Haití
República Dominicana
Luis Abinader
Dajabón
Antigua Orden Dominicana
Durante décadas, cientos de miles de personas han huído de Haití. Pero en los últimos años, el éxodo de haitianos que abandonan su tierra desesperados por la situación se ha disparado. Muchos migran a República Dominicana, donde el Gobierno de Luis Abinader, que empieza su segundo mandato, ha explotado con éxito el racismo histórico hacia sus vecinos. Esta semana, el antropólogo y periodista Juan Martínez d´Aubuisson nos guía por una frontera donde los traficantes de personas hacen negocios con los haitianos, dos naciones se pelean por un río y grupos ciudadanos se dedican abiertamente a cazar migrantes. Además, Juan nos explica de dónde surge el rencor dominicano hacia los haitianos y cómo se ha profundizado el conflicto entre ambos pueblos a lo largo de los años.
Créditos:
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Producción
Mariana Zúñiga -
Edición
Eliezer Budasoff y Silvia Viñas -
Verificación de datos
Bruno Scelza -
Producción en redes sociales
Analía Llorente y Samantha Proaño -
Diseño de sonido y mezcla
Elías González -
Música
Elías González -
Tema musical
Pauchi Sasaki -
Fotografía
Getty Images / Erickson Polanco
Transcripciones:
Transcripción:
Silvia Viñas: Hola. Después de una breve pausa, hoy te traemos un nuevo episodio de El hilo, mientras seguimos trabajando en otras historias que atraviesan el continente. Entre ellas, una que muchos de ustedes nos han pedido: las elecciones en Venezuela. Hemos seguido muy de cerca y con preocupación lo que está pasando. Cada día hay información nueva, y en El hilo no saltamos a cubrir la inmediatez, porque cambia muy rápido. Nosotros buscamos profundizar. Así que, como hemos hecho antes con noticias así, decidimos darnos tiempo para buscar el acceso, las voces y el enfoque que puedan resultar más útiles para entender qué está pasando.
Eliezer Budasoff: Siempre buscamos aportar información rigurosa y significado, eso es lo que define el trabajo que hacemos, pero hacerlo toma tiempo y mucha dedicación de nuestro equipo. Por eso, antes de empezar, queremos pedirte algo. Acabamos de lanzar una campaña de recaudación de fondos. Si valoras el periodismo que hacemos en El hilo, que te ayuda a entender lo que pasa en América Latina, por favor únete a Deambulantes, nuestro programa de membresías. Ve a elhilo.audio/donar y ayúdanos con una donación para seguir adelante. Aquí el episodio.
Audio, ambiente de frontera.
Silvia: Son las 8 de la mañana, y el antropólogo y periodista Juan Martínez está en la ciudad de Dajabón, en la frontera entre República Dominicana y Haití. Delante de él, miles de haitianos intentan cruzar al lado dominicano para comprar en el mercado binacional.
Este es Juan.
Juan: Es un caos bien difícil de explicar. Tres policías aprietan la chicharra de la… del taser para corretear a una bandada de gente que quiere pasar. Los policías dominicanos los arrean también con palos. Algunos pasan y otros no, y los criterios parecen ser muy difíciles de entender…
Eliezer Budasoff: En abril de este año, Juan terminó en esta frontera cuando iba camino hacia Haití… Su plan inicial no era estar en República Dominicana, pero se encontró con algo que lo hizo quedarse.
Juan: Entonces empecé este trabajo despacio. Empecé en la frontera y me encuentro con una serie de dinámicas con las que honestamente no me lo esperaba. Yo no pretendía hablar sobre racismo y sobre cuestión étnica y sobre esta violencia que parte de la cuestión identitaria. No, no era mi plan. Yo trabajo bandas y trabajo sobre violencia, pero me encuentro con esto.
Silvia: Juan es salvadoreño y lleva más de 10 años estudiando la violencia y las dinámicas de las pandillas. Sobre todo las que nacieron en California y terminaron marcando la vida de su país durante décadas: la mara salvatrucha y la Barrio 18. Pero lo que encontró en esta frontera entre Haití y República Dominicana era otro tipo de violencia.
Juan: Me impactó la naturalidad con la que la población dajabones y con la que la población haitiana que pasa y vive en Dajabón y convive en Dajabón, han asumido la diferencia de roles; es decir, que unos de este lado de la frontera, los dominicanos, son personas y que los otros son animales.
Eliezer: Bienvenidos a El hilo, un podcast de Radio Ambulante Studios. Soy Eliezer Budasoff.
Silvia: Y yo soy Silvia Viñas.
