: Soy la corresponsal de El País en Moscú. Cubro Rusia, cubro Bielorrusia, Ucrania y el resto de países del espacio post soviético.
Eliezer: María me contó que durante esa reunión Putin dijo que la vacuna era eficaz y también aseguró que había pasado por los ensayos necesarios.
María: Aunque pues en ese momento no los había pasado.
Eliezer: Pero ya llegaremos a ese punto. Ese día Putin también dio otro detalle que a María le pareció importante.
María: También contó que una de sus hijas ya se la había puesto pues porque había participado en los estudios y contó que se encontraba bien. Y el dato no es menor. El dato es importante porque Putin jamás, jamás menciona a su familia, que está pues fuera de los, de los focos públicos.
Eliezer: Y esto es importante porque, según María, fue un intento de darle un baño de confianza a la población.
María: Algo como decir: oye, la vacuna no sólo es la primera en registrarse en el mundo, sino pues que además es buena porque mi hija se la ha puesto.
Eliezer: María, ¿podrías contarnos la historia detrás de la creación de esta vacuna?
María: Pues la vacuna la ha desarrollado un instituto público que se llama Instituto Gamaleya, que tiene su sede en Moscú y que en realidad antes de la pandemia tampoco dentro de Rusia era demasiado conocido. Desarrolló algunas otras vacunas como una contra el ébola y otra contra el MERS, que es otra enfermedad respiratoria. Pero estas dos vacunas no se han probado ampliamente y no se autorizaron de manera general fuera de Rusia.
Eliezer: El 17 de marzo, los científicos del Instituto Gamaleya obtuvieron una cepa del virus de un paciente ruso que se había contagiado en Roma. Cuando volvió a Moscú, los científicos fueron a buscarlo y le tomaron una muestra.
María: La vacuna de Gamaleya se basa básicamente en un método que ya se había empleado otras veces. Utiliza adenovirus del resfriado común como vector y se compone de dos dosis. Cada una de estas dos dosis lleva un vector distinto. Primero se pone una inyección con uno de los adenovirus y a los veintiún días se pone la segunda con otro tipo de adenovirus destinado, pues, a inducir una inmunidad más duradera.
Eliezer: A la vacuna se la conoce como Sputnik V.
María: V de vacuna, ¿eh? no de cinco, como el número romano, aunque aquí ha habido algunos comentarios cómicos sobre que la V esta, de vacuna o de Sputnik V también es de Vladimir Vladimirovich por el presidente ruso.
Eliezer: Se llama Sputnik en referencia al satélite de la Unión Soviética, que se puso en órbita en 1957, en plena Guerra Fría.
María: Y bueno, pues fue el primer país en lograrlo y superó a Estados Unidos en la carrera espacial. Así que el nombre no es casualidad, porque Rusia insiste mucho en que ha sido el primer país en registrar una vacuna contra el coronavirus y es una forma un poco de decir también pues que se adelantaron en la carrera de las vacunas.
Eliezer: ¿Y cómo reaccionaron los rusos a su propia vacuna?
María: En realidad la vacuna de Gamaleya fue recibida aquí en Rusia también con mucho escepticismo y sospecha por, pues por la enorme opacidad.
Eliezer: Y es que cuando Putin hizo el anuncio en agosto, los científicos del Instituto Gamaleya todavía no habían publicado ningún dato de la fase 1 y 2 del desarrollo de la vacuna. Y tampoco habían comenzado la fase 3, que involucra a un número más extenso de participantes.
María: Y eso lo que ha contribuido es a generar ciertas sospechas en una ciudadanía a la que le han mentido muchísimas otras veces o le han ocultado información. Sin ir más lejos, durante la pandemia en la que las autoridades han contado, por lo bajo, las cifras de fallecidos.
Eliezer: Este es el pan de cada día en un país en el que conseguir datos oficiales, o una respuesta oficial sobre asuntos del Estado, usualmente es muy difícil.
