Nayib Bukele
El Salvador
Armando Bukele Kattán
Nuevo Cuscatlán
¿Cómo un joven publicista que se dedicaba a las empresas de su familia se convirtió en un eslabón central de la historia política de El Salvador? En el primer episodio de ‘Bukele: el señor de Los sueños’, la serie de la que vamos a publicar cuatro capítulos durante julio, exploramos los inicios de Nayib Bukele, el clan familiar y la figura del padre, su educación en un colegio bilingüe y su salto a la política municipal. Repasamos su infancia y adolescencia junto a uno de sus maestros de primaria y una excompañera de colegio. Luego viajamos hasta Nuevo Cuscatlán, un pueblo en las afueras de San Salvador que se convirtió en el primer laboratorio de Bukele. Las voces de excolaboradores nos ayudan a entender cuáles fueron las primeras estrategias que usó para transformar la democracia del país más pequeño de Centroamérica en un experimento autoritario que evoluciona en tiempo real.
Este episodio salió originalmente en ‘Bukele: el señor de Los Sueños’, una serie de Central, un podcast de Radio Ambulante Studios.
Créditos:
-
Producción y reportería
Silvia Viñas y Eliezer Budasoff -
Reportería y producción de campo
Gabriel Labrador -
Edición
Camila Segura y Daniel Alarcón -
Verificación de datos
Bruno Scelza y Desirée Yépez -
Producción digital
Samantha Proaño, Melisa Rabanales, Diego Corzo -
Tema musical, música, diseño de sonido y mezcla
Elías González -
Ilustración
Diego Corzo
Etiquetas:
Transcripciones:
Transcripción:
Eliezer Budasoff: ¡Hola! Queremos contarles que durante julio vamos a tomar un descanso de la producción semanal para trabajar en nuevos episodios y otros proyectos, como una serie sobre la Amazonía que vamos a publicar antes de fin de año. Pero, a cambio, queremos ofrecerles algo en lo que venimos pensando desde hace un par de meses: en las próximas semanas vamos a compartir cuatro episodios de la serie que hicimos con Silvia sobre cómo construyó su poder Nayib Bukele. La serie se llama ‘Bukele: el señor de Los Sueños’.
Silvia Viñas: En junio, el presidente salvadoreño cumplió oficialmente un año de su segundo mandato, después de una reelección a la que se presentó a pesar de que la Constitución lo prohíbe. Bukele cerró sus seis años consecutivos en el poder con una escalada autoritaria que captó la atención de medios internacionales, que empezaron a preguntarse cómo había pasado de ser el modelo exitoso de la guerra contra las pandillas a reprimir manifestaciones pacíficas, detener a empresarios y encarcelar a sus críticos. De todo esto hablamos en el episodio ‘Perseguir, detener, y callar: el mayo de furia de Nayib Bukele’, por si no lo han escuchado. Pero la coyuntura ya lo había puesto en foco desde antes.
Eliezer: En los primeros meses del año, las imágenes de migrantes deportados por Estados Unidos, esposados como delincuentes, entrando a la mega cárcel para pandilleros de Bukele en El Salvador, dieron la vuelta al mundo. Su relación con Donald Trump ha cambiado el escenario. Le ha dado aire al lado más autoritario de Bukele, y lo ha colocado en un lugar privilegiado entre los otros mandatarios de la región. Simultáneamente, esta atención ha sacado a la luz información sobre su forma de gobernar, sus pactos con los líderes de las pandillas y otros hechos que suelen quedar eclipsados por la publicidad oficial. Para entender lo que está pasando es fundamental voltear la mirada un poco hacia atrás.
Silvia: Nos parece un buen momento para recordar cómo llegamos hasta aquí, y los cuatro episodios que vamos a compartir justamente cuentan eso: cuáles son los orígenes de Bukele, cómo saltó de la publicidad a la política, y avanzó a zancadas por ese mundo guiado por una ambición y un sentido de la oportunidad que no reconocían lealtades partidarias. Cómo hizo, una vez que llegó al poder, para tomar el control de todos los otros poderes del Estado. Y en qué momento descubrió que la violencia podía ser la mejor excusa para desarticular el Estado, para pasar por encima de las garantías ciudadanas y cosechar muchísima popularidad en el camino.
Hacemos una pausa breve y volvemos con el primer episodio.
Eliezer: Hay un video de hace más de una década, de mayo de 2013, donde se puede ver el futuro en borrador. Nayib Bukele tiene 31 años y es el joven alcalde de Nuevo Cuscatlán, un pueblo de la periferia de San Salvador, la capital de El Salvador. Ha sido invitado por la única universidad pública del país para hablar con los estudiantes sobre “la superación laboral de los jóvenes”, pero Bukele dice que él no ha llegado para enseñarles cómo hacer un currículum.
Audio de archivo, Nayib Bukele: O cómo se tienen que vestir para la entrevista de trabajo, o cómo tienen que dar la mano o modular su voz. Aquí venimos a hablar de cómo vamos a cambiar las cosas, para todos.
Eliezer: Para este momento, Bukele lleva apenas un año como alcalde municipal, su primer cargo electivo. Un par de semanas antes de asumir todavía era presidente del concesionario de motos Yamaha El Salvador. Faltan seis años para que se convierta en presidente del país, pero en esta charla Bukele ya tiene un Power Point y una idea para vender: hay que atacar la causa de todos los problemas de los salvadoreños.
Audio de archivo, Nayib Bukele: ¿Cuál es la causa del problema? Porque si les pregunto los problemas todos los entienden. Los problemas son la pobreza, el desempleo, la falta de oportunidades. Todos han de entender los problemas. Todos los entendemos. La delincuencia. ¿Pero cuál es la causa de ese problema? ¿Qué es lo que hace que esos problemas existan?
Eliezer: En pocos minutos, Bukele menciona los posibles culpables de los problemas del país y los va descartando: la oligarquía, el gobierno, la educación, los medios… Ninguno de ellos es el principal responsable. Y entonces dice algo inesperado: la verdadera causa de los problemas, asegura, son los paradigmas.
Audio de archivo, Nayib Bukele: Paradigma es, en la definición que les traigo, es esas cosas que plantan en nuestra cabeza y que las hacen ver como verdades aunque no son, no son verdades, son todo lo contrario.
Eliezer: Parado ahí, delante de los estudiantes, Bukele tiene la barba casi perfecta, una camisa blanca arremangada, pantalón de vestir, el pelo engominado. Todo impecable. Todavía no ha perfeccionado su estética de rebelde tecnológico ni su retórica, pero la esencia de su discurso ya está ahí, su ambición está ahí. Tiene la imagen de un ejecutivo joven que acaba de llegar al mundo de la política y dice lo que nadie dice: a los salvadoreños les han metido ideas en la cabeza. Cosas que no son ciertas. Paradigmas. Por ejemplo: la política es mala, por lo tanto, no se metan.
Audio de archivo, Nayib Bukele: La gente es pobre porque es perezosa. Eso yo lo he escuchado. Otro paradigma:
Eliezer: Las empresas generan empleo.
Audio de archivo, Nayib Bukele: Ya han escuchado este: el “despilfarro”. Dicen: es que nuestro gobierno despilfarra el dinero.
Eliezer: Todo lo que dice es un poco arbitrario pero suena convincente: lo expone de tal manera que parece evidente, despojado de ideología, puro sentido común. Es como una charla TED. Hasta que llega al último ejemplo:
Audio de archivo, Nayib Bukele: Y este es mi favorito: populismo. Ya han oído esa palabra. Se oye feo. La gente escucha populismo y dice “populismo.” ¿Alguien quiere un presidente populista?
Eliezer: Los estudiantes no dicen nada.
Audio de archivo, Nayib Bukele: Nadie.
Eliezer: Bukele levanta la mano, sonríe, y les pregunta de nuevo:
Audio de archivo, Nayib Bukele: ¿Nadie? Bueno, yo sí. Yo les quiero pedir después, cuando salgan de aquí, que agarren un diccionario y que busquen la definición de la palabra populismo.
Eliezer: Les dice que él, cuando iba camino a la charla, se fijó en un diccionario, el Larousse, y les lee la definición desde una diapositiva de Power Point:
Audio de archivo, Nayib Bukele: “Populismo, doctrina política que pretende defender los intereses y aspiraciones del pueblo”. Eso es malo aquí en El Salvador. Defender los intereses y las aspiraciones del pueblo es malo en El Salvador. Y yo vine a la Universidad de El Salvador, les pregunté si alguien quería un presidente populista y nadie levantó la mano.
Eliezer: Ya casi ha llegado al final. Los estudiantes tienen la mirada clavada en ese político que ahora los desafía. En seis años va a ser presidente de todos ellos. Luego se va a sacar selfies en la ONU, va a irrumpir en el Congreso con militares, va a negociar con las pandillas, va a acumular todo el poder del Estado, va a ser el mandatario más popular en América, va a perseguir a la prensa, va a impedir que investiguen la corrupción en su gobierno, va a poner el Bitcoin como moneda de curso legal, va a desarticular a las pandillas, va a convertir a El Salvador en el país con la tasa de encarcelamiento más alta del mundo, va a violar la Constitución, va a ser citado como ejemplo por políticos y ciudadanos de todo el continente.
Pero en este momento solo es un joven publicista, un alcalde municipal con una idea para convencer: la causa de los problemas del país son las ideas que nos metieron en la cabeza, las cosas que creemos que son malas y que realmente son buenas. Todos estamos encerrados en una jaula, les dice Bukele a los estudiantes.
Audio de archivo, Nayib Bukele: Los barrotes son los paradigmas, pero nosotros tenemos la llave.
Eliezer: Y él sabe cuál es la llave para abrir la puerta.
Audio de archivo, Nayib Bukele: Romper los paradigmas. Eso es todo lo que tenemos que hacer.
Eliezer: Esto es El señor de Los Sueños, un podcast de Radio Ambulante Studios. Soy Eliezer Budasoff.
Yo soy Silvia Viñas. Episodio 1: Alguien como Bukele.
Audio de archivo: Soy fan de Nayib Bukele, pero hasta la médula. Me parece un tipo, un tipo que está mostrando que los latinoamericanos podemos ser buenas personas.
Audio de archivo: Qué huevos del presidente ahorita, el de El Salvador.
-Nayib Bukele. Nayib Bukele.
-Qué huevos.
Audio de archivo: O sea, puede decir que es un dictador cool.
-Exacto.
-Pero es un dictador bueno.
Audio de archivo: ¿Sabes quién sí está divino? El presidente de El Salvador. Wow!
– Ah, sí. ¡Ah, Bukele! Wow, Un genio.
Silvia: La construcción de poder de Nayib Bukele, la historia que vamos a contarles en los próximos seis episodios, es una historia emblemática de nuestra era: encarna las grietas por donde se fuga todo el sentido de la democracia.
En los últimos cinco años, El Salvador se convirtió en una especie de experimento autoritario, un modelo político que fue mutando a una velocidad inédita frente a nuestros ojos: Bukele llegó al poder en 2019 como el presidente millenial, el más joven de América Latina, el que venció a la política tradicional gracias a su carisma y su manejo de la comunicación, y ahora se presenta a las elecciones de 2024 violando la Constitución de su país, que prohíbe en seis artículos distintos la reelección, mientras mantiene un control total de los tres poderes públicos y gobierna con un estado policial impuesto por decreto legislativo. No hay nada que pueda frenarlo, literalmente. Porque además, su popularidad es enorme.
Eliezer: En todo el continente hay políticos que hablan hoy del modelo Bukele, o de aplicar “el Plan Bukele”, como le dicen en Perú. En Chile y Argentina, en México, en Honduras, en Costa Rica, en Colombia, alcaldes, candidatos, legisladores, jefes de partidos, presidentes, hablan de imitarlo, de seguir su ejemplo. Nayib Bukele es el modelo ejemplar de una corriente política que está minando por dentro el sistema de gobierno que conocemos.
Silvia: Pero no solo son ellos. Debajo de los miles de comentarios que la gente le deja a Bukele en las redes sociales, es muy común encontrar alguno que diga esto: “En nuestro país necesitamos a alguien como Bukele.” Pero ¿qué significa eso de “alguien como Bukele”? Eso es lo que vamos a tratar de contarles en esta serie. Para tratar de entender, en el camino, cómo alguien llega a convencer a una sociedad de que la única forma de reparar las cosas es entregarle un poder sin límites, y cuál es el punto en que las promesas de la democracia ya no importan nada.
La primera vez que gran parte del mundo escuchó hablar sobre Nayib Bukele fue en febrero de 2019, después de su triunfo en primera vuelta en las elecciones presidenciales de El Salvador. Todos recibimos más o menos la misma información en ese momento:
Audio de archivo: Un publicista de 37 años que no usa corbatas se convirtió en el presidente más joven de la historia reciente de El Salvador.
Audio de archivo: El empresario Nayib Bukele centró su campaña en medios de comunicación y redes sociales.
Audio de archivo: Tiene empatía con los jóvenes y los millennials.
Audio de archivo: Y rompió con el tradicional bipartidismo de derecha a izquierda en el país.
Audio de archivo: El Salvador ha dado un timonazo a la derecha, Nayib Bukele.
Audio de archivo: Se identifica con los jóvenes y quiere acabar con la violencia.
Audio de archivo: Y le gusta usar jeans.
Silvia: Muchos medios usaron el término outsider (Persona que no forma parte del ámbito profesional o convencional de algo, como el arte o la política) para referirse a él, pero Nayib Bukele no era outsider de nada cuando apareció en las noticias internacionales con su chaqueta de cuero. Tenía casi una década en política, una carrera como publicista, una estrategia para construir poder que se gestó en un pueblo muy pequeño. Y antes de todo eso, fue un niño en una burbuja.
Gabriel Labrador: Él fue un niño muy privilegiado. Vivía en una zona muy acomodada de San Salvador. Además, estudiaron Nayib y algunos de sus hermanos en colegios bilingües, que aquí en El Salvador digamos, son un poco, colegios para la élite.
Eliezer: Él es Gabriel Labrador, periodista del medio salvadoreño El Faro, donde cubre política desde hace años.