Silvia: Durante décadas, la descomposición de Haití ha alimentado el éxodo de sus habitantes, que huyen de un país azotado por terremotos, epidemias de cólera, hambrunas y olas de violencia criminal. Pero en los últimos años, desde el asesinato del presidente Jovenel Möise en 2021, el número de haitianos que dejan su tierra desesperados por la situación se ha disparado.
Eliezer: Esta migración ha alimentado el tráfico de personas en la frontera con República Dominicana y, a la vez, ha profundizado el nacionalismo y el rencor entre ambos países.
Silvia: Luis Abinader, presidente de República Dominicana desde el año 2020, ha endurecido las políticas contra Haití. Bajo su mandato aumentaron las redadas migratorias y deportaron a miles de haitianos, incluyendo niños y mujeres embarazadas. Su gobierno llegó a cerrar los pasos fronterizos y comenzó la construcción de un muro para impedir el paso de sus vecinos. Con estos antecedentes Abinader ganó la reelección en mayo de este año, y hoy asume su segundo mandato.
Eliezer: El racismo histórico hacia los haitianos en República Dominicana ha sido explotado con éxito por un Gobierno que amenaza con llevar el conflicto entre ambos pueblos a un punto de no retorno. Hoy: las dinámicas de violencia en una frontera olvidada, donde grupos ciudadanos se dedican abiertamente a cazar migrantes.
Es 16 de agosto de 2024.
Eliezer: Juan, ¿cómo es la ciudad fronteriza de Dajabón?
Juan: Luce como un pueblo grande. Es una ciudad con mucho movimiento, hiperinterracial. Hay tanto haitiano, como dominicano. Es una ciudad que convive con la violencia. No es precisamente un lugar pobre. Es un lugar donde se mueve muchísimo dinero. Está la franja industrial de vías CODEVI.
Silvia: CODEVI: La Compañía de Desarrollo Industrial. Es un parque industrial que comparten República Dominicana y Haití. En el lado dominicano está toda la parte administrativa. Y en el lado haitiano están las naves industriales o maquilas. Allí fabrican ropa para marcas como Levi ‘s, GAP… e incluso los uniformes que usan algunos empleados públicos en Estados Unidos.
Eliezer: Entonces, podríamos decir que los pulmones económicos de Dajabón son este parque industrial y un mercado binacional que abre dos veces a la semana. O sea que la economía de esta ciudad de casi 30 mil habitantes del lado dominicano depende básicamente de los haitianos.
Juan: La zona franca gira en torno a la mano de obra haitiana. Está ahí justamente porque se puede pagar muy poco a los haitianos. Las naves industriales no están del lado dominicano, sino a metros en el lado haitiano, justamente para pagarles una miseria. El mercado binacional está también a metros y recibe a prácticamente haitianos. Los que llegan a comprar son haitianos: 20.000 el lunes, 20.000 el viernes y ahí hay muchísimo dinero.
Silvia: Pero la ciudad tiene una tercera entrada de dinero, una que también está ligada a los haitianos.
Juan: La otra economía gira en torno al mundo de los traficantes, le llaman poteas o carga-haitianos. Es una descripción, pues, muy literal. Y son decenas de hombres jóvenes, dominicanos, cuyo trabajo es cruzar a haitianos no solamente al lado dominicano, sino adentrarlos en Dominicana. La idea es lograr llegar a Santiago de los Caballeros y en última instancia, pues, a Santo Domingo.
Eliezer: Cuanto más adentro del territorio pueden llegar, es más fácil para ellos conseguir trabajo y establecerse. Por eso los traficantes los llevan lejos de la frontera. Juan conoció ese mundo una de las noches que pasó en Dajabón. En su recorrido por la ciudad, fue a una calle en una zona peligrosa, conocida como “la calle de los traficantes”, y ahí se metió a un bar.
Audio ambiente bar.
Juan: Un bar pequeño que lo lleva una mujer trans, y es el epicentro de los traficantes y es donde comienzo a conversar y a entrevistar luego, de manera un poquito más formal a los traficantes. Y ellos son quienes me van describiendo la dinámica del tráfico de haitianos, del tráfico de personas, ¿no?
Juan: El modus operandi es de los más crueles que he visto en fronteras. Acomodan con pedazos de metal las motos para poder cargar con más personas. Estamos hablando de motos pequeñas. Y en cada moto pueden poner encima una familia haitiana, seis, siete haitianos. Y pagan con anticipación a los puntos militares que están en el camino y van a todo trapo por las carreteras. Muchas veces van muy puestos de cocaína los traficantes, y es común que muchas veces se caigan. La consigna es no parar.