María: Y los rusos también han pensado: oye no podemos tomarle la palabra a una persona que me dice que la vacuna funciona. Es que esto no es una cuestión de confianza, es una cuestión de ciencia, y hay que explicarlo, hay que divulgar los datos, hay que publicarlos. Y ese yo creo que ha sido el primer lastre de la vacuna rusa, también dentro de Rusia, que al no hacerlo, que al no ir publicando esos datos conforme se iba conociendo la información sobre la vacuna, pues eso ha dado alas al escepticismo y a la desconfianza.
Eliezer: Y en occidente la primera reacción fue la misma. El hecho de que Rusia autorizara la vacuna mucho antes de terminar los estudios clínicos y con tanta velocidad creó escepticismo en la comunidad científica europea y norteamericana.
María: Oye, que otras vacunas, la de Pfizer, la de Moderna o la de Oxford y AstraZeneca también tardaron en dar a conocer su información, pero Rusia mucho más. Es de la que más ha tardado. Y eso pues también en occidente ha generado muchísimas suspicacias. El problema de la velocidad de los ensayos también estaba ahí, y cuando empezaron a publicar datos de la penúltima fase también hubo un grupo de científicos que escribió una carta abierta en la que señalaban que había resultados de pacientes un poco demasiado parecidos, ¿no?
Eliezer: Rusia no tomó muy bien estas críticas.
María: El Kremlin realmente ha cargado contra cualquier crítica, desde las más constructivas hacia la vacuna hasta las más conspiranoicas, como si fueran un ataque contra el país. A principios de diciembre, por ejemplo, yo entrevisté al jefe del Fondo Ruso de Inversión Directa.
Eliezer: El organismo que financió la investigación del Instituto Gamaleya para la vacuna.
María: Él afirmaba, y es un poco el argumento que se utiliza aquí dentro de los altos funcionarios o el Kremlin, pues ellos creen que se critica la vacuna solo por ser rusa. Rusofobia le llaman. Aunque la mayoría de las críticas que no son ruido, las críticas constructivas, señalan los mismos argumentos: pues que había una necesidad de leer los datos, hambre de información. La mayoría de las críticas que no son ruido eran críticas constructivas que lo que querían básicamente es: me parece fenomenal lo que me estáis contando, pero bueno, enseñadme los datos.
Eliezer: Y bajo un espíritu similar al de la Guerra Fría, en Rusia también se escuchaban críticas, aunque menores, sobre algunas de las vacunas que se estaban desarrollando en occidente.
María: Bueno, pues aquí ha habido algunos comentarios en los medios estatales en los que han llamado por ejemplo a la vacuna esta de AstraZeneca, “vacuna de chimpancé”. Porque en vez de utilizar, porque en vez de utilizar adenovirus del resfriado humano utilizaba un adenovirus del chimpancé al parecer. Entonces, bueno. Pero después ese argumentario se empezó a retirar, porque yo creo que Rusia llegó a la conclusión de que era mucho mejor, bueno, pues simplemente tratar de promocionar su vacunas… Es como que yo creo que se dieron cuenta de que no quedaban muy bien.
Eliezer: Y la narrativa rusa cambió.
María: Conforme la Sputnik se ha ido expandiendo, estas cosas se han ido básicamente apagando y ahora en lo que se centran es en, pues narrar casi como minuto resultado cada acuerdo firmado por algún país, como… Bueno, pues se ve como un gran logro.
Eliezer: La Sputnik V tiene algunas ventajas comparativas respecto de las otras vacunas en el mercado. La primera, es el precio: una dosis de la vacuna rusa cuesta unos diez dólares, mientras que la vacuna de Pfizer cuesta unos diecinueve dólares y la de Moderna unos veinticinco. Y además, estas dos utilizan una tecnología completamente nueva. Lo que da a la Sputnik otra ventaja: la facilidad para almacenarla.
María: Mientras las vacunas de Moderna y la de Pfizer requieren almacenamiento y transporte muy frío: menos setenta y cinco grados la de Pfizer, por ejemplo, pues la vacuna de Gamaleya puede guardarse líquida a menos dieciocho y liofilizada a entre dos y ocho grados centígrados. Y eso, pues según en qué países y en qué circunstancias y en qué tipo de elementos se puede trasladar, tiene una importancia grande.