Gabriel: La infancia de él, él mismo la recuerda como alguien, como un momento en el que recibió mucha influencia intelectual de su padre, que lo veía leyendo y que lo veía siempre rodeado de libros, de torres de libros en su casa, etcétera. Pero de su niñez se conoce ya muy poco.
Eliezer: En 2021, Gabriel publicó uno de los perfiles más completos que se hayan escrito sobre Nayib Bukele. Cuando empezamos a producir esta serie, le propusimos que nos ayudara a explorar la historia y el entorno del presidente de su país, que fuese nuestro guía por ese mundo que él conoce de cerca.
Silvia: Sabíamos que el círculo de Bukele se había ido cerrando cada vez más a medida que crecía su poder. Gabriel cuenta que buscó a 41 personas para escribir el perfil: solo nueve aceptaron hablar con nombre y apellido. Algunos hablaron desde el anonimato. Los demás rechazaron cualquier posibilidad. Es que la gente que lo ha conocido de cerca o ha formado parte de su círculo de confianza, explica Gabriel, está en alguna de estas situaciones.
Gabriel: Ahora, o siguen con Bukele o están peleados o están afuera y quedaron curados de política y no quieren volver a hablar nunca más de él.
Eliezer: Por eso Gabriel dice que se conoce poco de su niñez, y que Bukele prefiere asociar su infancia a la influencia de su padre, una figura central en la mitología que construyó de sí mismo. Y, posiblemente, la pieza más importante para armar el rompecabezas de sus inicios.
Silvia: Nayib es el quinto de los diez hijos de Armando Bukele Kattán, un empresario descendiente de una familia de inmigrantes palestinos que llegó a El Salvador a inicios del siglo veinte.
Gabriel: Comenzaron vendiendo cosas en el centro de San Salvador, pusieron sus fábricas.
Silvia: Desarrollaron industrias textiles, de muebles, maquinaria para vender. Eran comerciantes talentosos.
Gabriel: Que es un poco el estereotipo del árabe que vino en aquellos años a esta zona del mundo.
Eliezer: Entre finales del siglo 19 y principios del 20, centenares de migrantes de medio oriente desembarcaron en El Salvador, entre ellos el abuelo de Nayib Bukele. La capacidad que tenían para emprender y hacer negocios les permitió a muchas familias amasar fortunas, pero nunca gozaron de un estatus social privilegiado. Las élites tradicionales los despreciaban por su origen y su progreso rápido generaba rechazo entre los comerciantes locales.
Silvia: Esta discriminación no solo limitaba a las familias de origen árabe socialmente, sino también económicamente. A mediados de 1930, por ejemplo, la Asamblea Legislativa aprobó un decreto que prohibía establecer negocios a propietarios árabes, palestinos, turcos y de otras ascendencias, aunque estuvieran nacionalizados. Las trabas burocráticas y el menosprecio no impidieron que se volvieran una burguesía pujante, pero estaba claro que no les bastaba con ganar dinero para que fueran tratados en igualdad de condiciones. El papá de Nayib Bukele era consciente de eso.
Gabriel: Armando Bukele Kattán, aparte de ser un tipo estudioso, un tipo bastante polifacético, que le gusta el dinero, que además lo produce bien, le da buenas ganancias todo lo que hace, se convierte, creo en un punto de quiebre en el que la familia Bukele comienza a meterse también en política.
Silvia: Para Gabriel es natural que Armando Bukele, el papá de Nayib, haya establecido relaciones con el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, el FMLN, el partido tradicional de izquierda del país.
Gabriel: Porque, digamos que la izquierda política eran los que estaban tratando de desmontar el statu quo montado por la élite criolla europea. Entonces era normal que la familia Bukele o el papá de Nayib, pues se inclinara hacia el lado que estaba desafiando el poder a esta élite europea.
Eliezer: El padre de Nayib Bukele fue un personaje visible en la sociedad salvadoreña, más allá de su destreza como empresario. Era un ingeniero químico reconocido en la academia. Se convirtió al Islam y fundó la primera mezquita de San Salvador. Tuvo seis parejas en su vida. Era polígamo porque su religión se lo permitía. Por eso Nayib tiene nueve hermanos. Mantuvo durante años una columna televisada que se llamaba “Aclarando conceptos”, en la que hablaba de coyuntura nacional y regional, de historia, de todo un poco.
Audio de archivo, Armando Bukele: La honradez y la honestidad son primero. Si no las hay, es preferible un tonto y dejado que robaría menos que un diligente y capaz. La imagen bíblica de la Eva tentadora ha tenido un impacto negativo sobre las mujeres en la tradición judeo cristiana.
Eliezer: Hizo más de 700 programas. Solo él, una mesa, a veces una planta, y sus opiniones sobre el mundo.
Audio de archivo, Armando Bukele: El problema de El Salvador es que no hay dinero y se requiere un gobierno honrado, honesto. Cero codicia, cero evasión, cero corrupción.
Silvia: Nayib Bukele se ha encargado de amplificar la relevancia intelectual de su padre. Una vez lo describió así en una entrevista:
Audio de archivo, Nayib Bukele: Creo que es el hombre más inteligente que ha parido nuestro país. Y no lo digo yo, lo dicen sus exámenes de IQ de 157, no sé si alguien tendrá uno más que eso.
Eliezer: Para ponerlo en perspectiva: a Einstein se le suele atribuir un IQ de 160, aunque nunca se hizo un test de ese tipo. Pero no era salvadoreño.
Audio de archivo, Nayib Bukele: Desarrolló patentes, escribió un libro de física, estuvo nominado a un premio Nobel.
Silvia: Lo de la nominación al premio Nobel es, básicamente, un invento, pero según Gabriel, Bukele tiene motivos para agrandar de esa manera la figura de su padre.
Gabriel: Nayib lo ha usado cada vez que ha podido porque en ese momento necesita él mostrarse como alguien heredero de un intelectual de altos quilates.
Audio de archivo, Nayib Bukele: Realmente para mí, la mayor escuela siempre fue, mi padre.
Eliezer: Nayib Bukele heredó mucho más que negocios y dinero de su padre, pero no necesariamente la ambición intelectual. En el bachillerato, no era alguien que destacara en las aulas. Al menos no por su dedicación al estudio.
Óscar Picardo: Era un alumno regular, digamos. Sí tenía algunos rasgos, digamos particulares.
Silvia: El que habla es Oscar Picardo, director del Instituto de ciencia, tecnología e innovación de la Universidad Francisco Gavidia. Óscar es académico e investigador, pero conoce a Bukele desde hace mucho:
Óscar Picardo: Fui maestro de él en primaria, en 7.º, 8.º y 9.º grado en la Escuela Panamericana. Es decir, lo conozco desde niño, básicamente.
Silvia: Oscar describe de esta manera a Bukele cuando era chico:
Óscar Picardo: Discreto, un poco callado. Sí ejercía el liderazgo en un grupo de estudiantes que justamente son los que lo acompañan hoy en el gobierno. Su familia tenía recursos, o sea, eso también a veces jalona un liderazgo natural ¿verdad?
Silvia: El entorno cercano del presidente salvadoreño no ha cambiado drásticamente desde que era adolescente: por un lado, un grupo de amigos que forjó en la Panamericana, un colegio privado pequeño, bilingüe, para jóvenes de familias acomodadas, pero, según Óscar, no el más exclusivo ni aristocrático. Por otro, los vínculos de la comunidad árabe y la familia grande, nos explica Gabriel.
Gabriel: En aquel momento creo que Nayib se vio forzado un poco a tejer alianzas, tejer redes con otros niños palestinos, porque realmente la casta española, la casta europea siempre aquí vio de menos a los árabes. Entonces tanto Nayib como su padre, como su abuelo, sufrieron ese, como rechazo de las élites económicas tradicionales de aquí. Y eso se traslada en el mundo de los negocios de los padres, también en el nivel de los de los niños.
Eliezer: Entre los rasgos particulares de Bukele como alumno, Picardo recuerda, además de su liderazgo, una anécdota puntual:
Óscar Picardo: En los anuarios que hacen en los colegios, tú te tenés que definir. Y él, curiosamente, cuando se definió y está así en el anuario, dice “class terrorist.” Así se definió jocosamente él, verdad, por esa connotación árabe.
Silvia: El terrorista de la clase, egresado de 1999. Un clásico Bukele: su capacidad para apropiarse de aquello que otros consideran malo y darle la vuelta, para jugar con el doble filo de las cosas, se convertiría en un sello de su perfil y de su discurso político.
Natalia del Cid: Alguien, no sé quién, subió esa foto del Yearbook a redes, y puso que decía “class terrorist”. Y yo honestamente no lo recordaba. Hasta me extrañó porque en mi mente le habíamos puesto “class clown”, el payaso del salón.
Eliezer: Ella es Natalia del Cid, ex compañera de colegio de Bukele, que ahora se especializa en temas de migración. Natalia estaba con él en una clase pequeña, de solo 13 alumnos, y esa es una de las cosas que más recuerda de él, que hacía bromas.
Natalia del Cid: Muchas bromas. Más pequeño nos hacía el show de Mister Magoo, imitaba perfectamente una caricatura que se llamaba Mister Magoo, No sé si la conocen. Y tenía cachetes y bastantes cachetes, entonces podía imitar perfectamente a Quico, que es un personaje del Chavo del ocho y le salía muy bien. Nos hacía reír.
Eliezer: ¿A ti te sorprendió la irrupción de Nayib Bukele en la política?
Natalia del Cid: No, para nada. Ay, debo confesar que todos votamos por él en el grado. Apareció una profesora que dijo que había que elegir un presidente de grado y entonces sí preguntaron que, quién quería ser y todos dijimos no, no hay para qué. ¿Qué pereza, no? Lo que uno dice cuando, cuando está en esa edad, qué pereza, mejor voy a irme de fiesta. Quizás nadie tenía esa aspiración y Nayib dijo que él quería ser. Entonces todos dijimos de que, ah, él quiere ser, okay. Entonces por unanimidad recibió 12 votos que era el 100% del salón.
Silvia: En realidad, a ninguno de ellos les sorprendió verlo entrar en política, dice Natalia.
Natalia: A nadie le extrañó porque él tenía muy claro lo. No lo decía así de manera vocal, pero él ya tenía madera de político desde muy chico. A él le gustaba eso. No solo es que tengas madera de político, sino que le gustaba hacer eso. Y siempre tuvo ambiciones muy grandes, muy grandes.
Silvia: El primer contacto de Bukele con la política empezó detrás de bambalinas. En 1999, cuando se graduó de bachiller, Bukele asumió con 18 años la presidencia de la agencia de publicidad de la familia, Obermet. En esa época, la agencia empezó a encargarse de las campañas del FMLN. Su padre, como contaba Gabriel, había tejido relaciones con líderes del partido de izquierda desde los 80, cuando todavía había guerra civil en el país. Uno de ellos fue Shafik Hándal, uno de los cinco comandantes generales del FMLN, también de ascendencia palestina. Con la firma de la paz a principios de los noventa, esos vínculos se tradujeron en una alianza que dio frutos políticos y económicos a la familia Bukele.
Eliezer: Desde ese momento hasta que fue candidato a alcalde por primera vez, poco más de una década después, Bukele no tuvo una gran presencia pública. Intentó estudiar derecho un par de años, mientras se dedicaba a la publicidad en la agencia de su familia, pero dejó la carrera para dedicarse del todo a los negocios de su padre. A principios de los 2000 incursionó un tiempo como empresario de la noche: empezó a gerenciar una discoteca que se llamaba Mario’s, a la que le cambió el nombre por “Code”, “código” en inglés.
Silvia: Nada de lo que se conoce de su vida hasta que se metió en política parece conducir de forma definitiva a lo que se convertiría Bukele después. La pregunta es, entonces, cómo llegó alguien como Bukele, a los 30 años, a lanzarse como candidato a alcalde municipal por el partido tradicional de izquierda de su país.
Gabriel: ¿Por qué un empresario, un hijo de millonarios, decide saltar a la política? Queda totalmente sin explicación, no se entiende. Él por supuesto que dice que es porque quería cambiar el país y quería dejar de estar acomodado en un sillón.
Eliezer: Bukele ha usado distintas variaciones de esa explicación. En esta entrevista, por ejemplo, que parece una publicidad escrita con los clichés más gastados de la política, el entrevistador le dice que los ciudadanos conocen solo una cara de él.
Audio de archivo, entrevistador: Conocen a Nayib Bukele, el muchacho emprendedor, el empresario exitoso, pero, la pregunta es, ¿quién es verdaderamente Nayib Bukele?
Audio de archivo, Nayib Bukele: Bueno, soy un salvadoreño más que ama a su país, que quisiera verlo diferente. Yo creo que todos los salvadoreños soñamos con ver nuestro país distinto, con ver nuestro país floreciendo.
Silvia: Para reforzar la idea de que se sacrificó por su vocación de servicio, Bukele ha repetido que su padre, su mentor más importante, no quería que se metiera en política partidaria.
Audio de archivo, Nayib Bukele: Hay una cosa que yo le agradezco a mi padre y es que él no quería que yo me metiera en política. Pero una vez me metí, me apoyó como nadie.
Eliezer: Así se lo contó al influencer Luisito Comunica, uno de los diez youtubers más populares en español, en una especie de entrevista que hicieron años después. Su padre, explicó Nayib, le decía que meterse en política era ganar enemigos de forma automática, que no le convenía.
Audio de archivo, Nayib Bukele: Y cuando yo le dije que iba para alcalde, se enojó conmigo. Literal, se enojó, se enojó, se enojó. No es que. Pero cuando ya le dije: no, yo voy y voy, me dijo bueno, entonces te apoyo.
—¿Le comentaste alguna vez que querías ser presidente de la nación?
—No. Yo no. Yo no. Él me lo dijo.
—Él te dijo… tú vas…
—Sí, me dijo: “Tú vas a ser presidente”. Sí, pero, papá, ni siquiera estoy entrando a la alcaldía de la capital. No la segunda alcaldía. Y me dijo: “Sí, tú vas a ser presidente.”