Silvia: La tarifa por cruzar a un haitiano de manera ilegal está alrededor de los 170 dólares para un hombre y 200 para mujeres.
Juan: Que bueno que para los haitianos eso es un montón, ¿no? El salario mínimo en Haití, de un mes de trabajo sin ninguna falta, son 160 dólares. Y a eso quítale descuentos.
Silvia: Como les contábamos al principio, eventos como el terremoto de 2010, el asesinato del presidente Möise en 2021 o la toma de poder por parte de las pandillas desde 2022 hasta hoy, han desatado oleadas de migración haitiana. Esto aumentó la presión sobre la frontera Dominicana.
Eliezer: En 2022, el presidente Luis Abinader empezó la construcción de un muro en la frontera con Haití. Es el proyecto insignia de su primer gobierno y lo ha vendido como una obra que cambiará para siempre el país.
Silvia: Los traficantes de personas que Juan conoció le explicaron que antes el precio por cruzar era mucho menor. Quizás unos 60 dólares… Pero ahora, desde la construcción del muro, los militares están cobrando más caro por mirar hacia otro lado.
Juan: El presidente Abinader le apostó a construir un muro acá para frenar la migración ilegal masiva que se ha incrementado en los últimos años.
Audio archivo, campaña muro: Nuestra frontera nunca va a ser la misma. Existen controles. Nos fortalecimos por aire, mar y tierra. Y nuestro ejército está en la frontera. Porque todo tiene un límite. Excepto el orgullo de ser dominicanos.
Silvia: Esto que acaban de escuchar es una de las propagandas que usó Abinader cuando estaba en campaña por la reelección. En el video se ve, entre otras cosas, militares y vehículos armados que custodian la frontera.
Juan: El muro es la apuesta ridícula, es la apuesta demagógica de un presidente. Lo único que ha logrado es encarecer el paso. No puede parar la migración haitiana. Es una forma de obstaculizarla y de burocratizar la migración.
Eliezer: El muro —o “valla inteligente” como le dicen— está lejos de ser una obra terminada. Hasta ahora solo se inauguró un primer tramo, de casi tres kilómetros. La primera etapa de la construcción es de 54 kilómetros. Pero se esperan 164 kilómetros de hormigón armado en total. Lo cual cubriría menos de la mitad de la frontera.
Padre Chocolate: Si tú querías reforzar la seguridad del país, pues tú mejora el equipamiento del ejército. Es un símbolo muy caro.
Silvia: Él es Osvaldo Concepción, pero todos lo conocen como el Padre Chocolate. Es el coordinador del Centro Montalvo en Dajabón y se dedica a velar por los derechos humanos de los migrantes.
Juan: El Padre Chocolate, un padre, un jesuita con quien conversamos, de las pocas personas con las que se puede conversar, que entendieran esto más allá de la cuestión patriótica.
Padre Chocolate: Hay un hospital que no se ha terminado. Hay cuatro caminos vecinales importantes que están sin construir. Hace falta una infraestructura para toda la agropecuaria de la región y con lo que costaron estos 50 kilómetros de muro, pudimos haber hecho… bueno por lo menos terminar el hospital y alguna de esas cosas.
Eliezer: Durante su charla, el padre Chocolate le dijo a Juan que la construcción del muro causó indignación en Haití. Fue tomado como una ofensa. Además, los haitianos dicen que la obra impide que el agua del Río Masacre —que comparten ambos países— llegue a sus sembradíos.
Silvia: Como respuesta, los haitianos también se unieron a la guerra de los símbolos, una forma de mostrar abiertamente el rencor. Es decir, decidieron construir su propia obra: un canal para desviar el agua del Río Masacre y así poder regar sus cultivos de arroz y frijol.
Juan: Este canal, no es hecho por el gobierno haitiano, justamente porque se activa su construcción cuando no hay un gobierno haitiano. Entonces se hace un comité, se juntan mucha gente, la gente de la diáspora, haitianos en el exterior, incluso mandaron dinero a este comité que se formó, liderado por una mujer Wideline Pierre, una arquitecta haitiana que es quien toma la batuta de este proyecto.
Eliezer: Juan quería hablar con Wideline y ver el canal con sus propios ojos. Así que cruzó hasta Haití. Pero llegar al otro lado de la isla no fue tan fácil como él esperaba.