Eliezer: A principios de diciembre, Rusia empezó a vacunar al personal sanitario, personal de servicios sociales y educadores. Luego la vacunación se extendió rápidamente hacia otros rubros, como por ejemplo funcionarios que atienden al público y periodistas.
María: Y en enero pues Putin volvió a salir en otra reunión con sus ministros y dio orden de agilizar el proceso. Entonces ahí fue cuando ya se abrió más la mano. Se ampliaron los grupos del todo y se instalaron puntos de vacunación en hospitales, en clínicas de barrio. Bueno, pues incluso en algunas ciudades, en grandes almacenes. Mira, aquí en Moscú hay un punto de vacunación en los famosísimos y carísimos almacenes GUM que están en la Plaza Roja. Entonces, bueno, mientras le echas un ojo a un vestido de Chanel o a un Rolex, te puedes poner la vacuna Sputnik contra el coronavirus. Eso sí, tampoco es que haya grandísimas colas en los hospitales y en los centros de vacunación para ponersela. La cosa va poco a poco.
Eliezer: El 2 de febrero, la revista médica The Lancet publicó un artículo con resultados de un estudio que muestra que la Sputnik V tiene casi un 92% de eficacia contra la Covid-19.
Eliezer: Ahora que ya salieron los estudios como de la fase 3 en The Lancet, que más países han hecho acuerdos, ¿cuáles son los retos que tiene, digamos, la vacuna a partir de ahora?
María: Bueno, el gran desafío de Sputnik es mantener el ritmo de fabricación. Las autoridades rusas dieron a finales del año pasado unas cifras de producción enorme, unas previsiones enormes que se han demostrado muy poco realistas, porque producir la vacuna, sobre todo la segunda dosis, no es tan rápido. Es un proceso costoso y todo pese a que Rusia tiene externalizada la producción con algunos países, por ejemplo Corea del Sur o Kazajistán. Aunque en teoría la mayoría de las vacunas que van para afuera de Rusia se elaborarían en estas fábricas. Entonces, por eso Moscú está tratando de llegar también a acuerdos no solamente de venta, sino también de producción, que eso haría muchísimo más fácil no solamente la producción, sino también dentro de los propios países, alcanzar estos pactos.
Eliezer: Y finalmente ¿cuál es la importancia geopolítica que ha tenido esta carrera para Rusia?
María: Para el Kremlin la vacuna tiene una importancia geoestratégica inmensa, inmensa. Hace un par de años, entre los objetivos enmarcados por Putin, comentados por él dentro de sus líneas maestras de su presidencia, él dijo que Rusia debería publicar más investigaciones científicas de primer nivel. Él lo puso por escrito como una de sus líneas maestras para su presidencia, porque Putin desde hace años quería devolver a la ciencia rusa a los primeros lugares, pues a las grandes ligas ¿no? Entonces bueno, pues ahora la principal vacuna rusa, que es el orgullo del Kremlin, está compitiendo con grandes laboratorios y con grandes potencias. Además, pese a que los responsables rusos insisten en que esto no es una cuestión geopolítica ni diplomática y que el mundo debería colaborar en la investigación, lo cierto es que el Kremlin está usando la vacuna Sputnik como uno de sus brazos de soft power. Moscú quería desde hace años tener más influencia en América Latina, por ejemplo, y en esto la vacuna les está generando algunos réditos.
Eliezer: Después de la pausa, cómo llegó la Sputnik a América Latina y qué significa para la geopolítica de la región. Ya volvemos.
Silvia: Si estás buscando nuevos podcasts en español tenemos uno para recomendarte. Se llama DianaUribe.fm. Escúchalo, son historias desde diferentes épocas y lugares del mundo contadas con un poder narrativo extraordinario. Esta es Diana…
Diana Uribe: Buenas, mi nombre es Diana Uribe. Yo tengo un podcast que cuenta historias del mundo, y me parece muy importante el trabajo que hace El hilo de contextualizar las noticias, sobre todo en una época de tanta desinformación. Si a ustedes les parecen importantes los contextos, los invito a que escuchen mi podcast, DaianaUribe.fm, donde exploro diferentes profundidades y contextos de hechos del mundo como el Brexit, como la caída de Berlin. Me pueden escuchar en cualquiera de las aplicaciones de podcast. Creo que hay una profunda afinidad entre este trabajo y lo que hacemos.