Eliezer: Hay quienes ven una relación importante entre el menosprecio que recibieron las familias de origen palestino por parte de las élites criollas del país y la búsqueda de poder de los Bukele. Poco después de que su hijo se metiera en política, en uno de sus programas de televisión, Armando Bukele decía:
Audio de archivo, Armando Bukele: La comunidad salvadoreña de origen árabe tiene ahora suficiente fuerza hasta para ser el grupo dominante. Pero como no tenemos conciencia hegemónica, al menos actuemos para dejar de ser dominados. El Salvador también es nuestro.
Gabriel: Yo creo que cuando Nayib comienza a entender cómo funciona el marketing político, él y su papá descubren que tienen una fórmula ganadora.
Silvia: Esa fórmula ganadora llegaría en 2011. Después de dirigir empresas, de gerenciar una discoteca, de hacer las campañas del FMLN durante una década, Nayib Bukele vio la oportunidad en un pueblo de menos de 8.000 habitantes en las afueras de San Salvador: Nuevo Cuscatlán.
En un video, él mismo explica cómo se convirtió en candidato. Cuenta que se reunió con un dirigente del partido para planificar la campaña electoral del año siguiente y directamente se lo propuso, como si fuera una ocurrencia.
Audio de archivo, Nayib Bukele: Estábamos viendo lo de la campaña 2012 y yo le dije: bueno, ¿tienen algún candidato para alcalde para el nuevo Cuscatlán? Y él me dijo no, ¿por qué? Porque, aquí estoy yo, si quieren que sea así. Me dijeron bueno, perfecto, pero tenemos que reunirnos con la gente de Nuevo Cuscatlán para ver si ellos lo desean. Así nos reunimos con las bases en Nuevo Cuscatlán. Ellos estuvieron de acuerdo.
Eliezer: El proceso, en realidad, fue menos sencillo y más revelador, y ahora se lo vamos a contar. Pero es entendible que su postulación para alcalde de Nuevo Cuscatlán pueda verse hoy como el primer paso de una estrategia que tenía en el horizonte puestos mucho más grandes que la alcaldía de un pueblo. Para Picardo, el académico que fue maestro de escuela de Bukele, está claro.
Óscar Picardo: Decide inteligentemente correr por una alcaldía pequeña, un municipio muy pequeñito, estratégico, que con pocos recursos lo hizo brillar. De ahí da el salto a la Alcaldía y de la Alcaldía a la presidencia
Silvia: Después de la pausa nos vamos a Nuevo Cuscatlán. Ya volvemos.
Silvia: Ahí está la N. La N.
María Paz Rivas: Mira, ahí está la N.
Silvia: La N en todos lados. La nueva ciudad.
María Paz: Sí, la nueva ciudad, pues si el poco concreto que les han zampado a todo esto.
Silvia: Es julio de 2023 y voy en un auto con Gabriel por la carretera que conduce a Nuevo Cuscatlán, un pueblo que queda bastante cerca de San Salvador: se tarda entre 15 y 30 minutos para llegar desde la capital, dependiendo del tráfico. María Paz Rivas va con nosotros. Es una veterana dirigente comunitaria que vive en este municipio desde que nació. En una entrada del pueblo hay una ene gigante de un color celeste, y hay otras iguales repartidas en lugares públicos. Las enes significan que estamos en tierras de Nayib.
María Paz Rivas: Que eso, como le digo, cuando yo vi eso, cuando yo vi ese sello de la N, n’ombre. Ay, si es que a mí me da cuando veo esa N me da, me dan ganas de decir un montón de cosas.
Silvia: ¿Por qué?
María Paz Rivas: Ay no, usted, porque, mire, cómo nos han venido a poner ese sello en la nueva ciudad. Concreto encima, arruinando las calles, arruinando la tierra que es la que nos da de comer, verdad. Metiéndole concreto por todos lados. Eso no es desarrollo.
Silvia: La N es el símbolo de la transformación que ha vivido este municipio desde que Bukele llegó a la alcaldía en 2012, hace poco más de una década. Ahora es el logo del pueblo, que tiene como eslogan “La nueva ciudad” y es casi idéntico al logo del partido del presidente, Nuevas Ideas. Y, por supuesto, es la N de Nayib. Aquí está la urbanización Los Sueños, donde Bukele vive con su esposa desde hace unos diez años. Un barrio cerrado con casas enormes, jardines amplios y piscinas, parecido a otros complejos de residencias de lujo que han crecido como hongos en la zona en los últimos años.
Eliezer: Este es el sitio donde empezó su carrera política. Así lo explicaba él mismo en una entrevista:
Audio de archivo, Nayib Bukele: Para mí Nuevo Cuscatlán es, era… Era mi bebé. Pues mi proyecto. Es mi gente, pero mi gente es toda la gente del Salvador. Mi país son los 21.000 kilómetros cuadrados y mi gente son los 7 millones de salvadoreños. Pero, pero mi bebé, mi proyecto, mi, mi, mi ideal estaba en construir Nuevo Cuscatlán, lo cual se ha hecho muchísimo.
Eliezer: Nuevo Cuscatlán es el sueño dorado que construyó Bukele para vender su capacidad de gestión a los salvadoreños. Un territorio montañoso, muy verde, de unos 15 kilómetros cuadrados, rodeado por fincas cafetaleras, con caseríos y varias comunidades que se formaron con gente que llegaba a trabajar en las haciendas. Cuando Nayib se postuló para alcalde, Nuevo Cuscatlán ya se estaba convirtiendo en un polo de desarrollos residenciales para gente acomodada, pero todo se aceleró con su llegada.
Silvia: María Paz Rivas, nuestra guía en el pueblo, presenció el aterrizaje de Nayib desde el principio. En 2011 ella formaba parte de la directiva local del FMLN y ya habían empezado a trabajar en la campaña para la alcaldía. Ya tenían un candidato definido, un pastor evangélico que vivía en el pueblo. Pero un día los convocaron a una reunión de emergencia. Ahí, el coordinador departamental del partido les dijo que ahora el candidato iba a ser Nayib Bukele.
María Paz Rivas: Y esta es la figura y este es el que va a ser nuestro candidato. Y por qué él tiene el gane. Porque él tiene plata. Porque él es aquí, porque él es el dueño de esto, porque… O sea, comiéndonos la mente, así de sencillo. Fue así como llegó Bukele a imponer. Entonces y ya. Pues lo que más les dolió cuando les dije que eso era una imposición. Ah no hombre, yo ahí me eché de enemigos para siempre.
Silvia: El primer reparo que pusieron los militantes del Frente que venían trabajando en la campaña con el otro candidato, el pastor, fue bastante elemental, recuerda María Paz.
María Paz Rivas: Que de dónde era, porque eso fue las primeras preguntas, que de dónde era porque jamás se había escuchado de Bukele, ¿verdad? Que quien lo había llevado.
Silvia: A Nayib Bukele no lo había llevado nadie: él mismo se había propuesto como candidato. Pero la pregunta era lógica, porque lo poco que sabían de él no tenía nada que ver con la ideología que ellos defendían. María Paz cuenta que ella lo planteó en esa primera reunión.
María Paz Rivas: Mire, les dije yo: “Yo le voy a preguntar. Cómo María Paz se va a meter en los zapatos de Bukele, que él es nacido en una cuna de oro. Y yo vengo representando una comunidad. ¿Y qué piensan hacer? ¿Ustedes creen que él va a estar a favor de nosotros, los pobres? Discúlpenme, compañeras y compañeros. Jamás”. Eso fue todo lo que yo les dije.
Eliezer: Por supuesto, la decisión ya estaba tomada. Como les contamos, la familia Bukele era una vieja amiga del partido, Nayib hacía las campañas del FMLN desde hacía años, y además había convencido a un par de dirigentes de peso para que se deshicieran del candidato que tenían, apelando a una herramienta inseparable de sus movidas políticas: las encuestas. Les mostró números que decían que con el pastor iban a perder, y que él tenía posibilidades de ganar. Pero, una vez que se impuso, tuvo que empezar a combatir un prejuicio natural hacia su figura.
Gabriel: En el FMLN es muy importante el origen de clase. Eso define tu posición en el mundo y tu forma de afrontar los problemas y tratar de resolverlos, plantear soluciones. Y bueno Nayib, yo creo que estaba consciente de eso, de que él en realidad no encajaba tan bien en la izquierda, pero bueno, se encargó de, de eso, de hablar como de estos millonarios alternativos. Estos millonarios con conciencia social.
Silvia: Ese fue, literalmente, el discurso que usó durante la campaña para la alcaldía de Nuevo Cuscatlán. En una entrevista le preguntaron:
Audio de archivo, entrevistador: ¿Lo tuyo es un tema de ambición política o de vocación política, en términos de, entendida la política como una vocación de servicio?
Audio de archivo, Nayib Bukele: Sí, es una vocación de servicio, pero también es una ambición en el buen sentido. No en el sentido de ahh, yo quiero poder, porque realmente, pues, el presupuesto de mis empresas es mucho mayor al presupuesto de la alcaldía de Nuevo Cuscatlán. Entonces no es una ambición de dinero, de poder.
Eliezer: Bukele repitió distintas versiones de esta idea: que él tenía mucho más que perder metiéndose en política, pero que esa era su vocación. Y, para fortalecer este relato, empezó a hacer obras en el pueblo antes de las elecciones, que aseguraba que salían de su propio bolsillo.
Gabriel: No sabemos de dónde salió ese dinero, pero sin estar en la alcaldía, él empezó a pavimentar ciertas vías, a ocupar, a instalar luces LED en ciertas calles y la gente vio eso y decía bueno, un millonario que está ocupando dinero para cosas buenas.
Silvia: En los actos de campaña, cuenta María Paz, Bukele también repartía de su dinero para gente que pedía una cama, un pastel de cumpleaños, una canasta de alimentos. Además, prometió que iba a resolver problemas históricos del pueblo, como el agua: le dijo a las comunidades más precarias que iban a tener agua potable gratis, todos los días, las 24 horas. En realidad, nada de eso iba a ser gratis, dice María Paz. Ni el agua, ni las cosas que repartía, ni las promesas. Pero el precio de todo eso iba a llegar más tarde.
Eliezer: El 11 de marzo de 2012, Nayib Bukele ganó la alcaldía del municipio por una diferencia de menos de 300 votos (en unas elecciones donde votaron un poco más de cinco mil personas) y Nuevo Cuscatlán se volvió entonces un anticipo del modelo de gestión que iba a caracterizar al presidente salvadoreño: uno que no se detiene, que no rinde cuentas, que promete y ejecuta sin basarse tanto en las consecuencias a futuro como en el potencial publicitario de sus acciones.
Gabriel: Él sabe que en ese municipio tiene toda la todo por delante, una avenida completamente nueva donde se pueden hacer muchas cosas y ciertamente comienza como a mostrar ciertos proyectos distintos: una radio, una escuela con recursos especiales, parques remodelados, etcétera…
Silvia: Prometió que iba a donar su salario como alcalde para becas, publicó anuncios buscando a “personas talentosas” para darles trabajo, visitó municipios vecinos para repartir alimentos, inauguró una clínica de salud gratuita.
Audio de archivo, Nayib Bukele: En esta clínica, nuestros pacientes esperarán en una sala con aire acondicionado, con café, con sillas cómodas, con una plasma para ver televisión.
Gabriel: Y entonces comienza a ocupar mucho dinero, y claro, todo el mundo empieza a pensar, ¿y con qué dinero está haciendo esto?
Audio de archivo, Nayib Bukele: ¿Qué cómo nos alcanza el dinero? Bueno, no se imaginan cómo alcanza el dinero cuando nadie está robando.
Gabriel: Y ahí él y su equipo definen esta frase maravillosa que es “El dinero alcanza cuando nadie roba”. Que es una frase que lo sigue acompañando al día de hoy. Al mismo tiempo que está ocurriendo eso, que él está inaugurando obras, repitiendo cada vez que puede esta frase, en realidad, la tarjeta de crédito de la municipalidad se está topando y está endeudándose muchísimo, porque en realidad no hay tanto dinero para hacerlo.
Eliezer: Y, efectivamente, para finales de 2014, dos años y medio después de que asumiera como alcalde, el dinero ya no alcanzaba en Nuevo Cuscatlán: el Ministerio de Hacienda había clasificado a la alcaldía en la peor categoría financiera, porque su deuda había crecido un 320% respecto de 2011. Pero, para ese momento, Bukele ya tenía la cabeza en el próximo paso: en agosto de ese año, anunció que se iba a lanzar para la alcaldía de San Salvador.
Gabriel: Eso es lo que te demuestra Nayib. Es el marketing por sobre todo, el mensaje, sobre todo. Y si ocurre un problema después lo resolvemos con más marketing y con más publicidad y con más mensajes retóricos y con más luces, etcétera.
Silvia: Nayib Bukele convirtió a Nuevo Cuscatlán en su material publicitario, en un territorio donde llevar a la realidad los dos imaginarios con los que trabaja la publicidad: los deseos y los temores. Por un lado, elaboró una imagen de progreso, que asoció a la idea de que la prosperidad era posible cuando no había corrupción. Por el otro, empezó a trabajar con el miedo más extendido de los salvadoreños, para vender algo que parecía imposible: la esperanza de vivir sin violencia.
Audio de archivo: En Nuevo Cuscatlán, durante todo el 2013, no se registraron muertes violentas. La Municipalidad, ha impulsado el plan cero homicidios… Audio de archivo: Gracias a la gestión del alcalde Nayib Bukele hemos logrado cerrar con éxito este año 2013, con un municipio cero homicidios.
Eliezer: Para un país que, incluso en medio de una tregua entre el Gobierno y las pandillas, había cerrado ese mismo 2013 con casi 2,500 homicidios —o sea, más de seis asesinatos por día—, hablar de cero homicidios sonaba increíble. Pero Nuevo Cuscatlán nunca había sido un municipio realmente violento. En todo 2012 se habían registrado cuatro homicidios, menos de los que el país sufría en promedio en un solo día.
Silvia: La abogada Bertha María Deleón, que algunos años después iba a formar parte del equipo legal de Bukele, sabía que aquello de “cero homicidios” era una estrategia de marketing antes que un logro de gestión.