Juan: A ver, yo originalmente traté de pasar de manera legal con mi pasaporte y tal, pero los dominicanos me dicen que tengo prohibido entrar. Discuto ahí, un poco les digo que no les corresponde a ellos decirme si puedo entrar o no, lo único que les estoy pidiendo es que me sellen de salida de Dominicana, pero me dicen que no, que está muy peligroso y que tengo prohibido. Y llegamos a hablarnos muy fuerte. Entonces salgo de la oficina, hablo con algunos contactos en el pueblo fronterizo haitiano que se llama Juana Méndez y me arreglan mi paso. Prácticamente, pues, me traficaron a la inversa para poder entrar.
Audio, ambiente Haití.
Silvia: Al cruzar la frontera, Juan y sus acompañantes, que son dos policías haitianos que lo ayudaron a entrar, anduvieron durante media hora a bordo de una camioneta pick-up. Juan describe la ciudad fronteriza de Juana Méndez como un lugar en ruinas, donde todo y todos se mueven lento. La mayoría de las calles son de tierra. No hay aceras, ni tampoco servicios básicos, como agua potable.
Juan: Encontrás mucha gente vegetando afuera de sus chabolas. No hay trabajo, salvo el que da las maquilas
Eliezer: O sea, la manufactura en serie de la ropa en el parque industrial de CODEVI.
Juan: Muchos niños. Es un ambiente, pues, bastante apocalíptico. Yo esto no lo había visto en otro lugar. Y contando que Juana Méndez es una de las ciudades más desarrolladas de Haití, justamente por la maquila, ¿no? Personas que reciben un salario de mierda, pero un salario al final. Golpea la pobreza evidente que está ahí.
Eliezer: En el medio de esa miseria que describe Juan, existe un oasis de opulencia. Una casa de dos pisos, color crema, donde vive Wideline Pierre.
Juan: Una casa rica, una especie de mansión en medio de la miseria, con guardaespaldas y con gente armada que no entendían qué cosa estaba haciendo yo ahí. Fue un momento muy caótico. Al final logro hablar con la madame.
Juan: He escuchado muchas cosas sobre el canal, muchas cosas. Te acusan a ti de haberte robado un río.
Wideline Pierre: ¿A mí?
Juan: A ti, Wideline.
Wideline: ¿Y me han nombrado? ¿Wideline?
Juan: Algunas personas mencionan a una mujer que es la presidenta de…
Wideline: Yo soy la portavoz del comité.
Juan: Y entonces tengo que hablar con esa mujer.
Widline: Hay mucha gente que me respeta allá, hay otros que me odian.
Juan: Es muy venerada en Haití, Wideline Pierre. La madame le llaman, y del lado dominicano le llaman la mujer que se robó el río.
Silvia: República Dominicana acusa a esta mujer de robarse el río porque, según ellos, el río les pertenece. Su argumento es el siguiente: el río nace en Loma de Cabrera, que es territorio dominicano, y por eso toda la corriente debería ser suya.
Eliezer: Para Wideline, el río ya se lo habían robado los dominicanos hace mucho tiempo. Cuando República Dominicana construyó 11 obras que desvían el Río Masacre para regar sus propios campos.
Silvia: Los haitianos, por su parte, dicen que los 10 kilómetros del Río Masacre que pasan por Haití son suyos y por eso pueden hacer con el caudal de agua lo que quieran. En este caso usarlos para sus sembradíos, pero Juan dice que hay otras razones.
Juan: Intuí en su discurso que el canal no tenía solo que ver con llevar agua a los valles para que esos campesinos, pues, cultivaran arroz. Era importante, pero era secundario. Era lo que esto implicaba a nivel identitario político en Haití.
Wideline: Ese canal es un símbolo de orgullo, de resistencia, de solidaridad, porque en el país, desgraciadamente, en estos últimos tiempos no tenemos mucha cosa que nos enorgullece. Y el canal es motivo de orgullo también, que nos dice que no todo está perdido, que podemos pararnos juntos y hacer algo por nuestro país.
Silvia: Al salir de la casa de Wideline, lo primero que hizo Juan fue visitar el canal. Un hombre uniformado, miembro de la policía ambiental de Haití, se ofreció a mostrarle el lugar.
Audio, ambiente canal.
Policía: Adentro del Río Masacre, estamos. Preparamos el río para hacer el trabajo muy bien. Estamos adentro del río.
Juan: Y me encuentro, pues eso, un canal modesto, una obra que en otro país sería una obra de poca envergadura. Es una obra pequeña, es un canal que lleva poca agua.
Eliezer: Se trata de un dique y una serie de pasadizos de cemento y hormigón que abarca tres cuadras como mucho. Una vez terminado, se supone que el agua pasará por diferentes compuertas que se abrirán y cerrarán según el flujo de agua.