Silvia: Estamos de vuelta en El hilo. En el primer segmento hablamos de cómo se desarrolló la Sputnik V. Pero queríamos saber cómo irrumpió en América Latina, y por qué parece estar expandiéndose en la región. Así que hablamos con ellos:
Elías Camhaji: Yo soy Elías Camhaji, soy reportero del periódico El País en México.
Georgina Zerega: Mi nombre es Georgina Zerega, soy reportera del periódico El País. Me toca a veces cubrir México y a veces Argentina.
Silvia: Georgina y Elías han estado cubriendo cómo la vacuna Sputnik V ha llegado a América Latina, en particular a Argentina y México.
Georgina: El Gobierno argentino específicamente a mitad del año pasado empezaron negociaciones con varios fabricantes de vacuna. La idea de ellos era conseguir la mayor cantidad de dosis seguras y eficaces lo antes posible. La idea era negociar con todos y nunca se cerró la puerta a adquirir la vacuna que sea.
Silvia: ¿Y México?
Elías: México hizo un despliegue diplomático muy importante. Lo llaman un despliegue diplomático casi omnipresente, porque si esto fuera una carrera de caballos, México compró tickets para apostar por cuatro o cinco caballos al mismo tiempo. Entonces, estableció contacto directo con los laboratorios, cerró acuerdos con Pfizer en Estados Unidos, con CanSino en China, con la AztraZenaca en la Universidad de Oxford. Y también abrió la puerta a la iniciativa Covax.
Silvia: Una coalición de ciento setenta y dos países que busca colaborar con fabricantes de las vacunas para asegurar un acceso equitativo.
Elías: La Sputnik siempre fue una posibilidad bastante remota.
Silvia: En Argentina no. La Sputnik V fue parte de las negociaciones desde el comienzo. El problema es que, como escuchamos en el segmento anterior, no había mucha información sobre la vacuna. Y menos en español, claro.
Georgina: Entonces el Gobierno argentino lo que dice es: como este instituto, que es una farmacéutica pequeña, no tiene el impacto de las grandes farmacéuticas, vamos a ir a buscar al lugar la información que necesitamos para poder saber si esta vacuna nos va a servir o no.
Silvia: Entonces, el 17 de octubre una delegación argentina partió rumbo a Rusia. Cecilia Nicolini, asesora del presidente argentino, y Carla Vizzotti, la Secretaría de Acceso a la Salud, fueron a ver los datos de la fase 3 de la vacuna. Esta es la fase en que realmente se puede decir si la vacuna puede prevenir la infección o no.
Georgina: Entonces empezaron a específicamente ver qué se necesitaba para aprobar esa vacuna. Entonces hubo varias videollamadas cuando ellas estaban en Rusia y posteriormente volvieron. Después hubo llamadas entre Alberto Fernández, el presidente argentino, y Vladimir Putin. En esa llamada se decidió específicamente cuántas vacunas se iban a comprar. Ahí se decidió que iban a ser veinte millones, en principio, y posteriormente a eso se organizó un segundo viaje a Rusia.
Silvia: La delegación argentina regresó a Rusia una vez más el 12 de diciembre. Esta vez con la intención de finalizar el proceso.
Georgina: Y fueron estas dos personas que habían ido a Rusia, más cuatro técnicos de las autoridades del ente regulador que iban finalmente a aprobar la vacuna. Entonces, estando allá, estas cuatro personas hicieron desde visitas a los laboratorios hasta… Bueno, se trajeron cientos de páginas no físicas, sino digitales, pero se trajeron un expediente que traía específicamente toda esa información que se cuestionaba que no estaba publicada. Pero, además, un documento específico para cada una de las personas que había sido vacunada que cómo había reaccionado a la vacuna, bueno, era un expediente larguísimo que una parte estaba en inglés, pero la mayoría estaba en ruso. Entonces Argentina se tomó el trabajo de traducir del ruso al español.