Bertha Deleón: Claro, yo lo sabía porque, una, trabajaba en la Fiscalía, en Homicidios, y a Nuevo Cuscatlán nunca íbamos a inspecciones de cadáveres, entonces…
Silvia: Antes de conocerlo en persona, lo que Bertha sabía de Nayib Bukele era eso, lo que él mismo se había propuesto mostrar hacia afuera del municipio:
Bertha Deleón: Eso era lo que sabía, que era el alcalde de Nuevo Cuscatlán, que, bueno, tenía un discurso progresista, hablaba mucho, por ejemplo, de derechos de las juventudes, aparecía con su gorra para atrás, con su chamarra. Entonces era como esa frescura, digamos, y que daba esa impresión de este va… Es capaz de pensar diferente a los políticos que ya estábamos hartos todos.
Eliezer: Y, en efecto, Nayib Bukele parecía capaz de pensar distinto de los políticos de su país. Su edad y su origen de clase le permitían mirar el juego político por fuera de los códigos tradicionales. Entendía la comunicación de una forma muy diferente a la de sus adversarios más veteranos. Era una figura extraña en la izquierda, porque venía de una clase acomodada; y era extraño para la derecha, que nunca habría asumido la causa “del pueblo”. Con el tiempo quedó claro que no se sentía atado ideológicamente a nada que no fuera funcional a sus objetivos. Esa distancia le permitió convertirlo todo en una batalla narrativa.
Silvia: Entender eso, que no importaban tanto los hechos como el relato de los hechos, hizo que Bukele avanzara rápido. Cuando el FMLN decidió que Bukele fuera el candidato a la alcaldía de San Salvador, su principal opositor era Norman Quijano, un veterano del partido ARENA que ya gobernaba la capital y se presentaba a la reelección. Gabriel dice que era el candidato mejor posicionado a nivel nacional, y la única gran figura de la derecha.
Eliezer: Antes de que iniciara oficialmente la campaña, durante una entrevista en televisión, un periodista le preguntó a Quijano qué pensaba acerca de que el FMLN hubiera decidido poner a Bukele a competir con él.
Gabriel: Y bueno, Norman Quijano, un político veterano de larga data en ARENA, anticomunista, etcétera, responde sabiéndose con varios galones en el pecho y con heridas de guerra. Bueno, yo tengo más experiencia que él. Pues sí, es un joven que está comenzando…
Audio de archivo, Norman Quijano: Por eso te digo que considero quizás propio de Nayib que está muy jovencito…
Gabriel: Esa frase, en una campaña tradicional pudo haber golpeado a Nayib Bukele, pero él lo que decide es utilizarla a su favor.
Eliezer: Y se reúne con su equipo de trabajo para ver de qué forma van a reaccionar.
Gabriel: Además, Norman Quijano para ellos representa un político de los que pueden golpear fácilmente, porque es un político que representa la política tradicional. Entonces se reúnen, se reúnen, empiezan a hacer una lluvia de ideas y empiezan a decir bueno, si esta frase la vamos a ocupar la convertimos en un hashtag, la imprimimos en camisetas y si vamos a regalarla por distintos puntos de San Salvador…
Eliezer:Tomaron la frase, le quitaron el nombre de Bukele y la convirtieron en una afrenta a todos los jóvenes: “Vos estás muy jovencito”, ese fue el hashtag.
Gabriel: Y eso en cuestión de 24 horas se monta y se suben en vehículos y empiezan a regalarse. Subir redes sociales en Twitter, Facebook se convierte en un fenómeno viral, cool, desafiante, con el que terminan golpeando a quien quien había dicho no, Norman Quijano, Y justamente a las semanas después, Norman Quijano decide renunciar…
Silvia: Un par de meses después de eso, Arena eligió un nuevo candidato para disputar la alcaldía, un político más joven, también empresario. Pero Nayib Bukele se había pasado dos años y medio construyendo un currículum como alcalde y utilizó todo eso en la campaña para la alcaldía de San Salvador. En una de sus entrevistas como candidato a gobernar la capital, dijo:
Audio de archivo, Nayib Bukele: Yo ya no puedo correr con mi currículum que corría en el 2012. Yo tengo que decir qué fue lo que hice como alcalde. En el 2012 me eligieron como empresario. Hoy soy alcalde. Ahora tengo que decir qué hice en mis tres años de alcalde. Entonces yo te digo, dimos becas a los jóvenes, salud de calidad, seguridad, agua potable, canastas básicas al 100 por 100 de adultos mayores, pusimos a Nuevo Cuscatlán en el mapa…
Silvia: Estaba preparado para responder a cada cuestionamiento que le hacían los periodistas o sus adversarios sobre la enorme diferencia que había entre dirigir un municipio de menos de ocho mil habitantes y una ciudad de más de trescientos mil. Como hizo con la frase de Quijano, convirtió las debilidades en fortalezas. A la diferencia de tamaño, por ejemplo, la volvió una diferencia de presupuesto, para poder decir que él, en proporción, había hecho más cosas con menos dinero:
Audio de archivo, Nayib Bukele: Nuevo Cuscatlán tiene un presupuesto de dos millones de dólares al año y San Salvador tiene un presupuesto de 86 millones de dólares al año, o sea, 43 veces mayor. Y su población solo es 28 veces mayor. Por lo tanto tiene más presupuesto que Nuevo Cuscatlán por habitante.
Silvia: Para responder a la diferencia que existe entre enfrentar la inseguridad en un pueblo donde no pasa casi nada y hacerlo en la ciudad más violenta del país, usó un recurso astuto: se mostró como alguien preocupado por cada vida individual.
Audio de archivo, Nayib Bukele: Después de tres años de no tener homicidios tuvimos el primer homicidio. Casi tres años, íbamos a terminar el período invictos, sin ningún homicidio. Y tuvimos uno en el cual mucha gente me decía: ¿pero cómo no me voy a preocupar si es el hijo de alguien?
Eliezer: Cuando uno ve distintas entrevistas al Bukele de esa época, es fácil entender el efecto que lograba. Es una cara nueva, está diciendo que las cosas que más les preocupan a los salvadoreños tienen soluciones fáciles, que él ya lo hizo, y lo plantea todo como si solo fuera un problema de escala y de eficiencia. No es sorprendente, entonces, que en marzo de 2015, Nayib Bukele haya ganado las elecciones a la alcaldía de San Salvador con algo más del 50 por ciento de los votos.
Carlos Araujo: Cuando ya gana la alcaldía de San Salvador, definitivamente, él tenía ya un discurso bastante como contestatario hacia el status quo.
Silvia: Él es Carlos Araujo, un político histórico de ARENA, el partido de derecha más importante de El Salvador.
Carlos Araujo: y llamaba la atención porque ya quieras o no, en ese momento creo que la política tradicional salvadoreña ya estaba dando sus últimas patadas de ahogado y él como que llamaba mucho la atención y la verdad que ilusionaba. O sea, los líderes así son al final, y algo que hay que reconocer que el tipo es un líder.
Silvia: Araujo fue un funcionario electoral clave de su partido y desde hace años trabaja con tecnología y procesamiento de datos, como encuestas de opinión pública. A pesar de que era opositor, y hoy lo sigue siendo, nos dijo que, en ese momento, él también se ilusionó con Bukele.
Eliezer: Carlos conoció de cerca la gestión de Bukele en la alcaldía de San Salvador. Cuando ganó las elecciones, él y su hermano Walter, que también era un cuadro de la derecha y hoy es una especie de fuerza de choque del bukelismo, le ofrecieron a Nayib un servicio para su Gobierno:
Carlos Araujo: Él tenía una aplicación que se llamaba Sivar, que era el uso de tecnología y aplicaciones telefónicas para que los ciudadanos pudieran de alguna manera pedir solución de servicios que da la alcaldía, que se le quemó un foco, que había que recoger basura, que hay que reparar calles, que hay que podar árboles.
Silvia: Carlos y su hermano se encargaban de la parte de gestión del servicio detrás de la aplicación. Parecía algo hecho a la medida de Bukele, porque ofrecía la ilusión de que los problemas cotidianos se podían reducir a una cuestión de eficiencia tecnológica. Nayib quería dejar huella como alcalde, y quería hacerlo pronto.
Carlos Araujo: Él, desde que llegó a la alcaldía de San Salvador, eh, ya, ya tenía una ruta trazada de a donde quería llegar, ¿verdad? Y la Alcaldía de San Salvador terminó siendo una plataforma porque es la Alcaldía de la capital, es la Alcaldía que tiene más presupuesto, la alcaldía más mediática, y él es un tipo sumamente mediático para esas cosas. Entonces como que era el paso adicional que había que dar previo a lo que quería conseguir él.
Eliezer: Más allá de una aplicación, para usar la alcaldía de San Salvador como plataforma necesitaba obras, algo que desde el principio ha sido un pilar de su marketing político. Su proyecto insignia como alcalde fue la recuperación de una pequeña parte del centro histórico de San Salvador, y la obra estrella de ese plan, en ese momento, fue un mercado al que le puso de nombre Cuscatlán, una palabra que usa mucho. El mercado Cuscatlán: un edificio de varios pisos con escaleras mecánicas, computadoras, una biblioteca, una azotea con bares y otras comodidades impensables para una zona que siempre había estado dominada por el comercio informal, las pandillas y la sordidez.
Una pausa y volvemos.
Gabriel: O sea… Probablemente caminar así como estamos con grabadora visible y tal y con auténtico look de turista. Hubiera sido como, no sé, como demasiado evidente para los ladrones, pero ajá, Ahora como que…
Silvia: ¿Se puede?
Gabriel: Sí, se puede.
Silvia: Fui con Gabriel a recorrer el centro histórico un lunes de julio de 2023. Quería entender qué había implicado para la ciudad y sus habitantes el proyecto más emblemático de la gestión de Bukele. Fuimos por la tarde, el sol quemaba como brasa y la plaza donde estábamos, que se llama Libertad, hervía de gente. Cuando Nayib asumió la alcaldía, me dijo Gabriel, él sabía que tenía que hacer algo de impacto visual, que el centro era lo más icónico.
Gabriel: Y que por aquí transitan, no sé, miles, decenas de miles, cientos de miles de salvadoreños al día. Esta y la otra plaza fueron remodeladas y además fueron habilitadas para que la gente pudiera caminar, que la gente pudiera como estar.
Silvia: Aunque Bukele suele hablar de la “recuperación del centro”, Gabriel me mostró que el proyecto, hasta ese momento, se reducía a solo unas seis manzanas de las 250 que son consideradas parte del centro histórico.
Gabriel: Yo por eso digo que es un producto mercadológico, porque siento que la diferencia está en que antes no tenías esta sensación de amplitud. O sea, todo estaba como muy encima siempre. Prostitutas, ladrones, probablemente. Pero comenzó a verse en redes sociales. Abrieron bares y digamos que hubo un resurgir del centro que fue parte del legado de Nayib y yo creo que como alcalde es lo más notorio y es lo único con lo que él logró hacer, como decir hey, estoy haciendo cosas distintas, que ningún otro alcalde había podido hacer. Pero claro, debajo de eso está que para lograr sacar vendedores ambulantes de las de las cuadras, él tenía que negociar con la pandilla y lo hizo a través de intermediarios de su de la propia alcaldía.
Silvia: Más adelante en esta serie vamos a hablar de las negociaciones de Bukele con las pandillas, pero por ahora, lo que hay que entender es que la diferencia entre Bukele y otros políticos parecía ser, más que nada, que él estaba dispuesto a hacer lo que fuera para lograr sus objetivos. Su proyecto de recuperar el centro también había pasado por encima de leyes de patrimonio y arquitectura. El local para el mercado se alquiló con un sobreprecio de casi el doble, y una auditoría que se hizo después encontró, en su primera evaluación, que el alcalde y un grupo de concejales habían tomado decisiones arbitrarias y sin respaldo legal que perjudicaban a la municipalidad en millones de dólares.
Eliezer: Carlos Araujo, el político de Arena que trabajó un tiempo con Bukele cuando era alcalde de San Salvador, cuenta que, en realidad, la arbitrariedad era básicamente su forma de gestión, no una excepción. Carlos dice que su equipo cercano ya sabía que esas eran las condiciones.
Carlos: O sea, era un equipo de “sí señor, sí señor, sí señor” aunque estuviera equivocado, y sabían que estaba equivocado en algunas cosas. Es que él no acepta discusión.
Eliezer: A Nayib Bukele no le gusta que lo contradigan, y eso es algo que, a esta altura, lo sabe todo un país. Pero algunos de los primeros en saberlo, además de su equipo, fueron los periodistas. Así lo conoció la abogada Bertha de León, cuando él era alcalde de San Salvador, por un caso relacionado con ataques a medios, que fue conocido como “ciberataque”.
Silvia: El caso es complejo, pero se puede resumir así: dos de los diarios más importantes del país publicaban cosas que a Bukele no le gustaban. Para vengarse, gente vinculada con Nayib diseñó y puso en internet una réplica de las páginas web de estos periódicos, pero con noticias que se burlaban de los directivos de esos medios. Ellos pusieron una denuncia, y la investigación llegó hasta Bukele.
Bertha: Fue una estupidez de adolescente y básicamente fue tomar el nombre de La Prensa Gráfica, del Diario de Hoy, hacer una parodia de las portadas, agarrar la foto de los directores y poner, por ejemplo, un titular como, “José Roberto Dutriz dice que las pupusas que más le gustan son las revueltas”. Y tú leías la noticia y eran puras pendejadas. Pues entonces eso fue básicamente lo que pasó, la creación de páginas parodia, no hubo ningún ciberataque.
Eliezer: Bukele parecía sentirse tan autorizado a combatir las críticas, que ni siquiera se preocupó por esconder su participación en los ataques, según cuenta Bertha:
Bertha Deleón: Incluso el propio Nayib le escribió al director editorial de La Prensa adjudicándose esa parodia y estaba ese chat en el proceso donde él le decía, “cada acción tiene una reacción. Si ustedes siguen publicando cosas en mi contra, voy a seguir con los ataques”.