Silvia: A pesar de su sencillez, los diseñadores esperan que un día el canal se convierta en un sitio turístico. Colocaron rampas y barandas para que la gente pueda ir a ver cómo corre el río. Y además, instalaron unos bustos metálicos con las caras de los próceres de la independencia haitiana. Para Juan, el canal es un símbolo de un país que se ha quedado sin símbolos.
Juan: Se volvió el proyecto insignia de la identidad haitiana contra la dominación Dominicana. Era el proyecto nacionalista por excelencia. Se volvió un símbolo de reivindicación de poder y de dignidad y de patriotismo. A pesar de lo pequeño que es, de revancha, ¿no?
Eliezer: ¿Qué es lo que hizo, cómo reaccionó el gobierno de República Dominicana a la construcción?
Juan: Lo interpretaron como: los haitianos, una vez más, robando lo que pertenece a Dominicana. Y entonces, pues, meten unas bombas, bombas achicadoras se llaman también, a gran escala. Meten unos tubos y cuando el agua pasa por Dominicana, que va rumbo a Haití, o rumbo al canal, pues lo secaron para que ya no le llegue agua a sus vecinos.
Padre Chocolate: Con el canal, evidentemente fue una metida de pata del gobierno en términos de diplomacia.
Juan: ¿Del gobierno haitiano?
Padre Chocolate: Del gobierno dominicano.
Silvia: De nuevo, el Padre Chocolate.
Padre Chocolate: Porque el gobierno haitiano tú dices bueno, no, el gobierno haitiano no tiene la capacidad de controlar a su población, pero tú puedes llegar a mínimos de diálogo. Entonces, el presidente se apresuró a las tomas de decisiones. Entonces era como el hijo del vecino se ha portado mal. Yo voy a castigar al hijo mío. Fue lo que ocurrió del lado dominicano.
Silvia: Y es que, a finales de 2023, el gobierno dominicano cerró totalmente la frontera con Haití. Esto tuvo graves consecuencias para los dos países. Del lado haitiano, miles de personas se quedaron sin la posibilidad de comprar alimentos en el mercado de Dajabón. Del otro lado, República Dominicana perdió alrededor de tres millones de dólares diarios mientras la frontera estuvo cerrada. Al final, el presidente Abinader no tuvo más remedio que reabrir el paso.
Eliezer: Entonces… así como el muro no va frenar la migración ilegal haitiana, los expertos dicen que el canal tampoco hará que los cultivos haitianos crezcan excesivamente. Pero esto no parece importarle demasiado a los países vecinos. Porque cada proyecto significa algo más. Como dijo Juan, son símbolos de un nacionalismo que se profundiza cada vez más a cada lado de la frontera.
Silvia: Después de la pausa, de dónde surge la rivalidad histórica entre estos dos países y cómo se manifiesta el odio hacia la población haitiana en Dominicana.
Eliezer: Ya volvemos.
Elías González: En El hilo creemos que, para entender América Latina, hay que ir más allá de los titulares de la noticia. Si valoras nuestro trabajo y tienes la posibilidad, únete a Deambulantes, nuestro programa de membresías. Ve a elhilo.audio/donar Te necesitamos para seguir cubriendo América Latina.
Silvia: Estamos de vuelta en El hilo.
Eliezer: Juan, los conflictos entre República Dominicana y Haití no son nuevos. Antes de seguir, nos gustaría entender un poco más sobre la historia entre los dos países, ¿nos puedes explicar, brevemente, de dónde surge la rivalidad y qué la ha perpetuado durante tanto tiempo?
Juan: Parte de la identidad dominicana tiene que ver con sentirse en contraposición a Haití. Las élites, los grupos ultraderechistas, los partidos políticos, la Iglesia Católica han insistido mucho en diferenciar a un pueblo del otro y en enseñarle al pueblo dominicano que debe de sentirse en riesgo por sus vecinos haitianos. Y esto tiene que ver con cuestiones históricas, probablemente. Los dominicanos, además de tener más fresco que la mayoría de pueblos que conozco en América Latina su historia, te hablan de su emancipación de Haití como si hubiese ocurrido la semana pasada.
Silvia: Y fue hace 180 años, en 1844. Haití había expulsado a los franceses cuarenta años antes, convirtiéndose en la primera nación de América Latina en conseguir su independencia. Unos años más tarde, a fines de 1821, el lado español de la isla – es decir, Dominicana — también se independizó. Y es entonces cuando Haití los invadió. La idea de los haitianos era unificar la isla en una sola nación.