Silvia: Esas traducciones han sido cruciales para que otros países de la región puedan avanzar en sus negociaciones para adquirir la Sputnik V. El gobierno argentino compartió los documentos con Bolivia, Perú y Uruguay. Y esa relación temprana entre Argentina y Rusia también ha jugado un papel fundamental en el proceso para aprobar la vacuna en la región.
Georgina: Porque el ente regulador argentino medianamente tiene los mismos requisitos que cualquier ente regulador de América Latina. Entonces, al compartir esa información con el resto de países, facilita a los entes reguladores latinoamericanos un montón de trabajo que el gobierno argentino ya había hecho.
Silvia: Argentina aprobó el uso de emergencia de la vacuna Sputnik V el 23 de diciembre. Fue el segundo país en el mundo en hacerlo, después de Bielorrusia. Al día siguiente, el 24, la delegación argentina regresó al país.
Audio de archivo, noticiero: Allá lo vemos, ya lo vemos y está por aterrizar. Y se ha festejado acá…
Georgina: Entonces aterrizan en Ezeiza, el aeropuerto de Buenos Aires, con las trescientas mil dosis de la Sputnik, que fueron las primeras.
Audio de archivo, embajador de Rusia en Argentina: La pandemia la venceremos juntos. Sputnik V y la victoria ahora tienen el mismo símbolo que es un simple gesto. Adelante Rusia. Adelante Argentina.
Silvia: Ese día, el 24 de diciembre, en México también fue un día clave para la Sputnik.
Elías: Digamos que el 24 de diciembre, la navidad fue el punto de inflexión para la vacuna rusa en México, ¿no? Porque el 23 de diciembre en México había recibido esas tres mil dosis de Pfizer, y justo un día después a Ezeiza llegaron trescientas mil dosis de la Sputnik y eso fue lo que hizo que el gobierno de López Obrador se empezara a cuestionar: Bueno, ¿cerramos la puerta a Rusia demasiado pronto? ¿Debimos haber establecido más contactos con ellos? ¿Por qué un país que tiene una tercera parte de nuestra población recibe cien veces más de dosis?
Silvia: Entonces, dos semanas después de recibir este cargamento simbólico de Pfizer, el zar mexicano para la pandemia, Hugo López-Gatell, partió para Buenos Aires. Él y su delegación fueron a Argentina para aprender más sobre la vacuna rusa.
Elías: Hubo llamadas telefónicas, videoconferencias, contactos con la delegación rusa para empezar a discutir ciertas dudas que habían surgido a partir de la falta de información que no había en nuestros países. Y fue en ese viaje también cuando ya se empezó a discutir el envió de veinticuatro millones de dosis a México, pero ya se hizo oficial el pasado 25 de enero, cuando López Obrador y Vladimir Putin sostuvieron una llamada telefónica y López Obrador anunció con bombo y platillo, ¿no? que por fin iban a llegar veinticuatro millones de dosis al país.
Silvia: El 2 de febrero, el mismo día que The Lancet publicó ese artículo con resultados de un estudio sobre la eficacia de la Sputnik V, México aprobó el uso de emergencia de la vacuna.
Elías: Esa semana, del 25 al 2 de febrero, fue cuando se dispararon, no sólo como las presiones por aprobarla, ¿no? O sea, si se iban a imponer los criterios políticos sobre los médicos o científicos. Sino también se desató como todo un debate que incendió las redes sociales con comentarios muy temerarios, algunas dudas fundamentadas por la falta de información.
Silvia: Y los comentarios venían de ciudadanos, sí, pero también de políticos. Por ejemplo, una senadora dijo que el gobierno de AMLO estaba comprando la Sputnik V porque era la vacuna barata. Llegó a tal punto que la embajada de Rusia en México publicó un post en Facebook para desmentir algunos mitos comunes sobre la vacuna, como que es de mala calidad, o que solo México, Argentina, Venezuela y Bielorrusia están apostando por ella.
Georgina había visto lo mismo en Argentina.