Silvia: Bertha era una abogada de alto perfil que había ganado reputación como litigante en casos importantes, así que Bukele la contrató para que formara parte de su equipo legal. Era la única mujer en un grupo de varios abogados.
Bertha Deleón: Constantemente siempre tuvimos que estar involucrados varios abogados, digamos, no solo en lo penal, porque bueno, la personalidad de él es como muy impulsivo. Se metía en problemas con bastante facilidad, entonces yo lo representé en tres procesos penales, o sea, no solo en este tema del supuesto ciberataque, sino que también por expresiones de violencia, por difamación…
Eliezer: Según lo que Bertha describe de las reuniones de trabajo, Nayib Bukele no parecía alguien especialmente preocupado por las consecuencias de sus acciones.
Bertha Deleón: Era: estábamos tomando decisiones y empezaba a hablar, “ah sí por ejemplo, como lo que sale en CSI” y que ¿te acordás? Y bueno, y ahí empezaba… Una persona muy dispersa o constantemente en el Twitter.
Silvia: Bukele odiaba que los periodistas mancharan la imagen de político perfecto a la que dedicaba tanta energía y recursos. Y eso fue haciéndose más evidente a medida que acumulaba más poder. El problema es que, para entonces, ya tenía un currículum político, y había más reflectores apuntando hacia él. No podía distraer a la prensa con trucos de marketing como hacía en Nuevo Cuscatlán. Y no podía evitar que los diarios revisaran su pasado.
Bertha Deleón: Por ejemplo, hacían publicaciones sobre supuesta corrupción en el tema de construcciones no autorizadas en Nuevo Cuscatlán, o cobros excesivos por los permisos de construcción de esas residencias. Entonces, digamos, había como ese ruido y eso era lo que él quería detener. Él lo interpretaba como ay, estos saben que yo puedo ser presidente, por eso me atacan todos los días y sacan cosas en mi contra.
Eliezer: Bukele ya estaba pensando en la próxima oficina que quería ocupar, y es lógico que no quisiera a nadie mirando detrás de las promesas de ayer. Porque algunos de sus logros, después de haberlos anunciado como la panacea y haberlos explotado publicitariamente, se terminaban cayendo a pedazos o se convertían en nuevos problemas a medida que él se alejaba.
Silvia: Así pasó con la aplicación Sívar, que mencionamos hace unos minutos. Carlos nos dijo que dejó de existir porque no podían responder a la demanda ciudadana y la alcaldía no cumplía con el pago de servicios que le daban los proveedores. Así pasó con el mercado Cuscatlán, su obra estrella en la capital que, para inicios de 2023, acumulaba unos cinco millones de dólares de deuda por alquileres impagos. Y así terminó pasando también con su tierra dorada, Nuevo Cuscatlán, donde empezó todo.
Eliezer: Porque hoy en día, diez años después de que Bukele se convirtiera en alcalde del pueblo, las comunidades todavía no tienen agua 24/7, pero el municipio se ha convertido en un destino de megaproyectos de viviendas y áreas de comercio para gente con dinero que están expulsando a los residentes más pobres.
Cuando Silvia y Gabriel fueron a Nuevo Cuscatlán, visitaron una comunidad que había conseguido frenar un desalojo, pero todavía no sabían qué iba a pasar con ellos. Y no eran los únicos en esa situación.
Antonio Ortíz: Vamos a nombrar primero Finca Santa Elena, que es donde estamos nosotros. Aquí están en peligro de desalojo 20 familias. La Monseñor Romero sobrepasa… Tiene 80 familias. Está aquí la Cuartería. Ajá. Está la Tomás Rodríguez…
Silvia: Él es Antonio Ortíz, tiene 55 años y es colono de una finca llamada Santa Elena, donde ha vivido desde que nació. Antonio dice que la Nueva Ciudad que ha vendido Bukele es básicamente un escenario.
Antonio Ortiz: Lejos de lo que allá se pregona aquí, que la gran ciudad, la nueva ciudad, solo de enfrente, porque si te fijas de enfrente si es nueva, pero de adentro de atrás, ¿cómo estamos? Mal.
Silvia: Lo que hay entre la fachada del progreso y el pueblo de atrás, dice Antonio, es la desigualdad de siempre. Y eso no ha cambiado.
Antonio Ortíz: Ellos están seguros, siempre lo han estado. El rico siempre ha estado seguro. Si el que está inseguro es el pobre, nosotros somos los que estamos inseguros, aunque haiga 10.000 soldados allá siempre nosotros estamos inseguros. La incertidumbre está. ¿Por qué? Porque no hay tierra, no hay agua. O sea, usted sale a trabajar y no sabe si va a volver porque ahí afuera de algo lo pueden acusar y se lo llevan. Y su familia queda en el limbo.
Silvia: Cuando le preguntamos por todo lo que Nayib Bukele había publicitado de sus logros como alcalde, Antonio recordaba un reportaje que salió hace mucho tiempo, en 2014. Se llama “un pueblo de ensueño en El Salvador” y había sido emitido por Univision, una de las principales cadenas hispanas en Estados Unidos. El video, que no se puede describir de otra manera que como un publireportaje, todavía puede encontrarse en Youtube:
Audio de archivo, Primer impacto: En este pueblo la gente ya no piensa en emigrar al norte en busca del sueño americano. Por el contrario, los que se fueron ahora quieren regresar para vivir en este paraíso, llamado Nuevo Cuscatlán…
Antonio Ortíz: La nueva ciudad, sí eso, aquí todo está bonito. Vieran qué lindo. Vénganse a vivir aquí. Pero tiene que tener 250.000 dólares para venirse para acá. Y esta gente que vive aquí, como ellos, que son nativos colonos de las fincas. Hay que sacarlos. ¿Dónde está aquello de que él dijo que le iba a ayudar al pueblo? Y hoy el pueblo está haciendo a un lado, lo está sacando de donde uno es nativo, está sacando a ese pueblo él, ¿verdad? Se olvidó prácticamente de todas las promesas que él hizo…
Audio de archivo, Primer impacto: Algunos creen que Nayib Bukele aspira a ser presidente, que todo esto es parte de una campaña política. El alcalde lo negó tajantemente, mientras los jóvenes dicen que no ven nada malo en eso: si esto es política, puedo decir que es hermoso, porque todos estamos siendo beneficiados: los niños, los jóvenes, los adultos, los ancianos…
En el próximo episodio…
Carlos Araujo: Esa historia se construyó inclusive haciendo mucha investigación de opinión pública para entender si había suficiente madurez en el electorado salvadoreño para poder introducir una tercera vía, algo que jamás se había dado en este país.
Silvia: ¿Y qué decían las encuestas?
Carlos Araujo: De que sí.
Gabriel: Él se da cuenta que el desencanto es inapelable y que él tiene que aprovecharse de eso.
Audio de archivo, Nayib Bukele: Estaremos en las elecciones buscando la Presidencia de la República de El Salvador para cambiar de verdad el país.
Gabriel: FMLN y ARENA creen que están haciendo bien las cosas y que solo es una cuestión de diseñar mejores campañas, quizás contratar a uno que otro asesor, pero nadie vio la hecatombe que venía o no lo quisieron aceptar.
Eliezer: Esta serie fue realizada gracias al apoyo del Pulitzer Center on Crisis Reporting, Free Press Unlimited, Artículo 19 México y Centroamérica, la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) y Dejusticia. Además, agradecemos a la FLIP por la asesoría y la revisión legal, y a Riesgo Cruzado, por su valioso apoyo en materia de protección y seguridad.
Los productores y reporteros de Bukele: el señor de Los sueños somos Silvia Viñas y yo. Gabriel Labrador es nuestro reportero y productor en terreno. Desireé Yepez es nuestra productora digital. Daniel Alarcón y Camila Segura son los editores. Carlos Dada es nuestro consultor editorial. Los verificadores de datos son Bruno Scelza y Desireé Yepez. Selene Mazón es asistente de producción. El tema musical, la música, mezcla y el diseño de sonido son de Elías González. El diseño gráfico y la dirección de arte son de Diego Corzo. El desarrollo web es de Paola Ponce. Gracias a Jonathan Blitzer por su apoyo.
Bukele, el señor de Los sueños es un podcast de Central, el canal de series de Radio Ambulante Estudios.
Desde Radio Ambulante Studios, las directoras de producto son Natalia Ramirez y Laura Rojas Aponte, y contaron con la ayuda de Paola Alean. El equipo de audiencias y producción digital está formado por Samantha Proaño, Ana Pais, Analía Llorente, Melisa Rabanales. La gestión de prensa y comunidades es de Juan David Naranjo.
Camilo Jiménez Santofimio es director de alianzas y financiación. Carolina Guerrero es productora ejecutiva de Central y la CEO de Radio Ambulante Estudios.
Puedes seguirnos en redes sociales como @ [arroba] centralseries RA y suscribirte a nuestro boletín de correo en centralpodcast.audio.
Soy Eliezer Budasoff. Gracias por escuchar.
Transcript:
Eliezer Budasoff: Hi! We wanted to let you know that during July we’re taking a short break from our weekly production schedule to work on new episodes and other projects, like a series on the Amazon that we’ll publish before the end of the year. But in exchange, we want to offer you something we’ve been thinking about for the past few months: over the next few weeks, we’ll be sharing four episodes from the series Silvia and I made about how Nayib Bukele built his power. The series is called “Bukele: Lord of the Dreams.”
Silvia Viñas: In June, the Salvadoran president officially completed the first year of his second term, after running for reelection even though the Constitution prohibits it. Bukele wrapped up six consecutive years in power with an authoritarian escalation that drew international media attention. They began to ask how he went from being the poster child for the successful war on gangs to repressing peaceful protests, detaining businesspeople, and imprisoning his critics. We talked about all this in the episode “Pursue, Detain, Silence: Nayib Bukele’s May of Fury” in case you haven’t heard it. But the spotlight was already on him before that.
Eliezer: In the first few months of the year, images of migrants deported by the U.S. handcuffed like criminals, entering Bukele’s mega-prison for gang members in El Salvador made headlines around the world. His relationship with Donald Trump has changed the landscape. It’s given a boost to Bukele’s most authoritarian side and placed him in a privileged spot among other regional leaders. At the same time, this attention has shed light on his governing style, his pacts with gang leaders, and other events usually overshadowed by official advertising. To understand what’s happening now, we need to look back a bit.
Silvia: We think this is a good moment to remember how we got here, and that’s exactly what these four episodes tell: where Bukele comes from, how he jumped from advertising into politics and sprinted through that world guided by ambition and a sharp sense of opportunity that didn’t care for party loyalties. How, once in power, he managed to take control of all other branches of government. And at what point he discovered that violence could be the perfect excuse to dismantle the state, override civil protections, and rack up massive popularity along the way.
We’ll take a short break and come back with the first episode.
Eliezer: There’s a video from over a decade ago, May of 2013, where you can see a rough draft of the future. Nayib Bukele is 31 years old and the young mayor of Nuevo Cuscatlán, a town on the outskirts of San Salvador, the capital of El Salvador. He’s been invited by the country’s only public university to speak to students about “youth professional development,” but Bukele says he hasn’t come to teach them how to write a résumé.
Archive audio, Nayib Bukele: Or how you should dress for a job interview, or how to shake hands, or modulate your voice. We’re here to talk about how we’re going to change things. For everyone.
Eliezer: At this point, Bukele has only been mayor for a year. It’s his first elected position. Just a couple of weeks before taking office, he was still president of Yamaha El Salvador, a motorcycle dealership. He’s still six years away from becoming the country’s president, but in this talk, Bukele already has a PowerPoint, and an idea to sell: we need to attack the root cause of all of El Salvador’s problems.
Archive audio, Nayib Bukele: What’s the root cause of the problem? Because if I ask you about the problems, everyone gets it. The problems are poverty, unemployment, lack of opportunity. Everyone understands the problems. We all get it. Crime… But what’s the cause of that problem? What makes those problems exist?
Eliezer: Within minutes, Bukele lists and then discards the usual suspects: the oligarchy, the government, education, the media… None of them, he says, are the main cause. And then, he says something unexpected: the true cause of the country’s problems, he claims, is paradigms.
Archive audio, Nayib Bukele: A paradigm, in the definition I’m giving you today, is something that gets planted in our minds and is made to look like truth, even though it’s not. They’re not truths. They’re the complete opposite.
Eliezer: Standing there in front of the students, Bukele has a nearly perfect beard, a crisp white rolled-up shirt, dress pants, slicked-back hair. Everything looks immaculate. He hasn’t yet perfected his tech-rebel aesthetic or his rhetoric, but the core of his message is already there, his ambition is already there. He looks like a young executive who’s just stepped into politics and says what no one else says: Salvadorans have been fed ideas. Things that aren’t true. Paradigms. For example: politics is bad, therefore, don’t get involved.
Archive audio, Nayib Bukele: Poor people are poor because they’re lazy. I’ve heard that one. Another paradigm:
Eliezer: Businesses create jobs.
Archive audio, Nayib Bukele: You’ve heard this one: wasteful spending. They say, “our government wastes money.”
Eliezer: Everything he says is a little arbitrary, but it sounds convincing. He presents it in a way that feels obvious, stripped of ideology, like pure common sense. It’s like a TED Talk. Until he gets to his final example:
Archive audio, Nayib Bukele: And this one’s my favorite: populism. You’ve all heard that word. It sounds ugly. People hear populism and say “populism…” Does anyone want a populist president?
Eliezer: The students say nothing.
Archive audio, Nayib Bukele: No one?
Eliezer: Bukele raises his hand, smiles, and asks them again:
Archive audio, Nayib Bukele: No one? Well, I do. I want to ask you, when you leave here, to grab a dictionary and look up the definition of the word “populism.”
Eliezer: He tells them that on his way to the talk, he looked it up in a dictionary, Larousse—and reads the definition from a PowerPoint slide:
Archive audio, Nayib Bukele: “Populism: a political doctrine that aims to defend the interests and aspirations of the people.” That’s considered bad here in El Salvador. Defending the interests and aspirations of the people is bad in El Salvador. And I came to the University of El Salvador, I asked if anyone wanted a populist president, and no one raised their hand.