Juan: Duró muy poco, alrededor de 20 años la dominación haitiana. Se organizan y surge la figura de Juan Pablo Duarte, uno de los próceres, que empieza a organizar a otros independentistas. Y realmente no fue una guerra, pues muy sangrienta, ni muy larga ni muy grande. Se sacudieron con relativa facilidad a los haitianos y fundan entonces su nación de origen española y de origen católica, República Dominicana.
Juan: Pero te hablan de su independencia con respecto a Haití, como si las hubiera peleado su padre. Y te hablan de la necesidad de expulsar a los haitianos, de diferenciarse de los haitianos, te hablan de esa necesidad como si de no hacerlo, mañana mismo tuviésemos de nuevo a los ejércitos haitianos en Dominicana imponiendo la religión satánica, entre comillas, por supuesto, destruyendo la familia dominicana y destruyendo la sociedad dominicana.
Eliezer: Porque la segunda religión más practicada en Haití, que es el vudú, ha sido uno de los elementos centrales de la discriminación. A lo largo del tiempo surgieron otras rivalidades entre ambos países. Y mucha de esa hostilidad gira en torno a la migración. El padre Chocolate se lo explicó a Juan de esta manera:
Padre Chocolate: La migración haitiana en República Dominicana está vinculada a los medios de producción. Y yo creo que una manera de entender la migración haitiana hacia Dominicana es entender los hitos de la industria dominicana.
Juan: Estos son procesos que en realidad corresponden al siglo XX. Miles de haitianos llegando de manera legal a Dominicana en donde se tomaban a muchos haitianos que querían trabajar y se los llevaba a trabajar a los bateyes o a las cañeras.
Padre Chocolate: Un batey es como una población que se establecen dentro de las plantaciones.
Juan: La idea es que no salieran de ahí por el riesgo de que se integraran a la sociedad dominicana, que no tenía ningún interés en integrarse con ellos.
Padre Chocolate: Estaban aislados totalmente. Era como también una especie de un modelo de esclavitud, de esclavitud moderna.
Juan: Pero luego comienza un proceso muy acelerado y muy desordenado, además.
Padre Chocolate: Se rompe este modelo a finales de los años 90. Se rompe porque la economía dominicana da un giro y empieza todo un proceso de modernización del Estado. Con la modernización del Estado, entonces, empiezan las construcciones como hoteles, la infraestructura vial, empiezan los elevados Santo Domingo, los túneles, los metros, las ciudades empiezan a cambiar y para todo eso tú necesitabas mano de obra. Entonces, ahí cambia el rol del haitiano. Ya el haitiano no está en la plantación de caña y de banano, sino que ahora el haitiano está en la ciudad construyendo el metro, construyendo el elevado…
Juan: Como cosa curiosa el chingado muro, que pretende cortar la isla de la española, lo han hecho haitianos, lo siguen construyendo con mano de obra haitiana. Es una broma sobre una tragedia.
Eliezer: Haciendo un salto brutal al presente. ¿De qué manera se manifiesta este odio hacia los haitianos en República Dominicana?
Juan: Te cuento una anécdota, me voy a la librería más grande de Dominicana a buscar libros.
Eliezer: A ver qué es lo que pueden encontrar los dominicanos para aprender sobre la historia de la isla y el pasado en común entre los dos países.
Juan: Me encuentro dos. Uno de ellos se llama “El peligro haitiano”, con capítulos como: “Yo deporté haitianos”, porque lo escribe un juez. El otro es de un académico que fue funcionario que lo mismo, ves los capítulos y son capítulos de risa, ¿no? como “Haití Bandolero”. Esa es la base ideológica que está teniendo el pueblo dominicano.
Silvia: Juan nos contó que esta narrativa se repite en otros ámbitos. Se escucha en los discursos políticos…
Audio, archivo, Luis Abinader: No hay, ni habrá, solución dominicana a los problemas de Haití.
Eliezer: También se repite en las publicaciones de algunos influencers.
Audio, archivo, influencer: 140 mil carajitos haitianos en las escuelas ¿y no hay dinero para la educación? Ah ok, ya.
Juan: Y luego está la gente que lleva esto a la acción.
Juan: ¿Pero qué es lo que va a suceder hoy?
Talavera: Hoy, todos esos haitianos que han llegado recientemente a nuestro pueblo, entre ellos muchos piperos y gente sin escrúpulos, se van todos para Haití hoy.
Juan: ¿Cuánta gente esperan hoy capturar ustedes?
Talavera: Bueno, hoy vamos a la calle con todo.