Georgina: Mucha otra polémica vino rodeada de eso: Desinformación. Juegos políticos. Y entonces ahí se desató todo un escenario en el que la vacuna rusa pasó prácticamente a ser, bueno, la vacuna del comunismo, algo con lo que se iba a envenenar al pueblo.
Silvia: Eso último, lo de envenenar al pueblo, lo dijo una dirigente de la oposición argentina.
Georgina: La vacuna se había politizado completamente y entonces si te querías poner la vacuna rusa estabas a favor del gobierno y si estabas en contra del gobierno no te ibas a vacunar con esa. Entonces, detrás de esto, nuestra intención también fue un poco ver qué había de real y qué no. O sea ¿qué se sabía de la vacuna rusa y qué no? Y lo que descubrimos hablando con el gobierno es que ellos siempre tuvieron la información; esta información que tanto se le cuestionaba que no tenían, el gobierno siempre la tuvo y por eso fue que aprobó la vacuna y por eso fue que, bueno, siguió adelante con la compra. Pero lo que ellos decían es: tenemos un ente regulador que es independiente, del cual no se puede desconfiar porque lleva demasiados años de trayectoria que no responde al gobierno. Entonces, no podemos desconfiar de las instituciones porque no gana nada la institución aprobando una vacuna que no es segura.
Silvia: Algo que llama la atención es que esta es la única vacuna que ha generado este nivel de desconfianza y que se ha politizado de esta manera…
Georgina: O sea, estamos hablando de líneas geopolíticas y líneas ideológicas, pero no tenemos este mismo debate con la Pfizer o con la vacuna de Moderna. Hablando un poco con el gobierno argentino de esto, ellos nos decían una frase que a mí me ha quedado un poco grabada: el virus no tiene ideología y la cura tampoco.
Silvia: Porque lo cierto es que como esta vacuna es más barata y más fácil de almacenar y de distribuir que la mayoría de sus competidoras, la Sputnik V es una opción práctica para Argentina y para el resto de América Latina.
Georgina: Podríamos especular con que hay una estrategia política con que Rusia tiene más poder sobre Argentina ahora. Pero lo cierto es que es una situación de necesidad. Se ha ido a buscar la vacuna que se ha podido. Rusia ha respondido. Ha querido meter su vacuna y América Latina ha abierto la puerta. Pero que eso traiga consecuencias políticas, o que eso genere más poder de Rusia en la región, yo creo que no podemos saberlo al menos de momento.
Elías: Lo que es interesante es que estas líneas geopolíticas y científicas y de salud se entrelazan bastante.
Silvia: El instituto ruso que desarrolló Sputnik V ha trabajado con AstraZeneca para ver la posibilidad de combinar las dos vacunas.
Elías: Eso no sólo es interesante desde la parte como económica para ver si se puede producir más fácilmente, desde la parte de salud para si podemos crear una vacuna en equipo, digamos, que pueda potenciarlos la inmunización, sino también porque Rusia se da cuenta de que tiene todos estos problemas en occidente, ¿no?, y estos problemas y dudas sobre su legitimidad. Entonces, ganarse un aliado como AstraZeneca –y cuando hablamos de AstraZeneca estamos hablando de la Universidad de Oxford también– pues es un es un aliado importante para darle mayor credibilidad en occidente.
Silvia: Claramente es una oportunidad geopolítica para Rusia, pero ¿significa lo mismo para la posición de Argentina y de México en la región?
Georgina: La vacuna rusa abre un campo geopolítico de lucha entre potencias mundiales, pero también abre un campo de juego político a nivel regional, porque habíamos visto que Alberto Fernández tenía la intención de generar un espacio de solidaridad o de apoyo entre los gobiernos regionales.
Silvia: Georgina me explicó que desde que tomó posesión en diciembre de 2019 Fernández armó una estrategia para unir a la región.