Eliezer: He’s almost at the end. The students stare at the politician now challenging them. In six years, he’ll be their president. Then he’ll take selfies at the UN, storm Congress with the military, negotiate with gangs, consolidate all state power, become the most popular leader in the Americas, go after the press, block corruption investigations into his own government, make Bitcoin legal tender, dismantle the gangs, turn El Salvador into the country with the highest incarceration rate in the world, violate the Constitution, and be cited as a model by politicians and citizens across the continent.
But at this moment, he’s just a young adman, a small-town mayor with an idea to sell: the root of the country’s problems are the ideas planted in people’s heads, the things we’ve been taught to believe are bad but are actually good. We’re all locked in a cage, Bukele tells the students.
Archive audio, Nayib Bukele: The bars are the paradigms, but we have the key.
Eliezer: And he knows what the key is.
Archive audio, Nayib Bukele: Break the paradigms. That’s all we need to do.
Eliezer: This is Lord of the Dreams, a podcast by Radio Ambulante Studios. I’m Eliezer Budasoff.
Silvia: And I’m Silvia Viñas. Episode 1: Someone Like Bukele.
Archive audio: I’m a die-hard Nayib Bukele fan. I think he’s the kind of guy, he’s showing that we Latin Americans can be good people.
Archive audio: Man, the president of El Salvador’s got balls. Nayib Bukele. Nayib Bukele. Balls.
Archive audio: I mean, you could say he’s a cool dictator. Exactly. But a good dictator.
Archive audio: You know who’s absolutely divine? The president of El Salvador. Wow! Oh yeah. Ah, Bukele! Wow. A genius.
Silvia: Nayib Bukele’s rise to power, the story we’re going to tell you over the next six episodes, is emblematic of our time. It reflects the cracks where the very meaning of democracy slips through.
In the last five years, El Salvador has turned into a sort of authoritarian experiment, a political model that has morphed with unprecedented speed right in front of our eyes. Bukele came to power in 2019 as the millennial president, the youngest in Latin America, the one who defeated traditional politics thanks to his charisma and media savvy. And now, he’s running in the 2024 elections in direct violation of his country’s Constitution, which prohibits reelection in six different articles, while maintaining complete control over all three branches of government and ruling through a state of emergency imposed by legislative decree. There is, literally, nothing stopping him. Because on top of it all, his popularity is massive.
Eliezer: Across the continent, politicians now talk about the Bukele model, or adopting “the Bukele Plan,” as they call it in Peru. In Chile and Argentina, in Mexico, Honduras, Costa Rica, Colombia, mayors, candidates, lawmakers, party leaders, presidents, talk about imitating him, following his example. Nayib Bukele is the poster child for a political current that is hollowing out the democratic systems we know from the inside.
Silvia: But it’s not just them. Beneath the thousands of comments people leave for Bukele on social media, it’s very common to see this one: “In our country, we need someone like Bukele.” But what does that even mean, someone like Bukele? That’s what we’re going to try to unpack in this series. To try to understand, along the way, how someone convinces a whole society that the only way to fix things is to hand him unlimited power, and when exactly the promises of democracy stop meaning anything at all.
The first time much of the world heard about Nayib Bukele was in February 2019, after his first-round win in El Salvador’s presidential elections. We all got roughly the same information at the time:
Archive audio: A 37-year-old adman who doesn’t wear ties has become the youngest president in El Salvador’s recent history.
Archive audio: Businessman Nayib Bukele focused his campaign on media and social networks.
Archive audio: He connects with youth and millennials.
Archive audio: He broke the country’s traditional left-right bipartisanship.
Archive audio: El Salvador has taken a sharp turn to the right, Nayib Bukele.
Archive audio: He identifies with young people and wants to end violence.
Archive audio: And he likes to wear jeans.
Silvia: Many media outlets used the term outsider to describe him, but Nayib Bukele was no outsider when he appeared in international headlines wearing his leather jacket. He had already spent nearly a decade in politics, had a background in advertising, and had been developing a power-building strategy that started in a very small town. And before all that, he was a child in a bubble:
Gabriel Labrador: He was a very privileged child. He lived in an affluent area of San Salvador. On top of that, Nayib and some of his siblings studied in bilingual schools which, here in El Salvador, are basically schools for the elite.
Eliezer: That’s Gabriel Labrador, a journalist from El Faro, a Salvadoran outlet where he’s been covering politics for years.
Gabriel: His childhood, he himself remembers it as a time, as a moment when he was intellectually influenced by his father, who would see him reading, always surrounded by books, towers of books at home, and so on. But beyond that, very little is known about his early years.
Eliezer: In 2021, Gabriel published one of the most comprehensive profiles ever written about Nayib Bukele. When we started producing this series, we asked him to help us explore the story and background of the president of his country, to be our guide through a world he knows up close.
Silvia: We knew Bukele’s inner circle had grown increasingly closed off as his power expanded. Gabriel says he reached out to 41 people while reporting the profile: only nine agreed to speak on the record. Some spoke anonymously. The rest declined entirely. People who’ve been close to Bukele or part of his inner circle, Gabriel explains, tend to fall into one of these categories:
Gabriel: Either they’re still with Bukele, or they’ve fallen out with him, or they’re out of politics altogether and never want to talk about him again.
Eliezer: That’s why Gabriel says so little is known about Bukele’s childhood, and that Bukele prefers to link that time of his life to the influence of his father, a central figure in the mythology he’s built around himself. Possibly the most important piece in understanding the puzzle of his origins.
Silvia: Nayib is the fifth of ten children of Armando Bukele Kattán, a businessman descended from a family of Palestinian immigrants who came to El Salvador in the early 20th century.
Gabriel: They started out selling things in downtown San Salvador, and opened factories.
Silvia: They developed businesses in textiles, furniture, machinery, natural-born entrepreneurs.
Gabriel: Which fits the stereotype of the Arab immigrant who came to this part of the world in those years.
Eliezer: Between the late 19th and early 20th centuries, hundreds of migrants from the Middle East arrived in El Salvador, including Nayib Bukele’s grandfather. Their knack for entrepreneurship and commerce allowed many of these families to build wealth, but they were never granted true social status. Traditional elites looked down on them for their origins, and their quick success often sparked resentment among local merchants.
Silvia: This discrimination didn’t just limit these Arab-descended families socially, it had economic consequences too. For example, in the mid-1930s, the Legislative Assembly passed a decree prohibiting people of Arab, Palestinian, Turkish, and other origins, even if naturalized, from opening businesses. Bureaucratic roadblocks and prejudice didn’t stop them from becoming a powerful bourgeois class, but it was clear that making money alone wasn’t enough to be treated as equals. Nayib Bukele’s father understood that.
Gabriel: Armando Bukele Kattán, besides being an intellectual, a multifaceted guy, someone who liked money and was good at making it, became, I think, a turning point where the Bukele family started getting involved in politics as well.
Silvia: For Gabriel, it makes sense that Armando Bukele, Nayib’s father, established ties with the FMLN, the Farabundo Martí National Liberation Front, the country’s traditional leftist party.
Gabriel: Because the political left was the force trying to dismantle the status quo created by the European-descended elite. So it made sense for the Bukele family, or Nayib’s father, to lean toward the side that was challenging that elite’s power.
Eliezer: Nayib Bukele’s father was a visible figure in Salvadoran society, beyond his success as a businessman. He was a chemical engineer respected in academic circles. He converted to Islam and founded the first mosque in San Salvador. He had six partners throughout his life, he was polygamous, because his religion allowed it. That’s why Nayib has nine siblings. For years, he hosted a televised column called Clarifying Concepts, where he spoke about national and regional affairs, history, a little of everything.
Archive audio, Armando Bukele: Honesty and integrity come first. If they’re missing, I’d rather have a fool who does nothing than a capable man who steals a lot. The biblical image of Eve as the temptress has had a negative impact on women in Judeo-Christian tradition.
Eliezer: He did over 700 shows. Just him, a table, sometimes a potted plant, and his opinions on the world.
Archive audio, Armando Bukele: El Salvador’s problem is that there’s no money, and what we need is an honest, honorable government. Zero greed, zero evasion, zero corruption.
Silvia: Nayib Bukele has gone out of his way to amplify his father’s intellectual legacy. In one interview, he described him like this:
Archive audio, Nayib Bukele: I think he’s the smartest man this country has ever birthed. And I’m not the one saying that, it’s his IQ test scores. 157. I don’t know if anyone else has a higher score than that.
Eliezer: Just for context: Einstein is often said to have had an IQ of 160, though he never actually took a test. But he wasn’t Salvadoran.
Archive audio, Nayib Bukele: He developed patents, wrote a physics book, was even nominated for a Nobel Prize.
Silvia: The Nobel nomination is basically made up. But according to Gabriel, Bukele has his reasons for inflating his father’s image that way:
Gabriel: Nayib has used that every chance he gets because he needs to present himself as the heir to a high-caliber intellectual.
Archive audio, Nayib Bukele: Honestly, my greatest school was my father.
Eliezer: Nayib Bukele inherited far more than just money and business ties from his father, but not necessarily his intellectual ambition. In high school, he didn’t exactly stand out in the classroom, at least not for academic excellence.
Óscar Picardo: He was a regular student, let’s say. Though he did have some particular traits.
Silvia: That’s Óscar Picardo, director of the Institute for Science, Technology, and Innovation at Francisco Gavidia University. Óscar is a scholar and researcher, but he’s known Bukele for a long time:
Óscar Picardo: I was his teacher in primary school, in 7th, 8th, and 9th grade at Panamerican School. I’ve basically known him since he was a kid.
Silvia: Here’s how Óscar describes Bukele as a child:
Óscar Picardo: Quiet, a bit reserved. But he did show leadership in a group of students who, coincidentally, are the same ones who surround him in government today. His family had money, and that sometimes helps create a kind of natural leadership, right?
Silvia: The president’s inner circle hasn’t changed much since his teenage years. On one hand, there’s his group of friends from Panamerican School, a small, private bilingual school for upper-middle-class families, though, according to Óscar, not the most elite or aristocratic one. On the other hand, there are ties to the Arab community and the extended family, as Gabriel explains:
Gabriel: At that time, I think Nayib felt somewhat forced to build alliances and networks with other Palestinian kids, because the Spanish and European elite here always looked down on Arabs. So both Nayib and his father, and even his grandfather, experienced that rejection from the traditional economic elites. And that tension carried over to the business world and even among kids at school.
Eliezer: Among the traits that stood out about Bukele as a student, Picardo remembers one anecdote in particular:
Óscar Picardo: In school yearbooks, you have to write a short description of yourself. And he, curiously, described himself, and it’s there in the yearbook, as the “class terrorist.” That’s how he jokingly defined himself, right? Because of that Arab background connotation.
Silvia: Class terrorist, Class of ‘99. A classic Bukele move: taking something others see as negative and flipping it, playing with the double edge of things, something that would become a signature of his political style and rhetoric.
Natalia del Cid: Someone, I don’t know who, posted that yearbook photo online, and pointed out it said “class terrorist.” And honestly, I didn’t even remember that. It surprised me, because in my mind we’d put “class clown”.
Eliezer: That’s Natalia del Cid, a former classmate of Bukele’s who now specializes in migration issues. Natalia was in a small class with him, just 13 students, and one of her strongest memories of him is how he was always making jokes.
Natalia del Cid: So many jokes… When we were little, he’d perform the Mr. Magoo show—he could perfectly imitate a cartoon called Mr. Magoo. I don’t know if you know it… And he had chubby cheeks, really chubby cheeks, so he could also imitate Quico, the character from El Chavo del Ocho, and he was great at it. He made us laugh a lot.
Eliezer: Were you surprised when Nayib Bukele went into politics?
Natalia del Cid: Not at all. I have to admit, we all voted for him in our class. A teacher came in one day and said we needed to elect a class president, and she asked who wanted to run. And we were all like, “Ugh, no thanks.” You know how it is at that age, you’d rather just go party it up. No one really had the ambition. And Nayib said he wanted to do it. So we were like, “Oh, he wants it? Fine.” So he got 12 votes, unanimous. That was the whole class.
Silvia: In truth, none of them were surprised to see him enter politics, Natalia says.
Natalia: No one was surprised, because he always had a clear sense of it. He didn’t say it out loud, but he had a politician’s instincts from a very young age. He liked it. It’s not just that he had the makings of a politician, he actually liked doing that. And he always had big ambitions, really big ones.
Silvia: Bukele’s first contact with politics started behind the scenes. In 1999, when he graduated from high school, he took over the family’s advertising agency, Obermet, at the age of 18. Around that time, the agency began handling the FMLN’s campaigns. As Gabriel told us, Bukele’s father had built relationships with leaders of the leftist party since the 1980s, during El Salvador’s civil war. One of those leaders was Shafik Hándal, one of the five top commanders of the FMLN and also of Palestinian descent. After the peace accords in the early ‘90s, those ties evolved into an alliance that brought both political and economic benefits to the Bukele family.
Eliezer: From that point until he first ran for mayor, more than a decade later, Bukele kept a low public profile. He tried studying law for a couple of years while working in the family’s advertising business, but dropped out to fully dedicate himself to his father’s ventures. In the early 2000s, he dabbled in nightlife entrepreneurship, he managed a nightclub called Mario’s, which he renamed “Code.”
Silvia: Nothing in his life before politics seemed to point clearly toward the person Bukele would eventually become. So the question is: how did someone like Bukele, at age 30, end up running for municipal mayor under the banner of the country’s traditional leftist party?
Gabriel: Why would a businessman, the son of millionaires, decide to jump into politics? It’s totally inexplicable, it doesn’t make sense. Of course, he says it’s because he wanted to change the country and didn’t want to just sit comfortably in a chair.
Eliezer: Bukele has offered different versions of that explanation. In this interview, for example, which sounds like a political ad written with every tired cliché, the interviewer tells him people only know one side of him…
Archive audio, interviewer: People know Nayib Bukele, the young entrepreneur, the successful businessman, but the question is, who really is Nayib Bukele?
Archive audio, Nayib Bukele: Well, uh… I’m just another Salvadoran who loves his country, who wants to see it thrive. I think we all dream of a better El Salvador, of seeing our country bloom.