Juan: Conozco en la frontera un grupo: “Los Trinitarios de Manzanillo”. Son un grupo que se han organizado en ese pueblo en Manzanillo y lo que ellos hacen, si lo queremos resumir, es subirse en motocicletas y ir a capturar por la noche a haitianos que viven en el pueblo o que recién han llegado al pueblo en busca de trabajo, los golpean, los amarran y los raptan, se los llevan por la noche. Lo curioso es que los entregan a las autoridades. Entonces, estos lo que dicen es: ayudamos a las autoridades a obtener a estos haitianos ilegales que vienen a profanar nuestras tierras. En medio de eso se dan muchas más vejaciones, ¿verdad?
Ambi, cacería.
Silvia: Lo que escuchan es el audio de un video que Juan grabó durante una de las redadas nocturnas. En las imágenes, se ve cómo un grupo de motorizados, todos vestidos de negro, se llevan detenidos a dos jóvenes haitianos. Llevan un bate de béisbol, pistolas eléctricas, una escopeta… entre otras cosas.
Juan: En su mente, ellos están salvando a la patria, y hay que entender algunas cosas y esto no es en un afán de justificar la brutalidad de estos grupos, ¿no? Pero en los últimos años la crisis haitiana llegó a tal nivel después del asesinato de Jovenel Moïse, de su presidente, que expulsó a una gran cantidad de personas. Y empiezan estos pueblos de la frontera, pues, a sufrir incursiones donde estos haitianos se cruzaban a nado el pedazo de agua que los separa, llegaban y se robaban tres cabras, dos vacas. Es doloroso porque más que todo robaban comida.
Eliezer: Al principio, a Juan le costó entender cuál era el criterio para detenerlos, cómo decidían a quién se llevan y a quién no. Luego, le explicaron que iban en búsqueda de los “haitianos nuevos”. Los recién llegados. Los Trinitarios le dijeron a Juan que ya han expulsado a cientos de haitianos de Manzanillo. Pero Juan dice que es imposible sacarlos a todos.
Juan: No es posible hacer eso porque la mano de obra en ese pueblo es haitiana. Quedan haitianos, quedan grandes comunidades haitianas en el pueblo porque hay trabajo, pero reciben periódicamente la visita de los Trinitarios. La idea es mantenerlos, con poca fuerza, desorganizados en un número controlable y únicamente a los que se compruebe que están trabajando. Es mantener a una población en un estado de servidumbre.
Silvia: Hablando con Los Trinitarios, Juan descubrió que ellos no son el único grupo de este tipo que existe en República Dominicana.
Juan: Ellos me cuentan que ellos no están solos, que ellos pertenecen a… que conocen más grupos y que son una red, y me dicen con gran pompa: Nosotros pertenecemos a la antigua Orden Dominicana.
Eliezer: En redes sociales, la Antigua Orden Dominicana se describe a sí misma como un movimiento nacionalista, cuyo objetivo es proteger a República Dominicana “con todas sus fuerzas”. Juan la describe como un grupo paramilitar de extrema derecha, parecido al Ku Klux Klan de los años 20 en Estados Unidos.
Silvia: A diferencia de Los Trinitarios, que están en la frontera, la Antigua Orden está basada en la capital del país, en Santo Domingo.
Juan: Y justamente me voy para la capital. Yo estuve con ellos en una manifestación, en una marcha…
Audio, ambiente de manifestación.
Juan: Marchan vestidos de negro, con la cara tapada, con uniformes militares, con presencia de la policía que los acuerpa. Muchos de ellos son, además, miembros del Ejército, sobre todo de la Fuerza Aérea, y muchos son miembros de la policía también. Y yo lo que miraba es que la gente sonaba sus claxon y les aplaudía y le gritaban vítores. Y la gente se les suma.
Juan: ¿Desde hace cuánto pertenece usted a la Antigua Orden?
Carmen: Yo tengo como ocho años en la Antigua Orden.
Juan: ¿Desde su fundación?
Carmen: Sí, casi desde que la fundaron. Andamos aquí en esta lucha porque nosotros tenemos un país que lo tenemos invadido de extranjeros, de gente que tenemos historias con ellos, que ellos nos invadieron a nosotros por 22 años. Entonces, ellos siguen con el afán de seguirnos invadiendo.
Marchista: ¿Qué pienso yo de los haitianos? Bueno, yo de los haitianos pienso que ellos tienen que regresar a su país por las buenas, porque de no hacerlo por las buenas, nosotros, la Antigua Orden, el pueblo dominicana, lo vamos a hacer por la mala. Dios, Patria y libertad.