Georgina: Sobre todo una estrategia para unir a los gobiernos de izquierda de la región. Y se acerca o intenta tener un acercamiento con López Obrador muy fuerte. Su primer viaje posterior a la elección lo hizo a México. Entonces a partir de la Sputnik, y de abrirle la puerta a la Sputnik en América Latina Alberto Fernández –y ofreciéndole todos los documentos y todos los papeles que los gobiernos necesitaban para probar esa vacuna, ofreciéndole una alternativa en un momento en el que las vacunas escasean y todos los países hablan sobre cómo van a conseguir las suficientes dosis como para vacunar a sus poblaciones– viene a traer algo nuevo al juego, aportar algo nuevo a los gobiernos de la región y a intentar posicionarse con esto como líder regional.
Silvia: ¿Y México? ¿Cómo queda México en todo esto? ¿En este juego de geopolítica?
Elías: México es un país que tiene muchas particularidades en sus relaciones exteriores. Tiene por un lado que voltear a ver Estados Unidos porque tiene una frontera enorme con Estados Unidos y tiene que voltear a ver hacia el sur. El gobierno de López Obrador creo que ha intentado tener mucho más incidencia en América Latina que sus antecesores. Siempre el reproche en América Latina hacia México es que ve mucho más hacia el norte y que se creen norteamericanos, ¿no?, que lo son también, son. Es un país norteamericano, centroamericano, latinoamericano. Entonces eso siempre se ha visto como una desventaja de México.
Silvia: Pero Elías cree que la pandemia ha abierto una serie de oportunidades para que México pueda incidir mucho más en la región.
Elías: Es muy importante también lo que puede aprovechar como poder suave, digamos, lo que le llaman. O sea porque, por ejemplo, ¿qué va a pasar con los países centroamericanos –Honduras, Guatemala, El Salvador– que no van a tener un acceso a la vacuna fácilmente? Entonces por eso el acuerdo con la Argentina y AstraZeneca, y la fundación de Carlos Slim, fue muy importante para potenciar ese papel.
Silvia: Elías se refiere a los acuerdos que firmaron Argentina y México con AstraZeneca –con el apoyo de la fundación del millonario empresario mexicano Carlos Slim– para producir, inicialmente, ciento cincuenta millones de vacunas. Vacunas que irían a otros países de la región también.
Pero todavía hay muchos desafíos para la vacunación en América Latina. En Argentina por ejemplo, aunque se ha prometido veinte millones de Sputnik V, hasta ahora solo han recibido medio millón de la primera dosis y trescientas mil de la segunda. La situación en México no es muy diferente.
Elías: México está teniendo muchos problemas también de suministro de vacunas de todos sus proveedores. Pfizer desde hace desde hace casi un mes, casi tres semanas no ha mandado una sola dosis a México.
Silvia: Esta semana se aprobaron las vacunas chinas de CanSino y Sinovac. Y la de AstraZeneca se empezará a administrar en el país desde el 14 de febrero. Pero aún no hay una fecha definida para la llegada de la Sputnik V.
Elías: Queremos más vacunas de las que existen. Podemos hablar de política, podemos hablar de las expectativas, pero lo que estamos viendo es que no nos hemos podido dar abasto todavía y que seguimos en un par de meses complicados porque necesitamos más vacunas de las que podemos producir. En el caso del Sputnik hay un problema para hacer frente a la producción, porque la segunda dosis necesita de otro tipo de virus o de otro tipo de adenovirus. La dosis uno, digamos, es mucho más fácil de producir, pero la dosis dos necesita un poco más de tiempo. Y Rusia, que no es muy propenso a hacer estas cosas, ha tenido que reconocer que pueda haber retrasos de dos a tres semanas en las entregas, por lo menos. Entonces yo creo que es una situación que afecta a todos los países que han podido acceder a las vacunas, pero que irremediablemente tienen que pagar el costo político en sus países, ¿no? La demora puede ser rusa, pero el costo político puede ser argentino o mexicano.
Silvia: Por el momento, nueve países de la región han o autorizado el uso de la vacuna Sputnik V o están en negociaciones con Rusia para adquirirla.
En El hilo somos Daniel Alarcón, Álvaro Céspedes, Mariana Zúñiga, Elías González, Desirée Yépez, Inés Rénique, Paola Alean, Miranda Mazariegos y Carolina Guerrero. Nuestro tema musical lo compuso Pauchi Sasaki. La música de este episodio fue compuesta por Remy Lozano.
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