Silvia: To reinforce the idea that he made a sacrifice for public service, Bukele has often said that his father, his most important mentor, didn’t want him to get involved in party politics.
Archive audio, Nayib Bukele: One thing I’m really grateful to my father for is that he didn’t want me to go into politics. But once I did, he supported me like no one else.
Eliezer: That’s what he told influencer Luisito Comunica, one of the ten most popular Spanish-speaking YouTubers, in a sort of informal interview they did years later. Nayib explained that his father had warned him that politics meant making enemies right away, and that it wasn’t worth it.
Archive audio, Nayib Bukele: When I told him I wanted to run for mayor, he got mad. Like, really mad. Not kidding. But once I said, “I’m going, and that’s final,” he said, “Okay, then I’ll support you.”
—Did you ever tell him you wanted to be president?
—No. No, I didn’t. He told me.
—He told you… you’re going to be…
—Yeah, he said, “You’re going to be president.”
I said, “But Dad, I haven’t even run for mayor of the capital yet, not even the second biggest city.” And he said, “Yeah, but you’re going to be president.”
Eliezer: Some people see a strong connection between the scorn that Salvadoran elites showed to Palestinian-descended families and the Bukeles’ drive for power. Not long after Nayib entered politics, in one of his TV shows, Armando Bukele said:
Archive audio, Armando Bukele: The Salvadoran Arab community now has enough strength to become the dominant group. But since we lack hegemonic awareness, at the very least, we should act to stop being dominated. El Salvador is ours too.
Gabriel: I think when Nayib started to understand how political marketing works, he and his father realized they had a winning formula.
Silvia: That winning formula came to fruition in 2011. After managing companies, running a nightclub, and leading FMLN campaigns for a decade, Nayib Bukele spotted an opportunity in a town of fewer than 8,000 people on the outskirts of San Salvador: Nuevo Cuscatlán. In a video, he explains how he became a candidate. He says he met with a party leader to plan the 2012 election campaign and just threw it out there, like a spur-of-the-moment idea:
Archive audio, Nayib Bukele: We were discussing the 2012 campaign, and I said, “So do you have a mayoral candidate for Nuevo Cuscatlán?” And he said, “No, why?” I said, “Because I’m here, if you want me.” And they said, “Perfect, but we have to meet with the people of Nuevo Cuscatlán to see if they’re on board.” So we met with the base in Nuevo Cuscatlán, and they agreed.
Eliezer: In reality, the process was less casual and much more revealing—and we’ll tell you more about that shortly. Still, it’s easy to see his candidacy for mayor of Nuevo Cuscatlán as the first step in a strategy with much bigger goals than leading a small town. For Picardo, the former teacher and now academic, it’s clear:
Óscar Picardo: He made a smart decision to run for a small-town mayoral post, a tiny municipality, strategic, where with very few resources, he made himself shine. From there, he jumped to the capital’s mayor’s office, and from there to the presidency.
Silvia: After the break, we’re going to Nuevo Cuscatlán. Be right back.
Gabriel: En una de estas a la izquierda verdad?
Maria Paz Rivas: Si allá al final.
Silvia: There’s the N. The N.
María Paz Rivas: Look, there’s the N.
Silvia: The N is everywhere. The new city.
María Paz: Yeah, the new city… with all this concrete they’ve poured over everything.
Silvia: It’s July 2023, and I’m in a car with Gabriel, heading down the road to Nuevo Cuscatlán, a town not far from San Salvador, it’s about a 15 to 30-minute drive from the capital, depending on traffic. María Paz Rivas is with us. She’s a veteran community leader who’s lived in this municipality since she was born. At one entrance to the town, there’s a giant sky-blue “N,” and others like it are scattered across public spaces. The Ns mean we’re on Nayib’s turf.
María Paz Rivas: When I saw that, when I saw that N stamped everywhere man. When I see that N, I swear, I get the urge to say a million things.
Silvia: Why?
María Paz Rivas: Oh no, because look, they came in and stamped that N all over the “new city.” Concrete everywhere, ruining the roads, ruining the land that feeds us. Just pouring concrete all over the place.
Silvia: The N is the symbol of the transformation this town has gone through since Bukele became mayor in 2012, just over a decade ago. It’s now the town’s official logo, with the slogan “The New City,” which looks nearly identical to the logo of the president’s party, Nuevas Ideas. And, of course, it’s the N of Nayib. This is also where you’ll find Los Sueños, the gated community where Bukele has lived with his wife for about ten years. A neighborhood of huge houses, big gardens, and pools, similar to other luxury residential complexes that have mushroomed in the area in recent years.
Eliezer: This is where his political career began. He explained it himself in an interview:
Archive audio, Nayib Bukele: For me, Nuevo Cuscatlán is, was, it was my baby. My project. It’s my people, but my people are all Salvadorans. My country is all 21,000 square kilometers, and my people are the seven million Salvadorans. But… My baby, my project, my ideal was building Nuevo Cuscatlán. And so much has been done.
Eliezer: Nuevo Cuscatlán was the dream project Bukele built to sell his management skills to the Salvadoran people. A green, mountainous territory of about 15 square kilometers, surrounded by coffee plantations, with small rural settlements formed by people who came to work the land. By the time Bukele ran for mayor, the area was already becoming a hub for residential development for the upper class, but that process accelerated when he arrived.
Silvia: María Paz Rivas, our guide through town, witnessed Bukele’s arrival from the start. In 2011, she was part of the local FMLN leadership and they had already begun working on the mayoral campaign. They had a candidate: a local evangelical pastor. But one day, they were called to an emergency meeting. There, the party’s departmental coordinator told them that the new candidate would be Nayib Bukele.
María Paz Rivas: “This is the guy, and he’s going to be our candidate.” Why? “Because he’s going to win. Because he has money. Because he’s connected. Because he owns stuff here.” They were just feeding people this story. That’s how Bukele came in, he imposed himself. And the thing that pissed them off the most was when I said, “This is an imposition.” That’s when I made enemies for life.
Silvia: The first concern that the local FMLN militants raised, the ones who had been working with the pastor, was pretty basic, María Paz recalls.
María Paz Rivas: The first question was, “Where’s he from?” Because no one had ever heard of Bukele before. “Who brought him in?”
Silvia: No one brought Nayib Bukele in, he nominated himself. But the question made sense, because what little they knew about him had nothing to do with the ideology they defended. María Paz raised it at that first meeting:
María Paz Rivas: I said, “How is María Paz supposed to step into Bukele’s shoes, when he was born with a silver spoon in his mouth? I come from the community. Do you really think he’s going to support us, the poor? Sorry, comrades, but never.” That’s all I said.
Eliezer: Of course, the decision had already been made. As we’ve mentioned, the Bukele family had been longtime allies of the party, Nayib had been running the FMLN’s ad campaigns for years, and he had convinced a couple of key party leaders to ditch the pastor, using one of his signature political tools: polling. He showed them numbers saying the pastor would lose, but that he had a shot. Once he secured the nomination, though, he had to start countering a natural prejudice against him.
Gabriel: Class origin matters a lot in the FMLN. It defines your worldview and how you approach problems and propose solutions. And I think Nayib was well aware that he didn’t really fit into the left. So he crafted this message, about being a socially conscious millionaire.
Silvia: That was literally the message he used during his campaign for mayor. In one interview, he was asked:
Archive audio, interviewer: Is your drive political ambition or political vocation, meaning, politics understood as a calling to serve?
Archive audio, Nayib Bukele: It’s a calling to serve, but also an ambition—in the good sense. Not in the sense of, “I want power,” because honestly, the budget of my businesses is way bigger than the budget of the Nuevo Cuscatlán mayor’s office. So it’s not about money or power.
Eliezer: Bukele repeated different versions of this idea: that he had much more to lose by entering politics, but he did it out of duty. And to support that narrative, he began doing public works in the town before the election, claiming he paid for them out of pocket.
Gabriel: We don’t know where the money came from, but even before taking office, he started paving roads, installing LED streetlights, and people said, “Wow, a millionaire using his money for good things.”
Silvia: During campaign events, María Paz says, Bukele handed out money to people who needed a bed, a birthday cake, or a food basket. He also promised to fix the town’s long-standing problems, like water. He told the poorest communities they’d have free running water, 24/7. In reality, none of it would be free, María Paz says. Not the water, not the giveaways, not the promises. But the bill would come later.
Eliezer: On March 11, 2012, Nayib Bukele won the mayoral race by fewer than 300 votes (in an election where just over five thousand people voted). Nuevo Cuscatlán then became a preview of the governance model that would later define his presidency: one that doesn’t slow down, doesn’t ask permission, and makes decisions based not on long-term consequences but on immediate media impact.
Gabriel: He knew he had a blank canvas in that municipality—a brand-new avenue where he could try out all sorts of projects: a radio station, a school with special resources, renovated parks.
Silvia: He promised to donate his mayoral salary for scholarships, posted ads looking for “talented people” to hire, visited nearby towns to hand out food, and opened a free health clinic.
Archive audio, Nayib Bukele: In this clinic, our patients will wait in an air-conditioned room, with coffee, comfortable chairs, and a flat-screen TV.
Gabriel: And suddenly, a lot of money was being spent. And of course, everyone started wondering: “Where is all this money coming from?”
Archive audio, Nayib Bukele: How do we make the money stretch? Well, you wouldn’t believe how far money goes when nobody’s stealing.
Gabriel: That’s when he and his team came up with this brilliant slogan: “Money goes further when no one steals.” It’s a line he still uses today. Meanwhile, though, while he was cutting ribbons and repeating the slogan everywhere, the municipal credit card was maxed out, and the town was sinking into debt—because in reality, there wasn’t enough money to do all that.
Eliezer: And indeed, by the end of 2014, two and a half years after Bukele became mayor, the money had run out. The Finance Ministry had downgraded the town’s credit rating to its worst category, after its debt had ballooned by 320% since 2011. But by then, Bukele already had his sights on the next step: in August of that year, he announced he would run for mayor of San Salvador.
Gabriel: That’s what Bukele shows us: marketing above all. The message above all. And if a problem arises, we solve it with more marketing, more publicity, more flashy rhetoric.
Silvia: Bukele turned Nuevo Cuscatlán into his advertising portfolio, a space where he could bring to life the two pillars of marketing: dreams and fears. On one side, he built an image of progress linked to the idea that prosperity is possible when corruption is gone. On the other hand, he tapped into Salvadorans’ biggest fear, to sell something that once seemed impossible: the hope of living without violence.
Archive audio: In Nuevo Cuscatlán, not a single violent death was recorded in 2013. The municipality launched the Zero Homicides plan.
Archive audio: Thanks to Mayor Nayib Bukele’s leadership, we successfully closed out 2013 with a zero-homicide municipality.
Eliezer: In a country that, even during a truce between the government and gangs, had ended that same year with nearly 2,500 homicides (that’s over six murders a day), the idea of zero homicides sounded incredible. But Nuevo Cuscatlán had never been particularly violent. In all of 2012, it had recorded just four homicides, fewer than the national daily average.
Silvia: Lawyer Bertha María Deleón, who years later would join Bukele’s legal team, knew that “zero homicides” was more a marketing slogan than a real accomplishment.
Bertha Deleón: Of course I knew, because, one, I worked in the homicide unit at the prosecutor’s office, and we never went to Nuevo Cuscatlán for crime scene inspections.
Silvia: Before she met him, what Bertha knew about Bukele was what he wanted outsiders to see:
Bertha Deleón: That he was the mayor of Nuevo Cuscatlán, that he had a progressive message, that he talked a lot about youth rights, that he wore his cap backwards and a bomber jacket. He gave off this vibe like, “This guy thinks differently from all the politicians we’re sick of.”
Eliezer: And indeed, Nayib Bukele did seem to think differently from other politicians in his country. His age and class background allowed him to view the political game from outside traditional codes. He understood communication in a fundamentally different way than his older rivals. He was an odd fit for the left, coming from wealth. And he didn’t belong to the right either, which had never embraced “the people’s cause.” Over time, it became clear that he didn’t feel tied to any ideology, only to whatever served his goals. That distance allowed him to turn everything into a narrative battle.
Silvia: Understanding that, the idea that what mattered wasn’t the facts, but the story told about them, allowed Bukele to move fast. When the FMLN chose him as their candidate for mayor of San Salvador, his main opponent was Norman Quijano, a veteran of the ARENA party who was already mayor of the capital and running for re-election. Gabriel says Quijano was the strongest candidate nationwide, and the only major figure on the right.
Eliezer: Before the campaign officially began, during a TV interview, a journalist asked Quijano what he thought about the FMLN choosing Bukele to run against him.
Gabriel: And, well, Norman Quijano, a long-standing politician, anti-communist, with lots of medals on his chest and scars to prove it, responded with the confidence of someone who’s been through it all. “Well, I have more experience than him. He’s just a young guy who’s getting started.”
Archive audio, Norman Quijano: That’s why I say, it’s probably just a matter of Nayib being very young.
Gabriel: In a traditional campaign, that line could have hurt Bukele. But instead, he decided to use it to his advantage.
Eliezer: He met with his campaign team to figure out how to respond.
Gabriel: And for them, Norman Quijano was the perfect target. He embodied the old-school politics they could hit hard. So they brainstormed. “Let’s take that line and turn it into a hashtag. Print it on T-shirts. Hand it out across San Salvador.”
Eliezer: They took the phrase, stripped out Bukele’s name, and turned it into a jab at all young people: “You’re too young” Vos estás muy jovencito. That was the hashtag.
Gabriel: And in less than 24 hours, it was everywhere. They loaded up vans, gave out shirts, flooded Twitter and Facebook. It went viral, cool, defiant, and it ended up hitting Norman Quijano harder than he expected. Just weeks later, Quijano stepped down.