Juan: Y este es el perfil. Gente obrera, dueños de tienditas, que están siendo de alguna manera, pues, manipulados, engañados. Así funciona el racismo, ¿no? Hacerte creer que tus problemas y los problemas de tus hijos y tu carencia económica tiene que ver con la invasión de unos más pobres que vos, que se están de alguna manera aprovechando de vos. Y eso genera en la gente mucha violencia.
Eliezer: Pero la Antigua Orden hace mucho más que marchar. Este grupo también es conocido por boicotear eventos de la comunidad haitiana en Dominicana. También por amenazar, acosar y hasta agredir físicamente a aquellas personas que ellos consideran “traidores” o “pro-haitianos”.
Silvia: Y esto lleva años. En 2022, por ejemplo, hicimos un episodio sobre cómo el gobierno dominicano estaba deportando mujeres haitianas embarazadas y hablamos con ella:
Ana Belique: Bueno, yo tengo ya como un poco de historia de ataques con grupos ultranacionalista de manera constante.
Silvia: Su nombre es Ana Belique, es activista y defensora de derechos humanos. Ha pasado gran parte de su vida luchando por los derechos de los dominicanos de ascendencia haitiana. En 2021, Ana publicó un libro infantil que se llama “La muñeca de Dieula”.
Eliezer: Es un libro bilingüe, creole-español, que habla sobre cómo una niña negra se identifica con una muñeca. El libro debió ser presentado en la Feria Internacional de Libros de Santo Domingo en 2022, pero la Antigua Orden Dominicana se encargó de que eso no pasara.
Ana Belique: Viven atacándome y amenazándome. Y cuando vieron que yo estaba prevista a participar en la Feria del Libro, comenzaron toda una campaña muy fea contra mí diciendo que yo estaba haitianizando el país porque ellos dicen que yo soy una enemiga de la patria, que soy una traidora, que no merezco ser dominicana y mucho menos presentar un libro en una feria del libro dominicano. Y por ahí comenzaron toda una campaña hasta que las autoridades de la Feria del Libro me sacaron.
Silvia: Ana dice que el director de la Feria del Libro reconoció que los organizadores entraron en pánico debido a las amenazas, y por eso decidieron sacarla de la programación.
Juan: Hacen el paquete del grupo de ultraderecha radical y violento. Eso hace este grupo y tienen cada vez más relación con partidos políticos y cada vez más aceptación de la comunidad dominicana.
Silvia: Miembros de los partidos Fuerza Nacional Progresista, de centroderecha, y Generación de Servidores, un partido religioso, apoyaron protestas convocadas por la Antigua Orden.
Eliezer: Como contamos a lo largo del episodio, el rencor entre los dos pueblos que comparten la isla no es nuevo, se ha construido durante años. Pero Juan describe una situación que parece haber escalado al nivel de una limpieza étnica, una persecución que cuenta con el apoyo, y en el mejor de los casos la indiferencia, de las autoridades dominicanas. Le preguntamos entonces desde cuándo el asedio a los haitianos se había vuelto tan abierto y tan brutal.
Juan: Bueno, ha evolucionado en tanto que han llegado más haitianos porque las condiciones de Haití se han ido al carajo una vez más. Ha evolucionado en tanto que la comunidad internacional ha fallado en su desinterés total por Haití. Y esto también deja en una posición a República Dominicana en donde están diciendo pues es lo que dicen los políticos y los diplomáticos, es el mundo espera que nosotros resolvamos el problema de Haití. Nosotros tenemos nuestros propios problemas y eso incrementa los sentimientos y ayuda, es motor y gasolina, para los discursos de odio.
Juan: ¿Qué creo que va a pasar? Creo que van a seguir llegando haitianos. Creo que los grupos anti haitianos van a seguir creciendo. Creo que la narrativa anti haitiana va a seguir creciendo. Creo que la comunidad internacional va a seguir desentendiéndose. Han desembarcado dos operaciones de policías keniatas.
Silvia: En junio de este año, 400 agentes de la policía de Kenia llegaron a Haití para restablecer el orden.
Juan: Al mundo le ha parecido que lo ideal es que para pacificar y para garantizar la democracia en Haití, pues hay que llevar una fuerza de tarea policial de Kenia, una policía caracterizada por sus grandes violaciones a los derechos humanos, pero que eso es lo ideal, es lo que hay que hacer. Eso no es lo ideal. Eso va a incrementar posiblemente los conflictos al interior de Haití y la gente se va de esos lugares porque incluso en República Dominicana, donde estos encapuchados los sacan de noche y donde la gente marcha gritando que hay que sacarlos y matarlos, y aun en el lugar donde son tratados como animales, aun ahí están mejor que en Haití. Y mientras esto no cambie, van a seguir llegando.