Silvia: A couple of months after that, ARENA chose a new candidate to run for mayor, a younger businessman. But Bukele had spent two and a half years building up his credentials as a mayor and used all of that in his San Salvador campaign. In one interview, as a candidate for the capital, he said:
Archive audio, Nayib Bukele: I can’t run on the same résumé I ran on in 2012. Now I have to say what I actually did as mayor. In 2012, I ran as a businessman. Now I’m a mayor. So I have to tell you what I’ve done in these three years. We gave out scholarships to young people, provided quality healthcare, ensured public safety, brought drinking water, delivered food baskets to 100% of senior citizens, and we put Nuevo Cuscatlán on the map.
Silvia: He was ready to answer every question journalists or opponents threw at him, especially the one about how big the leap was from running a town of fewer than 8,000 people to a city of over 300,000. Like he did with Quijano’s phrase, he turned his weaknesses into strengths. That size difference? He spun it into a budget comparison, arguing he’d done more with less.
Archive audio, Nayib Bukele: Nuevo Cuscatlán has a budget of $2 million a year. San Salvador has a budget of $86 million a year, that’s 43 times bigger. But the population is only 28 times bigger. So San Salvador actually has more budget per person than Nuevo Cuscatlán.
Silvia: To address the difference between dealing with safety in a small town where almost nothing happens, and doing so in the most violent city in the country, he used a clever strategy: he presented himself as someone who cared about every single life.
Archive audio, Nayib Bukele: After three years without homicides, we had our first one. Almost three years, we were going to finish the term undefeated, with no homicides. And we had one, and a lot of people said to me: “But why wouldn’t I be worried? He was someone’s son.”
Eliezer: When you watch different interviews with Bukele from that time, it’s easy to understand the effect he had. He was a fresh face, telling Salvadorans that the problems they worried most about had simple solutions, that he had already done it, and he framed everything as just a matter of scale and efficiency. So it’s no surprise that in March 2015, Nayib Bukele won the mayoral election in San Salvador with just over 50% of the vote.
Carlos Araujo: Once he won the mayoralty of San Salvador, his narrative was definitely confrontational toward the status quo.
Silvia: That’s Carlos Araujo, a longtime politician from ARENA, the most important right-wing party in El Salvador.
Carlos Araujo: And he stood out because, whether you liked it or not, at that moment, traditional Salvadoran politics was already on its last legs. And he caught people’s attention, and honestly, he gave people hope. That’s what leaders do in the end. And you have to give him credit, the guy is a leader.
Silvia: Araujo was a key electoral official for his party and has worked for years in tech and data analytics, including public opinion polling. Even though he was part of the opposition and still is, he told us that, back then, he too was hopeful about Bukele.
Eliezer: Carlos saw Bukele’s work in the mayor’s office up close. After the election, he and his brother Walter, who was also a major figure on the right and today is more of a Bukele loyalist, offered Nayib a service for his administration:
Carlos Araujo: He had an app called Sivar. It used technology and mobile apps to let citizens report things to the city, like a broken streetlight, trash pickup, pothole repairs, tree trimming.
Silvia: Carlos and his brother managed the backend of the service. It seemed tailor-made for Bukele, because it offered the illusion that everyday problems could be reduced to a matter of technological efficiency. Nayib wanted to make an impact as mayor, and he wanted to do it quickly.
Carlos Araujo: From the moment he stepped into City Hall in San Salvador, he already had a roadmap. The San Salvador mayor’s office ended up being a launchpad, it’s the capital’s city hall, with the biggest budget, the most media exposure. And he’s extremely media-savvy when it comes to that stuff. So it was the next logical step toward what he was really aiming for.
Eliezer: But beyond just an app, to use the mayor’s office as a political platform, he needed big projects, something that’s been a pillar of his political branding from the start. His flagship project as mayor was the revitalization of a small part of San Salvador’s historic downtown. The centerpiece of that plan was a market he named Cuscatlán, a word he uses often. The Mercado Cuscatlán: a multi-story building with escalators, computers, a library, a rooftop with bars, and amenities that would’ve seemed unthinkable in a neighborhood long dominated by informal commerce, gangs, and neglect.
We’ll take a short break and be right back.
Gabriel: I mean… probably walking around like this, with a visible recorder and a full-on tourist look, would’ve been way too obvious, for thieves, I mean. But now, it’s like…
Silvia: You can?
Gabriel: Yeah, you can.
Silvia: I went with Gabriel to walk around the historic downtown on a Monday in July 2023. I wanted to understand what Bukele’s most emblematic project meant for the city and its people. We went in the afternoon. The sun was scorching, and the plaza we were in Libertad was packed with people. When Nayib took office as mayor, Gabriel told me, he knew he had to do something visually impactful, and the city center was the most iconic place for that.
Gabriel: I mean, tens of thousands, hundreds of thousands of Salvadorans pass through here every day. This plaza and the one next to it were renovated and turned into walkable spaces, where people could hang out.
Silvia: Even though Bukele often talks about the “revitalization of the city center,” Gabriel showed me that, up to that point, the project only covered around six blocks out of the 250 officially considered part of the historic district.
Gabriel: That’s why I call it a marketing product. Before, you didn’t have this feeling of openness, everything was cramped and chaotic. Prostitutes, thieves, probably. But then it started showing up on social media. Bars opened, and you could say the center experienced a sort of rebirth. That became part of Nayib’s legacy, and I think as mayor, that’s the most noticeable and really the only thing he managed to do that made people say, “Hey, I’m doing things differently.” But underneath all that, to remove street vendors from the blocks, he had to negotiate with gangs, and he did it through intermediaries from his own city hall.
Silvia: Later in this series, we’ll talk more about Bukele’s negotiations with gangs. But for now, what’s important to understand is that what set Bukele apart from other politicians wasn’t necessarily his ideas, it was that he was willing to do whatever it took to get what he wanted. His city center project also disregarded historic preservation and architectural laws. The building used for the market was rented at nearly double the normal rate, and a later audit found that the mayor and several council members had made arbitrary and legally unsupported decisions that cost the municipality millions of dollars.
Eliezer: Carlos Araujo, the ARENA politician who worked briefly with Bukele while he was mayor, says that in reality, this kind of arbitrariness wasn’t the exception—it was just how Bukele operated. According to Carlos, his inner circle already knew that’s how things worked.
Carlos: It was a team of “yes sir” yes sir, yes sir, even when he was wrong. And they knew he was wrong sometimes. But he doesn’t tolerate disagreement.
Eliezer: Nayib Bukele doesn’t like being contradicted, and at this point, the entire country knows it. But some of the first people to figure it out, besides his team, were journalists. That’s how lawyer Bertha Deleón got to know him, when he was mayor of San Salvador, through a case involving attacks on the media, known as the “cyberattack” case.
Silvia: The case is complicated, but it can be summed up like this: two of the country’s biggest newspapers were publishing stories that Bukele didn’t like. To get back at them, people linked to Nayib created fake versions of the newspapers’ websites, with spoof headlines mocking their editors. The papers filed a legal complaint, and the investigation led back to Bukele.
Bertha: It was basically a childish stupidity. They took the names of La Prensa Gráfica and El Diario de Hoy, created parody versions of their homepages, put photos of the directors, and ran fake headlines like, “José Roberto Dutriz says his favorite pupusas are the mixed kind.” You’d read the story and it was all just dumb jokes. That’s what it was, parody sites. There was no actual hacking.
Eliezer: Bukele seemed so confident in his right to retaliate against criticism that, according to Bertha, he didn’t even try to hide his involvement.
Bertha Deleón: Bukele himself messaged the editorial director of La Prensa, claiming credit for the parody. That chat was part of the case file, where he told him, “Every action has a reaction. If you keep publishing stuff against me, I’ll keep attacking.”
Silvia: Bertha was a high-profile attorney with a reputation for taking on big cases, so Bukele hired her to be part of his legal team. She was the only woman among several lawyers.
Bertha Deleón: We were always involved, several lawyers not just on criminal matters. His personality is impulsive. He got into trouble pretty easily. I represented him in three criminal proceedings, not just for the so-called cyberattack, but also for threats of violence, defamation.
Eliezer: According to Bertha, based on how their meetings went, Bukele didn’t seem like someone overly concerned about the consequences of his actions.
Bertha Deleón: We’d be in meetings making decisions, and he’d start talking like, “Oh, just like what happened on CSI,” and “Remember that scene?” And he’d go off. He was really scattered. Or he’d be constantly on Twitter.
Silvia: Bukele hated when journalists tarnished the image of the perfect politician that he had spent so much effort and money cultivating. And that only became more obvious as he gained more power. The problem was, by then, he had a political résumé, and a lot more eyes were on him. He couldn’t distract the press with PR tricks like he did in Nuevo Cuscatlán. And he couldn’t stop reporters from digging into his past.
Bertha Deleón: For example, they published stories about alleged corruption involving unauthorized construction in Nuevo Cuscatlán, or overcharging for building permits in residential areas. So there was all this noise. And he wanted to silence it. He saw it like: “Oh, they know I could become president. That’s why they’re attacking me every day and digging up dirt.”
Eliezer: Bukele was already thinking about the next office he wanted to occupy. And it makes sense he didn’t want anyone looking too closely at yesterday’s promises, because some of his achievements, once hailed as game-changers and used heavily in his publicity, ended up falling apart or turning into new problems as he moved on.
Silvia: That’s what happened with the Sívar app we mentioned earlier. Carlos told us it shut down because they couldn’t meet citizen demand and the city hall wasn’t paying the service providers. That’s what happened with the Mercado Cuscatlán, his star project in the capital, which by early 2023 had racked up nearly five million dollars in unpaid rent. And that’s also what ended up happening in his golden land: Nuevo Cuscatlán, where it all began.
Eliezer: Because today, ten years after Bukele became the town’s mayor, the communities still don’t have 24/7 running water. But the municipality has become a hotspot for massive housing developments and shopping areas for wealthy people, which are pushing out the poorest residents.
When Silvia and Gabriel went to Nuevo Cuscatlán, they visited a community that had managed to temporarily halt an eviction, but no one knew what would happen next. And they weren’t alone.
Antonio Ortíz: First, we’ve got Finca Santa Elena, which is where we are now. Here, 20 families are at risk of being evicted. Monseñor Romero, over 80 families. There’s also La Cuartería. Uh-huh. Tomás Rodríguez too.
Silvia: This is Antonio Ortíz. He’s 55 years old and lives in a finca called Santa Elena, where he’s lived since he was born. Antonio says the New City Bukele has been selling is basically just a set.
Antonio Ortíz: What they show off out there, the great city, the new city, that’s only the front. If you look from the outside, yeah, it’s new. But what about behind that? How are we doing? Bad.
Silvia: What lies between the image of progress and the people behind the curtain, Antonio says, is the same old inequality. And that hasn’t changed.
Antonio Ortíz: The rich are safe, they always have been. It’s the poor who are vulnerable. We’re the ones who feel unsafe. Even if there are ten thousand soldiers out there, we’re still insecure. The uncertainty is always there. Why? Because there’s no land, no water. You go out to work and don’t know if you’ll come back, someone could accuse you of something, and they take you. And your family’s left in limbo.
Silvia: When we asked him about all the things Bukele used to promote as his accomplishments as mayor, Antonio remembered a news story from way back in 2014. It aired on Univision, one of the main Spanish-language networks in the U.S., and it was titled “A Dream Town in El Salvador.” You can still find the video on YouTube, and it can only be described as a PR segment:
Archive audio, Primer Impacto: In this town, people no longer dream of migrating north in search of the American Dream. On the contrary, those who left now want to come back and live in this paradise called Nuevo Cuscatlán.
Antonio Ortíz: The new city, yeah, everything’s beautiful here. Just lovely. Come live here. But you need $250,000 to move in. And the people who live here, the ones who’ve been here all along, native to the fincas? They’re being pushed out. So where’s everything he said about helping the people? Today, he’s turning his back on the people. He’s pushing them out of the place they’ve always called home. He’s forgotten practically every promise he made…
Archive audio, Primer Impacto: Some believe Nayib Bukele has his sights on the presidency, that this is all part of a political campaign. The mayor flatly denied it. Meanwhile, young people say they don’t see anything wrong with that. “If this is politics,” they say, “then it’s beautiful, because we’re all benefitting: the kids, the youth, the adults, the elderly…”
In the next episode…
Carlos Araujo: That whole narrative was built using a lot of public opinion research to see whether Salvadoran voters were mature enough to embrace a third way, something that had never happened in this country.
Silvia: And what did the polls say?
Carlos Araujo: They said yes.
Gabriel: He realized that the disillusionment was undeniable, and that he had to seize on it.
Archive audio, Nayib Bukele: We’ll be running in the elections for the presidency of El Salvador, to truly change the country.
Gabriel: The FMLN and ARENA thought they were doing fine, and figured all they needed were better campaigns, maybe a few new consultants. But no one saw the earthquake coming, or didn’t want to.
Eliezer: This series was produced with the support of the Pulitzer Center on Crisis Reporting, Free Press Unlimited, Article 19 Mexico and Central America, the Foundation for Press Freedom (FLIP), and Dejusticia. We also thank FLIP for legal guidance and review, and Riesgo Cruzado for their support with protection and safety.
The producers and reporters of Bukele: Lord of the Dreams are Silvia Viñas and me. Gabriel Labrador is our field reporter and producer. Desireé Yepez is our digital producer. Daniel Alarcón and Camila Segura are our editors. Carlos Dada is our editorial consultant. Our fact-checkers are Bruno Scelza and Desireé Yepez. Selene Mazón is our production assistant. Theme music, music, sound mix, and design by Elías González. Graphic design and art direction by Diego Corzo. Web development by Paola Ponce. Thanks to Jonathan Blitzer for his support.
Bukele: Lord of the Dreams is a podcast by Central, the series channel from Radio Ambulante Studios.
At Radio Ambulante Studios, product directors are Natalia Ramírez and Laura Rojas Aponte, with help from Paola Alean. The digital and audience production team includes Samantha Proaño, Ana País, Analía Llorente, and Melisa Rabanales. Press and community management by Juan David Naranjo.
Camilo Jiménez Santofimio is director of partnerships and funding. Carolina Guerrero is executive producer at Central and CEO of Radio Ambulante Studios.
You can follow us on social media at @centralseriesRA and subscribe to our newsletter at centralpodcast.audio.
I’m Eliezer Budasoff. Thanks for listening.